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Оглавление3. Los col·loquis de la insigne ciutat de Tortosa, de Cristòfol Despuig (1557)1
Comentario: Vicente Lledó-Guillem
Don Pedro: Sí, que los valencianos de aquí de Cataluña han salido y los linajes que de aquí no tienen el principio no los tenemos por tan buenos, y la lengua, de Cataluña la tenemos, aunque por la vecindad de Castilla se ha trastornado mucho.
Fabio: Y, amigo, ¿no decís que fue conquistada por el rey don Jaime de Aragón? ¿No intervinieron los aragoneses en la conquista?
Don Pedro: Sí, pero las fuerzas y potencia principal, toda o casi, era de Cataluña y por eso se reservó allí la lengua catalana y no la aragonesa. Con todo, no dejaron de permanecer allí también algunos linajes de Aragón y de otras partes importantes, que hoy aún se encuentran allí.
Fabio: Otra razón de Pedro Antonio Beuter para que haya quedado en Valencia la lengua catalana, que dice que por cierto número de doncellas que allá fueron llevadas desde Lérida para poblar la ciudad, empezó la lengua catalana, porque las criaturas más aprenden de las madres que de los padres.
Don Pedro: Ya sé que esto escribe Pedro Antonio, pero no tiene fuerza la opinión suya porque aquellas doncellas no poblaron sino solo Valencia y la lengua catalana quedó y se extendió por todo el reino como por hoy se habla desde Orihuela hasta Traiguera. Y así no puede cuadrar lo que él dice, sino que es verdaderamente lo que yo digo, que es cosa cierta que en aquel tiempo, no solo el rey, sino todos los escritos del rey hablaban catalán y así pudo quedar la lengua catalana y no la aragonesa.
Livio: Que no hay que dudar esto; y lo mismo fue en la conquista de Mallorca que hizo el mismo rey; y en Menorca y en Ibiza, que después se conquistaron, fue lo mismo; que en todas estas islas quedó la lengua catalana como aún hoy la tienen, y tal como la tomaron al principio porque no han tenido ocasión de alterarla como los valencianos; y en Cerdeña, la cual conquistó el infante don Alfonso que después fue rey de Aragón, tienen también la lengua catalana; bien que allí todos no hablan catalán, que en muchas partes de la isla retienen aún la lengua antigua del reino, pero los caballeros y las personas de primor y, finalmente, todos los que negocian hablan catalán, porque la catalana es allí cortesana.
Don Pedro: No sé yo por qué, a la verdad, no es tan codiciada la lengua catalana, y la aragonesa se tiene por mejor por parecerse más a la castellana.
Livio: En nuestros días sí, mas en tiempo atrás no la tenían sino por muy grosera, como a la verdad lo era, y por eso tenida en menos que la de aquí. Pruébase con que los reyes, aunque tomaban el apellido de Aragón, no por eso hablaban aragonés, sino catalán, y hasta el rey don Martín, último rey de la línea masculina de los condes de Barcelona, hablaba catalán. Y el padre de este rey, que fue don Pedro Tercero, la crónica que compuso de las gestas de su abuelo, su padre y suyas, en lengua catalana la compuso y de su propia mano se encuentra hoy escrita en el Real Archivo de Barcelona, copia de la cual tiene puesta Pedro Miguel Carbonell en la crónica que de Cataluña tiene hecha.
Más aún, os diré una cosa para abonar mi razón que, por cierto, es de ponderar, y es que en Aragón, en toda la frontera del reino con Cataluña y Valencia, no hablan aragonés, sino catalán todos los de la frontera, dos y tres leguas dentro del reino, y dentro de Cataluña y Valencia, en esta frontera no hay memoria de la lengua aragonesa. Esto pasa, en verdad, así como lo digo, y de aquí viene el escándalo que yo tomo al ver que hoy tan absolutamente se abraza la lengua castellana, incluso dentro de Barcelona, por los principales señores y otros caballeros de Cataluña, acordándome de que en otro tiempo no daban lugar a este abuso los magnánimos reyes de Aragón. Y no digo que la castellana no sea gentil lengua y por tal tenida, y también confieso que es necesario saberla las personas principales porque es la española que en toda Europa se conoce, pero condeno y repruebo el hablarla ordinariamente entre nosotros porque de eso se puede seguir que poco a poco se quite de raíz la de la patria, y así parecería ser por los castellanos conquistada.
