Читать книгу La Tradición Constitucional de la Pontificia Universidad Católica de Chile - José Francisco García G. - Страница 6
ОглавлениеAGRADECIMIENTOS
Estoy en deuda con muchas personas que han contribuido de manera muy valiosa para que este libro llegue a puerto y en un tiempo razonable.
En primer lugar, agradezco al profesor y juez constitucional, Miguel Ángel Fernández González, por la gentileza que ha tenido de hacer el prólogo de este libro. Destacado heredero de esta tradición intelectual más que centenaria, constitucionalista en el sentido más genuino de la expresión, y hombre de profundo sentido republicano. Tuve el placer de ser su alumno en el Magíster en Derecho Público de la UC, que hoy dirige como programa LL.M UC, y desde tal condición puedo testimoniar la excelencia de su docencia, su pasión por el derecho constitucional y su gran calidad humana.
Luego, al profesor Patricio Zapata, quien, desde inicios del 2015, cuando comenzó esta investigación, ha sido fuente inagotable de orientaciones, consejos y recuerdos sobre el pasado. Debo repetirlo: lo he tenido especialmente a él en mente a la hora de escribir este libro, pues él es uno de los principales herederos y continuadores de la tradición a cuyo estudio este libro se avoca. Asimismo, tengo una deuda especial con los profesores Pablo Ruiz-Tagle y Marisol Peña, quienes junto al profesor Zapata, presentaron, en enero de 2018, el primer volumen de esta investigación, aportando comentarios y críticas valiosas. También agradezco a la profesora Marisol Peña, protagonista del mismo, haberme concedido una larga entrevista y colaborado con la entrega de trabajos y discursos inéditos suyos.
Sumo, en estos agradecimientos especialmente importantes, al profesor José Luis Cea. Tuve la oportunidad de tener muchas y largas entrevistas con él, fundamentales para este proyecto. Agradezco su tiempo, pero especialmente el cariño y el afecto demostrado, como también la confianza, franqueza y libertad con la que se refirió a los más diversos temas. Guardo esas grabaciones como un tesoro y un testimonio valioso sobre el último medio siglo de nuestra vida política, constitucional y de la Facultad.
Quiero agradecer también a todos los profesores que gentilmente me dedicaron un tiempo valioso para entrevistarlos. A los profesores Eugenio Evans, María Pía Silva, Eduardo Soto-Kloss, Patricio Zapata, Javier Couso, Jorge Correa, Catalina Salem, Arturo Fermandois, Miguel Ángel Fernández y Rodrigo Álvarez, todos quienes aportaron importantes contribuciones e ideas en las entrevistas que me otorgaron, con testimonios que enriquecieron la investigación.
También agradezco las sugerencias y aportes de los profesores Gastón Gómez, Sergio Verdugo y Valentina Verbal. También al profesor Lucas Sierra, por permitirme generosamente adaptar un modelo de encuesta semiestructurada suyo, para ser aplicado a algunos profesores cuyo testimonio era fundamental recoger.
Una deuda de gratitud especial tengo con mis ayudantes de investigación asociados a este volumen del libro: Felipe Sánchez, las hermanas Carmen y Olga Rodríguez, y Arturo Tortello. Sin su aporte, este segundo volumen habría demorado mucho más tiempo. Gracias por haberme acompañado en este viaje al pasado, arqueológico, con tanto talento y dedicación.
Agradezco también a mi oficina Gómez, Pallavicini & García Abogados, y especialmente a mi grupo de práctica, por el apoyo constante y la discusión abierta de algunas de las tesis del libro. Asimismo, a la Facultad de Derecho de la P. Universidad Católica de Chile, en las personas del Decano, Gabriel Bocksang, el Director del Departamento de Derecho Público, Sebastián Soto, y al profesor Carlos Amunátegui, en representación del Comité Editorial de la Facultad, todos por su apoyo entusiasta en esta empresa. Y, por supuesto, a Patricia Corona, en representación de Ediciones UC, por una edición impecable en la que jugó un papel fundamental Juan Rauld. A ambos les estoy muy agradecido.
Finalmente, agradezco a mi familia, a mis padres y hermanos. Y en especial a Pía, mi compañera de ruta, y Catalina, Guadalupe y Blanca, todas a quienes este libro robó, de nuevo, muchas más horas de las prudentes y de las que hubiera querido.
Santiago, Septiembre de 2020