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ОглавлениеRecepción, reflexión y revivencia del 31 de mayo 7
P. Herbert King
Instituto Secular de los Padres de Schönstatt
PRIMERA PARTE
En vista de poder proporcionar una reflexión transparente y resumida de la esencia del 31 de mayo, es importante hacer dos esfuerzos. En primer lugar, no analizarlo en términos duales: como lo bueno contra lo malo, como si se tratara de un arma precisa contra un determinado enemigo, una declaración sobre el comportamiento de ciertas personas o el estado del cristianismo en determinados países; el 31 de mayo proporciona más bien ciertas caracterizaciones tipológicas. En segundo lugar, es útil distinguir los distintos estratos que se han ido acumulando en esta fecha. Así como en muchos sitios del pensar y obrar kentenijiano, también aquí hay necesidad de un despliegue de algo complejo. Quiero distinguir tres aspectos:
I. El 31 de mayo como (tercer) hito;
II. El 31 de mayo como misión de Schönstatt en general; y
III. El 31 de mayo y Latinoamérica (Chile).
I. El 31 de mayo como (tercer) hito
1. El carácter de acontecimiento del 31 de mayo de 1949.
¿Qué significa que José Kentenich dio ese paso así y no de otro modo? En último término no sabía por qué debía dar ese paso así. Fue un riesgo en la fe (“Hacia la oscuridad”). Como en 1914 y 1942, tuvo que dar ahora ese paso audaz.
No deja de ser interesante que con respecto a este (tercer) hito se diga “Introducción, apertura e irrupción de lo divino”, como de los otros hitos. Y especialmente sobre el tercero se señale “Estar en la fuerza divina”. Y no se formule, por lo menos en primer lugar, pensar, vivir y amar orgánicos.
2. La misión de la Virgen María en el contexto de la época.
En el 31 de mayo se revela la misión mariana epocal. Para el Padre Kentenich, María tiene un significado central en la nueva conformación de la Iglesia y la sociedad. Más todavía, en analogía con la Encarnación del Logos, Jesús debe nacer otra vez de María para el tiempo más nuevo. Pareciera que nos encontramos en una diferente fase de la historia humana y salvífica, en la que la persona y la misión de la Virgen deben insertarse renovada y ampliamente en la Iglesia como complemento al misterio de Cristo, tal como lo implantó San Pablo. El Padre Fundador compara su tarea con este proceso8.
Eso significa un amplio proceso de configuración de la Virgen María en la Iglesia. Así como Cristo cobró figura, p.ej., en la jerarquía y en los sacramentos, debe María manifestarse más clara y esencialmente en las formas eclesiales.
Éstas son expresiones proféticas sobre María, no solo ni sencillamente pastorales. En ese sentido, tampoco se trata solo de más devoción mariana.
3. El proceso de configuración de la Virgen María en Schönstatt.
El proceso de configuración de la Virgen María es sencillamente Schönstatt (en conexión con la Confederación Apostólica Universal); tal es la visión profética de José Kentenich. En el 18 de octubre reconoce una vasta iniciativa divina. Y en Schönstatt, una “anticipación universal de la Iglesia en la Nueva Orilla” y “el corazón de la Iglesia”, de modo que a la sombra del Santuario se co-decidirán esencialmente los destinos de la Iglesia y del mundo por siglos, por milenios.
Si vemos en primer lugar su carácter de hito, el sentido del paso profético del 31 de mayo de 1949 consiste en insertar e implantar orgánicamente en la Iglesia este Schönstatt, no solo legalmente, sino como acontecimiento salvífico, como proceso de configuración de María, aspecto fundamental para la Iglesia. Se trata entonces de Schönstatt, en su reclamo mariano-profético como tal, en cuanto es una destacada obra de Dios. Él habló en Schönstatt, lo escogió. “Tienen que creerlo”. En especial los obispos, y naturalmente el Papa, deben situarse ante esta pretensión y reconocerla públicamente.
El resultado del exilio, tal como aparece en el Cuarto Hito, es precisamente un nuevo sello del carácter divino de Schönstatt y de su lugar en la Iglesia. En la audiencia con Pablo VI aparece simbólica e inicialmente el encuentro del representante del proceso de configuración crística y el representante del proceso de configuración mariana. “Alcanzamos todo”, dice ocasionalmente nuestro padre tras 1965. Ciertamente que todavía son posibles nuevos desarrollos.
4. El P. Kentenich como cabeza supratemporal.
Si bien al Padre Fundador le importa mucho María, y aún sin que lo hubiera previsto inicialmente, él pasa casi exclusivamente al primer plano de interés. Según los planes divinos debía ser así.
Aquí hay que mencionar el aspecto de “cabeza supratemporal”, como siempre más claramente se presenta desde los acontecimientos en torno al 20 de enero de 1942. Lo que hasta ese momento vivió en la Familia sin expresarse, se convierte en tema cada vez más evidente. Eso significa la comprensión de que el 18 de octubre el Padre Kentenich jugó y sigue jugando un papel especial como socio y mediador en la Alianza. Así se entiende que él mismo destaque la “indisoluble vinculación de Cabeza y Santuario” como resultado capital del Exilio (junto con el nuevo sello divino).
Quiero denominar “perfilación profética” de Kentenich a aquello de que se trata en el Tercer Hito como Hito. No solo es un padre o un maestro importante, es el elegido de Dios, que tiene una pretensión parecida a la de San Pablo y que se asemeja a Jesús cuando expresa “Pero yo les digo” (lo que conduce a su condena).
