Читать книгу El bosón de Higgs no te va a hacer la cama - Javier Santaolalla - Страница 10
La fuerza universal, por Luke Skywalker
Оглавление—¡Qué original! Vamos a estudiar las fuerzas y ponen… a un maestro jedi. Y como si uno no tuviera otra cosa que hacer, como si mantener el orden en la galaxia no fuera suficiente… Pero bueno, aquí me tienen con Chewbacca, recién aterrizados en un pueblito de Inglaterra. Hemos dejado el Halcón Milenario estacionado, con unas ramas y hojas secas por encima para que pase desapercibido. El lugar se llama Whoolsthorpe y corre el año 1664 según el calendario terrícola. ¿Qué hacemos aquí este trapeador andante y yo? Pues hemos venido a visitar a un chico un poco raro. Es gruñón y hosco en el trato, pero es verdad que no tuvo una infancia muy feliz. No conoció a su padre y su madre lo abandonó cuando aún era un niño, por lo que se crio con sus abuelos. Pero de qué se queja: al menos su padre no le cortó la mano, como a mí el mío. Según me ha contado Obi-Wan, este tipo controla mucho el tema de las fuerzas y parece que va a ser uno de los científicos más grandes de todos los tiempos. Su nombre es Isaac.
Algunos sabios griegos creyeron en la existencia de dos fuerzas antagonistas a las que llamaron amor y odio. Esto suena como lo de los dos lados de la fuerza... o a las Chicas Superpoderosas. Pero puede que no esté del todo desencaminado. Lo importante es que creían que podría entenderse todo en el universo de una forma simple, a través de dos fuerzas contrarias. Toda la diversidad que vemos, cosas tan distintas y tan dispares como los truenos, las mareas, los rayos de Sol, la resaca del domingo… Que todo se pudiera explicar de una forma tan simple y elegante como la acción de dos fuerzas. Maravilloso. Sin embargo, algo no se sostenía. ¿Qué es el amor? ¿Qué es el odio? ¿Y cómo se calculan esas fuerzas? ¿Cuál es más fuerte? ¿De qué depende? ¿Cómo cambian? Son preguntas que en la ciencia moderna es importante responder: necesitamos saber cómo funciona el universo cualitativa y cuantitativamente, calcularlo y medirlo. Así que armados con la ciencia moderna vamos a ver cuál es el motor que mueve el mundo. Y vamos a empezar con este chico raro, Isaac.
Está de vuelta de la universidad. Estuvo en Cambridge estudiando, pero por culpa de una plaga (seguramente causada por el lado oscuro) ha tenido que volver al campo, a casa de su madre, donde fue criado. Es una granja en un pequeño pueblo. Y como odia trabajar en el campo, dedica todo su tiempo a pensar en sus cosas, en el funcionamiento de lo que le rodea. Sus estudios en Cambridge y su constante dedicación lo han convertido en uno de los mejores matemáticos de Europa. Está a punto de revolucionar el mundo de la óptica, a punto de crear el cálculo y de sentar las bases sobre el funcionamiento del universo y… tiene sólo veinticuatro años.
Ven por aquí, Chewbacca. No hagas ruidos raros, que se va a dar cuenta de que estamos aquí. ¿Lo ves ahí, debajo de ese árbol? Ese es Isaac Newton , el que andábamos buscando. No tengo la menor duda: una perturbación en la fuerza me indica que estamos justo en el momento oportuno y que algo está a punto de ocurrir. Agáchate y observa, bola de pelo. Parece muy concentrado, mirando al infinito y respirando lentamente. ¡Pero cuidado! Fíjate, encima de su cabeza. Hay una manzana que está a punto de caer . ¡Vayamos a advertirle! Pero... ¿Lo has visto? Según la manzana caía, de repente se ha quedado parada justo encima de su cabeza. ¿Y qué hace él? ¡Sigue pensando! Ahora parece que se da cuenta… Mira la manzana, la agarra y… ¡se la come! Lo que ha hecho Newton es increíble, Chewie, tiene que ser un maestro jedi. Pero mira, ¿ves cómo se agita? Creo que se le ha ocurrido una idea. Se levanta y se va. ¡Sigámoslo, Chewie!
