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Capítulo 6

UNIDADES Y NIVELES DE ANÁLISIS LINGÜÍSTICO.

Primera parte

Temas del capítulo

El plano fónico: fonética y fonología • Correspondencia fonema-grafema • El nivel morfosintáctico • Morfología • Sintaxis • La oración simple • La oración compuesta • Algunos modelos gramaticales

En este capítulo -y el que sigue- nos centraremos en una temática de la cual se han ocupado de manera especial, aunque no exclusivamente, los lingüistas. El conocimiento de los niveles en que se estructura la lengua, su dinámica interna, sus unidades y constituyentes complejos, y de cómo esta sorprendente "arquitectura" posibilita comunicarse y referirse al mundo (incluido el propio hablante), representarlo y caracterizarlo, resulta fundamental para una psicología y una psicopedagogía del lenguaje. Los educadores y otros profesionales que deben evaluar o estimular el desarrollo psicolingüístico, o que necesitan estimar con precisión fortalezas o debilidades en la competencia comunicativa de niños, jóvenes o adultos, necesariamente tienen que estar al tanto de los aportes que los lingüistas han puesto a su servicio.

El capítulo (así como el libro, en general) está destinado a educadores y estudiantes de pedagogía no especializados en lenguas. El tratamiento del tema es, en consecuencia, de carácter más bien introductorio, procurando entregar algunos conceptos esenciales. Resultará elemental para quien tenga conocimientos avanzados en estas materias. Parte de lo que se expone, los lectores han tenido que aprenderlo (muchas veces con escaso entusiasmo) en su etapa escolar en las unidades de sus clases de lenguaje dedicadas a "gramática".

El manual Nueva gramática de la lengua española (NGLE), de la RAE, con participación de la Asociación de Academias de la Lengua Española (2010), adelanta algunos de los conceptos básicos:

En su sentido más estricto, la GRAMÁTICA estudia la estructura de las palabras, las formas en que estas se enlazan y los significados a los que tales combinaciones dan lugar. En este sentido, la gramática comprende la MORFOLOGÍA, que se ocupa de la estructura de las palabras, su constitución interna y sus variaciones, y la SINTAXIS, a la que corresponde el análisis de la manera en que se combinan y se disponen linealmente, así como el de los grupos que forman. La gramática es, pues, una disciplina combinatoria, centrada, fundamentalmente, en la constitución interna de los mensajes y en el sistema que permite crearlos e interpretarlos.

No son partes de la gramática la SEMÁNTICA, que se ocupa de todo tipo de significados lingüísticos (no solo de los que corresponden a las expresiones sintácticas), y la PRAGMÁTICA, que analiza el uso que hacen los hablantes de los recursos idiomáticos. Aun así, las consideraciones pragmáticas se hacen necesarias en la descripción de numerosos aspectos de la gramática.

En un sentido más amplio, la gramática comprende, además, el análisis de los sonidos del habla, que corresponde a la FONÉTICA, y el de su organización lingüística, que compete a la FONOLOGÍA (pág. 3).

En los apartados que siguen nos referiremos a los diferentes planos en que está organizada la lengua, con algún énfasis en la gramática, haciendo presente que no todos los lingüistas coinciden en cuanto a los límites de esta más allá de la morfosintaxis.

EL PLANO FÓNICO: FONÉTICA Y FONOLOGíA

Las "ciencias fónicas", vale decir la fonética y la fonología, se ocupan del plano del sonido en el estudio de los fenómenos lingüísticos. Son disciplinas más directamente relacionadas con el habla que con la lengua, especialmente la fonética. En referencia al signo lingüístico -que supone una relación significante/significado- la atención se centra en este plano en las características físicas, en la composición material del significante.

El lenguaje articulado está conformado por una determinada cantidad de sonidos básicos o fonemas (gruesamente equivalentes a las vocales y consonantes), cantidad que varía de una lengua a otra, y con los cuales se estructuran las sílabas, morfemas y palabras. El español, por ejemplo, utiliza 24 fonemas; el hablado en Chile, solo 22 (5 vocálicos y 17 consonánticos). Este repertorio limitado y aparentemente escaso de sonidos básicos permite, sin embargo, comunicar infinitos mensajes: todos los mensajes lingüistificables posibles.

