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ОглавлениеCONTEXTO DEL MUNICIPIO DE TRUJILLO
Fundado en 1922, el municipio de Trujillo se ubica en el centro-occidente del departamento del Valle del Cauca, sobre una zona montañosa que compone la vertiente oriental de la cordillera Occidental, además de ocupar una parte del valle geográfico del río Cauca. Limita así con los municipios de Bolívar en el norte, Riofrío en el sur, Bugalagrande y Andalucía al margen del río Cauca en su flanco occidental y con el departamento del Chocó al occidente (figura 1). Se extiende por 232 km2, componiendo el 1 % del área departamental1.
Según el Plan de Desarrollo Municipal (PDM) para el período 2016-2019, “la división político administrativa de Trujillo ha tenido modificación, por lo que requiere ser actualizada en el nuevo Esquema de Ordenamiento Territorial [EOT]” (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016, p. 17). A pesar de ello, las veredas no están delimitadas con claridad desde la adopción del EOT del año 2001 (CNNR, 2008).
Mientras el EOT de 2001 identificaba un total de nueve corregimientos, el PDM actual establece que el territorio municipal está compuesto por siete corregimientos, 34 veredas y dos resguardos en su zona rural, y dieciocho barrios en la zona urbana. Sin embargo, dos de los corregimientos (Cerro Azul y Dos Quebradas), con sus respectivas veredas, están en una situación de ambigüedad con respecto a qué municipio pertenecen, debatiéndose su pertenencia entre Trujillo y Bolívar (tabla 1).
De acuerdo con la información cartográfica disponible y actualizada para 20162, el municipio de Trujillo comprende trece corregimientos (figura 1), en donde aparecen nueve de los reconocidos en el EOT (2001) y cuatro corregimientos adicionales: Cucurrupí, La Prima-vera, Naranjal y Santa Rita. Estas inconsistencias podrían explicarse por dos razones, fundamentalmente:
Figura 1. Ubicación geográfica del municipio de Trujillo
Fuente: equipo de investigación y sistematización de la Pontificia Universidad Javeriana.
Tabla 1. Barrios, corregimientos y veredas del municipio de Trujillo
CORREGIMIENTOS | VEREDAS/BARRIOS |
Andianápolis Cristales Robledo Huasanó Venecia | Alto Cáceres, Bajo Cáceres, Cedrales, La Cristalina, Culebras, El Oso, El Remolino, Heldas, Los Ranchos, Melania, Palermo, Puente Rojo, Alto Mira, Arauca, Cascajal, Chuscales, El Chocho (La Bohemia), El Muñeco, La Sonora, El Tabor, Hato Viejo, La Débora, La Diamantina, La Luisa, La Siria, La Sonadora, Las Colonias, Maracaibo, Las Melenas, Monteloro, Playa Alta, La Marina, Alto Cristales y Bajo Cristales |
Cerro azul* | Buenavista*, La Soledad*, San Isidro* |
Dos Quebradas* | Cristales*, La Betulia*, Los Lirios*, Moravito*, Riochiquito* |
Zona urbana/cabecera | Pueblo Nuevo, La María, El Jardín, San Jorge, El Centro, La Cuchilla, El Planchón, La Plazuela, La Ermita, El Pedrero, Urbanización La Paz, Urbanización José Noel Giraldo, Urbanización La Gruta, Urbanización La Inmaculada, Urbanización Club de Leones, La Cumbre, El Porvenir y El Mirador |
*Correspondencia en disputa con Bolívar |
Fuente: elaboración propia, con base en el PDM 2016-2019.
* La actualización enunciada en el PDM 2016-2019 puede estar acordada a nivel municipal, pero ello no implica que haya sido adoptada aún en otros niveles (departamental, nacional). Por lo cual, no existe una actualización cartográfica confiable, teniendo en cuenta que ni siquiera existe una clara delimitación de las veredas desde el EOT del 2001. Por tanto, se mantienen en el PDM 2016-2019 aquellos corregimientos reconocidos en el EOT (2001): Andinápolis, Cerro Azul, Dos Quebradas, El Tabor, Huasanó, La Marina, La Sonora, Robledo y Venecia.
* Las causas por las cuales no se identifican los cuatro corregimientos “faltantes” pueden estar asociadas a inconsistencias jurisdiccionales con el municipio de Bolívar, pues en este se presentan como corregimientos adscritos Cucurrupí, Santa Rita, Naranjal y Primavera, precisamente.
* Si se compara la figura 2 con la información contenida en el EOT de 2001, este último delimitaba el flanco norte de Trujillo desde el límite norte del corregimiento La Sonora y seccionaba a Dos Quebradas y Cerro Azul, dejando una parte para Bolívar y otra para Trujillo.
* Teniendo en cuenta el nivel de actualización de los datos (2016 vs. 2001), resulta que las disparidades o inconsistencias limítrofes se resuelven beneficiando a Trujillo, lo que quizá se relaciona con el hecho de que Trujillo ya atendía a la población de esas veredas y a que existía una mayor conectividad vial con el casco municipal de Trujillo en cuanto a vías de acceso (Cencoa, 2000). En ese sentido, se le otorgarían corregimientos que el municipio de Bolívar designaba bajo su nombre.
Ahora bien, es necesario precisar que la cartografía del 2016 no es un pronunciamiento oficial, pues según lo consignado en el PDM 2016-2019, aún se presentan disparidades limítrofes sin ningún tipo de resolución entre los municipios en cuestión. De hecho, el municipio de Trujillo propone resolverlo mediante un esquema asociativo entre ambos municipios implicados para atender a la población3, entre las posibilidades que ofrece la Ley 1454 de 2011 (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016).
Los resguardos: Kipara y Drua Do
En el territorio de Trujillo existen dos resguardos indígenas de la comunidad embera chamí:
Declarado legalmente en 19994, el resguardo Drua Do (Portales del Río) alberga a 46 familias, compuestas por un total de 211 personas, en un área de 40 ha que fueron otorgadas por el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (Incora) en 1998, y se encuentra ubicado en la vereda Alto Cáceres (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016; CNNR, 2008).
Por su parte, el resguardo Kipara, creado en el año 2011 y reconocido oficialmente bajo el nombre de Bajo Cáceres5, se ubica en la vereda Palermo, lo habitan 166 personas, que componen 36 familias, en un área de 117,5 ha (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016).
Así mismo, el PDM 2016-2019 reconoce otros dos asentamientos indígenas: Dachiní, en donde se ubican 85 personas de diecisiete familias, y Dai Eadebena, en el cual habitan quince familias, que suman un total de 79 personas (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016).
COMPONENTE DEMOGRÁFICO
De acuerdo con las proyecciones realizadas por el DANE para el año 2015, el municipio cuenta con 18 103 habitantes, equivalente al 0,39 % de la población total departamental. El 45 % se concentra en la cabecera, mientras que el 55 % se encuentra en el área rural, siendo Trujillo un municipio con mayoría de población rural.
Sin embargo, según se observa en la tabla 2, la tendencia indica una disminución de la población rural y un incremento en la población urbana, lo que a futuro podría significar que la distribución urbano/rural se invierta. Esta redistribución se da en un contexto de expulsión neta de población, ya que la población total de hecho ha disminuido entre 1995 y 2015. Una tendencia que, de mantenerse, significaría también una disminución de la densidad poblacional6, que para ese último año era de 78,03 hab/km2.
Figura 2. División políticoadministrativa del municipio de Trujillo
Fuente: equipo de investigación y sistematización de la Pontificia Universidad Javeriana.
Tabla 2. Comportamiento poblacional entre 1995, 2005 y 2015
Fuente: DANE (2005).
* Migración
El fenómeno de despoblamiento generalizado en el municipio de Trujillo, coherente con las tendencias en casi todo el país, así como el crecimiento de la urbanización, se ha dado en una gran medida como consecuencia del conflicto armado en el territorio, con especial agudeza en la zona rural (CNNR, 2008; CNMH, 2014; Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016). Según los datos existentes en el Registro Único de Víctimas7 (RUV), se registran 3226 víctimas del conflicto armado en el municipio. Entre el año 1985 y el 2015 se ha presentado un total de 5666 expulsiones y 2679 recepciones en el municipio8, siendo 1990 el año con el récord de registros de desplazamiento, con 620 expulsiones y 134 recepciones.
En el caso de la población indígena, algunos de los resguardos creados en el territorio municipal han sido resultado de la recepción de familias indígenas de la etnia embera chamí desplazadas desde otros departamentos (Chocó y Antioquia) y municipios cercanos del mismo departamento, como El Dovio y Bolívar (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016; CNMH, 2014).
COMPONENTE BIOFÍSICO
El territorio municipal de Trujillo se distribuye en un rango altitudinal que va desde los 900 hasta los 3200 m. s. n. m., con un promedio de temperatura de 21 °C, lo cual lo hace bastante biodiverso desde la perspectiva ecológica por la presencia de múltiples variantes altitudinales (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2008).
Con un régimen de estaciones bimodal, cuenta con un rango de precipitación de entre 1300 y 2200 mm/año, teniendo 1200 mm/año como promedio. Los períodos lluviosos se concentran usualmente de marzo a mayo y de agosto a octubre, siendo tanto de noviembre a febrero como de mayo a julio los períodos de verano9 (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2008, 2016). Sin embargo, se han registrado modificaciones recientes en cuanto a la estacionalidad y variabilidad climática, según indica el Plan Agropecuario Municipal 2008-2011. La periodicidad y duración de los períodos de lluvia y sequía no es tan precisa y regular como antaño, el clima se ha ido tornando más extremo: los períodos de invierno y verano se han intensificado y su duración se ha alterado (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2008).