—¿A dónde crees que vas, joven padawan?
—¡Obi-Wan! Tú por aquí… Hacía tiempo que no aparecías.
—Estaba ocupado, he abierto una casa de apuestas online.
—Vaya… Pues iba a seguir a este joven, que parece que ha descubierto algo interesante.
—No debes seguirlo o notará una perturbación en la gravedad. Newton es un maestro jedi, como has podido ver. Y controla una de las fuerzas del universo, joven padawan: la gravedad.
—Weeeeeeeeeehheeeh —contestó Chewie.
—Así es, Chewbacca. Según ha descubierto, es la fuerza que hace que el cosmos funcione como un reloj. Los planetas giran alrededor de las estrellas, los satélites alrededor de los planetas y todo con una precisión cósmica maravillosa regida por una ley muy simple: la ley de la gravitación universal.
—¿Y en el Imperio conocen esta ley?
—Claro que la conocen. Es fundamental para todo. Sin ella no podríamos viajar en el espacio, orbitar planetas, salir de su atracción... En la escala cósmica es la ley que gobierna por encima de todas las demás. Todas las estrellas y planetas que ves en el cielo bailan al ritmo de la ley de gravitación que Newton ha descubierto. Cada objeto sigue esta ley de forma precisa y eterna en cada rincón del universo.
—Y ¿cómo funciona esta ley?
—Es muy simple, Luke. Cualesquiera dos objetos en el universo se atraen, simplemente por existir. Más intensa es la atracción cuanta más masa tienen, y más pequeña será cuanto más lejos estén.
—Ya veo: ha descubierto el mecanismo que mueve el universo, a las galaxias, a las estrellas y a los planetas. El que hace que la Tierra gire alrededor del Sol y la Luna alrededor de la Tierra. Es un mecanismo cósmico.
—No sólo eso, Luke. ¿Viste cómo cayó la manzana? Esa fuerza que la atraía hacia el suelo es la misma que hace a la Tierra girar alrededor del Sol. La gran masa de la Tierra empuja a la manzana hacia ella con gran fuerza debido a que son cuerpos cercanos. De esta forma Newton consiguió la primera gran unificación de la historia de la física: la mecánica celeste (el movimiento de planetas y estrellas) con la mecánica terrestre (lo que llamamos la gravedad en la Tierra). Ha puesto en evidencia que dos cosas que parecen completamente distintas en realidad son la misma. Ha logrado simplificar y resolver dos preguntas con una sola respuesta.
—Por eso es uno de los grandes genios de la historia. ¿No es así, maestro?
—Por eso y por muchas cosas más.
—Pero ¿por qué la Luna no cae sobre la Tierra como cae la manzana?
—Porque la Luna está girando. Ese giro evita que caiga.
—¿Y por qué la gente que está en el hemisferio sur no se cae?
—¿En serio, Luke? ¿Me estás preguntando eso? ¿Tú no estudiaste ciencias sociales?
—Si yo lo único que hacía era reparar droides…
—Anda, Chewie, explícaselo tú.
—Weeeeheeheehehheh, mweheh.
—Ah, ya veo. Qué interesante es esto de la gravedad y qué gran paso es para la comprensión del universo. Además esto de unificar fenómenos es genial porque te hace entender las cosas de una forma más simple. No seguiremos a Newton, Chewie, que tiene mucho trabajo por delante, pero yo he aprendido una lección. Ya hemos dado con una gran fuerza del universo, pero ¿encontraremos la fuerza?
Esto de viajar en el Halcón Milenario no lo veo muy claro, Chewie. La gente te mira raro. Para la próxima a ver si conseguimos presupuesto para taxis o nos estacionamos a las afueras. Bueno, pues ya está: no hemos ido muy lejos, seguimos en Inglaterra, ahora en Londres. Estamos cumpliendo uno de mis sueños, Chewie, cruzar el London Bridge, pasear por Hyde Park, ir de compras a Camden Town… Es lo máximo. Pero antes vamos a resolver el pequeño negocio que tenemos entre manos. Tenemos que buscar a otro maestro jedi, experto en esto de las fuerzas. Su nombre, James Clerk Maxwell. Parece ser que podremos encontrarlo en el King’s College. Allá vamos.
