Читать книгу El corral de los quietos - Iñigo Pimoulier - Страница 9

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III

Y desde este momento

mayo llega marchito

y con él, todas sus flores.

Amarga el trago hasta la hiel

al ver caer los últimos granos,

al no encontrar oasis

en este laberinto de pasillos.

Te fuiste vestido de otoño

con la hojarasca dorada

bailando en tu pecho

y apareces todavía,

en esas horas de insomnio

que tan bien manejabas.

Y se hace cuesta arriba

el camino sin respuestas.

y se llenan de ausencia

las esquinas afiladas de los interrogantes.

Y el ruido que tanto ocupa

no puede llenar tu silla

carente de consejo y migas de pan.

Pagaría como nuevas

horas de segunda mano,

incluso las que amarillean

con el exceso de uso.

Pago como nuevas

las condenas más viejas del mundo

mientras elijo la mejor brizna

para hacerla sonar,

para romper la realidad por su eje

y encontrar un atajo

que una abril y junio,

aun sabiendo que, al llegar,

en los bolsillos

encontraremos la factura

que mayo nos pasa

todos y cada uno de los días.

El corral de los quietos

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