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La profecía del pensar orgánico y el mecanicismo:

¿un mensaje difícil e intrasmisible? 6

P. Paul Vautier (+)

Instituto Secular de los Padres de Schönstatt

En la preparación del jubileo del 31 de mayo de 1949 tenemos la tarea de entender mejor el mensaje de este día y de trasmitirlo no solo a la Familia de Schoenstatt, sino también a la Iglesia, hacia afuera.

Las experiencias con este tópico no fueron muy buenas en general. Y el P. Kentenich no llegó a hacerse comprender en Roma. El Visitador tachó la lucha contra el pensar mecanicista de idea fija y tonta de un viejo (“eine Marotte”). Las explicaciones que se dan en los libros sobre el pensar orgánico y el mecanicismo son muy complicadas o generales, simplistas y carecen de perfil. Y en la Familia de Schoenstatt tenemos la experiencia de que lo “orgánico” y lo “mecánico” se han convertido muy a menudo en puras palabras o “palos” para liquidar una opinión.

Esto hace pensar, o tendría que hacerlo. ¿Por qué después de tantos años y con tanta gente inteligente no se llega a una mayor claridad?

Mi intuición contiene dos puntos: probablemente hay dificultades en los conceptos que no son fáciles de superar e impiden una explicación simple. Y tal vez muchos de los caminos que se han usado para la explicación no son muy aptos.

Por esto quiero presentar dos grupos de reflexiones; primeramente, las dificultades en el análisis del pensar orgánico o mecanicista y su explicación, y segundo, formular positivamente con otras palabras algunas intuiciones fundamentales del Padre Kentenich al respecto como yo personalmente las interpreto.

Dificultades y complicaciones con “el pensar orgánico” y el “pensar mecanicista”

1. En búsqueda de la categoría adecuada.

Este “pensar orgánico” o “mecanicista”, ¿es verdaderamente un pensar? Muchos se rompieron la cabeza para interpretar y trasmitirlo en conceptos de pensamiento, con características generales como “natural, universal, simbólico, perspectivista” (repitiendo frases del Fundador), o con rótulos generales como el sowohl als auch (lo uno y lo otro), partiendo de teorías sobre organismo o concepciones sobre la máquina. El resultado no es muy alentador: la mayoría de estos puntos de arranque son muy vagos y generales y no dan perfil, menos el de un mensaje profético.

Si vamos más cerca a los textos del P. Kentenich vemos, que ya en el comienzo, habla de “pensar y vivir orgánicamente” y que los temas son muy ligados a los de psicología. También habla de pensamientos, pero no parece lo central. Se trata de una mentalidad. Cuando intenta explicar la cosa al Visitador, sale con un diálogo de análisis psicológico de otra persona. Y, lo que nos conduce más a la profundidad de la cuestión, en sus textos autobiográficos explica la problemática mecanicista con su crisis juvenil que tenía los rasgos de una neurosis con síntomas obsesivos. Para complicar las cosas, se describe en muchos puntos como tipo de estructura excepcional.

Pero no se queda en el marco individual. Hace el diagnóstico de una enfermedad de pueblos, de toda una cultura. Paralelamente, la contraposición no consiste en aprender unos pensamientos o principios, sino “pensar, vivir y amar orgánicamente”, una fórmula que designa un comportamiento total del hombre.

El resultado de esta presentación: la primera, y posiblemente más importante tarea, es buscar la categoría correspondiente. Lo que el P. Kentenich hace, es -en mi opinión- un intento de “psico-historia”: analizar rasgos generales de culturas y pueblos, partiendo de una experiencia personal que él considera en parte (!) generalizable. La perspectiva es fundamentalmente psicológica, no filosófica.

Este intento es tan posible como difícil. Nombro dos pensadores famosos, ambos pensadores y sicólogos, que trataron tales temas: Karl Jaspers y Erich Fromm, también con los aspectos de pueblos y política. En la psicología se trató en los últimos años el tema de si hubo cambio general en los tipos más frecuentes de trastornos psíquicos en nuestro siglo.

2. El uso generalizado de las categorías “orgánico” y “mecanicista”.

Es un hecho que estas palabras son de uso muy general. Parten de experiencias que son accesibles en nuestra cultura desde hace siglos: máquinas inventadas por el hombre de cada tipo, hechas de material muerto por un lado, y los seres con vida, que no inventamos y no entenderemos probablemente nunca, a los cuales pusimos el nombre “orgánico”. A pesar de que originalmente esta palabra griega tenía el simple significado de “instrumento”, el puente fue que los seres vivos son organismos con muchos órganos y forman una unidad compleja, hasta hoy inexplicable-.

