Читать книгу El bosón de Higgs no te va a hacer la cama - Javier Santaolalla - Страница 7
La Grecia clásica, por Ash Ketchum
ОглавлениеAhí tenemos a Ash Ketchum que justo acaba de llegar a la Grecia clásica. Se encuentra en Mileto, comenzando su viaje para entender el mundo y de paso aplicar su arte Pokémon. Pero dejemos que hable él.
—Hola, soy Ash Ketchum y estoy en Mileto, el lugar que vio nacer la ciencia. Es un sitio increíble y se puede respirar su historia. Estamos en el año 600 a. C. más o menos. Además de maestro Pokémon controlo lo que son los viajes espacio-temporales como un pro. Aunque Mileto es una ciudad griega, para que no te pierdas en el siglo XXI te diré que en realidad estoy en lo que ahora llamamos Turquía. En concreto en la costa oriental, la provincia de Jonia. Estamos a punto de presenciar algo increíble. ¿Verdad que sí, Pikachu?
—Pika, pika.
—Bueno, es la última vez que te doy la palabra, Pikachu. Total, para lo que vas a aportar… En fin, aquí estamos en medio de una plaza concurrida. ¿Ves aquel hombre de allí, junto a la fuente? Su nombre es Tales. Y como vive en Mileto, pues se le conoce como Tales de Mileto. Es una pena que no se haya conservado ningún texto suyo. Todo lo que se sabe de él son referencias de otros, en particular de Aristóteles. Hoy lo llamaríamos chismes, pero en vez de ser los de un vecino son de filósofos griegos. Es un momento muy especial, Pikachu: vamos a ver en acción al que es conocido como el primer filósofo de Occidente, el verdadero fundador del pensamiento clásico. Fue la primera persona que intentó conocer el mundo mediante explicaciones racionales. ¿Ves al resto de los hombres, todos a su alrededor? ¿Incluso los que están en sus casas y los de más allá? Pues todos ellos creen que cada cosa que ocurre en el mundo es causada por un dios. Y claro, como tienen tantas cosas que explicar… pues tienen infinidad de dioses. Es fácil: si hay una tormenta, es que Zeus está enojado; que el mar está picado, es Neptuno que ha tenido un mal día; problemas cazando, pues algo le habremos hecho a Artemisa; vamos a la guerra, entonces habrá que hacer feliz a Ares… Es fácil y práctico… hasta que sugieren que te tienen que sacrificar a ti en honor a Deméter porque la cosecha este año ha sido un desastre. Ahí ya deja de tener gracia, Pikachu. Además esto no sólo hace que fluyan por todos los lados ríos de supersticiones que vuelven absurdo el día a día, ¡sino que frena el pensamiento y evita que podamos poner solución a los problemas! Piénsalo: si la culpa de una mala cosecha es un dios enfadado, ¿para qué vamos a intentar poner solución? ¿Para qué vamos a avanzar y buscar mejores formas de cultivar el campo? En su lugar nos dedicamos a hacer ofrendas. Y el siguiente en sacrificar va a ser… Bueno, hoy igual te salvas, pero mañana... En fin, vamos a seguir a Tales, que tiene algo muy interesante que mostrarnos.
Tales va a ser el primer hombre de Occidente en alejarse de los mitos y dar forma a teorías e ideas sobre el mundo basadas en la lógica. Ha salido de la urbe y parece que se dirige al monte. Mira cómo observa la naturaleza. Vamos a seguirlo hacia lo que parece un remonte. Se agacha para oler las flores y luego se levanta y respira hondo. Está pensando algo, Pikachu. Ahora desciende, se dirige hacia el riachuelo... Creo que planea algo. Sí, mira cómo se acerca a la orilla. Qué raro lo que hace, Pika. Pone la mano en el agua y deja que pase entre sus dedos. Se pone en pie y… Pikachu, ¿qué hace? No veo bien… ¡Ah! Saca algo de debajo de su toga. ¿Qué es? Es redondo… Yo eso lo he visto alguna vez… Es… Es… ¡Es una Pokeball! Y mira, va a hacer salir a un Pokémon. Es… ¡Squirtle, el Pokémon de agua! ¡Tales es un maestro Pokémon!
Qué buen trabajo han hecho Pikachu y Ash. Han podido encontrar al primer maestro Pokémon del viaje: Tales. Y no es un maestro cualquiera, no. Tales es considerado uno de los siete sabios de Grecia y fundador de la filosofía en Occidente. Realizó avances en muchos campos, como las matemáticas y la astronomía. Uno de sus mayores logros fue predecir un eclipse de Sol. En cuanto a la composición del universo, pensaba que el agua era el origen de todo, el primer elemento. Tiene sentido, puesto que agua se puede encontrar en prácticamente todos los lados. Hoy sabemos que no es así, que el origen es otro, pero es un muy buen primer paso, especialmente teniendo en cuenta la dirección de su pensamiento hacia la simplificación. Luego fue más allá. Pensaba que la Tierra flotaba en agua, como una isla, y por eso tiembla, al no tener base fija. Pensamientos de su época… Pero volvamos a nuestro héroe y su búsqueda por la Grecia clásica.