Es válido creer en el Padre Kentenich, seguirlo en ámbitos que no se pueden comprender, en el misterio de un paso del cual solo puede decir que Dios lo quiere así y no de otra manera.
Tras su regreso a Schönstatt, José Kentenich traza una relación al Acto de Séquito de 1949, no tanto al 31 de mayo. En el Acto de Séquito y en el “¿Vas conmigo?” que dirigió al P. Alex Menningen parece ver la expresión propia del Tercer Hito, es decir, ve el 31 de mayo de 1949 como paso en la fe, lo que en el Acto de Séquito está adecuadamente preparado y respondido en la característica de hito ante todo aquí aludida.
5. Perfilación profética del pueblo de Schönstatt.
Desde este paso se hace claro que no es más posible un seguimiento “acostumbrado” del Padre Kentenich, por lo menos no en la situación concreta en la que surgió (cuestión de los liberales y los integrales palotinos). Ante un Kentenich que se comporta así hay que creer, seguirlo ciegamente.
La elevación de su visión de Schönstatt, tal como se expresa por primera vez en 1929 con las palabras de “a la sombra del Santuario” pero que hasta 1949 no vivió como tema central en la Familia de Schönstatt, se convierte ahora en lo exigido a los schönstattianos. Ahora tienen que vérselas siempre más con el hecho de que Schönstatt “es tan inmensamente importante”. La Familia de Schönstatt se transforma así en un pueblo profético, que para la Iglesia se hace finalmente como incomprensible, como lo ha llegado a ser el Padre Fundador; un pueblo que permite que a la Iglesia Schönstatt (meramente a partir de la fe en su carácter divino) sea entregado (empeñado) por el profeta y, con eso, el pueblo de Schönstatt mismo.
A menudo Kentenich se justifica así: “De lo contrario, hubiéramos sido arrasados”. El contenido propiamente carismático-profético de la Alianza de Amor del 18 de octubre de 1914 habría permanecido en el rango de un ejercicio piadoso. El paso del 31 de mayo tiene un efecto catalizador en su Familia. La arrastra a un nuevo nivel. Todo en la Visitación y en las disposiciones de la autoridad eclesiástica apunta a hacer de Schönstatt un movimiento eclesiástico “normal”.
Y Schönstatt acompaña directamente, en primer lugar, y especialmente el Schönstatt alemán. En la medida en que esto ocurre, el 31 de mayo es revivido creativamente, aun cuando en los primeros años no esté consciente de la fecha precisa. Esto se refiere a todos los que expresamente siguen al Padre Kentenich, en oposición a bastantes de sus amigos que ahora se separan de él. Pero en general se refiere a los que se saben pertenecientes a un movimiento que ahora tiene en sí un tal “gustillo” profético-carismático-arrogante.
Hacen algo parecido a lo de la Iglesia Primitiva, que obtiene su identidad a partir del seguimiento de un Jesús (aparentemente) rechazado por Dios, no en primer lugar de su doctrina.
II. El 31 de mayo como misión de Schoenstatt en general
1. Urgencia de la misión de Schönstatt.
Pero al Tercer Hito pertenece también un respectivo contenido específico, resumido a menudo por el Padre Kentenich como “pensar, vivir y amar orgánicos”. Éste es el contenido de Schönstatt en general. En ese sentido, tienen razón los chilenos cuando caracterizan a Schönstatt simplemente con la “Misión del 31 de mayo”.
A eso se le añade que, más allá de lo dicho sobre el “Hito en sentido estricto”, en esos años Kentenich experimenta más apremiantemente que antes la necesidad de ofrecer Schönstatt ampliamente como solución: reclama, grita, denuncia, no se contiene más.
Pero, con todo, eso no tendría que haber conducido al paso del 31 de mayo tal como de hecho se realizó. Humanamente visto, el camino correcto tendría que haber sido movilizar para el objetivo respectivamente a los muchos schönstattianos (ante todo a los palotinos y sacerdotes) y a través de ellos actuar al estilo del Movimiento. Pero se trataba precisamente de más. De este aspecto, el Fundador dice también que tal paso podría darse a lo sumo tras siglos. Pero la finalidad de Schönstatt permanece, también y especialmente para nosotros, hoy.
2. Leyes de vida, amor y pensamiento deducidas del comportamiento mariano.
Es interesante cómo el padre Kentenich obtiene su conocimiento de lo mariano y de la respectiva reacción ante ello, el que resume con la fórmula “pensar, vivir y amar orgánicos” aplicada en María. En la temática mariana vivencia y observa algo que va más allá de su valor bíblico y dogmático. ¿Cómo se desarrollan la vida y el amor marianos? ¿Qué reacciones despierta?
En la temática mariana descubre leyes del vivir, amar y pensar que también puede observar de otra manera, especialmente en la temática del padre; son leyes según las que construye Schönstatt. De este modo, la posición hacia lo mariano se convierte en la expresión de una concepción y, al mismo tiempo, protege, presupone y produce una concepción adecuada.
María es entendida simbólicamente, orgánicamente. No solo es importante su valor en el Plan Salvífico. No entendida como expresión teológica. Sicológicamente entendida. ¿Qué digo cuando digo “María”? Así María aparece en favor de la libertad de procesos de vida, de la relativa autonomía de las objetivaciones síquicas.
Es decir que el 31 de mayo no se trata de un tema dogmático (introducción de la Epistola perlonga). Dentro de lo mariano, Kentenich deja también libertad dentro de lo que expresamente está definido.
3. Schönstatt como organismo.
Lo que vale para las leyes de vida, amor y pensamiento reconocidas en lo mariano, vale para Schönstatt como todo y para todas sus manifestaciones.