Chomsky (1996) dice que "esta propiedad intrigó a Galileo, quien consideró que el descubrimiento de comunicar nuestros pensamientos más secretos a otra persona, usando 24 signos pequeñitos, era la más importante de todas las invenciones humanas". Y agrega que "esta invención tuvo éxito porque ella refleja la infinitud discreta del lenguaje que tales signos representan cuando los usamos".

La descripción de los fenómenos sonoros del lenguaje, que se concretan en el habla, suele hacerse desde el punto de vista:

• de la articulación, es decir, de la pronunciación o de la producción de la secuencia sonora, con la participación de los órganos fonoarticulatorios, de lo que se ocupa en detalle la fonética articulatoria o motora, ciencia muy ligada, por su naturaleza, a la fisiología y anatomía, y

• de las características físicas de dicha secuencia, es decir, de sus propiedades acústicas (intensidad, tono, timbre, duración), de lo que da cuenta la fonética acústica, ciencia relacionada con la física, en especial con la física acústica.

Tal como lo describen los tratados que se ocupan de estas materias -como, por ejemplo, los de fonética1- los sonidos del lenguaje se deben a una variación de la corriente de aire que se genera al espirar. Los pulmones, de donde proviene la corriente de aire, y la zona nasofaríngea -que constituyen las dos cavidades que intervienen en dicha variación- están separados por la laringe, donde se ubican las cuerdas vocales, las que, al hacerse vibrar voluntariamente, producen sonido.

Nótese que esto se efectúa simultáneamente y en forma natural con la espiración (proceso en que el aire es expulsado de los pulmones) y no con la aspiración o inspiración. No se obstaculiza el proceso fisiológico de la respiración, gracias a la notable especialización del ser humano para el habla. Se suele distinguir entre órganos de la respiración (diafragma, pulmones, tráquea...), de la fonación (laringe, cuerdas vocales) y de la articulación (labios, lengua, paladar...). Dentro de estos últimos, implicados en la conformación final de los diferentes tipos de sonidos del habla en la comunicación, se distingue entre órganos activos (lengua, labios, velo del paladar) y pasivos (paladar duro, dientes y, en algunos casos, labios), de acuerdo al rol que les cabe en el proceso.

En la boca se produce fundamentalmente la matriz típica de cada sonido, con la intervención de los órganos señalados. Las cavidades que están por sobre la laringe, que incluyen la faringe (o garganta) y la boca, comprenden el "tracto vocal", cuya forma varía en la producción de los diferentes sonidos del habla. La fig. 6.1 sintetiza esta información. Si bien un tratamiento más acabado de estos fenómenos se puede encontrar en los libros o capítulos dedicados a la fisiología del habla,2 más adelante se describirá con algún detalle la articulación de los fonemas.


Figura 6.1

Los órganos del habla (Ver el texto)

Es importante distinguir entre fonética y fonología. Aunque ambas disciplinas se centran en el análisis de las unidades básicas articulatorias y perceptuales, posibles de identificar al examen consciente, hay una perspectiva diferente en cada una de ellas.3

• La fonética estudia la composición material física y fisiológica de los fenómenos sonoros del lenguaje (el aspecto que Ibarra4 describe como "lo concreto, cuantitativo y bruto del sonido; lo grabable y fotográfico", todo lo que registran los aparatos de laboratorio).

• La fonología, en cambio, en el estudio de los fenómenos sonoros del lenguaje, se fija sólo en su composición intencional de signo, en el sentido que tienen en la lengua. Es decir, únicamente en los rasgos que tienen valor significativo, desatendiendo los otros aspectos del sonido.

La fonética se ocupa de toda la gama de los sonidos o fonos, tal como son articulados, y que por combinación dan pie al significante o la expresión; la fonología o fonémica,5 en cambio, estudia los fonemas, que son los sonidos que, interpretados perceptualmente, marcan o señalan diferencias en el significado. La fonética está más próxima al plano del habla; la fonología, al de la lengua:

• FONÉTICA → se ocupa de los FONOS (plano del habla).

• FONOLOGÍA (fonémica) → se ocupa de los FONEMAS (plano de la lengua).

Esto lo precisa con propiedad Coseriu en su Introducción a la lingüística (Biblioteca Románica Hispánica, Gredos, Madrid, 1986) cuando afirma:

En la actualidad, la mayoría de los lingüistas distingue dos ciencias del aspecto fónico, basándose en la distinción hecha por Saussure entre langue y parole:

• Se distingue, por un lado, una ciencia de los sonidos de la parole (habla), que se ocupa del aspecto acústico y fisiológico de los sonidos: es esta la ciencia a la que se da propiamente el nombre de fonética, y que se entiende como estudio de los sonidos reales y concretos de los actos lingüísticos...

