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Presentación

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Cuando escribí la letra de mi primera canción llanera me dije: bueno, este es el primer paso para comenzar a desarrollar algo que desde muy dentro brilla como una llama que arde cada vez más y crecerá en la medida que la alimente. Comencé a recopilar, en la mente, las imágenes que pasaban ante mis ojos cada vez que iba recorriendo al Llano.

Me formé de esa manera un gran retrato de donde extraería imágenes, con su dolor a veces, pero también con su belleza y alegría para dar así forma al verso, expresión genuina del alma.

Nací en Arauca, crecí en Casanare, profundicé sobre los misterios del Llano en el Vichada y senté mis reales en el Meta, más exactamente en Villavicencio desde donde sueño, repaso el enorme paisaje llanero e imagino como el Creador concibió esta tierra de cantores y poetas.

Después de andar y conocer esta hermosa planicie me he atrevido a pensar que soy más llanero que araucano.

Aquí, en Villavicencio se me abrieron las puertas y me di paso para poder mostrar las muchas cosas guardadas en el alma de éste juglar, que antes que poeta describe, de manera sencilla la grandeza de esta tierra donde el sentir se manifiesta en el vuelo de una garza, en el río que le corta la piel grisácea a la tierra y baja largo y quejumbroso por entre guamales y palmares sedientos de sol y de viento; a la noche con su silencio y su cargamento de misterios, a la mañana iluminada por un sol viajero que en una explosión de luz ilumina la llanura y da paso a un nuevo día sembrando la vida en cada hoja, en cada flor o en cada hombre que se acostumbró a mirarlo de frente al amanecer y despedirlo de espaldas al morir la tarde.

Gracias al Todopoderoso por su infinita bondad, porque es que DIOS en su grandeza ama la poesía y es llanero como el pariente Casimiro Topocho.

Casimiro es Sicuani.

Hugo Mantilla Trejos

El Último Tinigua

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