Las palabras se encuentran en el lenguaje normal de la calle, así como en las ciencias. Los grandes teóricos del orgánico y del sistema son una línea de los famosos idealistas alemanes, y después los románticos. En los siglos XIX y XX, por los efectos negativos de la industrialización, mecanicista es una palabra negativa.

Las palabras se usarán también en la política y son aptas para todo emprendimiento ideológico. En el tiempo del auge de la Heimat (patria, hogar) la palabra mágica “orgánico” se usó tanto por los nazis como por las contracorrientes católicas.

Todo esto pone la exigencia de más claridad y perfil. Pero el P. Kentenich mismo nos dificulta la cosa usando los términos a menudo en sentido general y a veces como “término simbólico”, por no decir casi como alarido de batalla. Hay frases en Educación Mariana para el hombre de hoy (1934) en las que presenta lo “orgánico” casi como panacea.

Se puede decir -y lo digo también- que esto no es trágico si por lo normal se da una explicación más clara y definida del asunto. Pero las frases tipo rótulo general dificultan a menudo la comprensión y el diálogo.

Ponemos entonces la exigencia de explicación de los términos y, cuando se quiera troquelar un nuevo término global, que se dé un punto de partida más claro que el concepto nebulosísimo de lo “orgánico”.

3. Investigación e interpretación del P. Kentenich.

La pauta de aclaración se puede poner fácilmente pero, ¿cómo responder a ella? Sobriamente hay que constatar que para el P. Kentenich el complejo “orgánico-mecanicista” fue más bien una intuición, una experiencia fuerte personal y no un concepto claro y fácilmente definible. Tampoco se adhirió simplemente a la enseñanza de un pensador. Si recurrimos a la historia de la formulación vemos varias fases de las formulaciones. También los términos para la mentalidad opuesta cambian bastante, a menudo aludiendo a sugerencias externas hoy difíciles de investigar.

Este hecho nos exige hacer un trabajo duro y asiduo de leer e interpretar los textos del P. Kentenich. Su intuición está encarnada en los ejemplos, las descripciones y en las perspectivas que utiliza para explicarse. Pienso que otra vez es un tema en lo cual es muy prometedor seguir las huellas de un camino providencialista, el camino de la formulación lenta de una intuición.

4. El bolchevismo como mecanicismo. El cambio del tiempo.

El cambio del año 1989/90, la caída del imperio ruso, es un hito político importante. Durante 70 años Europa, y en parte el mundo, estaban enfrentados a un reino político-ideológico con fuerza poderosa y agresiva. Es previsible que la memoria de esta historia se debilite muy pronto, y el hecho que el P. Kentenich estuviera orgulloso de ser un empedernido enemigo del bolchevismo se convierte en una frase rara e incomprensible.

La lucha contra el pensar mecanicista como bacilo que prepara el bolchevismo, ¿se terminó ya? El P. Kentenich, ¿es un profeta que cumplió ya su tarea porque el enemigo no existe más?

Otras preguntas de la relectura histórica del mensaje: los análisis del tiempo del P. Kentenich, ¿son todavía validas hoy? “El hombre de hoy” del P. Kentenich murió ya. El Concilio Vaticano II -para el P. Kentenich puerta de su libertad- es para nuestros jóvenes un dato de la historia. El tiempo preconciliar de la Iglesia, mentalidad en la cual surge el Movimiento como movimiento renovador, ya es cosa antiquísima, y corremos el peligro de que las luchas del P. Kentenich en su tiempo aparezcan para muchos como las peleas de Don Quijote.

¿Qué diría el P. Kentenich hoy? Si no queremos hacer el papel de los predicadores que ven el mundo siempre empeorando y que repiten sus fórmulas de antaño, hay que observar y analizar el mundo de hoy, las corrientes actuales y responder desde un concepto clarificado de lo que es la intención fundamental del P. Kentenich.

Intento de formular unas pautas fundamentales del “organicismo” del P. Kentenich en lenguaje simple

Lo que sigue no quiere ser algo completo, sistemático o definitivo. Busco formular algunas líneas importantes que dan perfil a lo que el P. Kentenich intuyó como “pensar y vivir orgánicamente”, avisando síntomas o tendencias que a la larga impiden esta forma de vivir.