—Por suerte, Pika, no hace falta viajar mucho para continuar con la historia. Aquí, en esta misma región, podemos ver la revolución que ha causado Tales. Empiezan a surgir explicaciones basadas en la lógica para todo tipo de fenómenos. En especial en Mileto. Aquí nació una escuela de pensamiento filosófico con personajes como el mismo Tales, Anaxímenes y Anaximandro. Pero busquemos más sabios griegos, indaguemos para ver si encontramos la verdad sobre la composición de la materia. ¡Allá vamos!
Ahí está Heráclito, sentado ante una hoguera, reflexionando. Y fíjate, a su lado tiene una Pokeball. ¡Es Charmander, el Pokémon de FUEGO! Vamos, Pikachu, sigamos. Mira, ahí está Jenófanes, otro gran filósofo presocrático. Está sentado en una gran roca, mirando al cielo… ¿y qué acaba de salir de dentro de la Tierra? ¿Lo reconoces, Pikachu? Es Diglett, el Pokémon de tierra . Estamos ante otros maestros Pokémon. Bueno, de momento volvamos a Mileto. Busco a otro de los grandes: Anaxímenes, un discípulo de Tales. Ahí está, corriendo por el prado. Le sigue un pájaro… ¡No! Es Pidgey, el Pokémon volador…
Parece que no le ha resultado muy difícil a Ash encontrar al resto de los maestros Pokémon. Heráclito fue otro sabio griego, de Éfeso. Todo lo que se sabe de él es por habladurías (referencias documentadas, que nadie se ofenda). Para él, el origen de todo no era el agua, sino el fuego, que consideraba el elemento primordial. En cuanto a Jenófanes, nacido en Colofón (no te rías, la ciudad se llama así de verdad), pensaba que el principio origen de toda la materia era la tierra. Y para Anaxímenes de Mileto, el discípulo de Tales, ese papel le correspondía al aire. Cuatro maestros, cuatro ideas para un mismo principio: el primer elemento. ¿Cuál será el correcto? Ash ha encontrado a sus primeros maestros Pokémon, pero aún tiene mucho que aprender y mucho más camino que recorrer en la búsqueda de la verdad sobre el universo. Sigamos, a ver dónde nos lleva este viaje con Ash…
—Pika, vamos a hacer una parada en Sicilia, ¿te gusta? Estamos yendo a la ciudad de Agrigento. Aquí podremos refrescarnos y aprovechar para conocer al siguiente sabio, Empédocles. Hemos llegado ya al siglo V a. C. y estamos a punto de dar un nuevo gran paso en la comprensión del universo. Este hombre es uno de los más grandes filósofos de la historia. Realizó numerosos estudios en astronomía, física y biología. Pero centrémonos, Pikachu, sigamos de nuevo a este sabio…
Este largo viaje espacio-temporal me ha dejado un jet-lag que no veas, Pikachu. Y tú tienes los cachetes más rojos de lo normal. Esto de viajar siglos al pasado y al futuro le deja a uno que no distingue un lunes de un jueves. Y vaya pelos … En fin, bajemos por esas rocas, ya casi lo tenemos. Mira el mar, Pikachu, cómo ruge, parece que hoy igual cae una tormenta. Por suerte parece que Empédocles no es tonto... ¿Ves? Se está dirigiendo a esa cueva de allí, para guarecerse. Ya casi lo tenemos. Escóndete ahí, Pika, no quiero que nos vea. Mira, parece que lleva algo escondido. Se sienta… Tiene un aire muy misterioso este señor. Va a sacar algo. ¿Adivinas qué puede ser? Seguramente una Pokeball, como los otros. Ahí está, en efecto. Lo has adivinado, es una Pokeball. ¡Es otro maestro Pokémon! Y tiene a… ¡Squirtle! Pero ahora está sacando otra y… ¡otra! ¡Tiene tres! No, Pikachu, son cuatro. ¡Tiene cuatro Pokeball! Squirtle, Pidgey, Charmander y Diglett. No, no parece que sea un simple maestro Pokémon… ¡Parece que es algo más!