No solo lo mariano es tema (en la carta María es apenas mencionada. Por otra parte, el obispo tampoco critica nada al respecto). Ante todo, es un segundo tema, la imagen de padre orgánicamente entendida; de hecho, “por razones históricas” se coloca en primer plano. Después de lo dicho anteriormente, no es accidental lo que ante todo sugiere la expresión “histórico”. Visto desde el punto de vista de lo que estamos tratando, es además un (importante) ejemplo entre muchos.
Las imágenes de padre y de María orgánicamente entendidas son dos importantes casos simbólicos, radicales, puntos neurálgicos del todo. El asunto del que se trata se toca aquí perfilado respecto a eso.
Pero en conjunto Schönstatt, como todo en todas sus expresiones, es un caso radical de lo orgánico. Análogamente a como Francisco vive y representa la pobreza radical, así Schönstatt, en todo su ser y comportamiento, representa la organicidad radical. La fórmula abstracta a la que Schönstatt puede reducirse, el resumen conceptual reflexivo de toda la configuración vital Schönstatt, es “Vivir, amar y pensar orgánicos” (Organisches Leben, Lieben, und Denken). En esta fórmula, Kentenich ofrece todo Schönstatt a la Iglesia.
Las leyes del pensar, vivir y amar son conscientemente aplicadas en Schönstatt, es decir, descubiertas y deducidas a partir de él. Son resultado de observaciones e investigaciones de toda una vida. Kentenich realizó siempre de nuevo deducciones reflexivas tales, especialmente en el ámbito pedagógico. En último término, todos sus cursos están deducidos del vivir y amar (ante todo de las Hermanas de María). En la Carta del 31 de mayo intenta reducir todo a un denominador ideológico y resumirlo en un alto grado de abstracción formal. Para él era importante que los ejemplos bien concretos permanecieran en su concreción. Eso es lo que hace tan difícil a la Carta del 31 de mayo y simultáneamente reside en eso su riqueza más propia.
Así está el 31 de mayo al servicio de la clarificación y justificación de Schönstatt. Su organicidad radical irrita al pensar contemporáneo y no se puede entender así simplemente. Y porque el pensamiento obra bloqueando, tampoco se puede asimilar precisamente en su aspecto de vivir y amar. Por su novedad, necesita así de una clarificación de tipo conceptual principista, pero también de la fundamentación de un nuevo pensar, que sane un determinado pensar.
4. El organismo Occidente.
Para el Padre Kentenich, la aclaración de sus principios está al servicio de la cultura occidental. Hasta lo pone en primer plano. A la luz de experiencias y conocimientos propios con el organismo Schönstatt, reconoce lo orgánico y sus leyes en la cultura y su tradición (organismo de vinculaciones en gran parte de tipo no verbal).
Este organismo se disuelve siempre más, en parte por la caída de los muros protectores, pero también por el surgimiento de lo nuevo, que no puede ser asimilado orgánicamente sin más. El antiguo organismo se manifiesta siempre más como vuelto muy pequeño.
Pero en la disolución trabaja también un respectivo pensar (desde la Reforma y ante todo desde la Ilustración): “La historia del espíritu hizo un trabajo previo”. El resultado es designado por Kentenich de un modo resumido como “colectivismo” o también “bolchevismo”. Con estas expresiones ante todo se alude a Europa. Pero “Europa está hoy en todas partes”9. Por el Occidente se produce una infección. Pero también de por sí surge por todas partes el nuevo espíritu.
5. “Penetrar en la Iglesia”.
5.1. La Iglesia es el aspecto formal.
La Iglesia es el punto de vista formal del 31 de mayo. El paso efectuado está al servicio de la Iglesia, de su mantenimiento y salvación. En la medida en que la Iglesia es el alma de la cultura, naturalmente que está también comprendida.
El antiguo organismo se había refugiado en la Iglesia y allí ante todo se había salvado, en especial donde la Iglesia “todavía” vivía un tejido territorial de cristianismo y territorio. Se alude a los territorios católicos cerrados, enclaves, naciones o regiones católicas como Polonia, España, Irlanda, Baviera, Renania, Franconia. Lo mismo la piedad popular en general, el ámbito eclesiástico interno en seminarios y noviciados, o la respectiva mentalidad intra-eclesiástica.
La Iglesia se protege por controles estrictos, ante todo contra las ideas, que podrían y pueden volverse peligrosas como bacilos, porque rápidamente es cuestionada, parcial o totalmente, la evidencia del antiguo organismo, de la antigua “sustancia”.
En una mirada más próxima, la “devoción mariana históricamente desarrollada” se revela ante todo como un elemento especialmente importante de síntesis de la sustancia vital de la cultura eclesial. Lo mismo con la imagen de padre orgánicamente entendida (Papa, obispo, presbítero, autoridad).
Justamente por estos sitios penetran también ahora “bacilos” en la Iglesia. El Padre Fundador lo designa como “pensar ideísta (ideenmäßiges Denken), que actúa mecanicistamente” o simplemente “pensar mecanicista” (mechanistisches Denken). A partir del pensamiento se cuestionan configuraciones vitales “históricamente desarrolladas”. Esto sucede en especial y para él de un modo claramente observable en la devoción mariana. En el comportamiento frente a ella, Kentenich descubre el comienzo de la caída de la tradición también en la Iglesia.