Intento formularlo con el mínimo posible de términos técnicos, evitando incluso la palabra “orgánico” y “mecanicista”. Para mí, este tipo de “traducción” es un paso importante y a menudo fecundo en la elaboración de contenidos que ya se hicieron en alguna manera ideológicos.

1. El P. Kentenich parte en su proyecto pedagógico siempre de la unidad de lo natural y de lo sobrenatural. Un hombre que vive sin Dios es para él algo esencialmente incompleto. Los piadosos que se aparten del mundo por ascética o desprecio igual no son hombres completos-. La meta es buscar, encontrar y vivir con las personas y en este mundo, palpando y amando a Dios, y que cada cosa nos revele algo de Él.

Por esto, cada mentalidad que es incapaz de conducir a Dios -sea por ideología o por su modo de realizarse- es para el P. Kentenich equivocada y peligrosa. Aplica este juicio tanto a escuelas psicológicas y a filosofías como a sistemas políticos. Pero también cada persona que se estanca en las relaciones de cada día sin horizonte del más allá participa de esta mentalidad, que ve solamente la mitad del hombre.

2. El P. Kentenich como pedagogo introduce la dimensión del tiempo. Los seres vivientes nacen, crecen y tienen su desarrollo, y este despliegue es algo lento. Si uno es -como fácilmente sucede- impaciente e incapaz de mirar el proceso global o las posibilidades futuras va a emitir siempre juicios negativos porque le falta algo. Quizás tampoco esté dispuesto a aceptar que cada fase de la vida tiene su acento, su tarea, su realización. Fácilmente se critica al otro porque no está bien según mis criterios. El respeto al individuo y a su desarrollo personal es algo fundamental para el P. Kentenich.

Por esto, la mentalidad que mide todo según unos criterios supuestamente objetivos, esenciales y fijos, sin respeto a la personalidad, su historia y estadio de su desarrollo, es para el P. Kentenich muy sospechosa.

Esto vale también por aquellos que hablan de procesos y progreso, pero que empujan demasiado, no respetan las motivaciones y dones personales. También si se fomenta un aspecto exageradamente, así que se desequilibra la persona.

3. Relaciones personales de cierta profundidad solo se dan si todas las capacidades de la persona se integran. Relaciones puramente emocionales son ciegas y volátiles, relaciones solamente de la cabeza pierden el calor humano, relaciones sin cierta duración y fidelidad se convierten en jueguitos. Y para personas de cierta religiosidad también accede y se busca un toque de la eternidad, que quizás se palpa solamente en la honestidad y la veracidad de la relación.

Está claro que las relaciones según su entorno y motivo son diferentes, pero las formas de vivir que ya de antemano se cierran o impiden estas dimensiones de la relación o tratan a los demás como a un palo muerto, útil para tal cosa, marcan el polo a evitar.

Entre las divisiones e incoherencias del hombre hay una que tiene importancia especial. Fácilmente las palabras, ideas y los proyectos están muy lejos de lo que uno realmente hace, vive y realiza. Se viven ideas ilusorias, proyectos irreales, se trastorna la percepción de la situación y de sí mismo. Vivimos con simplificaciones y en cuadros ideológicos. No estamos suficientemente cerca de la vida. Y esto se da tanto en ámbitos sofisticados como las ciencias, el área política o en la vida sencilla.

4. Lo que se ha dicho hasta ahora sobre los horizontes del proyecto pedagógico del P. Kentenich se encuentra en formulaciones individuales y generales. Pero vivimos en la historia y en sociedades grandes, con sus características y rasgos culturales; lo que se puede decir y tiene que decirse también -con cierta reserva y cautela- de grupos y corrientes sociales. Las culturas se caracterizan por el tipo de relaciones preferidas y fomentadas, por los valores que se respetan mucho o menos.

El proyecto del comunismo ortodoxo (el bolchevismo) fue para el P. Kentenich un ejemplar clásico de cómo no se debe actuar, si bien participó de muchas metas de la justicia social. El ateísmo de principio, el desprecio del individuo y el culto de la masa, del colectivo, tomar en absoluto un esquema muy reducido y artificial de “ciencia materialista”, la figura del “héroe trabajador” ideologizado, la utilización y manipulación de los sentimientos, el culto del plan y de la máquina, son un extracto puro de la visión de la personalidad y de la comunidad que constituyen la meta del P. Kentenich.

