Читать книгу Mi proyecto escolar Matemáticas Lúdicas - Horacio García Mata - Страница 11
FUNDAMENTO PEDAGÓGICO
ОглавлениеActualmente los primeros años escolares representan un periodo de gran importancia para la formación integral de la personalidad de los niños, las posibilidades de desarrollo de esta etapa son extraordinarias ya sea por la acción de las influencias externas, por la enorme plasticidad del sistema nervioso o por el dinamismo de la actividad escolar, condiciones que deben ser aprovechadas oportunamente en la escuela, pues constituyen la base para la conformación de su personalidad en la vida futura. Brousseau (1993) establece que:
(…) esta etapa es propicia para estimular las diferentes dimensiones que componen su desarrollo: socioafectiva, corporal, cognitiva, comunicativa, ética y espiritual (p. 11) Por lo tanto “el desarrollo de las nociones matemáticas es parte del complejo proceso de formación de la personalidad; los niños deben enriquecer sus experiencias, en la medida en que aprenden a establecer relaciones cuantitativas entre los objetos” (Chamorro, 2003, p. 33)
Cuando el niño presenta interés y motivación en diversas actividades escolares se apropia de los conocimientos y desarrolla sus capacidades elementales correspondientes, mejoran sus sentidos, se forman capacidades intelectuales generales, percibe que lo aprendido lo ayuda a estructurar su medio de acuerdo con su voluntad y con sus necesidades individuales.
En relación con lo anterior, Vásquez (2010) considera que:
(...) en el acto de enseñar a un alumno “el maestro demuestra su saber, su saber hacer y su ser, como un profesional que pretende la enseñanza eficaz y el aprendizaje significativo garantizado por el desarrollo de competencias generadoras de nuevos aprendizajes, de nuevos procesos metacognitivos y de autorregulación, de aprendizajes autónomos, todo como posibilidades para interactuar y actuar en la sociedad” (p. 22). Por lo tanto mediante la solución de desafíos interesantes vinculados a cada una de las actividades cotidianas de los alumnos, es como pueden iniciar en la alfabetización matemática como lo puede ser la clasificación, diferenciación, medición, comparación y la utilización de los números naturales que le desarrollan sus actitudes, la disposición para el aprendizaje, la curiosidad y la alegría para aprender un contenido.
Con la asimilación de los números y a través de las mediciones, el niño adquiere también procedimientos para el autocontrol y el control personal, que puede aplicar en su vida en formas diversas. El trabajo en equipo, donde tienen participación en una misma tarea (por ejemplo, en la acción de medir los caminos para determinar el más corto), estimula las acciones colectivas y la atención a la actividad, a diferencia de si trabajara individualmente. Mediante el desarrollo de las nociones matemáticas, puede hacerse una significativa contribución para habituar a los educandos al cumplimiento exacto de las tareas, lo que constituye un requisito esencial para el aprendizaje exitoso en la escuela. En el proceso del contacto con las nociones matemáticas, los niños se apropian de determinados conocimientos de métodos y procedimientos elementales, ellos aprenden conceptos de tipo cuantitativo y su aplicación en las diversas situaciones de su contexto.
Chamorro (2003) sugiere que “las nociones matemáticas básicas se desarrollan fundamentalmente a través de acciones prácticas estructuradas de formas diversas con cantidades de objetos concretos, pero que a menudo también se diferencian entre sí por el color, la forma, el tamaño, la estructura” (p. 39). Por lo tanto, podemos considerar que las actividades motrices favorecen también la formación de los sentidos, cuando palpan y mueven los objetos, obtienen impresiones sobre la naturaleza externa, el tamaño y el peso de esos objetos y aprenden a distinguir longitudes de poca extensión, etc.
Nunes y Bryant (2005) mencionan que “una capacidad tan importante como el pensamiento representativo se desarrolla en el contacto con los fenómenos matemáticos ya que mediante una actividad práctica intensiva en la solución de tareas, los niños adquieren paulatinamente experiencias y capacidades de representación matemática que les permiten entender su realidad social” (p. 31). La comprensión de aspectos matemáticos sencillos exige capacidades intelectuales y operaciones del pensamiento, que tienen que ser desarrolladas de forma elemental, cuyas cualidades procesales continúan perfeccionándose mediante las acciones prácticas e intelectuales en el contacto con las relaciones cuantitativas. Estas son, sobre todo, habilidades intelectuales como: diferenciar, comparar, abstraer, clasificar, generalizar y argumentar; las cuales constituyen acciones mentales fundamentales en el niño para la apropiación de los números naturales durante las primeras edades. “La enseñanza de las matemáticas estimula el desarrollo de la memoria, ya que a través de cada contenido matemático llevado en las escuelas contribuye a ese proceso psicológico, ayudándolo a su desarrollo dentro de la actividad mental” (Nunes y Bryant, 2005, p. 49). En la escuela los niños incorporan a su vocabulario términos y expresiones que amplían sus posibilidades para razonar y expresar de forma coherente no solo el resultado de la tarea matemática, sino los pasos que siguieron para solucionarla, dependiendo del desarrollo alcanzado por cada uno de ellos. Por ello resulta imprescindible que los docentes utilicen una diversidad de estrategias didácticas innovadoras que les permitan crear escenarios de aprendizaje positivos que puedan hacer que el alumno se emocione, se sienta feliz y sus niveles de atención mejoren ante la tarea encomendada.
Chamorro (2003) alude que “tradicionalmente, todos los currículos escolares han coincidido en el problema de la enseñanza de las matemáticas en los diferentes niveles” (p. 33). Un primer elemento que se debe hipotetizar es si realmente se cumple con el proceso enseñanza y aprendizaje de los conocimientos matemáticos durante la primera infancia en la escuela, ya que las nociones matemáticas llevadas en el nivel preescolar y primaria preparan al alumno para el conocimiento más complejo de las relaciones cualitativas de los objetos y lo inician en la asimilación de las relaciones cuantitativas que están dadas en el medio natural y social en años posteriores. La infancia es un periodo de desarrollo sensorial intenso y de perfeccionamiento de la orientación en cuanto a las propiedades y a las relaciones externas de los fenómenos y objetos en el espacio y en el tiempo, como lo establece Brousseau (1993) al destacar que:
(…) en la infancia constituye un éxito, el poder percibir las diferentes características de los objetos y su relación con las matemáticas, esta percepción es fragmentaria y superficial con representación global de los objetos, si al alumno no se le crean ambientes de aprendizaje en donde exista la motivación por aprender (p. 6)
Por lo anterior, el proyecto escolar “Matemáticas Lúdicas” es una propuesta innovadora que puede contribuir al desarrollo de nociones elementales de matemáticas relacionadas con la aritmética básica, específicamente la suma, la resta y la multiplicación, tomando como estrategia didáctica el método lúdico.