Читать книгу Monster Love's Paradise - Joven Nube - Страница 8
Walter
ОглавлениеMe pregunto si alguna vez Miss Maple tuvo que empezar a destejer un caso habiendo ocultado otro. Quién pensaría en su sano juicio que me vería envuelto en un nuevo mundo lleno de interrogantes y gente más rara de lo que te esperas. He dejado a Fabi y a Paul con Mica, estarán ocultando el pobre cadáver de… ¿Cómo era su nombre? En fin, no debería ser importante, yo siempre recuerdo rostros y nombres sospechosos, por eso estoy aquí, en un café a unas cuadras de la gran plaza, porque efectivamente aún no recuerdo cómo llegar a la tienda de cosas mágicas. Pero no podía volver a entrar y decir que me den direcciones, no después de lo genial que me vi haciendo esa salida tan espectacular, ah… Los problemas de los detectives, pues podría dar vueltas hasta encontrarla, o simplemente preguntar. ¡Claro! Preguntar es el hábito de un buen investigador, de modo que apenas se acerque la mesera para preguntar si quiero algo más le preguntaré sobre la peculiar tienda.
—Qué curioso, Walter, no creí que te gustaran esas cosas –me responde Keyla, la mesera.
Es un pueblo no muy grande y venimos seguido a este sitio, por lo que nos conocen muy bien.
—Para nada, solo es un caso en el que estoy trabajando –aclaro mientras cuento los billetes con el total del café.
—Espero que no sea nada peligroso. Estoy segura de que es en la calle Frías al 606. Pero hay algunos volantes pegados en el poste de afuera, podrías confirmarlo ahí.
Agradezco la información y me dirijo al poste de luz que tiene varios papeles en su cuerpo; un perro perdido, colonia de verano, algo de la iglesia, número de alcohólicos anónimos y un volante violeta muy llamativo.
Casa del Redentor
Ataduras, objetos protectores, hechizos variados,
lecturas, curaciones y más.
No se moleste en pasar a preguntar.
Frías 606
Bueno, parece que ya tengo una dirección, solo falta ir y hacer unas buenas y variadas preguntas, o eso pienso, pues cuando llego la sospechosa pelirroja hace una broma con que la iba a ver muy seguido y que su madre se enojaría si pierde el tiempo en el trabajo. Además de eso dijo que no puede decir más nada del animal, solo que busque en donde cree que podría esconderse bien. Al llegar a casa no veo a Fabi, debió hacer una parada para comprar alguna golosina y decirle a su hermano que nuevamente estaría haciendo algo fuera de casa, quizá la libertad tan enorme que tenemos los cuatro es lo que nos une. En fin, dejo la puerta sin llave para que Fabi pase y revise el viejo galpón de papá, no deja sus armas aquí, pero sí varias trampas de conejo y herramientas. Junto eso, las estacas y sus cadenas, una cuerda y por las dudas una linterna, las pongo en la mochila y voy a mi habitación donde abro el buscador de Internet. Lo primero que escribo en Google es «zorro» teniendo demasiadas imágenes y foros o ventas sobre el animal, y de primeras, cómo no, una ventana de Wikipedia. Probé con otras cosas como «zorro fantasma», «asesino», «espíritu», «magia» y así hasta tener más de 16 pestañas abiertas y leer en pocas unas cuantas cosas que no termino de creerme. Por suerte una mano en mi hombro me hace saltar del susto, Fabi entra en silencio y me pregunta qué quiero hacer.
—Supongo que ahora estará alerta, y no podemos poner algo en cada casa que hay en el pueblo, así que iremos al bosque, la zona segura que es más visible y está protegida por el guardabosque la dejaremos, confío en que no pasará por allí –le digo a mi compañero mientras tomo mi mochila, la cual pesa demasiado.
—Entonces… Lo que haremos será… –Fabi deja un silencio esperando mi respuesta, a lo que yo tomo un bolso que ya está preparado y se lo lanzo.
—Iremos a acampar, pondremos trampas cubriendo el campamento y ataremos a Paul en el medio para que lo atraiga. –Es un buen plan, infalible y seguro para todos, quizá no tanto para Paul, pero él podrá.
—O podríamos solo pasar bastante de la tarde en el campamento para que se note su presencia y luego esperar. ¿No crees? –Oh, mi buen compañero, siempre vela por la seguridad de todos.
—Está bien, lo haremos así, pero vamos rápido, envíales un mensaje diciéndoles que se preparen y que nos vemos en la playa de estacionamiento que está frente al bosque. –Por último, tomo las cuerdas y unos finos tubos de metal, cortos y pequeños que sirven para hacer ruido si chocan entre sí.
Estamos frente al bosque, esperándolos y observando el inmenso fuerte de árboles, casi perplejo.
—¿Pasa algo? Te ves intranquilo… –pregunta Fabi mientras terminaba de guardar en su mochila varias cosas y bolsas, en su mayoría comida.
—Creo… Que tengo un presentimiento sobre algo malo, pero no tengo miedo, sino emoción.