En términos biofísicos, y particularmente por las características de los suelos, se pueden categorizar tres zonas en el municipio (Cencoa, 2000; Alcaldía Municipal de Trujillo, 2008):
i) Zona oriental: suelos pobres en materia orgánica, limitaciones de profundidad y susceptibles a la erosión, ubicados en pendientes pronunciadas. Por estas condiciones, son suelos con bajos niveles de fertilidad. Estos suelos deberían dedicarse a cobertura boscosa natural.
ii) Zona central: precipitaciones de entre 1800 y 2200 mm/año. Suelos de origen volcánico, con buena profundidad, pero que se ubican en fuertes pendientes, lo que los hace propensos a la erosión. Además, cuentan con poca capacidad de drenaje y retención de humedad. Se encuentran en áreas de clima medio y húmedo. Igual que en la zona oriental, estos suelos deberían dedicarse a cobertura boscosa natural.
iii) Zona occidental: compuesta por áreas de clima frío, húmedo y muy húmedo. Con suelos de origen volcánico, con alto contenido de materia orgánica, en su mayoría con una alta acidez y bajo fósforo disponible. Presentan grandes limitaciones para el desarrollo de actividades productivas debido a su geomorfología, por lo cual esta área se mantiene conservada. Junto con la zona central, presenta los mayores niveles de precipitación en el municipio.
Existe además la zona plana, ubicada en Robledo y Huasanó, que presenta mejores condiciones para las actividades agrícolas (figura 2).
La diferenciación de las zonas anteriormente descritas resulta ser, de igual manera, una distinción que es producida técnica o socialmente (CNMH, 2014).
* Hidrografía
Ubicado las cuencas de los ríos San Juan y Cauca, la mayoría de ríos que lo atraviesan desembocan en este último. Caracterizado por un alto potencial hídrico, pertenece a las cuencas de cuarto orden más importantes en su territorio, como las del río Cuancua, Cáceres, Huasanó y Hato Viejo (CVC, 2006).
Los ríos más importantes para la provisión hídrica en Trujillo son los ríos Cuancua, Cáceres, Blanco y Culebras, siendo este último de vital importancia por abastecer a la cabecera municipal (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2008) (figura 3). A pesar de lo anterior, la riqueza hídrica del municipio se ha visto fuertemente amenazada por la complicidad de varios factores: desprotección de las microcuencas, contaminación de las vertientes, y apropiación, concentración y mala distribución del recurso10.
Puntualmente, se han identificado situaciones de escasez de agua en las veredas La Luisa, Cerro Azul y Puente Blanco, así como en la propia zona urbana (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016). De hecho, el escenario fue tan dramático en el 2016 que la administración municipal se vio obligada a proveer agua semanalmente con un carrotanque en la vereda Cerro Azul durante el primer semestre del año (testimonio de participante en el taller en el municipio de Trujillo, 2 y 3 de septiembre de 2016).
* Áreas protegidas y otras áreas declaradas
En Trujillo existen tres áreas protegidas declaradas, que corresponden a diferentes figuras: el Paisaje Cultural Cafe-tero de Colombia (PCCC), el Parque Natural Regional (PNR) Páramo del Duende y la Zona de Reserva Forestal del Pacífico (ZRFP).
* Paisaje Cultural Cafetero
Tras la Declaratoria de Valor Universal Excepcional de la Unesco del 25 de junio de 2011 (Unesco, 2011), el PCCC fue incluido en la lista de patrimonio mundial por ser “un ejemplo excepcional de un paisaje cultural sostenible y productivo, que se adapta a características geográficas y naturales únicas, al tiempo que desarrolla una cultura particular y un extraordinario capital social” (Unesco, 2011)11. De este modo, el PCCC fue reconocido como Patrimonio Cultural de la Nación, mediante la Resolución 2079 de 2011 del Ministerio de Cultura.
Si se entiende el paisaje cultural como una parte del territorio, resultado de la acción humana y su influencia sobre factores naturales, el paisaje es el resultado de un proceso histórico natural y cultural de relaciones de una comunidad con un medio ambiente determinado (PCCC, s. f.). Los atributos más importantes que caracterizan al PCCC son: café de alta montaña, instituciones cafeteras y redes institucionales asociadas, predominancia
de cultivos de café, caficultura de ladera, antigüedad de las plantaciones de café, patrimonio natural y riqueza hídrica (Ministerio de Cultura y FNC, 2010).
Entre otros atributos, también se identificaron: concentraciones de población y estructura fragmentada de la propiedad, patrimonio urbano, patrimonio arquitectónico, influencia de la modernización, tradición histórica de la producción cafetera, predominancia de la pequeña propiedad cafetera y mosaicos de cultivos, así como la producción y tecnologías sostenibles en la cadena productiva del café (Ministerio de Cultura y FNC, 2010).
Ahora bien, en términos de extensión, el PCCC tiene un área total de 348 120 ha, compuesta por 141 120 ha de área principal y 207 000 ha de área amortiguamiento, cubriendo espacios rurales como urbanos, con presencia en 47 municipios. Está distribuido en seis zonas (A, B, C, D, E y F), de las cuales la Zona E es aquella que le compete a Trujillo. Esta zona le corresponde enteramente al Valle del Cauca, ubicada particularmente en los municipios de Trujillo y Riofrío, con 4008 ha de zona principal y 8613 de amortiguamiento. Específicamente, Trujillo cuenta con un área de 7362,8 ha declarada como PCCC, cuya distribución se ilustra en la tabla 3.
Tras la inclusión en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco, se formuló un plan de manejo cuyos objetivos consisten en fomentar la competitividad de la actividad cafetera; promover el desarrollo de la comunidad cafetera y su entorno; conservar, revitalizar y promover el patrimonio cultural y articularlo al desarrollo regional; fortalecer el capital social cafetero; impulsar la integración y desarrollo regional; apoyar la sostenibilidad productiva y ambiental del PCCC (Ministerio de Cultura y FNC, 2009). Asimismo, se expidió el documento Conpes 3803 con el motivo de formular una política para la preservación del PCCC.
Tabla 3. Área bajo la figura de PCCC por vereda en el municipio de Trujillo
ÁREA PRINCIPAL | ÁREA DE AMORTIGUAMIENTO | ||
VEREDA | ÁREA (ha) | VEREDA | ÁREA (ha) |
Alto Mira | 685,5 | Andianápolis | 1530,4 |
Arauca | 401,2 | Cáceres | 573,9 |
La Diamantina | 226,2 | El Tabor | 314,9 |
Los Cristales | 431,9 | La Débora | 1551,8 |
Venecia | 239,3 | Las Melenas | 474,9 |
Los Ranchos | 155,9 | ||
Maracaibo | 314,4 | ||
Puente Rojo | 462,5 | ||
Total | 1984,1 | Total | 5378,7 |
Fuente: elaboración propia, con base en Ministerio de Cultura y FNC (2010).
* PNR Páramo del Duende
Constituido mediante el Acuerdo CD 029 del 9 de agosto de 2005 de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), el PNR Páramo del Duende tiene un área de 14 521 ha, además de un área designada como su zona de amortiguamiento equivalente a 33 367 ha, está compuesto por ecosistemas de páramo, bosque andino y subandino, y se extiende sobre áreas pertenecientes a los municipios de Riofrío, Trujillo y Calima Darién, en el departamento del Valle del Cauca, lo cual significa ingentes esfuerzos de coordinación para su protección y manejo (Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, 2009; CVC y Fedena, 2006).
El municipio de Trujillo cuenta con el 14,2 % de esta área protegida (es decir, 2066 ha), así como el 12,1 % de su zona de amortiguamiento (4026,7 ha) (CVC y FEDENA, 2006), distribuidas en los corregimientos de La Sonora (veredas La Playa y Monteloro), Venecia (veredas La Débora, Bajo Cristales y Alto Cristales), Andinápolis (vereda Arauca) y La Cabecera12 (CVC y FEDENA, 2006).
* Zona de Reserva Forestal del Pacífico (ZRFP)
La ZRFP es por extensión una de las más grandes del país, con jurisdicción sobre 88 municipios, dieciocho de ellos en el Valle del Cauca. La ZRFP fue una de las siete reservas establecidas mediante la Ley 2 de 1959 y que contó inicialmente con un área de 11 155 214 ha, que fue reducida posteriormente a 8 010 504 ha, y sobre ella se siguen ejerciendo múltiples y complejas presiones y conspiran numerosos intereses dados los valiosos recursos que alberga y sus prospectivas productivas, mineras, hídricas, etc. (Ideam, 2005).
En el caso de Trujillo, cerca del 15 % del territorio actual del municipio se encontraba bajo esta figura, con un área definida en 3415 ha (Ideam, 2005). Sin embargo, como ocurre en la gestión de las tierras bajo la Ley 59, es común que dependiendo de las presiones políticas, sociales o económicas vayan siendo redelimitadas y se les sustraigan numerosas áreas. En el caso de Trujillo, por medio de la Resolución 1601 de 2016 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, se sustrajeron de la Reserva del Pacífico 809,83 ha para efectos de restitución de tierras (figura 4).
Figura 3. Hidrografía del municipio de Trujillo
Fuente: equipo de investigación y sistematización de la Pontificia Universidad Javeriana.
* Vocación de uso del suelo
De acuerdo con la información disponible en su EOT (tabla 4), y en correspondencia con los tipos de suelo y sus características —ya presentadas—, Trujillo es, en gran medida, un municipio de vocación forestal, con algo más del 35% de áreas aptas. Sin embargo, la realidad es que en la actualidad tan solo una décima parte de esta área presenta un uso forestal de tipo exclusivamente productivo, apenas un octavo está definido para su protección, mientras que la mayoría restante permite un uso con formas de manejo que contemplen algunas prácticas de conservación. Sumado a esto, un 9,3 % del área total es concebida para procesos de recuperación, lo que en definitiva debería priorizar un componente de conservación para el municipio que entra en conflicto con las actividades actuales y sus tendencias.