• Y por otro lado, se distingue una ciencia de los sonidos en la langue (lengua), la fonología, que estudia los sonidos como unidades funcionales, o sea, como elementos que desempeñan una determinada función lingüística (de constitución y distinción de los signos) y no como fenómenos simplemente materiales.

Hay más fonos o sonidos que fonemas, ya que estos pueden realizarse en uno o más fonos (conocidos como alófonos), equivaliendo a pronunciaciones ligeramente diferentes, las que no inciden en el significado. Nuestro "oído" está acostumbrado a percibir los fonemas, por su incidencia en la significación, y desatiende a los fonos. El fonema /n/ se articula o pronuncia de manera diferente en las palabras "enfermo" y "mano", de lo que no tiene conciencia el hablante, quien considera que se trata del mismo sonido. La verdad es que, en el primer caso articula algo parecido a emfermo, forma o variante alofónica que asume tal fonema en ese contexto determinado. En la palabra dedo, el lector podrá observar, si lo examina cuidadosamente, que el primer sonido [d] se articula de manera muy diferente al segundo sonido o alófono [d], que es más suave. Desde el punto de vista fonético, se trata de dos fonos diferentes (y los fonetistas los representan de manera diferente). Fonológicamente, en cambio, el hablante del español los interpreta como si fueran el mismo sonido: el fonema /d/, que se representa gráficamente con la letra d.

Entre dos sonidos puede haber, por tanto, diferencias fonéticas, pero sin valor fonológico.

Los fonemas vocálicos los percibimos ya sea aisladamente o integrados en sílabas ( a; o; la; no); los consonánticos, en cambio, -al menos en español- sólo integrados en sílabas (ma-no; sol), aunque resulta posible aislarlos (m-a-n-o; s-o-l). Ello se hace indispensable al escribir, ya que nuestro sistema de escritura, de tipo fonográfico alfabético, se basa en la representación de los fonemas (algunos de ellos, con dos o más signos o letras). Esto, que parece tan simple al lector avezado, resulta muy difícil a los disléxicos.6

Los fonemas, como unidades mínimas derivadas de la descomposición7 de las sílabas, son psicológicamente constantes perceptuales. Se da el mismo fenómeno que ocurre con las demás "constancias" que describe la psicología de la percepción (del tamaño, color, etc.) y de acuerdo a las cuales se interpreta la realidad. Reconocemos como rojo un objeto de ese color, pese a que con los cambios de luz (amanecer, mediodía al sol, penumbra, noche...) adquiere tonos y matices muy diferentes. El fonema es, en realidad, una abstracción. Constituye la "imagen mental" de un sonido o grupo de sonidos. Las realizaciones concretas de los fonemas en el plano del habla son sus variantes alofónicas (una o más). Lo que se articula, en sentido estricto, no es el fonema propiamente tal, sino sus alófonos (fonos, sonidos), de los cuales suele haber uno que es el mejor representante de la categoría (fonema tipo).

Lo decisivo para la comunicación humana es que los fonemas, unidades mínimas en la estructuración de las palabras y sin mayor significado en sí mismos, marcan diferencias de significado entre ellas: reconocemos como dos cosas diferentes mano y mono, a causa simplemente de un fonema vocálico que varía; lo mismo ocurre entre cama y cana, esta vez por una diferencia entre fonemas consonánticos. Identificamos, en cambio, la misma palabra en: barco y el barco, pese a la pronunciación abiertamente diferente del fonema /b/ en los dos casos. Fonológica o fonémicamente, se trata de un mismo fonema; fonéticamente, en cambio, se trata de dos realizaciones concretas diferentes.

El repertorio de fonemas y de sus respectivas variaciones alofónicas varía de lengua en lengua. Sutiles diferencias de articulación en español, que corresponden solo a fonos diferentes -es decir, que no llegan a marcar diferencias en significaciónen otras lenguas pueden constituir fonemas, y vice-versa. En inglés, por ejemplo, la oposición /b/-/v/ marca diferencias en significado.8 ya que se trata de dos fonemas diferentes; no así en español, donde existe solo el fonema /b/, pese a la existencia de los grafemas v y b. Esto suele inducir a confusión, pero la ortografía no corresponde, necesariamente, en sentido estricto a la pronunciación. Es solo una representación aproximada de ella. Más adelante se ahondará en este aspecto.

