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La gastronomía: un sector de experiencias

Cuando hemos canalizado nuestras ideas a través del camino de la innovación o de la disrupción con el fin de ser diferentes a los ojos del ya también identificado cliente, es cuando paralelamente debemos poner en valor esas tendencias sectoriales o necesidades genéricas para el público objetivo que manejamos a diario, y que seguirán alumbrando nuestro camino al éxito empresarial.

Si hay una necesidad y tendencia global en todo lo que rodea a la gastronomía en este siglo XXI, es la búsqueda de experiencias, así como convertir en «algo más» cualquier actividad que anteriormente solo se catalogase como «entrar a comer algo».

Impulsado este movimiento por un boom de la cocina al que medios, expertos y otros sectores ajenos han alimentado, encontramos ejemplos llamativos donde una experiencia en torno a la comida acaba dirigiendo en sentido poco habitual incluso a ferias de sectores tan ajenos como la metalurgia. En algunas de sus ferias, como es el caso de la celebrada en Madrid anualmente (Metal Madrid), encontramos decenas de stands con chefs preparando cocina en directo y convirtiendo una anodina pieza de metal en una experiencia con aromas a mar.

Esto es solo un ejemplo. Como visión más global, tras conversaciones con expertos en el sector inmobiliario, se puede apreciar un giro hacia la construcción de viviendas con cocinas cada vez más pequeñas, lo que unido a la fuerza de las entregas a domicilio, el disponer de menos tiempo y otros factores personales, nos abocan a una sociedad en la cual dividimos la cocina y lo gastronómico en dos versiones:

1. Necesidad. Donde incluimos esas comidas diarias que cada día son más breves, con tendencia a platos únicos y de comer rápido, y si es posible que nos los den preparados (obvio que esta facilidad va en aumento tras la continua aparición de soluciones de comida lista para consumir que encontramos incluso en supermercados).

2. Ocio. Aquí incluimos aquellas comidas y otros eventos gastronómicos en los cuales gracias a poseer mayores espacios de tiempo, como puede ocurrir un día festivo o en vacaciones, pasamos de alimentarnos por necesidad a hacerlo mediante experiencias como visitas a restaurantes con amplios menús o cartas basadas en el producto local, paseos, visitas a granjas donde probamos sus producciones, o comer catando unos exquisitos vinos de un reconocido bodeguero, sin olvidar la experiencia que supone cocinar nuestras propias creaciones rodeados de amigos en un club gastronómico.

En resumen, otro prisma con el que mirar los momentos de comer o cenar, según la disponibilidad de tiempo o las ganas que tengamos de interactuar y conocer más allá de lo puramente necesario para nuestra subsistencia.

Así que, si estás en busca de la senda de la innovación para tu emprendimiento gastronómico, no olvides siempre ponerte en la piel del cliente y grabar esta palabra a fuego: experiencias.

La senda de la innovación gastronómica

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