5.2. La Iglesia en Occidente.
El horizonte de José Kentenich es el ámbito occidental y europeo, y especialmente el alemán, o más genéricamente, el germano; este último es su inmediato campo experimental. En el ámbito germano se hizo siempre más fuerte un cuestionamiento de la vida crecida, especialmente de la devoción mariana, a través del Movimiento Juvenil Católico, de los movimientos litúrgicos, bíblicos, ecuménico, y en general, lo formalmente cristocéntrico, tanto como por las facultades de Teología y el alto grado de prestigio que tiene la Teología.
De su encuentro con Latinoamérica José Kentenich concluye que allí es distinto. Es cierto que hay que considerar que se refiere al pensar ratione objecti, no al pensar ratione subjecti, tampoco al vivir y amar orgánicos, tampoco a la estabilidad, es decir, a la raíz afectiva (cordialidad) de las relaciones y vinculaciones.
También hay que ver que en Latinoamérica la Ilustración que cuestiona la tradición eclesiástica se ha producido de la forma más amplia y de esa manera ha separado de la Iglesia a las élites espirituales. Especialmente los varones se apartan de ella, si bien el respectivo pensar penetra menos en la Iglesia misma. Al respecto, Alemania ha permitido entrar en la Iglesia más Ilustración.
5.3. Ruptura conciliar de los diques.
Por el Concilio Vaticano II se creó universalmente una nueva situación. Se produce casi una ruptura de diques y tradiciones. El organismo tradicional cae rápidamente. Se desarrolla una revolución religiosa intraeclesial. Especialmente se cuestiona (por un nuevo pensar) el elemento mariano y paternal que sujetaba al antiguo organismo, la antigua “sustancia”. Kentenich hubiera demorado con gusto este proceso. Toda la ideología conciliar vino para él muy temprano. Hubiera deseado tener más tiempo para configurar de manera más orgánica la (también para él) atrasada ampliación del antiguo organismo.
Especialmente lo mariano habría podido mantener el organismo históricamente crecido todavía un tiempo, para configurar más orgánicamente las necesarias ampliaciones, los procesos de concientización y las nuevas configuraciones, más lentamente y más de acuerdo con las leyes del crecimiento. Junto con el surgimiento de la revolución religiosa vital (y otras), a partir de un respectivo pensar teológico, se desconstruye con rara dedicación también y especialmente lo mariano, en todo caso de un modo especialmente claro en los territorios germánicos, pero también en Francia y en muchos aspectos en España y otros lugares.
Donde esto no se desconstruye intra-eclesialmente se podrá conservar mucho de la “sustancia” (p.ej. los actuales procesos en Polonia y más recientemente en Irlanda). Pero algunas precisiones son necesarias. Se debe suponer un pensar orgánico consciente, de modo que el mantenimiento de la “sustancia” no se produzca de forma restaurativa y autoritativa.
En 1949 José Kentenich ve que podría producirse y se produciría una rotura de los diques. En el último minuto quiere salvar lo que se pueda; por eso la urgencia de su paso. Pero preguntémonos una vez más por qué no comprometió al Movimiento con su considerable potencial, sino que más bien lo condujo a una enorme parálisis. Es que se trata de otra cosa, del surgimiento del Tercer Hito.
6. “Pensar” orgánico y mecanicista.
Ciertamente se trata del vivir, amar y pensar en su totalidad. Pero es interesante que Kentenich destaca el pensar como punto de vista formal: pensar orgánico al servicio del vivir y amar orgánicos, o pensar mecanicista, que frente al vivir y amar se comporta de un modo agresivo y disolvente. Lo último no fue siempre así, tampoco lo era (es) en todas partes, pero mucho va en esta dirección, también en la Iglesia. Por eso me vuelvo hacia el proceso “pensar”.
6.1. ¿Qué pasa cuando pienso?
El P. Kentenich observa, ante todo en lo mariano, que a partir del pensar (teológico) las expresiones de vida y de amor se cubren como de escarcha y se tornan inseguras, que caen bajo la presión de la necesidad de justificación y no se pueden fundamentar más lo suficiente, que son racionalistamente destruidas, disueltas, no más posibles.
Pero algo semejante ocurre del modo más general en una cultura que otorga un lugar tan importante a la formación en el pensar, que posibilita formación intelectual superior a sectores de la población siempre crecientes.
¿Qué pasa cuando pienso, tanto más cuando pienso científica, metódica y formalmente? Si, p.ej., cuando como sicólogo no dejo más desarrollarse espontáneamente las leyes de la vida, sino que reflexiono todo con la máxima conciencia, o también cuando como alguien teológicamente sensibilizado o instruido reflexiono sobre procesos religiosos de vivir y amar. Entonces desarmo la vida y el amor. Si no deseo eso, entonces no puedo pensar. Quien no piensa tampoco lo hace mecanicistamente; ésa es la opción evidente del “pueblo sencillo” o de los sectores en el hombre que permanecieron sencillos, simples, ingenuos. Entonces pienso ambiguamente. En el campo de la vida y del amor, también en el de la vida y el amor religiosos, no pienso, soy ingenuo y piadoso. Eso no excluye que justamente al lado de eso sea un gran científico, en todo caso un hombre que piensa de un modo ilustrado. Eso es una posibilidad.
Otra solución, parecida, es el supranaturalismo. Es una gran ayuda en una época en que las cosas no concuerdan. Así se puede dejar de lado la conexión entre religión, vida y amor, es decir, reducirla éticamente.
La solución y el objetivo del Padre Kentenich es pensar coherente y conscientemente la vida y el amor. Eso significa un pensar vital y de acuerdo con la vida, un pensar amante, un pensar que respete al organismo, un pensar sicológico. Kentenich desarrolló y practicó tal pensar.
