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UN CORTO VIAJE

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Poco duró su estancia en Lisboa. Magalhães estuvo visitando a su amigo Faleiro, a quien conoció en sus visitas al archivo de la Tesorería Real. Le llevó datos precisos que obtuvo en sus navegaciones por los alrededores del archipiélago indiano y en las conversaciones con otros oficiales y marinos de la escuadra. Tanteó la posibilidad de buscar un puesto en el entramado social y económico que había en Lisboa, pero no lo encontró y además se dio cuenta que Portugal es un país que vivía en esos momentos mirando hacia las colonias y poco o nada necesitaban de él en la ciudad. Además y según los datos de Ruy de Faleiro, las islas de las especies estarían en la parte que corresponde a los castellanos, teoría que viene a reforzar lo que otras veces Magalhães había comentado con su amigo Serrao. Momentáneamente desilusionado con Portugal, vuelve a Malaca a bordo de otra nave de las que van y vienen del virreinato.

Al llegar recupera de nuevo sus cosas y a su criado. Continúa momentáneamente como soldado y marino a las órdenes del virrey. Pero con un impulso irremediable, comenta en demasiadas ocasiones su teoría geográfica de las Molucas. El virrey Alfonso de Alburquerque termina por enterarse y comienza a hacerle la vida aún más difícil que antes. Por si fuera poco, Francisco Serrao, que después de aquella batalla junto a Magalhães se fue a navegar en la escuadra que mandaba Antonio de Abreu, ya no volverá a salir de Ternate. Allí se quedó cuando su barco naufragó mientras volvía de la Isla de Banda. En las últimas cartas que le envía con la escuadra del capitán Lustau, ha contado a su amigo Fernão, que ese suceso, que en sí mismo fue una desgracia, se ha convertido en fortuna y buena suerte, ya que la tal isla y la vida que en ella se puede llevar, está muy cercana a la idea de un paraíso en la tierra. Insta, una y otra vez a su amigo, a que se incorpore a esas islas, de las que él insiste en no volver a salir. Se ha casado con la hija del jefe local y no piensa cambiar esa circunstancia por sus antiguas batallas junto a Magalhães.

Fernão toma nota y en su cabeza comienza a gestarse la idea de reunirse con él. Durante el tiempo que sigue en la India, intenta una y otra vez la forma de navegar hasta donde está su amigo y espera obtener el mando de algún barco. Pero el virrey se lo niega. Ama su doble profesión de soldado y marino y el modo de vida que lleva en las Indias Orientales, pero esta vez se ha cansado antes de tiempo. Tiene información precisa sobre la situación de las islas de las especies, tiene un criado nativo, conoce todo sobre la navegación y la construcción de las embarcaciones. Su amigo Serrao también le ha aportado importante información, aunque ha colocado a las islas de las especies un poco más al este de lo que en realidad están. Además, ahora y con más insistencia, el virrey Alfonso de Alburquerque, desea que vuelva a Portugal. Durante los dos últimos años le ha permitido estar allí, solo porque le es útil en las batallas. La estancia de Fernão de Magalhães en las Indias Orientales está llegando a su fin definitivo.

El viaje de Enrique

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