Estamos en una época muy interesante, Chewie. En 1862 los terrícolas llevaban más de dos mil quinientos años detrás de la explicación de dos fenómenos de los que no tenían ni idea y que deseaban comprender. Uno era la electricidad, que se conocía desde la Antigüedad. Diferentes culturas habían observado peces eléctricos y en la época de Tales ya se conocían fenómenos de electricidad estática relacionados con el ámbar. De hecho, de ahí viene la palabra electricidad, de la palabra griega para ámbar. Se conocía, pero no se entendía, como pasaba con el magnetismo. El nombre de este otro fenómeno viene de Magnesia, una ciudad de la actual Turquía donde se encontraban de forma natural unas piedras que atraían el hierro. Tales también las estudió. Nosotros los llamamos imanes y tienen esa propiedad tan curiosa de estar formados por dos polos que se repelen uno al otro. En fin, aunque estas cosas se conocían desde hacía tanto tiempo, nadie había sido capaz de explicar lo que estaba ocurriendo hasta el siglo XVIII.
La humanidad empezó a usar y dominar la electricidad en este siglo gracias a grandes genios como Coulomb, Cavendish, Volta y Ohm, quienes establecieron los principios básicos (y mucho antes de que se supiera lo que era un electrón). Entre otras cosas descubrieron que la electricidad es producida por una fuerza que se desplaza entre cargas positivas y negativas. Las cargas de igual signo se repelen y las de signo contrario se atraen, como todo el mundo sabe. El magnetismo se resistió algo más y sólo algunas aportaciones de Galileo y un estudio más profundo de William Gilbert abrieron las puertas a la comprensión de esta otra fuerza. En cualquier caso, electricidad y magnetismo parecían cosas completamente distintas. Más allá de que cargas y polos opuestos se atraen, y al revés, no parecía haber ningún indicio de que ambos fenómenos tuvieran algo que ver.
Pero pronto las cosas iban a cambiar. En 1820 Oersted, un físico y químico danés, iba a realizar una observación muy interesante. Colocó, no sé si queriendo o de chiripa, una brújula cerca de un hilo conductor. La aguja de la brújula pareció volverse loca y en vez de apuntar al norte se desvió en presencia de la corriente en el hilo. Había observado el primer efecto del electromagnetismo: la electricidad había producido magnetismo y por eso había desviado la brújula. Este efecto lo estudiaría con más detalle Ampere (el de los amperios), explicando cómo una corriente eléctrica crea un campo magnético.** Mira, Chewie, cómo poco a poco la electricidad y el magnetismo sí que parecían estar algo relacionados.
Pero esto no se quedó aquí. Ya hemos visto que una corriente eléctrica puede generar un campo magnético (magnetismo en su entorno). ¿Y al revés es posible? Es lo que se preguntó Michael Faraday, uno de los personajes más curiosos de la ciencia. Sin ningún tipo de estudios y sin saber nada de matemáticas, fue capaz de convertirse en uno de los científicos más grandes de la historia. Entre otros logros dio con la ley de inducción electromagnética, que permitiría inventar el motor eléctrico. Al igual que una corriente genera un campo magnético, la variación de un campo magnético produce una corriente. ¡Qué linda simetría! Esto es muy interesante: colocas una espira (un hilo cerrado, en forma de círculo) en torno a un imán (que genera magnetismo). Al hacerlo se produce espontáneamente una corriente en la espira. Claro, el imán esta produciendo una variación del campo magnético, lo cual genera una corriente eléctrica. Pero Faraday, que había descubierto el fenómeno, no sabía cómo describirlo matemáticamente.
Esto dio lugar a uno de los mayores pases de gol de la historia de la ciencia. Sabemos ya que un campo magnético puede producir una corriente eléctrica y viceversa. No es por darle muchas vueltas al asunto, pero ¿no será que las dos cosas tienen más que ver de lo que se pensaba? Eso mismo tuvo que razonar la persona que estamos a punto de visitar: James Clerk Maxwell. Yo siento una perturbación en la fuerza, ¿tú no la notas?