Además de su vocación forestal, una parte importante del área municipal cuenta con las características necesarias para destinarse a la actividad agrícola, casi el 31 %. En contraste, el territorio presenta fuertes limitaciones, por sus aptitudes y características, para actividades ganaderas y pastoriles.
* Riesgos
En cuanto a la susceptibilidad de ocurrencia de desastres naturales en el municipio, se identifican los siguientes escenarios de riesgo:
* Riesgo de derrumbes: debido a la combinación de fallas geológicas (Garrapatas y Romeral) y las altas pendientes en el territorio. En términos generales, es del 70 % de la superficie del territorio municipal, por lo cual se conforman zonas potenciales de riesgo por remoción en masa, por lo que presentan situaciones de riesgo en la mayoría de las vías rurales del municipio, así como en la vereda La María, el corregimiento Buena Vista, sector La Argentina y Alto Venecia. En la zona urbana, el barrio La Cuchilla presenta situación de riesgo. La posibilidad de ocurrencia se ha agravado como consecuencia de la desprotección de las cuencas y los procesos de deforestación en las partes altas (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2008, 2012, 2016).
Tabla 4. Uso potencial del suelo en el municipio de Trujillo
USO | ÁREA (ha) | % |
Pastos | 143,8 | 0,50 |
Infraestructura | 857,8 | 2,99 |
Tierras forestales de producción (F1) | 1016,4 | 3,55 |
Tierras para cultivos densos (C3) | 1490,3 | 5,20 |
Tierras forestales de protección (F3) | 2497,4 | 8,72 |
Tierras de recuperación (AF) | 2664,6 | 9,30 |
Tierras forestales de producción-protección (F2) | 6673,9 | 23,30 |
Tierras para cultivos en multiestrato (C4) | 7382,4 | 25,77 |
Sin información | 5915 | 20 |
Total | 28,642 | 100 |
Fuente: elaboración propia, con base en EOT (Cencoa, 2000).
Figura 4. Áreas declaradas en el municipio de Trujillo
Nota: lo que se denomina Paisaje Cultural Cafetero en el mapa corresponde únicamente al área principal de la Zona E del PCCC y no incluye su área de amortiguamiento.
Fuente: equipo de investigación y sistematización de la Pontificia Universidad Javeriana.
* Incendios forestales: un riesgo potenciado durante olas de calor, sobre todo en las veredas de Andinápolis, Venecia, Huasanó, Robledo, Puente Blanco, La Sonora, La Luisa, Cerro Azul, La Betulia, Melenas, La Sonadora y Puente Rojo (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016).
* Riesgo de inundación: caso generalmente asociado a veredas ubicadas en proximidad a los afluentes. Este riesgo ocurre especialmente en los corregimientos de Venecia, Robledo y en las veredas Puente Blanco y Dos Quebradas (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016).
En este contexto, existen 192 viviendas bajo riesgo de inundación o de remoción en masa (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016).
COMPONENTE SOCIOECONÓMICO
La pobreza, en principio, es expresión de carencias; por lo tanto, es pluridimensional. Es decir, se puede medir en términos de las carencias en la dimensión econó-mica, social, política, etc., y existen numerosas formas de hacerlo. Estos métodos varían dependiendo de los criterios que se prioricen y utilicen, mediante los cuales se busca determinar qué grupos de población son susceptibles de clasificarse en estado de pobreza.
Aunque inicialmente se entendía este término en materia del nivel de ingresos económicos, actualmente se contemplan otros aspectos que se asocian a carencias en otras dimensiones, usualmente en lo que concierne al cubrimiento de necesidades y servicios básicos, que deberían proveerse a todos. Entre algunos ejemplos de formas de seguimiento se encuentra el acceso a, además de ingresos o empleo estable y de calidad, la salud, la vivienda, la educación, la recreación, la seguridad social y el saneamiento básico, entre otros.
Para el caso de Trujillo, se cuenta con información respecto a dos formas de medición cuya unidad de análisis es el hogar o la vivienda; la metodología de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI)13; y el índice de pobreza multidimensional (IPM).
De acuerdo con los parámetros anteriores, Trujillo es un municipio de categoría 614, con un grado de NBI del 18,60 % en la cabecera y 26,65 % en la zona rural, cifras que se acercan a la tendencia departamental, que registra un 14,06 % de NBI en las cabeceras y un 26,22 % en la zona rural. A nivel nacional, por su parte, las NBI en la zona rural son considerablemente mayores comparadas con su incidencia en el municipio y el departamento (53,51 %). En lo que se refiere a las NBI para las cabeceras del país, estas son del 19,66 % que, aunque corresponde en promedio a un valor que está por encima del Valle del Cauca y el municipio de Trujillo, no se compara con las zonas rurales, en las cuales, como se anotó, alcanza un 26,22 % (DANE, 2012).
Con respecto a los servicios básicos, los datos de cobertura de acueducto indican que este servicio cubre el 74,1 % de la población, cifra que está por debajo del promedio del departamento del Valle (94%) (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016). En 2005, la cobertura en la cabecera era del 98,55 %, seguido por el 95,25 % en los demás centros poblados; por último, las áreas rurales apenas alcanzaban un 37 % de cobertura en total15.
En esta materia, es de destacar la importancia de los acueductos veredales: existen 32, por lo cual tienen una participación importante a nivel municipal, particularmente en las zonas rurales. Estos sistemas de abastecimiento de agua benefician un total de 7329 personas. A pesar de lo anterior, es un hecho generalizado que el agua provista mediante estos sistemas no siempre es apta para el consumo humano, de acuerdo con los estándares exigidos, en parte debido a su deficiente infraestructura, en muchos casos por su antigüedad (IMCA, 2014; Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016).
Entre tanto, la cobertura de acueducto en la zona urbana es provista por la empresa Acuavalle, con un alcance total de 2254 hogares, cuya calidad es apta para el consumo humano (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016). Sin embargo, es necesario resaltar que existe un fenómeno de desabastecimiento generalizado, particular-mente en las épocas secas, e intensificado por los factores referidos en secciones anteriores (p. 42).
Por estas razones, el acceso a agua para consumo doméstico se ve restringido en lugares como Cristales, Andinápolis, La Luisa, Venecia, Cerro Azul, Puente Blanco, La Sonora, Huasanó y el resguardo Drua Do (Contraloría Departamental del Valle del Cauca, 2008). En síntesis, la ausencia de agua potable durante todo el año y su deficiente calidad es un problema generalizado en el municipio (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016).
En cuanto al sistema de alcantarillado (Departamento Nacional de Planeación, Federación Colombiana de Municipios, Ministerio Federal de Cooperación Econó-mica y Desarrollo, Inwent, 2007), la cabecera cuenta con una cobertura del 98,22 %, la zona rural es del 25,6 %, mientras que en otros centros poblados el acceso a este servicio alcanza el 92,16 %. Sin embargo, en ningún caso existe un tratamiento de las aguas residuales, por lo cual en su mayoría los vertimientos se hacen directamente sobre los cuerpos de agua, lo cual genera un círculo de contaminación y una mayor deficiencia en la oferta de agua de calidad para el consumo humano (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2008, 2016).
El servicio de aseo es otro de los elementos que componen el saneamiento básico. En ese sentido, el servicio de recolección de basuras se presta apenas en un 12 % de la zona rural, mientras que en la cabecera la cobertura alcanza el 100 %, y es suministrado por la empresa EMATV S. A.-E. S. P. (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016). Para el 2011 tuvo un registro de producción de residuos sólidos de 3700 kg/día en la cabecera y 5500 kg/día en resto del municipio. La disposición final de los residuos provenientes de aquellos que gozan del servicio de aseo se realiza en el relleno sanitario Presidente, en el municipio de San Pedro, hacia el sur del municipio (Vallecaucana de Aguas, 2013).
Por otra parte, la baja cobertura de la recolección de residuos en los espacios rurales conlleva su mala disposición, siendo un problema ambiental grave en el municipio, pues se recurre a la quema en un 45 % de los casos, el enterramiento en un 14 % de estos y la disposición directa sobre los cuerpos de agua en un 8 % (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016).
En cuanto a la cobertura de energía eléctrica en el municipio, esta es cercana al 100 % en la zona urbana y 89,41 % en la zona rural. La EPSA presta el servicio a nivel domiciliario, mientras que la Compañía de Electricidad de Tuluá S. A.-E. S. P. (Cetsa) provee la electricidad para las áreas públicas (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016).
Otro elemento a tener en cuenta dentro de la perspectiva de las NBI es el estado y calidad de las viviendas en el municipio. En ese sentido, resulta importante decir que, en el año 2005, Trujillo presentaba un déficit cualitativo de vivienda del 31,7 %, respecto a un 10,4 % como valor promedio para el Valle del Cauca. Caso contrario, el déficit cuantitativo de vivienda correspondía al 8,7 %, una cifra menor al 12,2 % del promedio vallecaucano16.
Ahora bien, en contraste con las NBI, el IPM17 suele diseñarse acorde a la disponibilidad de los datos, lo que explica, por ejemplo, que no contemple los ingresos. De acuerdo con este índice, Trujillo contaba en el 2005 con una población pobre de 3333 personas en la zona urbana (es decir, cerca del 45 % de la población urbana) y de 8123 en la zona rural (equivalente a aproximadamente el 75 % de la población rural). En conjunto, suman un total de 11 456 personas en condición de pobreza, que corresponde a alrededor del 63 % de los habitantes en el municipio.