Don Pedro: No estoy a mal con lo que dice, que por cierto, ya comienza a pasar de la raya este abuso; tanto y más que aquí, allá en Valencia entre nosotros. Yo tendría por bien que se considerase por todos esto.
Fabio: Yo tengo por imposible el remedio […]
…
Los Col·loquis de la insigne ciutat de Tortosa, escrita por el noble tortosino Cristòfol Despuig, fue publicada en el año 1557. La fecha es muy significativa porque, un año antes, el emperador Carlos I de España y V de Alemania (r. 1516/1519-1556) había abdicado la Corona en su hijo Felipe II de Habsburgo (r. 1556-1598), en cuyo reinado el conflicto entre el modelo federalista y el modelo centralista para el Imperio español se intensifica, especialmente con la revuelta de Flandes de 1566, en la que se plantea la cuestión de dirigir el imperio de acuerdo al modelo centralista y nacionalista castellano, como apoyaban las familias Alba y Zapata, o bien adoptar una posición federalista, tal como defendía la familia Mendoza, que estaba representada en la corte por el príncipe de Éboli y Ruy Gómez de Silva. En realidad, el debate sobre cómo organizar el Imperio español se había iniciado en la primera mitad del siglo XVI.
Si bien se considera que España como Estado moderno nace con la unión dinástica entre la corona de Aragón y Castilla en 1479, esta nueva unión política no alcanzó un nivel de centralismo similar al de otras monarquías de la época como Francia o Inglaterra. Carlos V había seguido el modelo federalista de la corona de Aragón y además tuvo que defender el legado de los Reyes Católicos: la unión de Castilla y la corona de Aragón, la limitación del poder de la nobleza y la imposición de la autoridad real en todo el territorio tras la revuelta de las Germanías en la corona de Aragón (1519-1523), principalmente en el reino de Valencia, y la de los comuneros en Castilla (1520-1521). Sin embargo, en medio de esta exaltación del poder de la monarquía asomaba el sentimiento de un centralismo nacionalista castellano junto a una nueva concepción de imperio que distaba mucho de la idea medieval. La ocupación de los territorios americanos en nombre de la corona de Castilla en la primera mitad del siglo XVI exacerbó la identificación del Imperio español con el nacionalismo castellano. Por otro lado, un historiador valenciano, Pere Antoni Beuter, publicó en 1546 su Primera parte de la Coronica general de toda España y especialmente del reyno de Valencia, en la cual afirmaba que España había recuperado la unidad visigoda perdida tras la invasión musulmana y, por consiguiente, la unidad política restablecida debía manifestarse en una unidad lingüística a través de la lengua castellana, aunque esta lengua fuera extranjera en el reino de Valencia. Este apoyo a la tesis neogótica que recalcaba que Castilla era la digna heredera de una España visigoda unida, con la que estaban de acuerdo muchos historiadores castellanos, influyó en la ideología lingüística de la época. Uno de los ejemplos más claros de esta ideología lingüística tendrá lugar en 1606 con la publicación de Del origen y principio de la lengua castellana ò romance que oi se usa en España de Bernardo de Aldrete, donde se afirma que el castellano es la lengua hispana natural y debe convertirse en la lengua común, al menos, de toda la península ibérica. Sin embargo, la situación política y administrativa de los territorios catalanohablantes de la corona de Aragón dentro de la monarquía hispánica no reflejaba este centralismo lingüístico castellano, ya que se usaba el catalán en los ámbitos administrativo y jurídico. En 1559, dos años después de que Despuig publicara su obra, el valenciano Fadrique Furió Ceriol (1527-1592) saca a la luz, en Amberes, El Concejo y Consejeros del Príncipe y otras obras, en la cual se describen los beneficios de un Imperio español con una estructura federal en la que no se manifieste una superioridad castellana. La obra de Furió Ceriol parecía profetizar las quejas italianas y de la corona de Aragón cuando la corte del rey Felipe II dejó de ser peripatética y se estableció en Madrid en 1561, lo cual se consideró como una clara manifestación simbólica de apoyo al centralismo castellano. En este contexto histórico se puede apreciar la importancia glotopolítica del fragmento de Despuig.
