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Prólogo Angélica Marchesini

Cuando se embarque en la lectura de los textos contenidos en este volumen, compilado por Edit Tendlarz, el lector tendrá la oportunidad de adquirir una vasta aproximación a la temática del transexualismo. También, al mismo tiempo, explorar en cada uno de estos artículos la orientación de Lacan acerca de cómo podría entenderse la clínica de la transexualidad y ahondar en ella. Todos los textos tienen un denominador común: nos muestran a los transexuales como sujetos que pueden enseñarnos sobre las posiciones sexuadas, en las que la naturaleza no nos sirve de norma.

Dentro del universo contenido en este libro, hay artículos que estudian el tema desde diferentes aristas y, por ello mismo, resultan referencias contemporáneas muy valiosas para el abordaje de la materia. Algunos trabajos centran su enfoque desde la sociedad contemporánea, el capitalismo y la transfiguración de los cuerpos. Otros, ponen la mirada en una perspectiva más clínica: cómo se da la relación del transexual con su propio cuerpo. Y, dentro de esa perspectiva, encontrarán casuística de transexuales o sujetos que, por distintas contingencias, fueron sometidos a reorientaciones en la elección del sexo.

Este libro también nos permite abordar la temática desde el tema diagnóstico: “no hay ninguna relación entre la transexualidad y una de las estructuras clínicas” sino, más bien, el hecho de que cada transexual puede ser neurótico o psicótico. De esta manera, el psicoanálisis hace su aporte para despatologizar la transexualidad.

Las posiciones abordadas por los autores –que parten de la última enseñanza de Lacan– apuntan a la no patologización de este fenómeno trans. Varios coinciden en relativizar, en buena medida, el uso del diagnóstico.

Freud fue pionero en poner en escena la distinción entre el sexo anatómico y el sexo psíquico, y fue un inspirador clave de lo que, más tarde, serían los estudios de género. Los interrogantes emplazados sobre el género, lo queer, el movimiento LGTB, el feminismo y otros temas afines son abordados no sólo por los colegas de la Escuela de la Orientación Lacaniana, sino también por profesionales de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.

Las referencias de estos trabajos aluden a textos tanto actuales como clásicos sobre el tema, como los aportes de los estudios de transexualismo desarrollados por R. Stoller y Harry Benjamín, o la contribución fundamental de J. Butler quien, en su libro El género en disputa (1990), diferencia entre el sexo y el género, proponiendo subvertir el orden de la diferencia sexual.

Uno de los artículos que dan cuerpo a este libro subraya que lo que hoy llamamos “género” se define en el campo de las identificaciones, no en el de la identidad. “Podemos decir que lo femenino es transgénero, que es lo transgénero por excelencia, aquello que no se deja ni se dejará atrapar nunca por la lógica de las identificaciones de los llamados géneros”. “El transgenerismo es solidario de la ilusión de autonomía del sujeto actual, de liberación de cualquier sujeción o límite, del rechazo de toda división”.

Otro de los abordajes escogidos es retomar para su crítica, el binarismo hombre-mujer en los impasses de la teoría freudiana. Así, lo “queer” resulta aquello que no puede definirse por un binarismo, que escapa a esa lógica binaria de la diferencia mínima entre dos significantes. Lo “queer”, en el campo de la sexualidad, se instala como una anti-categoría: es la categoría de los que no tienen categoría, desarrollada por la perspectiva deconstructivista de Judith Butler, una de las principales referentes teóricas del movimiento queer.

Frente a la propuesta de “identidad de género”, surgida a partir de los estudios de género, la perspectiva del psicoanálisis se plantea la clínica de la sexuación, y no la de género. Todos los autores coinciden en la crítica a un supuesto destino anatómico, a la insuficiencia de la noción de género, al papel de las identificaciones. También acuerdan al definir la sexuación a partir de la elección del sujeto asociada a su modo de goce.

François Ansermet es, probablemente, el psicoanalista que se ha constituido en un punto de referencia para quienes investigamos la cuestión transexual. Entrevistado por Edit Tendlarz, la compiladora de este libro, Ansermet sostiene que los psicoanalistas debemos permanecer en esta clínica y seguir la solución de cada sujeto. “Más que entrar en las consideraciones sobre el género, abocarse más bien a las soluciones de cada uno. Cada uno tiene su bricolaje, su solución. Un mundo nuevo se inventa”, sostiene Ansermet.

Y es a partir de esos goces múltiples donde las identidades se multiplican. La creencia puede tomar la forma de una certeza: por ese motivo, Ansermet nos invita a establecer una clínica diferencial de la certeza trans: “Una certeza extraña que, a veces, hace función de sinthome, de solución para el sujeto, de una solución fuera de la norma”. Todas soluciones en las que el psicoanálisis hace su aporte.

La pregunta central debería conducirnos a observar en qué arreglos con el goce procede un ser hablante para nombrarse sexuado más allá, a veces, de la armadura fálica. Desde ese enfoque, el binarismo psicoanalítico, basado en la diferencia sexual, no se sostiene. En las recientes 49èmes Jornadas de la Ecole de la Cause freudienne en París, Eric Laurent sostuvo que “existe, más bien, un unarismo del goce”. Con ello, la lógica misma de dos tipos de goce diferentes, o la diferencia binaria entre fálico/castrado, defendida por Freud, ya no resulta válida en la perspectiva de la última enseñanza de J. Lacan.

La asunción del ser sexuado es un acto: no tiene un sujeto de enunciación que pueda decir Yo. El acto que supone la elección sexual implicaría salir de la incertidumbre, de la no decisión sobre el destino sexual. Es, en definitiva, una elección de goce.

Los procedimientos hormono-quirúrgicos no solucionan el problema de fondo del sujeto. Por ello, vale la prudencia a la hora de avalar la modificación definitiva e irreversible del cuerpo. La decisión trans y la intervención quirúrgica pueden resultar un posible apaciguador de goce, aunque no siempre es así. ¿Cómo puede el transexual tener un cuerpo y una consistencia imaginaria del cuerpo, a veces sin Otro? ¿Cómo puede hacer valer su imagen en el campo del Otro? ¿Cómo conseguir corregir el problema en la constitución de lo que se llama un fuera de cuerpo? La tentativa pretende recuperar un cuerpo otro, de dar a su cuerpo la apariencia del sexo reivindicado, eso que conocemos como “reasignación de sexo”. Aun cuando el transexual ha expresado su certeza de pertenecer a otro sexo, los psicoanalistas debemos plantearnos ser cautos en las intervenciones, ya que un cambio de sexo no siempre resuelve el problema.

En ese camino que acompañamos los analistas, no hay otra cosa que diversos cambios de discursos y reconfiguraciones de goces, que siempre tendrán como eje central al analizante.

Desde esa mirada, fue un gran placer haber accedido a cada uno de los trabajos que forman parte de este libro, cuya lectura constituye un aporte fundamental para reflexionar, comprender, debatir y continuar desarrollando nuevas perspectivas para el abordaje de la siempre compleja temática transexual.

Género, cuerpo y psicoanálisis

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