6.2. La nueva situación.
La vida sigue sus propias leyes, lo mismo el amor. Estas leyes no provienen del pensar, pero a diferencia de la cultura antigua, hoy la vida y el amor no se desarrollan simplemente en un organismo, dado que acoge todo en su lugar. Hombres y comunidades deben desplegar su vida y su amor en medio de la multiplicidad que los cuestiona y los irrita. Eso significa un permanente cuestionamiento (pensar). Un vivir y amar que merezcan ese nombre se producen también hoy espontáneamente como siempre, pero ahora necesitan del acompañamiento reflexivo propio y ajeno. Eso presupone comprensión de las respectivas leyes y un respectivo pensar de acuerdo con la vida y el amor.
Además, hay que ver que la conciencia de los procesos de vivir y amar es característica de nuestra cultura actual. Lo que antes actuaba irreflexiva, no verbal, no temática, funcionalmente, hoy es consciente. Lo que estaba pre-dado de un modo seguro, “evidente”, por un correspondiente organismo, hoy está hecho consciente (desasegurado).
Entonces, finalmente se trata de esto: en una cultura que es insegura (por dos razones últimas, carencia de un organismo como trasfondo “evidente” y conciencia del vivir) frente al vivir y amar, su forma y sus procesos, hay que ayudar conscientemente los procesos de vivir y amar, tanto como las configuraciones de vida y amor, a través de un pensar correspondiente.
6.3. Pensar, amar y vivir en la tradición.
Resulta válido extraer de la tradición los elementos que produjeron los correspondientes efectos vinculantes, es decir, que impidieron la separación. Es válido cultivarlos, acentuarlos, captarlos más profunda y “radicalmente”.
* Como ejemplo para eso menciono el principio de la mediatización de Dios, de la analogia entis, de la vinculación de naturaleza y Gracia, la concepción y la práctica de la autoridad y obediencia. Precisamente esto último fue elaborado detalladamente en las doctrinas espirituales del pasado. En la Epistola perlonga, Kentenich toma justamente eso y ve una señal de la tradición eclesiástica vinculante a la rectitud de su doctrina del organismo.
* Pero esto es muy poco. Ciertamente estos principios actuaron, pero lo hicieron porque lo “vital”, no verbal, funcional, no temáticamente, los aspectos tocados, eran de todos modos claros, “evidentes”; ni siquiera habían alcanzado el estado en que podrían haber surgido cuestionamientos. Tiene que ver con los efectos de un horizonte comprensivo evidente (selbstverständlichen Verstehenshorizontes).
En la medida en que esta “ingenua” “evidencia” (“naive” “Selbstverständlichkeit”) no existe más surgen preguntas. Éstas actúan como escarcha y simultáneamente a menudo liberando (p.ej., muchos experimentan la eliminación de la devoción mariana, en la que habían crecido como evidente, como algo expresamente liberador y expansivo). Quien una vez tiene una tal cuestión, no es más el mismo que antes. En todo caso, es así en muchos ámbitos que, desde el punto de vista cultural y de la época, están actualmente en la “agenda”. Ahora sería válido formular lo no formulado, pero para eso hace falta una forma de pensar conscientemente estructurada. Los que actúan en favor del vivir y amar existente reaccionan la mayor parte de las veces de un modo primeramente defensivo. La tarea es muy nueva, ante todo cuando se trata de grandes cesuras en la cultura. El P. Kentenich se colocó ante esta tarea.
Además, finalmente, las doctrinas en la tradición son formuladas de tal manera que tienen que actuar mecanicistamente en un primer momento, cuando el fundamento “evidente” se ha desplazado o no existe más, ya que en lo doctrinal y conceptual se trata siempre de distinciones, de delimitaciones (definiciones). Así es en la expresión “El hombre no es dios. Dios no es el hombre”, en la distinción de espíritu, alma y cuerpo, o entre naturaleza y sobrenaturaleza. Distinguir es tarea de la Filosofía y la Teología. La distinción se realiza abstrayendo (apartándose de la vida) y sin referencia particular al “vivir” y “amar”. Surge un “estrato superior”.
Pero la Teología y la Filosofía pueden proceder así sin daños, porque de todos modos la vida y el amor son tocados por las expresiones abstractas. Los conceptos son así de hecho no conceptos en sí; no son una superestructura de ideas, aunque así se formula y parezca, por lo menos para nosotros hoy. Se genera algo similar a cuando se toca un instrumento de cuerdas, que producen un acorde (una comparación muy usada por el Padre Fundador). Por eso no se necesita, p.ej. en lo mariano, mucha afirmación de lo dogmático, de los principios dogmáticos. Así, quien dice “la Madre de Jesús”, dice también “mi” Madre, aunque conceptualmente visto eso no esté dicho con “la Madre de Jesús”. Pero lo aludido no lo nota. El término “Madre” le corresponde simplemente, indiferente de lo que se delimite de manera conceptual. Por eso tampoco hace falta una fundamentación dogmática, es decir, razones dogmáticas relativamente débiles alcanzan para un caso así. Naturalmente que esto no solo vale en el terreno de lo religioso.
6.4. La nueva tarea.
Lo dicho solo se aplica mientras sobre ese punto no se piense especialmente o se produzca un vacío. Si esto pasa, es un signo de que el horizonte comprensivo no verbal no es más el antiguo. Cuando esto se produce, Teología, Filosofía y toda ciencia no pueden realizar más sus distinciones, en sí correctas, como si no fueran comprendidas evidentemente como separación.