Ahí lo tienes, con su barba larga y rizada dando su paseo diario junto al Támesis. Aunque es un poco raro que salga de paseo a estas horas, en breve se hará de noche. Bueno, nosotros, Chewie, vamos a seguirlo. Mira, ahora se para en una banca y da de comer a las palomas. Qué señor más adorable, desde luego esto yo no me lo esperaba. Pero ya va cayendo la noche y no vuelve a casa. ¿No te resulta raro? Parece que no le preocupa que oscurezca. ¿O es que piensa dormir aquí, en medio de estos jardines al lado del Támesis? Se moriría de frío. Este señor cada vez me tiene más intrigado, no entiendo qué es lo que está haciendo. Mira, observa bien. Ahora, que ya es plena noche, se sienta sobre el césped. Esto cada vez tiene menos sentido. Sin duda está tramando algo. Fíjate: está concentrado, con los ojos cerrados, las piernas cruzadas... Ahora saca las manos de los bolsillos y coloca las palmas mirando al cielo, delante de su vientre. ¿Qué demonios hace? ¿Eso qué es? ¿Qué ocurre? No entiendo nada. De sus manos ha ido surgiendo poco a poco una bola de luz que ilumina completamente su espacio. No la toca, se mantiene flotando sobre sus manos. Controla la luz. ¿Es un hechicero?
—Decir tonterías vos deberías no.
—¡Yoda! Tú por aquí… ¿Qué es de tu vida?
—Problemas para controlar la fuerza y su poder tenés, joven padawan.
—¿Por qué hablas así, Yoda?
—Dar clases de gramática por correspondencia con profesor argentino sho. Resolver mi problema conseguir no. Acentazo argentino pegar sí.
—Ahora sí que no hay quien te entienda.
—Pero venir acá a discutir esto sho no. Preocupado con tu lado oscuro, Luke.
—No, si yo estoy como siempre, nada oscuro por aquí. El oscuro es el tipo este de barba, que de la nada se ha montado una bola de luz que esto parece Pachá Ibiza.
—Maxwell maestro jedi es. Padre de electricidad, magnetismo y luz ser .
—¿Pero cómo? Estoy perdido, no entiendo nada.
—La fuerza tiene que crecer en ti.
—¡Obi-Wan! Otra vez tú.
—Sí, soy yo. He venido a guiarte en tu camino porque pareces muy perdido. Fíjate bien, usa la fuerza, es muy fácil todo. Maxwell no es un hechicero.
—Ya. Entiendo que es un maestro de la electricidad y el magnetismo. Pero ¿cómo hace eso con la luz?
—Maxwell ha sabido interpretar correctamente los descubrimientos de Faraday y Oersted. Ha visto en la simetría entre electricidad y magnetismo que en realidad son la misma cosa. Si la electricidad puede producir magnetismo y el magnetismo puede generar electricidad, igual es que son apariencias diferentes de un mismo principio: el electromagnetismo. Maxwell toma la ley de Gauss para el magnetismo y la electricidad, la ley de Ampere modificada y la ley de Faraday, y crea sus famosas cuatro ecuaciones. Con ellas Maxwell demuestra que electricidad y magnetismo tienen un origen común: es la fuerza electromagnética.
—Otra fuerza más, como la gravitatoria.
—Sí, joven aprendiz. El maestro Maxwell ha unificado dos nuevas fuerzas que ya nunca se verán como fenómenos desconectados.
—Eso lo entiendo. Pero ¿y la bola de luz?
—Maxwell vio que un campo eléctrico podía generar uno magnético y viceversa, por lo que se podría generar una onda que se propagara por el espacio. Una onda de electricidad y magnetismo sería una onda electromagnética que avanzaría creando campos eléctrico y magnético alternativamente. Uno cae y genera el otro, luego al revés, como un balancín que sube y baja. Ambos se autosustentan. ¿Y sabes qué? Al ver la velocidad de propagación de esa onda a Maxwell se le cayeron las gafas al suelo .