Este texto expone tres ideas: primero, la amenaza que la lengua castellana representa en los territorios catalanohablantes, ya que puede poner en peligro la supervivencia de la lengua catalana. Segundo, la conquista lingüística castellana comienza con el contacto con la lengua castellana y la consiguiente transformación o alteración de la lengua catalana que dará lugar a una sustitución del catalán por el castellano. El mejor ejemplo se encuentra en el reino de Valencia, donde este contacto y alteración lingüísticos han comenzado y a los que no se les ha hecho frente. Tercero, el prestigio del castellano no es un atributo natural, sino resultado de unas circunstancias históricas muy concretas. La posición glotopolítica que revela el fragmento se aprecia en lo siguiente: primeramente, las lenguas están en conflicto permanente por imponerse las unas a las otras, con lo que el contacto lingüístico pone de manifiesto esta competitividad de forma especial. Las lenguas representan una identidad y, por lo tanto, si una es sustituida por otra, la identidad de la lengua que desaparece muere con ella. Es en este sentido en el que debemos entender la afirmación de Livio de que si los catalanohablantes comienzan a usar la lengua castellana de manera habitual, la «patria» será «conquistada» por los castellanos. Nos encontramos también ante un cuestionamiento de la dicotomía entre el valor de una lengua en tanto que instrumento de comunicación o en tanto que marcador de identidad.2 El castellano no es presentado simplemente como lengua instrumental capaz de incluir a diferentes identidades y convertirse en una lengua común para todos. Al contrario, la lengua castellana es definida como la lengua de los castellanos y si se extiende más allá de Castilla se impondrá la identidad castellana a territorios con una lengua y una identidad distintas. El participio «conquistada» se debe interpretar como ocupada por una nueva lengua e identidad. Por lo tanto, ninguna lengua sería por naturaleza superior o más instrumental o identitaria que otra. Son circunstancias históricas las que hacen que unas lenguas se impongan sobre las demás.
El problema, según el texto, surge cuando la conquista o imposición de una lengua sobre otra tiene lugar de una forma sutil en la que se naturaliza el proceso.3 Y aquí juega un papel muy importante el personaje valenciano: don Pedro.4 En la versión catalana del texto, el personaje tiene un nombre castellano en vez de la forma catalana correspondiente, En Pere, a pesar de que el caballero valenciano se expresa en catalán. Será Livio, el caballero catalán, quien le explique que el castellano no es una lengua más cortesana o instrumental que el catalán por naturaleza, sino como consecuencia de unas circunstancias históricas concretas. Livio le hace ver que el catalán, aunque no sea la lengua internacional de la península ibérica en la Edad Moderna, sí lo fue en la Edad Media como se observa en el hecho de que el catalán es lengua cortesana en Cerdeña. Para ello, Livio proyecta la forma de diferenciación entre castellano y catalán en la Edad Moderna española sobre la corona de Aragón en la Edad Media y la aplica al par catalán frente a aragonés. De esta forma, al identificar al castellano con el aragonés es más fácil mostrar la superioridad del catalán durante la época medieval. Por otro lado, don Pedro afirma que la lengua pura original catalana que fue llevada al reino de Valencia desde Cataluña y que mantiene su pureza en las Islas Baleares, se ha corrompido y alterado en el reino de Valencia por el contacto con el castellano. Aquí don Pedro y Livio ocultan que la variedad hablada en el reino de Valencia era y es muy cercana a la de Tortosa y siempre había mostrado unos rasgos diferenciales respecto al catalán de Barcelona, cuya variedad sirvió de base al catalán administrativo de la Cancelleria reial de la corona de Aragón y que había perdido gran parte de su influencia normativizadora a finales del siglo XV.5 La diferenciación de la variedad valenciana también se debía a un proceso interno de la lengua catalana que estaba afectando a todo el dominio lingüístico.
1DESPUIG, Cristòfol (2012 [1557]): Los col·loquis de la insigne ciutat de Tortosa. Editado y traducido por Juan Antonio González. eHumanista/IVITRA, 1, 363-364. https://www.ehumanista.ucsb.edu/sites/secure.lsit.ucsb.edu.span.d7_eh/files/sitefiles/ivitra/volume1/14%20ehumanista.ivitra.Despuig.JAGonzalez.Col.loquis.pdf.
2Cfr. Woolard 2007: 131-136.
3Cfr. Lledó-Guillem 2019: 141-172.
4Cfr. Querol & Solervicens 2011: 5-26.
5Cfr. Lledó-Guillem 2008: 141-152.