Читать книгу Pasión de Lágrimas - J. N. Woolf - Страница 8
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ОглавлениеEva se ve guapísima, me abre la puerta con una sonrisa que nunca noté.
—Guau, estas muy linda.
—Gracias, quería sorprenderte.
—Solo vengo a estudiar. Pero si quiere podemos ir por unas copas cuando terminemos.
—Eso me gustaría.
Al terminar de sacarme todas las dudas con respecto a la materia, nos vamos a tomar unas copas.
En la barra nos tomamos un tequila con una Coca–Cola.
Nos reímos un poco recordando todos los años del instituto, aunque algunas ocasiones nos gustaría que siguiera.
Al llegar a casa decido acostarme, sigo pensando en Eva, pero a la vez pienso en Rachel. Son dos mujeres que brindar amor.
Viernes 29 de Diciembre del 2017.
Estoy pasando un momento difícil en esta vida, nunca pensé en enamorarme de dos mujeres.
Una es muy especial y la otra no le interesa el amor.
Es un momento tan difícil que me duele al estarlo escribiendo.
Tengo miedo de perderlas, necesito de las dos.
Mi familia está muy emocionada. La semana siguiente es la graduación.
Miro el espejo. El niño ha crecido. Es un hombre.
Sábado30 de Diciembre del 2017.
Aprobé. Gracias a todos mis seres queridos que en ese momento me dieron las fuerzas.
También le tengo que brindar mis agradecimientos a Eva.
Creo que ahora siendo muy temprano, me iré a tomar el tren, sin rumbo a ningún destino previo.
Domingo 31 de diciembre del 2017.
Estando en mi habitación con mi hermano, estamos esperando la cena.
El problema es que mi madre ha traído a dos de sus primas aburridas.
Estuve un rato en el living esperando la comida, lamentablemente todavía no estaba.
—¿Saludaste?
Pregunta mi madre.
—Lo izo.
Responde una.
Decido mandarle un mensaje a Rachel.
*Feliz Año nuevo*
*Desearía hacerlo contigo*
Pongo el seguro a la puerta del baño. Abro la canilla de la ducha, empiezo a masajearme el miembro.
Al terminar de bañarme, salgo deprisa del baño y vuelvo a la habitación a seguir con mis cosas.
Al estar en la mesa comiendo lo más tranquilo, las primas sacan un tema de conversación.
Ninguno de nosotros sacamos conclusiones.
Comí dos platos de pollo .Ya estoy lleno.
El móvil suena
Hay dos mensajes, uno de ellos es de Eva.
Me desea un feliz año nuevo y el otro es de Rachel
*Pásate por casa a media noche*
Ya con esto ella es toda mía. Espero que sea como en mis sueños.
Ya casi es la hora para hacer el brindis, están todos contentos. Mi familia no tuvo mejor idea que poner el televisor para contar el tiempo.
¡Feliz 2018 para todos!
Esa fue la típica frase que todo el vecindario dijo, hasta el mismo señor televisor.
Tomo un trozo de papel y les escribo una nota a mi hermano y mi madre.
Estaré en lo de Ventura.
Hay una fiesta.
El viaje en tren es cómodo, no tengo miedo en estar solo viajando. Llevo gas pimienta que me regalo un compañero de trabajo.
La, ama de llaves abre. Se nota muy tranquila, parece que ha terminado la jornada.
Paso lo más tranquilo y la espero en el living, esto ya me parece un De´ja´vu.
Rachel aparece con un camisón de satén color blanco. Lleva también las uñas color rojo sangre y los labios pintados de rojo pasión.
—Sabía que este conejito vendría.
Seductora, manipuladora, te odio, te amo.
—Ven… te llevare al paraíso.
Nos damos la mano y subimos. ¿Qué querrá?
Su habitación es muy… hermosa.
Me acerco con cuidado tirando la mochila alado de la puerta, doy un paso y el miembro se me para. Va metiéndose un pulgar en la boca para mordérselo, eso me está excitando.