Haremos a continuación un breve comentario sobre los fonemas vocálicos y posteriormente analizaremos los consonánticos. En español, se utilizan 5 fonemas vocálicos y entre 17 y 19 consonánticos.

Los fonemas vocálicos son descritos, desde el punto de vista fonético, como sonidos articulados libres de obstáculos en su emisión (a diferencia de los consonánticos), pero que suponen ligeros movimientos de adaptación de la cavidad bucal9 (mayor o menor apertura, movimientos de la lengua y de los labios), de los que los fonetistas dan una cuidadosa descripción para cada uno. Estas adaptaciones permiten distinguir entre:

• Vocales abiertas: /e/ - /o/ - /a/ y cerradas: /i/ - /u/, diferencia que cualquier observador atento puede percibir, siendo la /a/ la que implica la máxima apertura.10

• Vocales anteriores: /i/ - /e/ y posteriores: /u/ y /o/. La /a/, según este criterio, es una vocal central. Nótese que si se quiere articular un sonido i atrás en la cavidad bucal o un sonido o adelante, se consiguen fonemas vocálicos de otras lenguas, pero no del español.

Los lingüistas se refieren a estos criterios como el modo de articulación (la abertura o apertura de la boca al pronunciarlos) y el punto de articulación (la localización o parte de la boca donde se articulan).

Se resume la información sobre los fonemas vocálicos del español en el triángulo que se muestra en la fig. 6.2 (conocido como el triángulo de Hellwag).


Figura 6.2

Cuadro que resume los rasgos de los fonemas vocálicos: /a/ localización media y apertura máxima; /e/ localización anterior y apertura media; /i/ localización anterior y apertura mínima; /o/ localización posterior y apertura media; /u/ localización posterior y apertura mínima. Este triángulo se comprende mejor al imaginar su posición respecto de la cavidad bucal. La apertura de la boca, estando la cara de perfil, se orienta hacia la izquierda.

Cuando se analizan, en cambio, los fonemas vocálicos desde el punto de vista fonológico y no ya puramente articulatorio, es decir, atendiendo ahora al papel que desempeñan en la lengua, en español tales fonemas son núcleo o centro de la sílaba: toda sílaba española (a diferencia de otras lenguas) tiene una vocal, siendo la combinación preferente o más frecuente, la sílaba CV (consonante-vocal).11

La condición para que se produzcan en español los diptongos se da cuando concurren vocales cerradas entre sí o cerradas con abiertas, integrando una misma sílaba (fig. 6.3). Los triptongos suponen la concurrencia en una misma sílaba de [cerrada + abierta + cerrada]. Nótese que si se da una secuencia de dos abiertas, no forman diptongo, y ocurren en sílabas diferentes: o-a; a-e; a-o, etc. El encuentro de dos vocales que no forman diptongo y pertenecen a sílabas distintas se denomina hiato.


Figura 6.3

Concurrencia de vocales para producir diptongos. Las flechas de puntos en el diagrama indican las combinaciones posibles para formar diptongos (iu - ui - ie - ei - ia - ai- ue - eu...).

Los fonemas consonánticos se caracterizan fonéticamente por tratarse -a diferencia de los vocálicos- de sonidos obstaculizados en su emisión. El paso del aire se ve obstruido de diferentes maneras. La tabla que muestra la fig. 6.4 resume la información básica en torno a ellos, considerando tres criterios en su clasificación:

• zona o punto de articulación

• modo de articulación

• función de las cuerdas vocales


Figura 6.4

Los 17 fonemas consonánticos del español hablado en Chile. Entre paréntesis aparecen dos fonemas del español no utilizados en Chile: /Θ/ y /l̮/ Los signos + y - indican que se trata de fonemas sonoros o áfonos.

Ejemplos de palabras en que aparecen los diferentes fonemas: se incluyen algunas variantes alofónicas, las que suponen una pronunciación algo diferente al del fonema tipo desde el punto de vista fonético. Obsérvese que algunos fonemas se representan con grafemas o letras diferentes (ver más adelante). Por otra parte, hay variaciones importantes en Latinoamérica y España en la manera como se articulan algunos fonemas.

