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El pacto definitivo de Dios
ОглавлениеEl Antiguo Testamento es una historia en búsqueda de su fin, lo cual viene con el Nuevo Testamento. En “la plenitud de los tiempos” el Espíritu Santo de Dios vino sobre María, quien dio a luz a Jesús en Belén, la ciudad de David. Jesús fue bautizado por Juan el Bautista, figura de Elías, quien anunció que Jesús era aquel a quien Israel había esperado por tanto tiempo. Jesús prometió la vida eterna a todos los que creyeran en él. En la Ultima Cena instauró un pacto nuevo y más inclusivo. En el año treinta (algunos dicen que fue en el año 33), Jesús fue condenado a muerte por las autoridades de Jerusalén, pero Dios lo resucitó de entre los muertos para confirmar así su misión y su mensaje. Cuando Jesús fue arrestado, sus discípulos, al ver que corrían peligro de morir ellos también, se escondieron. Pero el Jesús resucitado se les apareció, enseñándoles y ordenándoles que fueran sus testigos “hasta los confines de la tierra”. Hoy, con casi dos billones de adherentes, el cristianismo es la religión más numerosa y más universalmente extendida en el mundo.
Las verdades centrales que declara el cristianismo son que Jesús es Dios encarnado, que murió una muerte vicaria por nosotros, que fue resucitado de entre los muertos, y que todos los que creen en él no perecerán sino que tendrán vida eterna (Juan 3.16). ¿Hay alguna evidencia de que Jesús se resucitó de entre los muertos? La evidencia más segura es el testimonio de aquellos que sufrieron el martirio por su fe. Para parafrasear al fallecido Paul Little: “La gente puede estar dispuesta a morir por aquello que cree que es verdad … pero nadie moriría voluntariamente, como lo hicieron muchos de los seguidores de Jesús, por algo que estuviesen convencidos que era falso” (Know What You Believe [en cast. La razón de nuestra fe]).