Me tiro encima de ella, mete su boca a la mía, muerde despacio mi lengua y a la vez mi labio. Me saco los pantalones. Ella me saca la camisa. Me araña el pecho.
—Ay… eso dolió.
Me da una bofetada, me agarra la boca. Me romperá la mandíbula. Me lanza con cuidado a la cabecera.
Me pone con cuidado el preservativo.
Mete la poya en su vagina con tanta fuerza, que debo admitir que me dolió. Le acaricio los senos hasta poder mordisquearlos.
Rachel toma unas luces navideñas, me enrienda.
La miro con ira.
—Confía en mí.
Como si me quedara opción.
—Claro, que confío en ti.
Conecta las luces. Voy sintiendo quemaduras, aprovecho en penetrarla.
—Oh nena, sabes calentarme.
Debo admitir que fue agradable pasar la noche con ese caramelito. Me levanto con cuidado, sin despertar a la tigresa. Tomo todas mis prendas, me dirijo al baño a pegarme una ducha.
Nos tomamos un buen desayuno. Rachel sabe cómo preparar la comida. Estoy comiendo unos buenos sándwiches de jamón y queso fritos, con una taza de chocolate caliente. Ella en cambio se preparó un café con leche y seriales.
—Esta semana es tu graduación.
—Es cierto.
Un dolor me viene, quiero que esté en mi graduación, pero no puedo pedirle eso. ¿Cómo se lo tomarían mis padres? ¿Aprobarían una relación así? Son muchas preguntas para una persona como yo. ¡Relájate! Dice la vos de mi conciencia.
—Debo irme Rachel, me encanto nuestra noche.
—Eso me lo dijiste la otra noche, en una nota.
—No me olvido.
La casa se encuentra en silencio, iré a mi habitación.
—Alexis Verdson… Quiero vete en la cocina.
El grito de mi madre, me paraliza al pisar el tercer escalón.
—Hola mamá ¿Qué es lo que te pasa?
—No te hagas el angelito. Sabes de lo que hablo.
—La verdad que no. Estás gritándome como si mate a alguien.
—Estuve toda la mañana preocupada.
—Ah… era eso, te deje una nota.
Mi madre me mira con más ira, tiene todo el derecho al estar enfadada.
—Tienes razón, lo siento de verdad, me estoy portando mal. Como madre tienes todo el derecho estar enojada y me merezco un castigo por esto.
—No seas tonto hijo, eres grande. Ya no tienes la edad para los castigos, sé que soy muy dura con tu hermano y contigo, pero soy tu madre y necesito que me cuentes.
—Entiendo y te agradezco la preocupación.
—¿Cómo se encuentra papá?
—Cariño, tu padre no podrá volver a caminar.
¡QUE!
—Lo siento cariño, si hubiéramos hecho los estudios a tiempo…
Dios, me duele el pecho, esto es demasiado.
—No te preocupes cariño, todo saldrá bien. No llores, hay que pensar en positivo, no es el fin del mundo.
Claro que lo es, lo que pasa es que no es fácil escuchar esta noticia. Mi madre me acompaña a la habitación a que me acueste, todo está derrumbado, ya ni pienso en la graduación, ni en Rachel, ni en mis amigos.
Decido salir a correr. Ya es muy tarde, pero vale la pena hacer el esfuerzo. Esto me hará tener fuerzas y olvidar todo el mundo que se está derrumbando.
Llego corriendo al parque que da para el cementerio.
Decido usar los aparatos de ejercicios que están un poco oxidados, con un rechinido insoportable.
Los arbustos se mueven de una forma extraña, no le doy importancia. Pienso que es un gato o ratas.
Una sombra se nota por los faros. No doy importancia, puede ser otro corredor.
Me despierto con una resaca. Estoy en casa.
Mi ropa de entrenamiento está tirada en el suelo, la levanto y noto que la remera está rasgada.
Los pantalones manchados de un líquido pegajoso.
Esto es semen. No, no, no, no.
Me toco el cuero cabelludo. Ay, tengo un chichón.
Bajo las escaleras, parece que estoy solo. Menos mal.
Tomo el teléfono de línea, llamaré una ambulancia.