—¡Pero si no lleva gafas!
—Es verdad. Mejor para él, porque se le habrían roto. En fin, lo que descubrió es que esas ondas se propagan justo a la velocidad de la luz. Fue una sorpresa maravillosa, puesto que hasta ese momento no se sabía bien qué era la luz. Ahora estaba claro: la luz es una onda electromagnética, una propagación de los campos eléctrico y magnético. Así que no sólo unificó la electricidad con el magnetismo, sino también con la óptica, la ciencia de la luz. Y además estableció la existencia de otros tipos de “luz” que no podemos ver. Ondas como las luminosas, de la misma naturaleza pero con características diferentes. Son lo que hoy llamamos ondas de radio, microondas, infrarrojos, rayos ultravioleta, rayos gamma, rayos X…
—Por eso domina la luz. ¿Y la gente cree en lo que dice?
—Pues no todos, porque las cosas hay que probarlas. Pero no pasa nada, pronto todo el mundo abrirá los ojos y verá a Maxwell no sólo como el gran maestro jedi que es, sino como uno de los más grandes científicos de todos los tiempos. Hertz encontrará estas ondas en experimentos y pronto Tesla y Marconi comenzarán a utilizarlas como medio de comunicación a grandes distancias. Éste es uno de esos descubrimientos que verdaderamente cambian la humanidad por completo. Si no te lo crees, piensa en tu teléfono móvil.
—Una vez más me quedo impresionado con el poder de la fuerza. Esto es algo que debo pensar con más calma. Pero ahora, Yoda, Obi-Wan, debo ir a ver nuevas cosas. Además, esto de pensar cansa mucho y nos esperan nuevas búsquedas. Mientras tanto intentaré reflexionar sobre esas cuatro ecuaciones que hacen que se haga la luz en el universo.
—Hasta la vista, Luke.
—estacionar el Halcón Milenario en el aeropuerto de Ginebra ha sido lo mejor que hemos hecho en años, Chewie. ¿Viste la cara de la gente? Y cuando tomé la caja de Toblerone sin tocarla en el Duty Free… Ha sido pura diversión. Pero bueno, ahora que ya estamos en tierra y hemos descansado, vamos a aprovechar para seguir hablando de ciencia.
Hemos venido a Ginebra, Suiza, y estamos en 1982. Es invierno y Suiza es una locura para un científico: centros de investigación, laboratorios, vacas lilas... Hemos venido para visitar el CERN (Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire), que es un laboratorio que estudia las fuerzas fundamentales. Han montado un cacharro enorme llamado Super Proton Synchrotron y en él colisionan protones con antiprotones. Pero no estamos de turismo. No, eso luego. Ya te comprarás más tarde un reloj y una navaja. De momento hemos venido a ver un descubrimiento muy importante: parece ser que están a punto de encontrar una superfuerza y esto no me lo quiero perder.
Te pongo al día, Chewie, que sé que tú no lees mucho de ciencia. A partir de 1900 el mundo de la física sufrió revolución tras revolución. Entre los muchos descubrimientos, había uno problemático: en el núcleo del átomo puede haber varios protones muy juntos. Pero ¿no dijimos que las cargas iguales se repelen? ¿No deberían estos protones separarse por la repulsión eléctrica? Así es, Chewie. Acertaste: si sólo hubiera fuerza electromagnética no debería haber núcleos, los protones se alejarían. Por eso tiene que existir otro tipo de fuerza que les permita mantenerse unidos. Una fuerza, además, mucho más intensa que la eléctrica. Esa fuerza existe y, por estar dentro del núcleo y ser muy fuerte, se la llamó “fuerza nuclear fuerte”. O fuerza fuerte, a secas.