Con base en los datos anteriores, resulta evidente la brecha y desigualdad que existe entre áreas urbanas y rurales en cuanto a la provisión de los servicios básicos y las condiciones de vida, en donde los primeros gozan de un mayor cubrimiento. El caso de Trujillo es, salvo algunas excepciones, reflejo de un panorama recurrente a nivel departamental y nacional.
Aunque en términos generales hay una buena cobertura de acueducto y energía eléctrica en el casco municipal, la brecha entre las áreas urbanas y las rurales se visibiliza en la cobertura de servicios como el alcantarillado y el agua potable, lo que indica que una de las principales diferencias corresponde al saneamiento básico. A pesar de la participación clave de los acueductos comunitarios en el acceso al agua en las zonas rurales, estos no cuentan con las condiciones necesarias para que el agua abastecida a las comunidades sea apta para su consumo según los estándares exigidos por las normativas vigentes. Además, la pobreza se constituye en uno de los problemas principales de Trujillo, que afecta a la mayoría de su población, tanto en la zona urbana como la zona rural.
* UAF, concentración y tenencia de la tierra
El índice Gini de tierras18 para Colombia es de 0,859; el del municipio de Trujillo es de 0,728 según su registro más reciente19, siendo el Valle del Cauca uno de los tres departamentos con mayor concentración de tierras en Colombia (0,828), superado únicamente por Meta (0,86) y Cauca (0,84). Como se puede apreciar, en Trujillo está un poco por debajo de la tendencia nacional y departamental. Sin embargo, esta cifra y su tendencia a hacerse mayor no debe subestimarse, pues sigue siendo considerablemente alta, producto de una serie compleja de procesos de reconfiguración territorial. El presente nivel de concentración de tierras se inscribe, sin duda, en el marco de un proceso de cambio en la estructura de tenencia de la propiedad rural asociado al despojo producto del conflicto armado, la incidencia del narcotráfico en la región, su tendencia a concentrar la tierra y el franco declive de la economía cafetera (CNMH, 2014).
La unidad agrícola familiar (UAF) para el municipio de Trujillo está definida entre cuatro y seis hectáreas, y de diecisiete a veintidós hectáreas, dependiendo de la zona20. Con esto en consideración, la tabla 5 presenta un panorama de la estructura de tenencia de la tierra en el municipio que, a pesar del nivel de la desactualización de los datos (1993), permite tener un acercamiento a la situación local.
Incluso tomando la UAF de menor área (4-6 ha), según los datos consignados en la tabla 8, el 32,4% de los predios están por debajo de esta medida, siendo una cifra que incluso se subestima, dado que se excluye de la ponderación a aquellos predios menores de cuatro hectáreas que entran en el rango de tres a cinco hectáreas, pero que aun así corresponden a un tercio de los propietarios en el municipio. Así mismo, la tendencia a la concentración de la propiedad rural se puede resumir en el hecho de que aproximadamente el 8% de los propietarios poseen la mitad del área total, siendo de destacar el caso de los tres propietarios que concentran más de una décima parte de las tierras. Aunque la información disponible debe ser actualizada, en fuentes más recientes se identifica, mediante datos parciales, la alta concentración de las tierras cultivables en el municipio (CNNR, 2008; Alcaldía Municipal de Trujillo, 2008).
Ahora bien, este fenómeno se ha ido produciendo a través de procesos y dinámicas históricas que conjugan una serie de factores económicos, sociales, políticos y socioambientales para producir un conjunto de escenarios de despojo, especialmente de las pequeñas propiedades campesinas. La síntesis presentada a continuación es tan solo una radiografía de un contexto mucho más dramático y complejo:
* Despojo y abandono de predios por la deuda cafetera
Durante los años 70 del siglo XX, bajo el enfoque de la revolución verde y la teoría de la modernización, se dio un fuerte fomento de la producción cafetera en el país, a través de una estrategia de tecnificación acelerada de los cafetales tradicionales, mediante una combinación de monocultivo sin sombrío, uso intensivo de fertilizantes y pesticidas, crédito, precios de compensación y un fuerte componente de extensión rural que se concentró en las zonas más productivas: el Viejo Caldas y el Valle del Cauca.
En este contexto se produjo la introducción del monocultivo de la variedad caturra bajo un sistema productivo altamente tecnificado, vinculado estrechamente al sistema capitalista y muy dependiente de los mercados internacionales. La adopción de este sistema derivó en la eliminación de los cultivos asociados al sistema de producción tradicional y que cumplían diversas funciones ecológicas, económicas y de supervivencia, como provisión de alimentos, oferta dendroenergética, entre otras (Palacios, 1983; Forero, 1992; CNMH, 2014).
Los nuevos incentivos provistos por la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), asociados al cambio tecnológico, motivaron a campesinos a adquirir nuevos créditos, lo que implicó una reconfiguración de sus sistemas de producción y la transformación de sus lógicas productivas, mediante lo cual se buscaba una mayor integración del campesino al mercado (Palacios, 1983).
Tabla 5. Estructura de la propiedad en Trujillo (1993)
Fuente: elaboración propia, con base en CNNR (2008).
Sin embargo, esta serie de cambios no preveía la llegada de la broca a mediados de los años 70. En consecuencia, la calidad de la producción se vio afectada y la FNC restringió sus compras de café. Sumado a la alta dependencia de este cultivo tras la disminución de la diversificación agrícola derivada de los cambios en los sistemas de producción, el efecto resultante fue un menor balance económico para los campesinos, por lo cual se incrementaron los niveles de endeudamiento. En consecuencia, se produjo el embargo de tierras por no saldar las deudas con los bancos. Por esta razón, muchos de los productores optaron por vender o arrendar sus propiedades, además de migrar para trabajar en la industria de la caña, de modo que pudiesen pagar sus créditos (Taussig, 1978; Palacios, 1983; CNMH, 2014).
* Conflicto armado, narcotráfico y despojo
Para el año 2013, en Trujillo existían 238 solicitudes de restitución de tierras, equivalentes al 10,4% del total de solicitudes del Valle del Cauca, dato que seguramente esta subestimado, dado que no todos los campesinos despojados ingresaron al proceso por la combinación de diferentes factores, entre los que se encuentran: no tener títulos de propiedad, el miedo, la falta de garantías o de pruebas. No obstante, Trujillo es uno de los municipios que más ha adelantado el proceso de restitución en comparación con otros municipios del Valle del Cauca (CNMH, 2014). Las graves dinámicas de abandono de tierra o despojo desatadas por la violencia paramilitar han tenido un claro efecto en la configuración de la actual estructura de tenencia de la tierra del municipio, que responde a eventos más recientes que los del apartado anterior, pero que no se encuentra del todo desligado de la denominada crisis cafetera.
Su proximidad con el Cañón de Garrapatas hace de Trujillo un lugar estratégico para conectar zonas del interior del país con la cuenca del Pacífico (CNNR, 2008). Por esta razón, las dinámicas de despojo no se dieron únicamente por el valor de las tierras, sino porque permitía la consolidación de corredores estratégicos para establecer una hegemonía territorial por parte de los actores armados, abrir rutas para el narcotráfico e ingreso de armas y precursores, además de ser usadas como medio para el lavado de activos (Betancourt, 1998; CNNR, 2008).
Así pues, el despojo y abandono de predios en el contexto de la violencia paramilitar, en alianza con narcotraficantes, se dio (o se indujo, en el caso del abandono) a través de distintas prácticas intimidantes o violentas, como las amenazas o asesinatos de los propietarios, lo que resultaba en algunos casos en el inmediato desplazamiento de sus familias; en otros, desarticulaba la organización del sistema productivo familiar, derivando en el indefectible abandono de las tierras. Otra práctica realizada era la adquisición de parcelas colindantes para ejercer presión sobre los propietarios de los predios que se codiciaban. Bajo las amenazas y como efecto de las prácticas enunciadas, se realizaron compraventas de tierra a muy bajo precio a propietarios amenazados (denominado también precio de bala) o mediante la negociación con las viudas y víctimas (CNNR, 2008; CNMH, 2014).
Otra práctica documentada era la realización de avalúos falsos por funcionarios o individuos que se encontraban al servicio del patrón, quien registraba deliberadamente un tamaño de predio menor al real, reduciendo así su costo de forma irregular. En otras ocasiones, se realizaba la apropiación sin ninguna transacción comercial: la acción consistía en apropiarse de predios abandonados sin ningún tipo de pago, siendo recurrente el uso de figuras jurídicas falseadas y poderes para estos efectos (CNNR, 2008; CNMH, 2014).
Con los pretextos de una guerra política, paramilitares y narcotraficantes desplazaron numerosos campesinos, estigmatizados como simpatizantes o colaboradores de la guerrilla, alimentando así los procesos previamente mencionados (Betancourt, 1998; CNNR, 2008).
En otros casos más “afortunados”, la concentración de predios se dio por el sobreprecio que los narcos estaban dispuestos a pagar con tal de obtener la tierra deseada, dada su alta disponibilidad de efectivo, como precisa el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) (2014):
La tierra en el centro y el norte del Valle, como en otras zonas del departamento ligadas al cultivo del café, ha cumplido una función de índole económica. En la medida en que se deterioró la economía cafetera y empezó la crisis de los años noventa, incursionó con mayor fuerza el narcotráfico y la tierra empezó a transformar su función social y económica, convirtiéndose en un medio de representación social, que posibilitó el reconocimiento y posicionamiento del narcotraficante en el conjunto social, así como para el lavado de activos derivados del narcotráfico .(pp. 459-460)
Esta resignificación del valor de la tierra justificó la práctica de concentración de predios, posibilitada por el gran poderío económico de los narcotraficantes. Esta forma de operar también servía para consolidar su prestigio e influencia patronal, mediante la articulación de redes que les permitían evitar la presencia de forasteros, pagar favores o comprar silencios (CNNR, 2008; CNMH, 2014).