En esa línea, una nueva Teología y Filosofía, como esperamos que un día sea desarrollada por schönstattianos en la Escuela del Padre Kentenich, trabajarán justamente sobre este punto. Así, proceso de vida y de amor “Dios”, proceso de vida y de amor “hombre”, proceso de vida y de amor “Salvación”, se co-formularán como todo lo que estaba no tematizado o supuesto. Esto es tanto más difícil cuanto que muy evidentemente se parte de que en especial las fórmulas expresamente dogmáticas de la tradición contienen la Revelación.
En términos kentenijianos, lo anterior significa que la síntesis teológica y filosófica de Agustín y Tomás de Aquino debe ser continuada y completada por la co-formulación de la parte sicológica.
6.5. Doble verdad.
Entretanto, ha surgido en nuestra cultura un pensar expresamente sicológico. Éste piensa desde abajo, procesalmente, organizándose a sí mismo, y se experimenta como auténtica alternativa al pensar dogmático y normativo de la tradición. En tanto se mantiene lo dogmático y normativo, y simultáneamente se toma lo sicológico, podemos hablar de una doble verdad, análogamente a lo experimentado en la alta Edad Media entre el conocimiento teológico y filosófico. Piénsese en los deseos representados por el teólogo y psicoanalista Eugene Drewermann y en la extraña impresión de incapacidad que proviene precisamente de las facultades teológicas, que no pueden satisfacerlo.
Del pensar sicológico podemos también aprender cómo se manifiestan las leyes propias de lo sicológico, es decir, el ámbito que en el pasado permaneció sin verbalizar.
6.6. Un nuevo pensar.
6.6.1. Autonomía (valor propio) relativa de lo referido al vivir y amar. El pensar orgánico es uno que se sitúa consciente y expresamente al servicio del amar y vivir, se vincula con ellos, respeta sus fines. Es un pensar que conscientemente corresponde al vivir y amar. Entonces, si pienso orgánicamente, el vivir y amar no solo no es destruido racionalistamente, sino que hasta recibe apoyo del pensamiento. Con otras palabras, pensar orgánico es pensar sicológico. Co-formula el aspecto sicológico del pensar, tanto ratione subjecti como ratione objecti.
6.6.2. Cuatro características ratione objecti. José Kentenich nombra cuatro características del pensar orgánico ratione objecti:
La primera característica se refiere a la relación de “causa primera y segunda”, a la relación de cosas con personas terrenas y concretas, que vital y amablemente en su autonomía son abrazadas (vinculación) con lo divino, con Dios.
La segunda característica aborda la relación de idea y de vida (o amor). Se refiere a la relación de las expresiones de vida y amor, de las necesidades de la vida y del amor, y de las objetivaciones producidas, por un lado, con las ideas y los principios religiosos, filosóficos y éticos abstractos y universalmente válidos, por otro. Vivir y amar no son entonces hundidos en su relativa autonomía por ideas, sino reconocidos. Se les ayuda, así como también las ideas son fecundadas por el vivir y amar.
La tercera característica se refiere a los procesos y configuraciones de vida (existentes y surgentes). El P. Kentenich es un maestro en la descripción de las leyes que dirigen interiormente tales procesos y configuraciones de vida. Aquí se ve especialmente desafiado el pensar orgánico.
Una cuarta característica mira a la vinculación de las ideas entre sí. El Padre Fundador buscó desde el principio ver todo lo más posible en relación o en contexto.
De hecho, estos mismos cuatro aspectos hay que verlos tanto con respecto a la estructura de una configuración de vida como también a su desarrollo (proceso).
6.6.3. Estructura formal del pensar orgánico (sicológico). El pensar orgánico es un pensar unilateral (orgánicamente unilateral). En la conciencia solo puede haber simultáneamente una cosa, pero lo otro está también allí implícita, virtual, habitual, funcionalmente. Está en una determinada fase de la conciencia, y permanece resonando, solo en su nexo.
También es un pensar parcial y concreto. Piensa a partir de puntos singulares y en referencia a ellos. Es parcial y, sin embargo, a su manera, universal y global. Es capaz de ver la totalidad en la parte.
Es un pensar participativo. El aspecto del sujeto que piensa está tenido en cuenta, es importante. Es un pensar subjetivo, en perspectiva, un pensar “para mí”. Es un pensar desde abajo.
Es un pensar centrado. Acentuadamente alto (afirmativa, no exclusivamente). Piensa circular, cíclicamente, mejor dicho, en forma de espiral. Piensa en siempre nuevos pasos y círculos. Siempre de nuevo se expresa lo antiguo. Pero también se enriquece simultáneamente siempre de nuevo, se amplía. Piensa simbólicamente.
7. Vivir orgánico.
El fundador de Schoenstatt dejó desarrollarse la vida conscientemente. Él veía cómo crecían procesos y configuraciones de vida respectivamente en el alma de cada uno y de las comunidades. En esta exposición tocamos el tema de la vida más desde el punto de vista de que un nuevo pensar debe corresponderle. Supuesto esto, habría que destacar que Kentenich, en el trato con la vida, con la organicidad de la vida, con formas de vida, hizo algo que así todavía no se ha descubierto en nuestra cultura, todavía menos en la Iglesia. En ésta casi no existe el proceso “trato con la vida”.
8. Amar orgánico.
Cada vez más Kentenich se fue haciendo consciente, consciente de que ama y es amado de un modo globalmente afectivo (no solo volitivamente). Esto es especialmente notorio desde la época de Dachau, en la que se expresa también públicamente la relación de amor que había surgido por todas partes, y él toma sobre sí el peligro de muerte para articularla.