Y espérate, amigo peludo, que todavía queda tela. Se habían observado procesos muy extraños, lo que hoy llamamos desintegraciones. Una desintegración es lo que hacemos con el Halcón Milenario cuando disparamos a una nave y le damos: la nave desaparece, ¿no? Decimos que la hemos desintegrado. En realidad no desaparece del todo: lo que ha ocurrido es que deja de ser una nave y aparecen otras cosas, restos, trozos, chatarra. Pues con las partículas pasa igual y no hace falta dispararles nada (a veces sí). Se dice que se desintegran de forma espontánea. Determinadas partículas de repente se rompen y en su lugar aparecen otras que no tienen nada que ver. La mayor parte de las desintegraciones que se observaron eran muy rápidas. Ocurrían en fracciones mínimas de segundo (unos 10-23 segundos o por ahí). Tenemos una partícula y en un nada, ¡zas!, ha desaparecido y en su lugar aparecen otras partículas. Sin embargo, también se encontraron unas extrañas desintegraciones que duraban mucho más tiempo: microsegundos, milisegundos… ¡incluso minutos! Era el caso del neutrón. Esta partícula nuclear tiene un poquito más de masa que el protón, por lo que es inestable. Excepto dentro del núcleo. El tiempo promedio que tarda en desintegrarse un neutrón para dar un protón y otras cosas es de unos diez minutos. ¡Diez minutos! Eso no había forma de explicarlo. De ahí que los físicos pensaran que tenía que haber otra fuerza más, que actuara sólo dentro del núcleo y que fuera lo bastante débil para permitir desintegraciones tan lentas. A esa fuerza dentro del núcleo, que es muy débil, la llamaron… ¿Adivinas? Fuerza nuclear débil.
Así que tenemos ya las cuatro fuerzas: la gravitatoria (Newton), la electromagnética (Maxwell, Ampere y Faraday), la nuclear fuerte y la nuclear débil. ¿Cómo encajan estas dos nuevas fuerzas dentro de la película? Seguro que te estás preguntando esto ahora mismo, Chewie. Tranquilo, que yo te lo cuento todo.
Quien primero hizo una teoría completa de la fuerza débil fue Enrico Fermi, un físico italiano genial. Este chico es uno de mis favoritos: hay muchas historias muy divertidas y anécdotas de lo extraordinario que fue como científico. Entre otras cosas diseñó una teoría que explicaba bastante bien la interacción débil. Pero tenía un problema: aunque la teoría era “casi” correcta, tenía algunas fallas. Como que a altas energías se desmoronaba. Estaba cerca de la verdad pero no completamente.
Por suerte durante esos años se estaba desarrollando un nuevo tipo de teorías. Unas que abrazaban la cuántica y la relatividad (lo veremos más adelante) en una sola teoría, lo que se conoce como teoría cuántica de campos. Establecen que las fuerzas se originan por un agente mediador. Ese agente es una partícula. Mira, Chewie, de qué manera: si tú te pones en una barca en un lago y yo en otra y te lanzo a R2-D2, al lanzarlo me voy a ir hacia atrás, por retroceso; y tú al atraparlo te moverás también. Es algo que describe la tercera ley de Newton, la de acción y reacción. Esto lo puedes ver en muchas películas. Por ejemplo, cuando disparan un cañón en una de piratas: la bala sale hacia delante, pero el cañón tiende a moverse hacia atrás. Si tú me cambias a mí por un electrón, a ti por otro electrón y a R2-D2 por un fotón, la fuerza eléctrica se comporta igual en la teoría cuántica de campos. Los electrones se repelen porque se lanzan fotones. Están ahí todo el día, tirándose fotones, y es lo que hace que exista esa fuerza, la eléctrica.
Así fue como consiguió entenderse también la fuerza débil, a través de una teoría cuántica de campos. Claro que si en el electromagnetismo se lanzan fotones, en la fuerza débil… ¿qué se lanza, cuál es la partícula mediadora? Las llamaron bosones W y Z. ¿No te parece genial? Y a eso hemos venido hasta aquí, Chewie, al CERN. Llevan unos meses haciendo colisiones protón-antiprotón con la esperanza de crear bosones W y Z y con ello confirmar la teoría. Así que vamos para allá e infiltrémonos sin crear sospechas, creo que algo interesante se está cociendo. Eso sí, hace mucho frío, así que abrígate. ¡Ah, no! Que eres una bola de pelo, no te hace falta. Bueno, que me distraigo: vamos al CERN.