* Cambios en el uso del suelo
Desde el siglo XIX, con la llegada de la ola de colonización antioqueña, el centro y norte del Valle comenzaron a perfilarse como zonas cafeteras. De hecho, fue gracias a la viabilidad de la economía cafetera que Trujillo se erigió como municipio. Con el tiempo, el sistema productivo se especializó y la economía campesina, mayoritariamente asociada a la producción de café, fue relegada a las zonas de ladera; mientras que en la zona plana, luego de una producción ganadera, se consolidó la industria azucarera (CNMH, 2014).
La producción cafetera, como vimos, luego de un período sostenido de auge, sufrió una crisis de endeudamiento, a la que se sumó, en la década de los 90, otra gran crisis cuyo elemento más visible fue la ruptura del Pacto Mundial del Café, relacionado a su vez con dos crisis: una financiera y otra técnica y fitosanitaria, que implicaron una caída en los precios del grano y el aumento vertiginoso de los costos de producción para enfrentar las amenazas de la roya y la broca (PNUD, 2008; CNMH, 2014).
A la región llega el narcotráfico en las décadas de los 80 y los 90, además de una fuerte incidencia del conflicto armado, como fue el caso de la masacre de Trujillo, entre 1989 y 1991. Todo esto generó las condiciones propicias para la concentración de tierras en el municipio debido al despojo y abandono de los predios, descrito en la sección anterior (p. 51), lo cual desencadenó un fenómeno creciente de potrerización de áreas que se destinaban previamente a la producción de café (CNNR, 2008; CNMH, 2014).
Por este motivo, a pesar de que durante la década de los 70 los predios más grandes ya evidenciaban una mayor inclinación hacia la explotación ganadera de tipo extensivo como una práctica de salvaguarda generalizada en el departamento, esta actividad no solo se expandió en Trujillo, sino que se vio favorecida por procesos de mejora y tecnificación promovidos por los actores asociados al narcotráfico (Betancourt, 1998; CNMH, 2014).
Entre los factores determinantes de los cambios de uso del suelo también destaca el monocultivo de pino, desarrollado por la empresa Smurfit Kappa Cartón de Colombia, el cual fue ganando presencia en el municipio, favorecido también por la crisis cafetera. Este sistema productivo se inició en los predios más grandes entre la décadas de los 60 y los 70, pero durante la crisis cafetera de los noventa la explotación forestal comercial se fue extendiendo y reemplazando antiguos sistemas cafeteros asentados en unidades de pequeña y mediana propiedad mediante tres formas de acceso a la tierra: la compra de tierras, el alquiler y los contratos de cuentas de participación21 (CNMH, 2014).
Como se puede deducir, los cambios de los sistemas productivos adoptados han tenido que ver en buena medida con las prácticas de concentración de tierras en las últimas décadas, desatadas como efecto de la crisis cafetera, el conflicto y el despojo. Estas dinámicas tienen una expresión espacial desde la perspectiva del paisaje, evidenciadas en su enorme simplificación y homogenización evidente en el caso de la potrerización de áreas tradicionalmente cafeteras y, en otros casos, por la introducción de grandes superficies de plantaciones forestales de pino para explotación comercial.
En ese contexto, la adopción de sistemas productivos poco acordes con la vocación del suelo y sus características ecológicas han generado procesos graves de deterioro de los recursos naturales y conflictos de uso del suelo cuyo efecto más notable es la disminución de la calidad y cantidad de agua disponible. Adicionalmente, se presenta una deficiente adopción de prácticas de conservación en las distintas actividades productivas presentes en el municipio. Desde la perspectiva social, estas dinámicas de cambio han producido fenómenos de pobreza y de desplazamiento creciente de población a los centros urbanos, que presentan una débil capacidad de respuesta para proveer servicios básicos de salud, educación, recreación y, sobre todo, ocupación y empleo a la población que llega.
* Conflictos de uso del suelo
Los conflictos de uso del suelo corresponden a tensiones de diferentes magnitudes entre lo que ha sido determinado por los expertos como la vocación de uso (ideales) y sus usos actuales (reales). Los conflictos de uso del suelo son un fenómeno recurrente en el país, ocasionados por numerosos factores económicos y culturales y se expresan por lo general en la subutilización del suelo, la sobreutilización o la dedicación a usos que no corresponden con su vocación (IGAC y Corpoica, 2002; CNMH, 2016).
La vocación de uso del suelo de un lugar se establece de acuerdo con la capacidad productiva de sus tierras, la cual está determinada, a su vez, por las condiciones agroecológicas de la zona, que permiten ciertos tipos de uso con ciertos tipos de intensidad. Bajo estos parámetros, el conflicto de uso del suelo por subutilización se da cuando las tierras se encuentran bajo un uso que está por debajo de su capacidad productiva. La aseveración de ser tierras subutilizadas alude a la inobservancia de lo que se designa como la función social y económica de la tierra, según precisan el IGAC y Corpoica (2002, p. 25), dado que su uso debe corresponder a la provisión de alimentos y la satisfacción de las necesidades básicas de la población colombiana.
Entre tanto, cuando el uso actual del suelo excede la capacidad productiva de las tierras en que se ubica, se habla de sobreutilización. Este desbalance tiene una serie de implicaciones ecológicas y sociales, referentes a la actividad que hace uso del suelo y a la intensidad en que se desarrolla que lo somete a un proceso de degradación (IGAC y Corpoica, 2002).
Para el caso particular de Trujillo, se presentan distintos conflictos de usos del suelo. Como vimos, estos tienen que ver en principio con la vocación forestal de sus tierras; adicionalmente, se presentan otros conflictos que tienen que ver con sus patrones de uso y sobreutilización. Los conflictos por uso del suelo se pueden presentar en mayor o menor grado de severidad, dependiendo del nivel de desequilibrio que se identifica a la hora de contrastar la vocación actual de uso con el uso real del suelo (IGAC y Corpoica, 2002).
En ese sentido, se habla de escenarios de conflicto alto, moderado y sin conflicto, siguiendo la categorización de la CVC (1991) que se presenta a continuación:
* Conflicto alto: el uso riñe frontalmente con la aptitud del suelo, dejándolo expuesto a la degradación severa.
* Conflicto moderado: el uso del suelo excede la capacidad productiva y ocasiona un menor grado de degradación.
* Sin conflicto: el uso dado al suelo coincide con su aptitud.
* Sin evaluar: territorios en los que no se ha desarrollado el estudio.
El primer aspecto a resaltar es que cerca del 54% del suelo en el municipio de Trujillo tiene algún grado de conflicto de uso, siendo el 44% de tipo severo y 6% moderado en escenarios con presencia de actividad agrícola y ganadería en suelos no aptos para estas actividades; dependiendo de la intensidad, el conflicto puede ser alto o moderado. Entre tanto, 21% de su suelo es de usos adecuados (i. e., sin conflicto), mientras que otro 21% no presenta conflictos debido a que no está disponible para usos productivos (MADR, 2012, 2013). Cabe anotar, además, que existe un 3% del área bajo condiciones de subutilización, asociada a áreas de cultivo y ganadería marginales y de baja productividad (MADR, 2012, 2013).
Resulta importante precisar que la alta concentración de la tierra es un factor importante en la generación de conflictos de uso del suelo, restringiendo los usos adecuados a las condiciones agroecológicas correspondientes, como sucede en el caso de la potrerización de tierras que deberían ser destinadas para recuperación de suelos y para coberturas forestales de protección, como se precisó en secciones anteriores (CNMH, 2016; IGAC y Corpoica, 2002). Así mismo, esta condición obliga a que familias campesinas expandan la frontera agrícola en el municipio, caso recurrente tanto en la zona central como en la occidental, generando nuevos conflictos de uso en estas áreas (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2008).
De manera consecuente, conflictos de uso del suelo por sobreutilización generan, según su grado de intensidad, una degradación de la base natural de recursos de los que dependen, produciendo un círculo vicioso de conflicto, deterioro y nuevos conflictos. Esta degradación se puede dar en forma de procesos erosivos y salinización de los suelos, así como en la disminución de la oferta hídrica, entre otras, que tienen como consecuencia directa la disminución de la productividad de las tierras, teniendo un impacto económico y social conexo, esto sin hablar de los impactos negativos de la fragmentación de hábitat sobre los recursos de la diversidad biológica (IGAC y Corpoica, 2002).
* Erosión
Según la información del EOT (2001), la erosión de los suelos del municipio se encuentra avanzada en distintos estados, con predominancia de un grado moderado de erosión (26,4 %), como se observa en la tabla 6.
Conforme a la clasificación de la tabla 9, se identifican cuatro grados de erosión que, según el Protocolo de Degradación de Suelos y Tierras por Erosión para el país (IGAC, Ideam y MAVDT, 2010), se definen de la siguiente manera:
* Ligera: se encuentra alguna evidencia de daño a los horizontes superficiales del suelo, pero las funciones bióticas originales se encuentran intactas. No se aprecian huellas visibles de surcos o inicios de cárcavas y se calcula que la pérdida es de menos del 25 % de su espesor original.
* Moderada: se encuentra evidencia clara de remoción de los horizontes superficiales del suelo, las funciones bióticas originales se encuentran parcialmente destruidas. Se aprecian manifestaciones de surcos, terraceo (pata de vaca) y pequeñas cárcavas, presentándose entre el 25% y 75% de pérdida de su espesor original.