En la Visitación de parte de las autoridades eclesiásticas, particularmente en la segunda, juega un papel central esta consciencia. En Milwaukee hará todo lo que todavía le permitan las leyes establecidas para corresponder a la relación de amor que había crecido. Si José Kentenich debe ser canonizado por su misión y no un antiguo catálogo de virtudes, como siempre de nuevo lo destaca Mons. Wissing, entonces se lo podrá ver precisamente en el lugar de las vinculaciones de amor crecidas y de la fidelidad a ésta, su misión. Lo que Dios unió en un proceso de amor que ha llegado a madurar no puede ser separado por los hombres (como lo intentó expresamente la visitación Papal hasta un expreso pronunciamiento liberando de los vínculos de amor, decreto de supresión de deberes).
El amor humano puede y debe permanecer cuando el hombre se consagra a Dios. Es provechoso para la relación con Dios. Si bien esto es algo que supone pensar orgánico, no hay que dejar de ver que es una organicidad que afirma y confirma la autonomía del amor humano, es decir, no la trasciende precipitadamente. Y esto también en el ámbito de la vida virginal. Esto es totalmente nuevo. Al respecto, en el pasado se veía en primera línea el peligro. Tromp y todos los representantes de la Iglesia no podían verlo en aquel entonces de otra manera. Esto es también una cierta dificultad para el trato con el 31 de mayo. Lo sienten las Hermanas de María mucho más que otros. Los casos concretos de los que se trata se asientan en una relación de amor desarrollada, en la conducta de amor de hermanas de una congregación frente a un presbítero (Principio Paterno como principio de vida y de amor con las correspondientes costumbres). ¿Cómo se puede aclarar algo así? ¿cómo puede ser públicamente dicho? Pero debemos pasar por eso de alguna manera (por otra parte, aquí el Padre Kentenich habla de que las relaciones vitales de los sexos entre sí, también en el caso del presbítero, de todos modos están cambiando; dicho para entonces).
9. Cambio en la configuración de la cultura.
9.1. Pensar orgánico antiguo y nuevo.
Kentenich obtiene sus conocimientos de dos fuentes. Por un lado, positivamente a partir del comportamiento humano (particularmente de las Hermanas de María). Por otro, más negativamente, de las dificultades ante todo de las élites intelectuales. Eso significa que muchas veces tiene formulaciones negativas. Ve desmoronarse algo. Pero en lo que se desmorona ve las leyes positivas fundamentales, que no eran conscientes en el pasado. Se trata a la vez de ambas cosas: lucha contra el mecanicismo y reconstrucción de lo antiguo. Así, el pensar orgánico puede ser una fórmula conservadora. Es importante que el pensar orgánico no se transforme en pensar organicista. El hombre de la cultura antigua no tenía la posibilidad de pensar no orgánicamente porque no tenía conciencia de su organicidad. Lo que distingue un pensar orgánico antiguo de uno nuevo es el pensar en libertad y comprendiendo las leyes de lo orgánico.
9.2. El antiguo organismo era muy pequeño ya hace mucho.
Lo nuevo se va, es expulsado. No alcanza con quejarse de la pérdida de un organismo. Hay que crear animosamente uno nuevo. Es lo que hizo Kentenich. Pero todavía hay que ponerle muchas cosas (asimilación y explicitación creadoras).
9.3. Encuentro con el sentido de lo moderno.
Este encuentro significa especialmente encontrar el sentido de lo moderno. La caída es una “caída extraordinariamente razonable”10. En el incendio del mundo antiguo, y paralelamente a éste, se hacen visibles las líneas estructurales de un nuevo mundo. Eso significa también, por ejemplo, que la negación de Dios debe ser distinguida de la negación de una imagen de Dios culturalmente antigua. Asimismo, la “caída” de lo eterno de la caída de lo condicionado por el tiempo.
9.4. Significado de María para una nueva cultura.
Así como la Santísima Virgen era un elemento de síntesis en la antigua cultura, debe volver a serlo en la nueva cultura. Por un lado, eso significa “liberación” de María de la antigua cultura. Y después, vinculación de lo nuevo en un proceso creador.
9.5. Del rescate de Occidente al rescate de la misión histórico-salvífica de Occidente.
El 31 de mayo ve el desmoronarse de Occidente, nada asombroso después de la recién terminada Segunda Guerra Mundial. Ve a Schönstatt con una misión que puede colaborar para su rescate, el Schönstatt total, ahora también el internacional.
Doce años después, en 1961, el Padre Kentenich formula por primera vez como fin de Schönstatt la misión histórico-salvífica de Occidente11. Desde entonces, es siempre mencionado como segundo fin cuando se trata de los fines de Schönstatt.
Referido al 31 de mayo quiere decir: Occidente sucumbe. Pero también hay una misión en los procesos que causan la disolución. Es decir, encuentro del sentido de la historia y cultura occidentales. Solamente sucumbe una determinada forma de Occidente, la antigua.
III. El 31 de mayo y Latinoamérica (Chile)
José Kentenich habla de una “misión especial” para el 31 de mayo del Schönstatt latinoamericano, especialmente del chileno. Para eso menciona voces del alma y razones históricas. Es la misión del Santuario de Bellavista. Tal aspecto debe, entonces, verse en relación con la misión de los santuarios filiales. Los santuarios filiales tienen relación con una Familia de Schönstatt nacional (o regional). Aquí siempre hay una corriente de ida y una de vuelta. La misión de Bellavista, como la misión de cada santuario filial, va más allá de la del 31 de mayo. Ésta es la misión de Schönstatt en general: se trata de que cada Familia de Schönstatt contribuya solidariamente al todo. A veces más, a veces menos.
