Читать книгу El corral de los quietos - Iñigo Pimoulier - Страница 9
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Y desde este momento
mayo llega marchito
y con él, todas sus flores.
Amarga el trago hasta la hiel
al ver caer los últimos granos,
al no encontrar oasis
en este laberinto de pasillos.
Te fuiste vestido de otoño
con la hojarasca dorada
bailando en tu pecho
y apareces todavía,
en esas horas de insomnio
que tan bien manejabas.
Y se hace cuesta arriba
el camino sin respuestas.
y se llenan de ausencia
las esquinas afiladas de los interrogantes.
Y el ruido que tanto ocupa
no puede llenar tu silla
carente de consejo y migas de pan.
Pagaría como nuevas
horas de segunda mano,
incluso las que amarillean
con el exceso de uso.
Pago como nuevas
las condenas más viejas del mundo
mientras elijo la mejor brizna
para hacerla sonar,
para romper la realidad por su eje
y encontrar un atajo
que una abril y junio,
aun sabiendo que, al llegar,
en los bolsillos
encontraremos la factura
que mayo nos pasa
todos y cada uno de los días.