Читать книгу El desafío de superar la incoherencia para una convivencia sostenible - Gustavo Caputo - Страница 3
ОглавлениеAcerca de este trabajo
1. El tema
Mi interés por la incoherencia surgió –como detallo más abajo y describo en el capítulo introductorio– a partir de la creciente perplejidad que comenzó a provocar en mi conciencia la constante percepción de disonancias entre palabras y actos. Discordancias cuyo intento de registro comenzó a mostrarme más y más conductas y actitudes afines. Primero, entre quienes veía medir a otros, pero eximirse a sí mismos de medirse con la misma vara. Después, entre quienes veía desvincular sus actos de cualquier efecto, culpa o responsabilidad para descargarlas en otros.
Verme a la vez a mi mismo en alguna situación tomando una actitud similar, y notar por otra parte, que ocultan un intento solapado de imponerse, aceleró mi toma de consciencia respecto del riesgo de verla generalizada como forma de trato. Sobre todo cuando veía ostentarla a hombres públicos con un poder de imposición amplio y difícil de delimitar. Lo que terminó de convencerme de la relevancia de intentar esclarecer sus implicancias.
2. Abordaje
“Para resolver una cuestión hay que
comprender el problema que plantea”.
Advertir que la incoherencia podía constituir un conjunto identificable y compartido de actitudes y comportamientos y, como tal, un fenómeno social e idiosincrático; e intuir que su origen podía vincularse con una incapacidad crítica, también generalizada, me ofrecía la posibilidad de poder explicar el origen de la violencia y fragmentación que sufrimos como sociedad. La raíz del cambalache por el cual mezclamos biblias con calefones y el reino del revés por el cual repetimos sin nunca resolver nuestros problemas: una falta de criterio que se ve confirmada por los pobres resultados de nuestros alumnos en las pruebas lógico-matemáticas y comprensivas PISA, pero también en muchos de nuestros profesionales y dirigentes. Una incapacidad de distinguir lo estrictamente técnico de lo específicamente humano que pone en riesgo nuestra posibilidad de integrarnos como sociedad (en este sentido, la grieta no es una casualidad…).
El intento por comprender la incoherencia y por qué caemos en ella, me ofrecía la posibilidad de ayudar a entendernos como personas y como sociedad. Mostrarnos el camino para dejar de tambalearnos entre lo que creemos ser, pensar o poder para pasar a sustentarnos en lo que en verdad hacemos, somos y podemos.
Poder aportar para una comprensión de nosotros mismos, que ensanche nuestra posibilidad de superarnos como sociedad, al sumarse a un tema y un abordaje interesantes y concretos, terminó de convencerme de la validez de intentarlo.
3. Enfoque
A partir del contraste entre nuestras incoherentes conductas cotidianas y las confusiones de las que surgen, este trabajo encara una reflexión que apela a nociones de la filosofía de la acción y de las ciencias de la conducta.
Buscando esclarecer las relaciones específicas existentes entre: la dinámica social violenta y desintegradora que padecemos, y nuestras formas habituales de pensar, sentir y razonar. Formas, estas últimas, que no interesan por su contenido (lo que se cree, piensa o siente) sino en relación con la perspectiva y los criterios que suponen adoptar para decidir y actuar. En definitiva, que interesan en cuanto operan como supuestos de la capacidad crítica que rige nuestro diario razonar, decidir y actuar.
La hipótesis que sustenta esta indagación es que la perspectiva crítica que rige nuestras decisiones pierde su eje si no está abierta a captar e integrar toda la riqueza de significados involucrada en las situaciones que enmarcan nuestras decisiones. Dando origen, como producto de esa falta de visión, a actitudes y conductas disgregantes hacia uno mismo y hacia los demás, que al generalizarse –como entiendo que sería el caso de nuestra sociedad– retroalimentan una dinámica social que tiende a tergiversar y pervertir todas las formas y parámetros compartidos de trato mutuo.
Visibilizar entonces los lazos que ligan las actitudes y conductas incoherentes; por un lado, con sus efectos e impactos nocivos, y por otro, con la incapacidad de discernir de la que parten, posibilitaría comprender y mensurar el problema que subyace detrás del hecho de que cada uno pueda alcanzar una perspectiva genuina y crítica. Desenmascarar las falsas coherencias a las que conduce la carencia de esa perspectiva permitiría, por otra parte, contrastarlas respecto de una coherencia verdadera. Y redescubrir la riqueza que involucra su búsqueda: habilitarnos para comprendernos y superarnos como personas y como sociedad; ingresar en la dinámica del desarrollo humano. Capacidades que necesitamos recuperar, pero que para ello exigen primero comprender, reconocer y vivir las condiciones que las viabilizan. Explicitar y recorrer estas instancias constituye el objetivo de este libro.
4. Advertencias
No interesa a este trabajo el acto intencionalmente incoherente o dañino, sino el que es producto de inadvertencia. Entendiendo que el significado y las consecuencias de nuestras acciones son independientes de la intención o falta de ella con que las hayamos realizado.
Tampoco interesa aquí echar culpas a nadie. Menos aún a un grupo o clase determinada de personas, ejercicio que considero arbitrario y promotor de enfrentamientos vanos. Sí plantearse las implicancias de la libertad, la responsabilidad personal y social que conlleva asumirla y el cultivo de la propia consciencia que exige. Consciencia cuya dimensión individual (estar dada a sí mismo) incluye el captar y entender el significado e impacto de lo que se hace; es decir, la dimensión interpersonal y social que conlleva el actuar.
Tampoco buscan estas líneas exponer lo que se supone saber, sino mantenerse enfocado en lo que se busca comprender, de modo de ir enhebrando ideas que conduzcan a ello.
Este trabajo quisiera ofrecerse, por último, como una reflexión que parte de un ciudadano de a pie que, preocupado por su país, pone su pequeño saber y su búsqueda de respuestas al servicio de que tratemos de encontrar algunas que puedan ser compartidas respecto de lo que nos viene sucediendo, ya desde hace tiempo. Pretende encontrar y ofrecer caminos que nos posibiliten volver a visualizar, como sociedad, un destino común por el que podamos sentir que vale la pena vivir aquí y juntos. Recuperar un sentido de futuro y de destino, que nos libere de palabrerías y acciones inconducentes. Que nos decida a trabajar para el logro de una vida y una sociedad abierta al despliegue, el crecimiento y el desarrollo de todos y cada uno. Y superar, en dicho empeño, nuestra tendencia a instalarnos en lo que creemos querer, poder o hacer para sustentarnos en lo qué en efecto somos, hacemos y podemos.