Una misión especial siempre significa que se destaca y se hace consciente un punto de vista dentro de la totalidad. El 31 de mayo es la misión de todo Schönstatt, en último término del Santuario Original. De hecho, también tuvo el Schönstatt alemán, en lo que respecta al 31 de mayo, una misión especial, sobre todo en el aspecto de hito.
SEGUNDA PARTE
I. ¿Cómo sería una tarea fundamental de la misión del ٣١ de mayo?
1. Autorreflexión de Schönstatt desde el punto de vista de las necesidades de los hombres.
El 31 de mayo fue llevado por la idea de que Schönstatt (el Fundador) quiere ocuparse por la Iglesia en Occidente, los Institutos Seculares, el mundo entero (introducción a la Epistola perlonga), y que la Virgen María debe ocuparse de Schönstatt. Eso podría ser también un punto de partida para ocuparse con el 31 de mayo. Significaría que la primera reflexión no debe dirigirse a la auto-comprensión sino a la elaboración de su aporte para la Iglesia (ante todo de sus fuerzas vitales y formadores de opinión) envuelto en el 31 de mayo. Entonces dependería de elaborar una fórmula en lo más posible evidente, simple, comprensible, actual, accesible, una que haga que con el tiempo escuchen (aceptando o rechazando) ante todo las fuerzas vitales, conscientes y comprometidas de la Iglesia y la sociedad.
2. Aliados.
Para eso hay mucho en la cultura actual (no tanto en la Iglesia) con lo que se puede enganchar (cambio de paradigmas, corriente de la globalidad, significado de la espiritualidad, redescubrimiento del alma, etc.). Es válido dejarse enriquecer por eso, llevar su agua al propio molino y utilizar todas las posibilidades.
3. Pensar, vivir y amar orgánicos.
Me parece que las tres palabras “pensar-vivir-amar orgánicos” efectivamente contienen de un modo central todo lo que Kentenich presenta como novedad, y que estos aspectos efectivamente faltan en nuestra Iglesia. Pero nosotros mismos debemos todavía entenderlos de una vez por todas (o por primera vez). También dependería de aislar nuevamente el “bacilo”, mas sin quedarnos en eso.
4. Movimiento (Bewegung).
La manera de actuar me parece estar expresada en la palabra “movimiento” (el término “cruzada” está cuestionado con muchas asociaciones negativas). Cómo actúan los movimientos lo hemos observado en los últimos decenios ante todo en el movimiento ecologista. Schönstatt sería un movimiento al servicio del pensar, vivir y amar orgánicos.
II. Qué se entiende por “revivencia creadora” del 31 de mayo, es decir, asemejación e inserción en el tercer hito
1. Concepto de “revivencia creadora” en general.
Hacia el final de su vida, el Padre y Fundador señaló que el proceso de formación de las comunidades debía ser distinto que el de la Hermanas de María, que había sido estructurado de un modo fuertemente sistemático. Frente a eso coloca un camino más de tipo genético y procesal, que se orienta según el progresivo desarrollo de la historia de Schönstatt. Pero no pudo desarrollar más la idea que tenía al respecto, y solo con respecto al desarrollo de la Alianza de Amor puso un acento. Me parece que la indicación que reorienta lo anterior debe ser entendida a partir de que no se presentan resultados terminados, sino que su surgimiento se completará en un lento proceso.
2. La revivencia creadora del 31 de mayo es la revivencia creadora de Schönstatt.
Revivencia creadora como asemejación e inserción en cuanto se refiere al 31 de mayo de 1949 significa por una vez captar nueva y más profundamente Schönstatt mismo en sus fines y las posibilidades de su eficacia. Significa hasta dejarse captar por la urgencia de su misión y su aporte.
Finalmente se trata de la revivencia creadora del 31 de mayo de 1949 en su carácter de hito, es decir, de la fe en lo que al principio llamé “perfilación profética de Kentenich y Schönstatt” (prophetischer Profilierung Pater Kentenichs und Schönstatts). Esto no tiene por qué hacerlo todo el que se compromete al modo de movimiento con el pensar, vivir y amar orgánicos y con Schönstatt en general, tanto como no todos tienen que revivir creadoramente el 20 de enero.
Después que se ha cerrado la época de fundación, tanto el 20 de enero como el 31 de mayo pueden verse en el 18 de octubre de 1914 (eso sucede en muchas partes). En visión retrospectiva desde el final de la época de fundación, en el 18 de octubre de 1914 está expresamente contenida la posición del Padre Kentenich. Lo mismo un especial lugar de Schönstatt en el organismo Iglesia.
Tampoco la convicción de la misión y del lugar totalmente especiales de Schönstatt, tal como se trataron al principio, necesitan ser tema de todos. Debe reservarse a una cierta élite que madura hacia eso en un proceso más largo (especialmente Institutos y Federaciones. ¿Se podría comparar eso al cuarto voto de los jesuitas?). Pero entonces eso debe significar que no hay que cargar a los schönstattianos apresuradamente con altísimas pretensiones de misión, además de que el aspecto propiamente profético virulento de Schönstatt no será tan público.
Así hay una especial revivencia creadora del paso del 31 de mayo de 1949, mientras que el compromiso con la misión de Schönstatt está vinculado de un modo totalmente normal y en diversos grados de convicción y acción con el 18 de octubre y la Alianza de Amor de ese día.