* Severa: pérdida casi total del horizonte orgánico y con horizontes subsuperficiales expuestos. Las funciones bióticas originales se encuentran ampliamente destruidas y se presentan surcos y terraceo (pata de vaca) de forma frecuente, así como cárcavas aisladas. La pérdida de suelo se estima en más del 75% de su espesor.
* Muy severa: pérdida total de los horizontes superficiales, con remoción sustancial de los horizontes subsuperficiales. Las funciones bióticas originales fueron completamente destruidas y se presenta una red de surcos y cárcavas intrínsecas. La pérdida de los horizontes superficiales es, por tanto, del 100%.
A medida que aumenta el grado de erosión, disminuye la productividad de esos suelos y la dificultad de recuperarlos resulta cada vez mayor. Entre más difícil resulte su recuperación, mayor es la probabilidad de que no se destinen esfuerzos para lograrlo.
A pesar de la desactualización de los datos, se sabe que ya para 2001 el 17,6 % de la superficie caracterizada del municipio contaba con una capacidad productiva nula o casi nula por la degradación a la que ha estado enfrentada, según los grados de erosión que presentaban sus suelos: 7 % severa y 10,6 % muy severa. Esto significa que para entonces Trujillo ya tenía 4745 ha de suelos tan degradados que resultaban virtualmente irrecuperables.
En síntesis, los conflictos de uso en el municipio corresponden a actividades que no son consecuentes con el uso potencial que se les designa, basado en las condiciones agroecológicas que definen su capacidad productiva. Estas discrepancias acarrean consigo una serie de impactos ecológicos negativos que resultan en la degradación de los suelos y en la pérdida de su capacidad productiva, lo que puede significar un impacto económico y social a mediano y largo plazo en el municipio, en la medida en que este fenómeno actuará como una gran limitante para su desarrollo productivo y afectará la persistencia de los sistemas de producción en ciertas áreas.
Tabla 6. Erosión en el municipio de Trujillo
GRADO DE EROSIÓN | ÁREA (ha) | % |
Bosque natural | 1818 | 6,7 |
Ligera | 4933,9 | 18,2 |
Moderada | 7156,7 | 26,4 |
Severa | 1883,3 | 7 |
Muy severa | 2861,7 | 10,6 |
Sin estudio | 8320,5 | 30,7 |
Zona urbana | 101,7 | 0,4 |
Total | 27075,8 | 100 |
Fuente: elaboración propia, con base en el EOT (Cencoa, 2000).
* Actividades productivas
La actividad agropecuaria es el principal renglón de la economía trujillense: constituye la mitad (50,3 %) del valor agregado del municipio22 y el primer generador de empleo, pues solo un 3,08 % de la población económicamente activa se ubica en el sector industrial, 2,19 % en el comercial y 0,90 % en el sector de servicios, lo que permite categorizar a Trujillo como un municipio eminentemente rural (Departamento Nacional de Planeación et al., 2007).
A pesar de la fuerte desarticulación social que se produjo en los años 90 con las fuertes olas de violencia, se promovió la recomposición de la organización social —pensada espacialmente en forma de organizaciones de productores— por parte de distintas ONG, la Gobernación, el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) y el IMCA. Además, la Federación de Cafeteros y Smurfit Kappa Cartón de Colombia contribuyeron al surgimiento de proyectos productivos y de emprendimiento en el marco de sus políticas de responsabilidad social empresarial (CNMH, 2014).
Entre otros aspectos, cabe resaltar la incidencia que tuvo la presencia del narcotráfico en la economía trujillense con la consecuente entrada de capitales de origen ilícito durante su período de auge (ya pasado) y se dinamizó el comercio y la construcción con el aumento de la demanda de viviendas suntuarias para narcotraficantes en las zonas rurales23 (Betancourt, 1998; CNNR, 2008).
Ahora bien, regresando a las dinámicas del sector agropecuario, según las evaluaciones agropecuarias de 2015, se observa en la figura 5 que las principales actividades del sector productivo en términos de superficie utilizada eran el café en primer lugar y en segundo lugar se encontraba la ganadería extensiva, representada en pastos (Secretaría de Ambiente, Agricultura y Pesca, 2016a, 2016b). El alcance y magnitud del fenómeno de potrerización es evidente en esta ilustración de la estructura agrícola reciente, configurada a través de una historia de transformación territorial y del paisaje en el municipio descrita en secciones anteriores.
Por otra parte, debe contemplarse que la información no incluye datos respecto a las superficies sembradas en bosque comercial. De acuerdo con datos del 2005, abarcaba un área total de 700 ha, aunque la misma fuente indica que podrían ser 1051 (CNNR, 2008). En cualquiera de los casos, la actividad forestal ocupaba en esa fecha menos territorio que el café y la ganadería, pero si se compara con los otros cultivos, se ubicaría de todos modos entre el tercer y el cuarto lugar, disputándose con el plátano de monocultivo. Además, como se verá más adelante, la explotación forestal comercial presenta una tendencia a la expansión, por lo cual podría cobrar aún mayor importancia (p. 64).
Figura 5. Áreas sembradas en el municipio de Trujillo
Nota: para el caso de los cultivos transitorios, el área entre los periodos A y B fueron promediados para dar un balance general del año.
Fuente: elaboración propia, con base en las Evaluaciones Agropecuarias de 2015 (Secretaría de Ambiente, Agricultura y Pesca, 2016a, 2016b).
* Producción agrícola
La actividad agrícola es la actividad económica más importante en Trujillo, ocupando la mayor área de los suelos destinados a fines productivos. Como se indica en las convenciones de la figura 6, el plátano y el banano suelen cultivarse en asociación con el café en los arreglos con sombrío, lo que sucede entre un 70% y 75% de las veces, respectivamente, según datos promediados a escala departamental24, lo cual explica que estos sean el segundo y tercer cultivo con mayor representación en el municipio.
En ese orden de ideas, un área estimada de 2894 ha no corresponde a un área adicional ocupada por plátano y banano exclusivamente, sino que se encuentra dentro de la mismas 4233 ha dedicadas al café25 (figura 6). Es decir, que esa área (2894 ha) debe sumarse a la superficie dedicada a actividades agrícolas, lo que correspondería a 6361 ha, según las estimaciones.
La precisión anterior no debe llevar a menospreciar la importancia de la actividad agrícola, pues demuestra cómo el sistema cafetero, de una parte, permite el desarrollo de varios cultivos en una misma área, maximizando el aprovechamiento de la tierra; mientras que, de otra, genera empleo rural al demandar una alta cantidad de mano de obra, la cual está en el orden de los cien jornales por hectárea (Forero, 1992).
A pesar de los declives a los que se ha visto enfrentado, el café mantiene una gran importancia en la producción agrícola del municipio, de cuya área utilizada se le dedican dos tercios en total, aportando una décima parte del valor agregado26. Como dato positivo, su tendencia al decrecimiento se ha visto bastante aminorada en los últimos años (Secretaría de Ambiente, Agricultura y Pesca, 2016a).
Según el PDM 2016-2019, el sector cafetero proveyó de 9505 empleos al municipio, 6913 de ellos de modo directo y 2592 indirectos, constituyendo a Trujillo como el quinto mayor productor del grano en el departamento (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016; Secretaría de Ambiente, Agricultura y Pesca, 2016a). Más allá de todos estos atributos, la persistencia de la producción cafetera se vio beneficiada tras la inclusión de una parte de territorio trujillense en la figura del PCCC, algo que puede contribuir a frenar las tendencias de potrerización.
En una menor medida, se destacan los cultivos de mora, caña, maíz (predominantemente tecnificado) y aguacate. Los cultivos de mora se localizan en las partes altas del municipio, dado que, al igual que el lulo, se ven favorecidos por el clima frío. La caña de azúcar, por su parte, se ubica en la zona plana del municipio, en donde también se encuentran plantaciones de maíz, pimentón, tomate y frutales, como el maracuyá y el melón (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016). La presencia de la mora y la pitahaya deben atribuirse a la recomposición de la organización social y productiva del campesinado, impulsada por distintas instituciones tras los fuertes procesos de violencia que en principio las desarticularon (CNMH, 2014).
Figura 6. Representación en área de los productos agrícolas cultivados en el municipio de Trujillo
Nota: para el caso de los cultivos transitorios, el área entre los periodos A y B fueron promediados para dar un balance general del año.
Fuente: elaboración propia, con base en las Evaluaciones Agropecuarias de 2015 (Secretaría de Ambiente, Agricultura y Pesca, 2016a).
Ahora bien, en vista de que el sector agrícola compone el 46,5 % del valor agregado municipal, del cual el café aporta el 10%, el resto (36,5 %) corresponde a participación del plátano, la caña de azúcar y los demás cultivos referenciados, que se ven subestimados en términos de área sembrada, pero que constituyen un sustento fundamental para las familias campesinas de Trujillo.
De hecho, la articulación de este sector con el mercado regional se evidencia en que cerca de un 80% de la distribución y mercadeo de la producción se realiza fuera del municipio, principalmente en Tuluá y Cali, que por la dimensión de su demanda constituyen los dos principales consumidores de productos agrícolas y pecuarios del Valle del Cauca. Aquí, la intermediación juega un papel clave en la cadena de valor y la incorporación de los productos agrícolas en el mercado. El 20% restante de la producción se comercializa a nivel interno a través del mercado campesino y las tiendas locales (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2008; Gobernación y Universidad San Buenaventura, 2014).
