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Historia

Florencia tiene un dilatado pasado. De origen etrusco, aquí también se establecieron los romanos. Julio César fundó Florentia en el 59 a.C. como lugar de retiro para los legionarios. En el año 570 los lombardos conquistaron el norte de lo que ahora se conoce como Italia y la región tomó el nombre de Tuscia, de donde podría derivar el actual Toscana.

Con la coronación de Carlomagno en Roma el 25 de diciembre del año 800, los territorios de la Lombardía pasaron a ser condados francos. Durante un largo periodo de trescientos años, primero bajo la influencia del Sacro Imperio Germánico y más tarde con el poder transferido a las comunas autónomas (denominadas margraves, estructuras políticas intermedias entre el imperio y la ciudad), la vida en Florencia transcurrió entre largos periodos de prosperidad y otros de duras confrontaciones entre los partidarios del poder papal y los llamados patavinos, que se rebelaban contra el clero corrupto. Fue el embrión de lo que más tarde se convertiría en una lucha abierta entre güelfos, defensores del Papa, y gibelinos, que apoyaban al emperador germánico.


Estatua de Fernando I en la plaza de la Annunziata.

En Italia en general y en la Toscana en particular, la pugna entre güelfos y gibelinos se convirtió en un enfrentamiento de las familias más influyentes por el control político, y en el fondo, en un forcejeo para hacerse con el control de una economía al alza con los mercados de la seda y la lana como telón de fondo (el florín de Florencia fue la primera moneda de oro de la Europa occidental). En un primer instante los güelfos se hicieron con el poder en Florencia mientras los gibelinos gobernaban Siena, Pisa y Lucca, entre otras ciudades toscanas. Las instituciones se democratizaron con representantes de los gremios y en 1255 se construyó el palacio del pueblo, bautizado luego como Bargello, actualmente sede de un importante museo de escultura.

A partir del siglo XII, aún en plena lucha entre güelfos y gibelinos, Florencia expandió sus dominios por territorios de alrededor hasta convertirse en una de las ciudades más ricas y poderosas de Europa. Tras la Peste Negra que asoló la región en 1348, a finales del siglo XIV surgió el movimiento artístico denominado Renacimiento. Era la época en la que los Médici, banqueros del Papa, llegaban al poder después de una férrea lucha con la familia Albizzi. Una corriente humanista, con las figuras destacadas de Petrarca y Boccaccio, impregnó la sociedad mientras el comercio generaba muchos ingresos y el dinero fluía por doquier. Los Médici, además de poderosos gobernantes, se convirtieron en mecenas del arte en una ciudad donde un cuarto de la población se dedicaba a la industria de la lana.

En 1494 el rey francés Carlos VIII conquistó Florencia y echó del poder a los Médici. La ciudad pasó a ser controlada por el dominico Jerónimo de Savonarola, un fraile puritano y dogmático que organizó quemas de libros, obras de arte y supuestos herejes en la Piazza Santa Croce. Esta represión duró cuatro años, hasta que Florencia se convirtió en república y el fraile en cuestión fue condenado a morir en la hoguera.

En 1512 un ejército integrado por tropas españolas y pontificias ocupó la ciudad y devolvió el poder a los Médici. Cosme I fundó en 1569 el Gran Ducado de Toscana, siempre bajo tutela española. Se inició entonces otra época de esplendor económico y artístico, de la que se beneficiaron artistas como Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y Botticelli, y de la que dan testimonio las innumerables obras de arte que existen en museos e iglesias. En 1743, con la muerte del último de los Médici, el territorio quedó bajo influencia de Austria hasta que Napoleón derrotó a ese país en 1799 y coronó a su hermana Elisa como reina de Etruria. Tras el desastre napoleónico, una parte de la Toscana volvió a manos austríacas.

A partir de 1860, la unificación de los distintos territorios permitió el nacimiento del reino de Italia, del que fue capital Florencia entre 1865 y 1871. Con la llegada del siglo XX la ciudad comenzó a ser descubierta por el turismo.

Durante la Segunda Guerra Mundial fue ocupada por los alemanes entre 1943 y 1944, y padeció bombardeos de las tropas aliadas y destrucciones durante la retirada nazi. El 4 de noviembre de 1966 los barrios más cercanos al Arno se inundaron al desbordarse el río. Muchas obras de arte sufrieron desperfectos, entre ellas los fondos de la Biblioteca Nacional, situada cerca de la ribera. Este suceso, que provocó una ola de solidaridad internacional para salvar el patrimonio, propició la utilización de técnicas novedosas en el secado de incunables. Aún es posible ver hoy en día en determinados edificios la marca del nivel que alcanzaron las aguas, en algún caso de más de cinco metros de altura. En 1982 el centro histórico de la ciudad fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.


Parlamento.

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