Va de por sí mismo que con la caída del bloque ruso Occidente se vio liberado de un factor histórico que jugó un papel importante durante la vida del P. Kentenich, quien se declaró enemigo de este sistema. Pero los elementos negativos no han desaparecido de un día a otro y hay que tenerlos en cuenta por si aparecen en otra forma y entorno.

5. El P. Kentenich no fue una persona política; la crítica al sistema comunista no lo hizo elogiar todo de Occidente. Al contrario, identificó muchos de los elementos negativos también en el occidente, donde reaparecen ateísmo, materialismo crudo, formas del capitalismo sin respeto a los individuos que trabajan, etc. También a la mentalidad de su patria hizo críticas duras especialmente en la línea del individualismo y del cultivo exagerado de lo intelectual. Por esto identificó rápidamente al nacionalsocialismo como otra forma de colectivismo peligroso, a pesar de que los nazis se presentaron oficialmente como enemigos del bolchevismo. Sus experiencias como prisionero en Dachau fueron la prueba existencial de esta mentalidad tan inhumana.

6. Quizás es más fácil identificar lo contrario de su visión del hombre en estas grandes corrientes políticas sobre las cuales la historia ya ha dictado un juicio.

Pero el pedagogo Kentenich encontró también en la vida religiosa y en la Iglesia gérmenes que llevaban en sí elementos peligrosos. En la Iglesia hay una gran diversidad de gente, de estilos, de corrientes; los hombres no cambian su corazón y su vida simplemente por meter un pie en el templo o tener papeles de ser bautizado, no puede ser otro. Es más, en mucha gente religiosa activa se mezclan la fe con las ideologías de cada tipo hasta entrar en la teología y en la jerarquía.

Cuando se criticaban fuertemente la práctica y en parte la teoría de su pedagogía salió a la defensa. En el centro de las críticas estaba su enseñanza sobre las relaciones, encarnada en el amor a la Virgen y en las relaciones personales en sus comunidades. Las relaciones personales profundas juegan un rol tan central en su visión del hombre que sospecha una equivocación grave en todos quienes no quieren o no pueden aceptar esta visión y su realización práctica.

Esta discusión con la jerarquía condujo a una pelea interna y al exilio del P. Kentenich, que ya por la forma de desarrollarse mostró que hubo en la Iglesia de aquel entonces -a pesar de mucha buena intención- un sistema de poder y política religiosa sin mucho respeto a los que caían en las redes de esta máquina. El Concilio dio un vuelco desde la Iglesia legalista a una Iglesia más humana, y no es casualidad que fuera el Concilio el que definió la libertad de la conciencia que posibilitó la liberación del P. Kentenich de su destierro.

Tareas y metas

Después de este intento de describir la polaridad “orgánico-mecanicista” en algunos puntos quiero señalar algunas metas.

1.Queda como tarea una interpretación sólida e histórica de los textos importantes del P. Kentenich. El lector que conoce más del Fundador fácilmente ha reconocido citas claves que utilicé para este ensayo; quizás no ha encontrado otros lugares para él importantes. No fue la intención de ser completo.

2. La polaridad “orgánico-mecanicista” no se formula en las nubes y por esto hay que hacer el trabajo de comparación con otros pensadores contemporáneos del P. Kentenich que en parte salieron con un análisis parecido. También se conocen en los años después de la muerte del P. Kentenich varios conceptos y teorías (recuerdo los términos sistema, holístico, totalidad, integración) que muestran que sus análisis no fueron aislados. Pero la comparación sólida y no superficial es un trabajo arduo.

3. Como tercera meta señalo el trabajo de interpretación actual. Para el hombre de hoy, los textos del P. Kentenich ya son textos históricos, difíciles de entender y con testimonios de épocas ya pasadas. El “tiempo de hoy” del P. Kentenich es para nuestros jóvenes el pasado. ¿Cuál sería su análisis hoy, en general y respecto a los pueblos y culturas? ¿Dónde y cómo identificaría él hoy lo orgánico y lo mecanicista?

Para mí se da fácilmente la trampa de buscar con rapidez un nuevo enemigo y crear o identificar unos “ismos” contra cuales se pueden librar batallas ideológicas. Pero ésta no es una actitud de pedagogos.

Primeramente, se tiene que conducir a la gente de hoy a la visión positiva del hombre y de la comunidad, a la riqueza del camino de las “relaciones personales radicales”. Y no solo con palabras sino también en la práctica.

Después del 31 de mayo

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