Cabe anotar que, de todos modos, existe una baja productividad agrícola en algunas zonas de los corregimientos de Andinápolis, Cerro Azul y Venecia, atribuida a factores de tipo fitosanitario (enfermedades, plagas y hormigas), así como también ocurre en la vereda La Luisa (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016). Este tipo de situaciones se asocian a usos irracionales de agroquímicos (i. e., sin criterio técnico de cantidad y forma de aplicación), que sumado a métodos inadecuados de preparación de suelos son recurrentes en todo el municipio, lo que deriva en el deterioro de estos, teniendo un efecto negativo en la capacidad productiva de las tierras a mediano y largo plazo, además del impacto que tienen los agroquímicos en la contaminación de aguas. Sin embargo, debe destacarse que, según el Plan Agropecuario Municipal 2008-2011, un estimado del 15% de los agricultores ha prescindido del uso de agroquímicos y se ha orientado a un modelo de producción orgánica. Este porcentaje es tan solo apreciativo (no cuantifica realmente el número de productores), aunque sí existe evidencia de producción orgánica en el caso del café y la mora (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2008, 2016; CNMH, 2014).
Los problemas ambientales relacionados con la actividad agrícola se presentan también en la frontera agrícola, en la que la dinámica de colonización se asocia a procesos de tala del bosque, deforestación y erosión; lo que, sumado al deterioro del suelo, ejerce presión sobre las áreas claves para la provisión y recarga hídrica del municipio. Las tierras colonizadas suelen corresponder a áreas de protección o que demandan medidas de manejo que favorezcan la conservación, como ocurre en la zona de amortiguación del PNR Páramo del Duende (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2008, 2016).
Un factor de la expansión de la frontera agrícola, además de los ya tratados y los que se verán más adelante, corresponde a la intensificación de la variabilidad climática, lo que ha derivado en que la producción de café se extienda hacia zonas más altas, por encima de los 2000 m s. n. m., como es el caso de la vereda Cristales, por ejemplo (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2008, 2016; testimonio de participante en el taller en el municipio de Trujillo, 2 y 3 septiembre de 2016).
* Producción pecuaria
A pesar de que la actividad ganadera ocupa la mayor superficie de áreas en Trujillo, la participación de todo el componente pecuario27 en el valor agregado del municipio solo alcanza el 3,73 %28. De acuerdo con las evaluaciones pecuarias departamentales del año 2015, Trujillo cuenta con 7764 cabezas de ganado, que según el tipo de explotación se reparten en 1009 (13 %) de ceba integral, 621 (8 %) de lechería especializada y 6134 (79 %) de doble propósito, distribuidos en 298 unidades productoras (Secretaría de Ambiente, Agricultura y Pesca, 2016b). En términos generales, Trujillo tiene el 1,67 % del ganado bovino en el Valle y el 1,88 % de participación en la producción diaria de leche a nivel departamental.
La mayor parte de la explotación ganadera es de característica extensiva, como lo demuestran las áreas dedicadas a pastos en el municipio, dando como resultado un promedio de 1,2 ha por cabeza (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016). A diferencia del café, esta actividad demanda una mano de obra comparativamente baja: doce jornales por hectárea (Forero, 1992).
Como se ha mencionado anteriormente, su expansión ha ido marginando a los pequeños productores a zonas de frontera agrícola, siendo este fenómeno motor de nuevos conflictos de uso del suelo en el municipio, lo que además genera numerosos impactos ambientales indirectos. Los impactos negativos directos están relacionados con la recurrente aplicación de herbicidas para el manejo de las praderas, especialmente por parte de los grandes propietarios. Según la caracterización del EOT, la superficie con vocación de uso para dedicación a pastos era tan solo de 143,8 ha, mientras que en la actualidad se observan 5036 ha registradas en este uso, lo que se traduce en un importante conflicto de uso del suelo, agravado por su ubicación en zonas no aptas, y a lo que se suman las perjudiciales prácticas de manejo que, combinadas, degradan la base natural del municipio y, consecuentemente, su capacidad productiva (Cencoa, 2000; Alcaldía Municipal de Trujillo, 2008, 2016).
Otras actividades de importancia son la avicultura, con un total de 14 000 aves, 9500 de ellas clasificadas como aves de postura y 4500 de traspatio, y la porcicultura, con 14 276 cabezas (equivalente al 2% departamental), con 3144 animales de ciclo completo en sistemas tecnificados y 11 132 en sistemas tradicionales. Además de estas, se presentan otras actividades pecuarias (Secretaría de Ambiente, Agricultura y Pesca, 2016b):
* Apicultura: ocho granjas productoras, que tuvieron en 2015 una producción total de 1200 kg de miel.
* Piscicultura: doce explotaciones piscícolas, con un total de 56 estanques de cultivo de tilapia y trucha, en donde la primera tiene la mayor participación, con 53 000 individuos cosechados (equivalentes a 23 850 kg), respecto a los 5900 de trucha (1770 kg) en el año 2015.
* Producción forestal
La producción forestal comercial es realizada por la compañía Smurfit Kappa Cartón de Colombia, filial del grupo empresarial Smurfit Kappa Group, de Irlanda. Las especies que se cultivan son el pino mexicano amarillo (Pinus patula) y el eucalipto blanco o común (Eucalyptus globulus). Como se indicaba anteriormente, no existe una cifra precisa para el área sembrada de estas especies en el municipio. Sin embargo, se considera que hay más de mil hectáreas, distribuidas en las veredas Cristales y Ríochiquito, en el corregimiento de Dos Quebradas (CNNR, 2008).
Ahora bien, esta actividad, que hoy día tiene una participación importante en la economía del municipio, asociada al proceso de sustitución de tierras antes dedicadas al café, se constituye en un importante agente de transformación productiva y del paisaje. Parte de las tierras que ocupa tienen una vocación agrícola, por lo cual hacen parte de la serie de conflictos de uso del suelo que presenta Trujillo.
Parte importante de la producción forestal se da bajo la modalidad de arrendamiento de tierras, lo cual facilita la expansión de estos cultivos, que, según indagaciones de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNNR) y el Grupo de Memoria Histórica (2008), presentaron un incremento de entre 5000 y 6000 ha, pues no debe lidiar con el tema de la propiedad de tierra, sino que se hacen arreglos para su usufructo. Los contratos de arrendamiento son por períodos de tiempo extendidos, dados los ciclos de siembra, cultivo y tala, que para el caso del eucalipto es entre los cuatro y seis años, mientras que para el pino es de diez a quince años29 (CNMH, 2014).
En los casos en que no se tiene la propiedad de la tierra, se procura maximizar el beneficio que se obtiene del capital invertido, por lo cual se suele recurrir a prácticas intensivas de cultivo; a esto se suma la duración de los cultivos bajo esas modalidades de arreglos que demandan ingentes cantidades de agua y agroquímicos, que se prolongan por los largos períodos de arrendamiento a los que se someten los predios (Cardona, 2009). Así, se produce una grave degradación del suelo y de las fuentes hídricas, por lo que en la práctica los propietarios de los predios arrendados terminan vendiendo sus predios a la compañía, devaluados además por el decrecimiento en su calidad después de los años de uso intensivo para este fin (Cardona, 2009).
En este mismo contexto, la presencia de la actividad forestal en predios colindantes a propiedades de los campesinos los aísla de sus vecinos, además de generar una competencia por los recursos hídricos, lo que a la larga resulta en el desalojo de sus tierras. La expansión de la mancha de plantaciones forestales también se vio facilitada por la crisis cafetera, como ya se anotó, expresada en la actual estructura de tenencia de la tierra (CNMH, 2014).
La enorme presión que se ejerce sobre el agua y el suelo, recursos altamente demandados por el sistema productivo intensivo y paquete tecnológico de la plantación forestal, es fuente creciente de conflictos socioambientales, dadas las formas inequitativas en que se distribuyen sus costos y beneficios (Broderick, 1998).
Además de los impactos ambientales generados por los usos inadecuados del suelo, se identifican otra serie de problemas ambientales crecientes en el municipio relacionados con la debilidad generalizada en el saneamiento básico municipal, expresado en el manejo inadecuado de residuos sólidos, vertimientos y la ausencia de técnicas e infraestructura para un manejo integral.
* Contaminación del agua
Uno de los problemas actuales y más agudos es la contaminación de los cuerpos de agua por vertimientos sin ningún tipo de manejo, y que provienen de la actividad agropecuaria, el matadero municipal, las aguas residuales domésticas y las derivadas del servicio técnico-mecánico de automotores (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2012, 2016).
Debido a la ausencia de infraestructura adecuada para el manejo de los vertimientos urbanos y rurales, el río Culebras, que atraviesa el casco urbano, es el principal cuerpo de agua afectado. En él y sus afluentes río arriba, se arrastran numerosas y variadas cargas de contaminantes. En términos de contaminación directa, recibe la totalidad de las aguas residuales de la cabecera municipal, así como los residuos sólidos y residuos provenientes de los talleres de mecánica automotriz. En cuanto a sus tributarios, la quebrada Gordillo recibe neumáticos, residuos de aceite y combustible tras su paso por el barrio La Paz, y en el barrio La Cuchilla es receptor de aguas residuales de origen doméstico; la quebrada La Cristalina, por su parte, recibe las aguas servidas provenientes del matadero municipal y de viviendas aledañas, por último, la quebrada Lavapiés también recibe aguas residuales domésticas (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2012).
Aunque el vertimiento de aguas servidas es un fenómeno generalizado en la zona rural, es predominante en el corregimiento de Robledo y las veredas Puente Blanco y La Luisa. Asimismo se evidencia un uso irracional del agua en el corregimiento de Venecia (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016).
Como consecuencia de esta grave situación, la disponibilidad de agua potable es preocupante. Por ejemplo, un diagnóstico de las fuentes abastecedoras de acueductos realizado por el IMCA (2014) indicaba que “el 50% de las fuentes ofrecen un buen abastecimiento y dos tercios presentan problemas de contaminación por ganadería y vertimientos de aguas residuales” (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016, pp. 33-34).