/b/ barco, vena, bebé, bencina, tubo, tuvo, ventaja, verbo, leve, llave

/p/ pato, mapa, apto, parque, polen, piano, pibe, apóstol, por, pata

/d/ dado, dedo, red, alrededor, duodécimo, caldo, partido, donde

/t/ tapa, pato, tela, ritmo, patota, interacción, mentís, cortina

/g/ gato, pago, agua, ignoro, gigante, guijarro, guau, agüita, jugar

/k/ casa, vaca, kilo, queso, que, época, kiosco, kiwi, acto

/f/ foca, café, fiesta, nafta, áfono, fósforo, filosofía, refundar

/Θ/ cielo, canción, zapatilla, anzuelo (pronunciadas "a la española")

/s/ sapo, casa, cielo, zapatilla, anzuelo, asco, canción, pardusco, rojizo

/y/ llave, payaso, yo, ello, yunque, lloriquear, hoyo, halla, haya, inyección

/x/ jamón, ajo, Ximena, geología, gigante, ágil, boj, agitar, jipijapa

/ĉ/ choza, coche, Chile, dichoso, rechifla, chuzo, chubasco, chiste

/r̄/ reloj, perro, ratón, alrededor, red, parranda, parrilla, rural, arriendo

/r/ pero, aro, orador, arancel, rural, erótico, harina, ironía, iris

/l/ lápiz, vela, laca, lanzado, pelo, alto, peral, celoso, cédula

/l̮/ lluvia, valla (pronunciados algo parecido a ‘liuvia', ‘valia')

/m/ mesa, cama, campo, mañana, tramo, trampa, miel, mancomunar

/n/ nene, mono, antes, mañana, manco, donde, nómina, cinco

/n̮/ ñandú, uña, ñato, añicos, añorar, ñipa, ñoño, mañana, ñandú, peña

Cada fonema, explican los expertos en estas materias, es una clase de equivalencia de sonidos, caracterizada por una especificación de rasgos fonéticos, acústicos y articulatorios. Cada fonema tiene numerosas realizaciones (que pasan inadvertidas para el hablante). La pronunciación concreta de cada fonema depende de la posición en la palabra o contexto fonético. La descripción que sigue se concentra en el fonema tipo, o alófono que mejor representa la categoría.

En lo que concierne al primero de los tres criterios, arriba mencionados, el punto de articulación tiene que ver con la acción de los órganos activos y pasivos. De acuerdo a esto, y solo nombrando los órganos que intervienen, los fonemas consonánticos se clasifican en:

Bilabiales ambos labios en contacto: / b - m - p /

Labiodentales labio inferior contra incisivos superiores: / f /

Interdentales punta de la lengua entre incisivos: / Θ /12

Dentales la punta de la lengua se apoya contra la pared interna de incisivos superiores: / d - t /

Alveolares punta de la lengua contra la zona de la raíz dental o alvéolos: / l - n - r - r - s /

Palatales predorso de la lengua contra el paladar duro: / ĉ - y - l -/

Velares con la garganta en tensión, postdorso de la lengua se acerca al velo del paladar (paladar blando): / g - x - k /

De acuerdo al segundo de los criterios, el modo de articulación, relacionado con lo que ocurre con el paso del aire por el tracto vocal, se suele distinguir entre fonemas consonánticos orales o no nasales, en los que el aire pasa por la boca, y nasales, en cuya articulación hay una resonancia adicional al pasar el aire por las fosas nasales, gracias a la acción del velo del paladar. (Los tres fonemas nasales son los que aparecen en la palabra mañana). Los fonemas consonánticos o consonantes son el resultado, además, de variados obstáculos a la corriente de aire, por lo que de acuerdo al modo de articulación, se distingue entre consonantes:

Oclusivas implican el máximo obstáculo o cierre en su producción. Se trata de sonidos "golpeados", de corta duración: / b - p - d - t - g - k /.

Fricativas el obstáculo al paso del aire es más flojo que en los oclusivos: hay estrechamiento sin cierre completo, produciéndose una fricción audible: / f - s - y - x /.

Africadas obedecen a un intento de oclusión, chocando la punta de la lengua contra el paladar duro: / ĉ /.

Vibrantes cierre intermitente a la corriente de aire por medio de vibración simple / r / o múltiple // de la punta de la lengua.

