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EL PRIMER CLICK

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De ídola y referente, a la rival que me dio la llave para poder crear el boxeo femenino en la Argentina.

Tanto mirar boxeo y seguir a Christy Martin, que yo me entero por los medios que iba a venir a Buenos Aires a promocionarse. Un tal Claudio González –que luego iba a tener mucho que ver en mi comienzo- era el que la traía al canal América, y la promocionaba por todos los programas que podía.

Ramón entonces se pone en contacto con el DT Oscar Trotta, que era uno de los contactos que le habían quedado aquí de sus anteriores viajes, y Trotta le dice que venga, que él le hará de puente para hacernos conocer a Christy.

Recuerdo que había una pelea en el club All Boys un sábado, y ella iba a ir allá para sacarse fotos, como sucede habitualmente con las figuras de ocasión de un determinado deporte. Si es fútbol, van a la cancha, si es boxeo, van a un estadio de box, aunque a veces también van a la cancha.

Yo lo único que quería era sacarme una foto con la Martin, y así lo hice. No recuerdo quién peleaba ese día, pero nos fuimos al estadio y Trotta nos hizo bajar. Junto conmigo se sacó un montón de gente, por eso no creo que me haya recordado, aunque le dijimos con Ramón a través del mismo Claudio González que la queríamos pelear. Cuando él se lo tradujo ella se reía… Lo habrá tomado como si tal cosa.


Momento histórico: Marcela conoce a Christy Martin, y la cámara de Ramón Cairo, sin saber nada, registra el momento. Ignoraba la importancia que esa foto tendría en la historia del boxeo femenino argentino.

En esa semana en que nos quedamos en lo de una hermana de Ramón, nos llama Karin Cohen, la periodista, que iba a hacer un programa con todas mujeres boxeadoras, o que supuestamente boxeaban. Yo llevé mi cinturón de full contact, pero la verdad es que de las que había después no recuerdo haber vuelto a ver a ninguna, como que no terminaron siendo conocidas.

A la salida de allí nos llama Mauro Viale para el programa suyo. Le dijimos que no. Yo estaba muy cansada, ese día había ido a entrenar, así que estaba fundida. Quedamos para el día siguiente, que se suspendió porque Maradona no sé qué hizo y se le dio cabida a eso.

Entonces pasó todo para el otro día, como si fuera el miércoles. Ahí sí se armó un ringcito, y me hicieron hasta llevar ropa. No recuerdo si la idea era pelear contra ella, pero para mí que ellos ya querían que yo esté vestida de boxeadora. Yo no tenía problemas, al contrario. Llevé mi ropa de full contact.

Ya lo tenían todo armado en la cabeza, porque como quien no quiere la cosa de repente me dicen si me animaba a hacer una exhibición. Era lo que estaba esperando, pero no pensé que la cosa se iba a dar tan así, tan como caída del cielo, tan francamente.

Pero claro, yo subí a hacer una exhibición, porque me dijeron eso. Para mí exhibición es pegar despacito. Pero la otra vino “¡puuumm!”, directamente a arrancarme la cabeza, entonces dije no, pará la mano. ¿Es en serio? Entonces me le planté y ahí empecé a tirar.

Nos cruzamos las dos un par de manos, le paré algunas, y otra se la metí. Entonces al ver que nos dábamos en serio, se metieron en el ring, no me acuerdo quién, si el mismo Claudio González o quién, y escucho que Mauro Viale dice: “No, pará… te va a matar… La otra es superior…”

Sí, más vale que era superior, pero en boxeo el superior respeta al inferior, no se lo quiere comer, menos cuando es una exhibición. Y no por eso me iba a dejar llevar por delante. No medí consecuencias, sólo actué como mi temperamento y sangre me hicieron actuar, en defensa propia.

Intromisión: fue la primera vez que se la vio a la Tigresa en un ring guanteando, o más aún, a una mujer argentina hacerlo en serio, por más que fuera bajo la carátula de “exhibición”. Habrá durado 30 segundos, un poco más, pero no llegó al minuto. Todos nos dimos cuenta que fue una mini pelea en serio, que Christy Martin se calentó, y que Marcela respondió a cara de perro. Hubo tensión. Quedó esa energía flotando y la sed de revancha mutua, además del orgullo herido de la norteamericana, que pensó que sería algo para lucirse, pegar dos bifes y salir aplaudida. No es casual que meses después se haya dado la pelea. Los dos uppercuts que arrojó Marcela, su porte, su personalidad, su estirpe, pese a ser mucho más chica y una novata, me dejaron pasmado. Corrió por mi piel la sensación de que por primera vez lo del boxeo femenino era en serio, y de que teníamos a una boxeadora en serio que podía pelear y vencer a cualquiera. Me lo callé, pero me hice cómplice de la situación, sentí empatía, y me propuse ayudar en lo que de mí dependiera periodísticamente a que ese sueño se hiciera realidad.

Gustavo Nigrelli

Estaba Horacio Accavallo y recuerdo que de inmediato fueron a la pausa. Cuando volvieron, Accavallo entró en escena, pero no sé bien lo que dijo porque yo me fui.

Llegamos a la casa de mi cuñada, y a las 9 de la noche me llama Claudio González. Cómo consiguió nuestro teléfono, digo, el de la hermana de Ramón, es una incógnita. Calculo que por la producción de Mauro. Ahora, cómo consiguió la producción de Mauro el teléfono, jamás lo sabré.

Atiende Ramón y le dice que quería tener una charla con él para ver si me animaba a hacer una pelea con Christy Martin.

- ¿En serio?, le responde Ramón.

-Sí, en serio, dice Claudio.

-Espérate, responde Ramón y me pregunta a mí.

Pensé que me estaba jodiendo, hasta que me apura: “¡dale, me está preguntando!”

“Decile que siiii………”, le contesté, como si me hubiese sacado la lotería.

Ahí nomás arreglamos, sin pensar consecuencias, sin pensar en los más de 10 kilos que me llevaba de ventaja, ni en la plata que me iban a pagar o dejar de pagar. Nada. Pasó el tren y yo me quería agarrar fuerte y no soltarlo más. Sentí que alguien me tocó con su varita mágica y que era mi momento, algo del destino. Lo sentí en mi ser, en mi alma.

A partir de allí todo es más conocido, salvo las cosas que por dentro iban sucediendo, o sucedieron sin que nadie se enterara y que ahora voy a contar.


Así, con esta humilde foto, Diario Popular de Buenos Aires trató la noticia de que la Tigresa Acuña enfrentaría a Christy Martin. Fue la primera foto de la primera nota que se le hizo en ese diario. Nadie le tenía fe, o casi nadie. Comprensible.

Tigresa Acuña. Alma de Amazona

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