* Residuos sólidos
Los problemas asociados a la disposición de residuos sólidos están mayoritariamente relacionados con la escasa cobertura del servicio de aseo en las zonas rurales, que apenas alcanza el 12%. La quema corresponde a la forma más recurrente de disposición en la zona rural; en menor grado, se realiza la disposición directa en las vertientes de agua, como se indicó en los párrafos anteriores. Por otra parte, se acude también al enterramiento de las basuras; sin embargo, debe resaltarse que los pobladores rurales dentro de sus prácticas tradicionales hacen un aprovechamiento parcial de los residuos, específicamente los orgánicos, destinándolos a procesos de compostaje y nutrición animal (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2008, 2016).
La disposición inadecuada de los residuos sólidos se da principalmente en las áreas rurales de Robledo y Andinápolis, así como en las veredas Cristales, La Luisa, Puente Blanco y La Sonora (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016).
A pesar de que el servicio de recolección de basuras cobija el 12% de la zona rural y el 100% de las áreas urbanas, dado que el municipio no cuenta con una planta de gestión integral de residuos sólidos (PGIRS), los residuos se transportan al relleno sanitario Presidente, en el municipio de San Pedro, ejerciendo una presión ambiental a nivel supramunicipal.
Notas
1 Ficha de caracterización territorial del Departamento Nacional de Planeación. Se puede consultar en: https://ddtspr.dnp.gov.co/fit/#/fichas
2 Mesa técnica para la construcción de la capa de veredas del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE): https://geoportal.dane.gov.co/v2/index.php/veredas
3 Amparándose en el artículo 14 de dicha ley, el cual dicta que “dos o más municipios de un mismo departamento o de varios departamentos, podrán asociarse administrativa y políticamente para organizar conjuntamente la prestación de servicios públicos, la ejecución de obras de ámbito regional y el cumplimiento de funciones administrativas propias, mediante convenio o contrato-plan suscrito por los alcaldes respectivos, previamente autorizados por los concejos municipales o distritales y para el ejercicio de competencias concertadas entre sí en un marco de acción que integre sus respectivos planes de desarrollo en un modelo de planificación integral conjunto.”
4 Resolución 042 del 31 de mayo de 1999.
5 Acuerdo 261 de 11 de octubre de 2011.
6 La cual es una forma de indicar la medida de ocupación del territorio.
7 Con fecha de corte del primero de abril de 2017 (puede consultarse en http://rni.unidadvictimas.gov.co/RUV). Respecto a estas cifras oficiales, debe tenerse en consideración que “el temor llevó a que muchos campesinos nunca hubieran denunciado el desplazamiento y menos a poner su nombre en un registro único” (CNMH, 2014, p. 399), por lo que puede haber una subestimación del número real de víctimas en el municipio.
8 “Nota: El reporte muestra el número de personas por año, lugar de expulsión, recepción y declaración. La suma no refleja el número total de desplazados, teniendo en cuenta que una persona pudo ser desplazada en varios años” (RUV).
9 Es decir, con menores concentraciones de lluvias, denominados también períodos de estiaje.
10 En efecto, en el Plan Agropecuario Municipal se manifiesta que existe un “monopolio en el uso y la distribución del recurso agua” (Alcaldía, 2008, p. 26).
11 Traducción propia.
12 i. Las veredas referidas pueden variar con respecto a las consignadas en la tabla 1, debido a la actualización en la división político-administrativa del municipio (Alcaldía Municipal de Trujillo, 2016). ii. En Trujillo, la cabecera se concibe también como corregimiento, según el EOT de 2001. Véase también la figura 2.
13 Según el concepto del DANE, “la metodología de NBI busca determinar, con ayuda de algunos indicadores simples, si las necesidades básicas de la población se encuentran cubiertas. Los indicadores simples seleccionados son: viviendas inadecuadas, viviendas con hacinamiento crítico, viviendas con servicios inadecuados, viviendas con alta dependencia económica, viviendas con niños en edad escolar que no asisten a la escuela”. Disponible en: https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/pobreza-y-condiciones-de-vida/necesidades-basicas-insatisfechas-nbi
14 Categorización del Departamento Nacional de Planeación de acuerdo con la Ley 617 de 2000. Esta categorización está basada en la conjugación entre el número de habitantes y los ingresos corrientes de libre destinación (en SMLMV). Esto determina el porcentaje de ingresos de libre destinación que el municipio puede designar para los gastos de funcionamiento. En el caso de la sexta categoría, el municipio puede utilizar hasta el 80% de estos ingresos.
15 Cifras para 2005. Ficha de información municipal para la toma de decisiones. Departamento Nacional de Planeación y Federación Colombiana de Municipios. Disponible en: http://trujillo-valle.gov.co/apc-aa-files/63623364626532623061316231643464/TOMA_DE_DECISIONES.pdf
16 Ficha de caracterización territorial del Departamento Nacional de Planeación. Disponible en: https://ddtspr.dnp.gov.co/fit/#/fichas
17 Según el PNUD, “identifica el conjunto de carencias a nivel de los hogares en las tres dimensiones del índice de desarrollo humano (salud, educación y nivel de vida) y refleja la proporción de personas pobres y el número promedio de carencias que cada persona pobre sufre al mismo tiempo”. En: http://hdr.undp.org/es/content/indice-de-pobreza-multidimensional-ipm
18 Coeficiente utilizado para indicar la concentración de tierras, calculado entre 0 y 1, donde valores cercanos a 1 indican una alta concentración (i.e., la tierra se distribuye en pocos propietarios) y los valores cercanos 0 corresponden a una baja concentración (i.e., mayor distribución).
19 Para 2009; en IGAC. Ginis nacionales, departamentales y municipales 2000-2009. Recuperado de: http://www.igac.gov.co/wps/wcm/connect/14cd35804dc6897eba32fa36b39898f6/GINIS+NALES.+DPTALES.+MUNICIPALES++IGAC+2000-09.xlsx?MOD=AJPERES (Consulta: 28 de septiembre de 2016).
20 Zonas relativamente homogéneas determinadas, entre otros aspectos, por su carácter fisiográfico (especialmente asociado al potencial productivo agropecuario, es decir, suelos, clima y recursos hídricos), su desarrollo socioeconómico, infraestructura vial, cobertura de servicios básicos y el encadenamiento a los mercados dentro y fuera de la zona. Resolución 017 de 1995 del Incora.
Para el caso de Trujillo, las Zonas Relativamente Homogéneas (ZRH) designadas son: i) ZRH N.º 3 valle geográfico del río Cauca, ii) ZRH N.º 7 cordillera Occidental-Norte y iii) ZRH N.º 8 cordillera Central y Occidental. Bajo estos parámetros, las UAF designadas son de 4-6 ha para los primeros dos casos y de 17-22 ha para el último. Resolución 041 de 1996 del Incora.
21 Esta última modalidad no ocurre en Trujillo, sino en la cuenca del río Chinchiná, departamento de Caldas (Cardona, 2009).
22 Que para el año 2013 significó 128 100 de un total de 254 800 millones de pesos, de acuerdo con la ficha de caracterización territorial del DNP. Disponible en: http://viva.org.co/PDT_para_la_Construccion_de_Paz/Indicadores_de_caracterizacion_territorial/1.%20Ficha%20de%20caracterizaci%C3%B3n%20territorial.xlsx
23 De hecho, excluyendo las obras de ingeniería civil, la construcción de edificaciones aportó el 4% del valor agregado del municipio en 2013, equiparable a la participación del sector agropecuario. De acuerdo con la ficha de caracterización territorial del DNP. Disponible en: http://viva.org.co/PDT_para_la_Construccion_de_Paz/Indicadores_de_caracterizacion_territorial/1.%20Ficha%20de%20caracterizaci%C3%B3n%20territorial.xlsx
24 Según las evaluaciones agrícolas del Valle del Cauca de los años 2000 al 2015 compiladas por la Secretaría de Ambiente, Agricultura y Pesca de la Gobernación. Disponibles en: http://www.valledelcauca.gov.co/agricultura/publicaciones.php?id=33384. Cabe anotar que, en el caso particular de Trujillo, este nivel de intercalación podría ser mayor debido a las condiciones exigidas para las áreas que hacen parte del PCCC.
25 Nota de los autores: conforme a los datos de la figura 6, el total de hectáreas en plátano y banano es de 4135, a este total se le saca el 70%, correspondiente a 2894 ha. Estas últimas se encuentran incluidas en las 4233 ha en café, debido a que el plátano y el banano se cultivan en asociación con el café en arreglos de sombrío. Por lo tanto, el área cultivada exclusivamente en plátano sería de 1051 ha y de banano sería de 190 ha, para un total de 1241 ha entre estos dos cultivos.
26 Que para el año 2013 significó 25 500 de un total de 254 800 millones de pesos, de acuerdo con la ficha de caracterización territorial del DNP. Disponible en: http://viva.org.co/PDT_para_la_Construccion_de_Paz/Indicadores_de_caracterizacion_territorial/1.%20Ficha%20de%20caracterizaci%C3%B3n%20territorial.xlsx
27 Es decir, incluyendo las otras actividades pecuarias además de la ganadería, como la avicultura y la porcicultura, entre otros.
28 Que para el año 2013 significó 9500 de un total de 254 800 millones de pesos, de acuerdo con la ficha de caracterización territorial del DNP. Disponible en: http://viva.org.co/PDT_para_la_Construccion_de_Paz/Indicadores_de_caracterizacion_territorial/1.%20Ficha%20de%20caracterizaci%C3%B3n%20territorial.xlsx
29 Precisión técnica rescatada de Plan Agropecuario Municipal 2012-2015. Trujillo: Alcaldía Municipal, 2012.