Ya hemos llegado. Qué graciosa la forma en que la gente te miraba en el autobús. Les tuve que decir que antes eras calvo pero que te habías pasado con el crecepelo para que te dejaran tranquilo. No creo que sea muy difícil entrar en el laboratorio, podemos usar queso para distraer a los guardias.
Ya estamos en la sala de control del SPS. Aquí es donde se registran los datos de las colisiones y donde se cuida del detector UA1, liderado por el físico italiano Carlo Rubbia. ¿Alcanzas a ver por la ventana, Chewie? Vamos a hacer una cosa: súbeme a tus hombros y así yo puedo ver lo que está pasando ahí dentro. Venga, uno, dos, tres, ¡hop! Ya alcanzo. Pero ¿qué hacen? Están todos bailando y gritando. No llego a entender lo que dicen. Uno está abriendo una botella de champán. Carlo Rubbia tiene la corbata en la cabeza y se ha quitado los pantalones. Ahora se ponen a bailar la conga… Parece que se han vuelto completamente locos. ¿Qué está pasando?
—Nadie se ha vuelto loco, joven padawan.
—¡Obi-Wan! Qué susto me has dado. Chewie, bájame.
—Querías saber qué está pasando y yo he venido a contártelo.
—Ya está el sabelotodo de Obi-Wan… A ver, cuenta.
—Están contentos porque han descubierto la partícula que estaban buscando, el bosón W. Es la partícula mensajera de una gran fuerza.
—¡Sí! Otra superfuerza… Entonces el de los pantalones bajados, ¿es un maestro jedi?
—No, jovencito, ése es sólo un encargado. Los verdaderos maestros de esta superfuerza lo observan.
—¿Y tanta alegría…?
—Es que esta nueva partícula no sólo demuestra que la teoría cuántica de campos tiene sentido y que podemos entender la fuerza débil, sino que podemos juntar las dos fuerzas, la débil y la electromagnética, en una nueva unificación para formar una superfuerza unificada. Con la fuerza electromagnética en forma de teoría de campos y la fuerza débil surge la fuerza electrodébil.
—Eso parece un gran logro. Ya no tenemos fuerza eléctrica, magnética y débil separadas; ahora tenemos una única gran fuerza, la electrodébil, con la que podemos entender cualquier fenómeno eléctrico, magnético o débil.
—No sólo eso, Luke. La fuerza fuerte también se puede poner dentro de la teoría cuántica de campos, con una nueva partícula mensajera, el gluón.
—¡Lo hemos logrado, lo tenemos! Con esto ya estamos felices. ¿Y quién es el responsable de todo esto? ¿Quién es el auténtico maestro jedi?
—Han sido muchos grandes genios quienes lo han conseguido: Paul Dirac, Richard Feynman, Gerard t’Hooft, Murray Gell-Man, Steven Weinberg, Abdus Salam, Lee Glashow, Peter Higgs… Todos ellos y muchos más han dado lugar al modelo último de la naturaleza. Un único modelo con el que derrotar al Imperio. Una única ecuación con la que podemos entender todo lo que ocurre en el universo y dominar las fuerzas. Es la versión científica del modelo de Demócrito. Es la respuesta última al conocimiento de la naturaleza. Es la ley que lo gobierna todo, que controla cada fenómeno. Esta fuerza nos abre la puerta a descifrar todos los enigmas y misterios del cosmos. Y a esta ley, la ecuación que rige el universo, la gran fuerza unificada, los físicos la llaman el Modelo Estándar.
Y el Modelo Estándar, la teoría científica más exitosa de todos los tiempos, nos espera en el siguiente capítulo.
* Si no eres fan de Pokémon, no te asustes: no te vas a perder. Pero considera volverte fan.
** Usaremos campo magnético y campo eléctrico con la esperanza de que nadie se asuste. Hay un campo magnético cuando en el entorno de un objeto aparecen efectos magnéticos, como la aguja del imán que se pone a apuntar en una dirección determinada. Y hay un campo eléctrico cuando en el entorno de un objeto aparecen efectos eléctricos, como una corriente. Son efectos que aparecen sin contacto físico, de ahí la importancia del concepto campo.