Laterales cierre a lo largo del centro de la boca, permitiendo al aire escapar por uno / l / o los dos lados //. Este último no es fonema utilizado en Chile. Equivale a la pronunciación de palabras tales como valle y lluvia aproximadamente como valie y liuvia.

Nasales el velo del paladar impide el paso del aire por la boca, produciéndose una resonancia en las fosas nasales: / m - n -/.

El tercer criterio que se utiliza en la clasificación de los fonemas consonánticos se relaciona con la función de las cuerdas vocales: se distingue entre fonemas sonoros y fonemas áfonos o sordos. En la tabla de clasificación aparecen, respectivamente, bajo el signo [+] los sonoros, y el signo [-] los áfonos.

Sonoros: / b - d - g - y - r -- l - m - n -/

Áfonos: / p - t - k - f - s - x - ĉ /

Resulta muy difícil identificar un fonema consonántico como sonoro o áfono, ya que siempre se coarticulan "enganchados" a alguna vocal, de acuerdo a las características de la sílaba española. Esto hace que siempre estén sonorizados por la vocal. Sin embargo, nuestro oído percibe con claridad la diferencia entre sílabas tales como ba y pa o de y te. Esto obedece a nuestra gran especialización para el lenguaje. La única y sutil diferencia entre ambos pares de sílabas reside en la característica sonora o sorda de la consonante, ya que comparten los demás rasgos (modo y zona de articulación). Ocurre que en las sílabas con consonante sonora (ba y de), el fonema consonántico y vocálico se articulan al mismo tiempo, superponiéndose. En el caso de las sílabas con consonante sorda (pa y te), se da una fracción mínima de tiempo (mensurable en milisegundos) en que se articula el fonema consonántico, "enganchándose" posteriormente a la vocal. Esto se podría graficar así, para el par ba-pa:

_________b

_________a

_________p

________a

Mientras más rasgos comparten los fonemas entre sí, en especial los que dicen relación con "zona" y "punto" de articulación, más parecidos son, ya que hay entre ellos mayor proximidad articulatoria y acústica: el par / p-b / está formado por dos fonemas más semejantes entre sí que el par / p-s /:

/ p / bilabial oclusiva no nasal sorda
/ b / bilabial oclusiva no nasal sonora
/ p / bilabial oclusiva no nasal sorda
/ s / alveolar fricativa no nasal sorda

De las varias posibles realizaciones concretas de un fonema, normalmente una es la que mejor se identifica con sus características centrales o rasgos definitorios. El fonema /n/, por ejemplo, se define como alveolar, nasal y sonoro. Sin embargo, como ya se explicó, tiene varias realizaciones o "alófonos", que los lingüistas suelen representar entre corchetes. Una de ellas es su versión velar [η], como en la palabra cinco en que, si se observa con cuidado, comparte rasgos o la sonoridad especial de los fonemas velares. Si bien en la palabra mano el fonema /n/ es alveolar, correspondiendo al alófono central de la categoría, en la palabra enviar tiene rasgos de bilabial (se pronuncia realmente como embiar); en infierno y confuso es labiodental (pareciéndose más a imfierno y comfuso); en antes, dental; en ancho, palatal y en cinco y pingo, velar. Es decir, se ve afectado por el contexto en que ocurre. Asimismo, el fonema /s/ es muy diferente en las realizaciones alofónicas correspondientes a las palabras paso, hasta o Buenos Aires. La transcripción fonética asigna notaciones diferentes para cada una de estas realizaciones concretas en el habla.13

Algunas variantes de los fonemas, de las que el hablante no es consciente, pueden influir en la representación ortográfica de los niños. Así, es muy posible que estos escriban agüelita (por abue-lita) o yelo y güevo (por hielo y huevo), que es lo que realmente escuchan. Curiosamente, se los puede tildar de niños con "problemas de discriminación auditiva", cuando justamente ocurre todo lo contrario.

La clasificación de los fonemas y sus alófonos revisada hasta aquí está basada fundamentalmente en criterios articulatorios. Pero, como ya se señaló al comienzo de este apartado, la descripción de los fenómenos sonoros del lenguaje puede hacerse también desde el punto de vista de sus características físicas, es decir, de propiedades acústicas, tales como intensidad, tono, timbre y duración. En esta perspectiva se aplica un criterio acústico.

Psicología del lenguaje

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