Ash lo ha vuelto a hacer. En su viaje por la historia de la ciencia ha encontrado un nuevo personaje. Y éste no es un maestro Pokémon cualquiera, no. Empédocles es el Profesor Oak, una auténtica eminencia. Empédocles fue un gran sabio. Fue capaz de aunar lo mejor de las teorías de los filósofos griegos para formar lo que sería la primera “tabla periódica de los elementos”. Según Empédocles todo estaría hecho por la combinación de los cuatro elementos de los que hablamos antes: agua, tierra, fuego y aire. Sí, es una tabla muy pequeña. ¡Pero mejor! Así es más fácil aprenderla. Además, algo tiene la sencillez que atrae, y muy en especial a los griegos. La simplicidad es elegante, permite describir un universo hecho de elementos o piezas básicas, de pocos componentes. Juntando estos elementos en las proporciones adecuadas podemos tener cualquier cosa. Por ejemplo, con dos partes de tierra, dos de agua y cuatro de fuego tenemos el hueso, según pensaban los griegos. No es correcto, pero la aproximación es adecuada: es una forma de entender muchos más fenómenos de la naturaleza que por medio de los dioses. Las cosas ya no aparecen y desaparecen, como el agua al evaporarse o una hoja que se quema… Lo que ocurre es que sus componentes se reordenan. ¿Y cómo se crean o se rompen estas uniones? Por medio de las fuerzas. Según los griegos, con el amor y el odio, dos agentes contrarios que permiten que los elementos se combinen y separen para formar cosas.
Es una teoría preciosa, un primer gran paso para la comprensión del universo que además va en una dirección muy clara: la simplicidad. Hay cuatro elementos y dos fuerzas. Sólo había un problema: no tenemos más que juntar tierra, fuego, aire y agua en las proporciones dichas para darnos cuenta de que algo falla: no se obtiene hueso. Aun así los griegos, no sólo los sabios que hemos citado hasta ahora, dieron grandes pasos en la comprensión de la naturaleza. De hecho mencionan aspectos tan próximos a la física moderna que al leerlos se le ponen a uno los pelos de punta. Anaximandro propuso como sustancia primaria lo que él llamaba “apeirón”. Sería un elemento neutro entre dos opuestos, algo situado en medio del frío y el calor, entre lo húmedo y lo seco, lo que creaba una perfecta simetría. Esta idea es muy cercana a la que tenemos hoy de vacío y que veremos más adelante: un medio activo pero neutro, de donde surgen extremos opuestos: la materia y la antimateria. Además propuso la existencia de múltiples universos, una idea que se adelanta muchos siglos a su época.
Por otro lado tenemos a Parménides, que ideó una especie de ley de conservación de la materia y la energía. Juntando todos estos elementos llegamos a la filosofía de Demócrito. En él tenemos los cuatro elementos de Empédocles. La materia, según Demócrito, estaría formada por la combinación de elementos pequeños e indivisibles de estas cuatro especies a los que llamó “átomos” (que significa “indivisibles”). Los átomos ni se crean ni se destruyen y juntándolos en cantidades variadas dan lugar a toda la diversidad que vemos. ¿No es maravilloso? Simple, elegante, bello… Sin embargo, en esa época era imposible observar los átomos. Son demasiado pequeños para poder verlos. Y además su filosofía no fue apoyada por la gente de su tiempo, por lo que cayó en el olvido. ¿Alguien encontrará en el futuro los misteriosos átomos? ¿Dará alguien con el bloque fundamental que lo compone todo? ¿Quién será el héroe que se enfrente a la verdad y descubra el velo de la composición última de la materia? ¿Y las fuerzas que relacionan la materia, cuáles serán? ¿Cómo hace la naturaleza para mantener todo unido? Los griegos abrieron el camino, pero hubo que seguir buscando para encontrar respuesta a estas preguntas.
Ash, en su rápido viaje por la Grecia clásica, nos ha mostrado la importancia de las ideas simples en la comprensión del universo. Con tan sólo cuatro elementos y dos fuerzas los filósofos griegos fueron capaces de explicar cualquier fenómeno observable. A esto le añadieron la idea de los átomos, materia minúscula e indivisible que se combinaba de formas distintas para dar lugar a toda la variedad que observamos en nuestro entorno. Sin embargo, los griegos cometieron fallas y además este impulso cultural desapareció demasiado pronto. Aunque el procedimiento era el correcto, sus teorías no lo eran y ni siquiera tuvieron tiempo de comprobarlo.
Los años pasaron y el pensamiento cambió en Occidente varias veces. Vamos a dirigirnos a un nuevo periodo, al del surgimiento de la ciencia moderna, la que conocemos, cuando se impone la experimentación como base del conocimiento. Uno ya no se fía de lo que tal persona diga, sino que todo se pone a prueba: se hacen experimentos. Es lo que llamamos “método científico”. Es una nueva época en la que casi se va a empezar de cero, pero con otras reglas. Se busca la verdad sobre la composición del universo con el método científico.
Ahora la experimentación se ha hecho posible y con ella la química se alza como una rama fundamental de la ciencia. Comienzan a surgir elementos químicos, componentes de la materia de diferentes tipos. Vamos a viajar por la Europa del siglo XIX, que se encuentra en plena ebullición científica y está llevando a cabo una gran revolución intelectual. En este viaje nos va a acompañar otro héroe. Un viajero incansable, un individuo persistente y tenaz, un auténtico explorador, un curioso, un líder, una persona cuyas hazañas se cuentan allende los mares, un pequeño gran hombre. Bueno, no es, hablando estrictamente, un hombre, sino un hobbit. Pero es grande, eso sí. Les dejo con Frodo Bolsón, de Bolsón Cerrado.