Читать книгу Prácticas de investigación aplicada a contextos educativos - Juan Carlos Rodríguez Macías - Страница 13

Guidelines for Adapting Educational
and Psychological Tests

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Uno de los principales propósitos de la Comisión Internacional de los Test (itc, por sus siglas en inglés) ha sido preparar y diseminar un conjunto de directrices para la adaptación de test e instrumentos de medición psicológica y educativa, y para el establecimiento de la equivalencia de puntuaciones entre los grupos lingüísticos y culturales considerados. Se entiende por directriz para la adaptación de instrumentos a aquellas prácticas que se consideran importantes a realizar y evaluar dentro del proceso de adaptación o de construcción paralela de instrumentos de medición psicológica o educativa, para uso en poblaciones que difieren en aspectos culturales o lingüísticos (Hambleton, 1996).

El empleo de las directrices de la itc permite detectar problemas potenciales en el proceso de adaptación y problemas que necesitan tratarse antes de que la versión adaptada se pueda considerar aceptable en el nuevo contexto (Hambleton, Yu y Slater, 1999).

Así, la itc puso en marcha en 1992 un proyecto para la elaboración de las directrices, el cual se conformó por un comité de 12 representantes de distintas organizaciones (European Association of Psychological Assessment, European Test Publishers Group, International Association for Cross-Cultural Psychology, International Association of Applied Psychology, International Association for the Evaluation of Educational Achievement, International Language Testing Association and International Union of Psychological Science). Dicho comité trabajó durante varios años definiendo 22 directrices, que después fueron sometidas a prueba en trabajos de campo (Hambleton, Mereda y Spielberger, 2005; Hambleton et al., 1999; Hambleton, 2001; Tanzer y Sim, 1999).

En una primera edición, las directrices para la traducción y adaptación de test fueron integradas y ordenadas en cuatro áreas generales que orientan el proceso de adaptación de test: contexto, construcción y adaptación, aplicación e interpretación (Hambleton, 1996). Estos lineamientos se describen a continuación.

Las directrices de contexto tratan con la equivalencia de los constructos medidos en las poblaciones de interés. Buscan minimizar los efectos de las diferencias culturales y evaluar el solapamiento de los constructos en las poblaciones, lo cual permite decidir si es adecuado adaptar el test a la nueva población.

El área de construcción y adaptación de test busca asegurar una correcta adaptación, cuidando que los contenidos, formatos, estímulos y que todos los demás componentes del test original tengan la misma familiaridad para los sujetos de las dos culturas implicadas. Esta área enfatiza la necesidad de utilizar juicios analítico-racionales y técnicas estadísticas que permitan garantizar que el test es válido para las dos poblaciones.

Las directrices del área de aplicación incluyen todos aquellos aspectos necesarios para realizar una aplicación correcta de los test.

Las directrices propuestas para el área de interpretación de puntuaciones se centran en detectar la importancia de realizar las interpretaciones con base en las evidencias contenidas en toda la documentación generada en los procesos de las áreas anteriores.

En general, las veintidós directrices buscan prevenir las diferentes fuentes de error que se presentan en el proceso de adaptación de test y, al mismo tiempo, ofrecen acciones para controlarlas (Muñiz et al., 2013).

Se pueden distinguir dos contextos de aplicación de dichas directrices. Uno de ellos se refiere a la adaptación de test existentes y el otro al desarrollo de nuevos test para comparaciones a nivel internacional. La evidencia recopilada durante una década sobre la aplicabilidad de las directrices confirmó su utilidad en una amplia variedad de contextos (Hambleton, 2001; itc, 2010). No obstante, el análisis de contenido de las directrices llevado a cabo por Tanzer y Sim (1999), identificó que las directrices trataban principalmente con principios fundamentales en el proceso de adaptación de test y que había algunas inconsistencias y ambigüedades en las mismas, de tal manera que algunas necesitaban ampliarse, clarificarse, combinarse, o requerían una mayor orientación sobre su aplicación; y c) resultaba necesario indagar sobre más tipos de evidencias para establecer la equivalencia de los test, y sobre ideas, diseños y técnicas estadísticas que permitieran investigar el posible sesgo a nivel de constructo, de método o de ítem de los test traducidos y adaptados.

Es importante observar que dichas directrices eran normativas y no prescriptivas (Solano-Flores et al., 2009; Tanzer y Sim, 1999). Es decir, no proveían un método específico para obtener test multiculturales o multi-lingüísticos válidos. Por otro lado, para que los principios normativos provistos por las directrices pudieran transformarse en aplicaciones prácticas, era necesario desarrollar un compendio de las dificultades y soluciones en el proceso de adaptación de test, y también se requiere la institucionalización de programas de formación para los constructores y usuarios de los mismos (Tanzer, 2005).

Tanto los análisis de contenido de las directrices, como los avances metodológicos, psicométricos y sustantivos en el campo de la adaptación de test, hicieron necesaria una revisión de las directrices originales (Muñiz et al., 2013). De esta manera, la itc coordinó un nuevo grupo de trabajo interdisciplinar compuesto por representantes de asociaciones de psicólogos de cinco países (Reino Unido, Turquía, Bélgica, España y Holanda), para realizar la revisión y modificación de las directrices originales, a la luz de los nuevos desarrollos.

La segunda edición de las directrices (Muñiz et al., 2013) propuso un marco integral que busca que la adaptación consiga, con respecto al test original, el máximo nivel de equivalencia lingüística, cultural, conceptual y métrica posible. Éstas son entendidas como un esquema que orienta a los investigadores y profesionales en el proceso de adaptación. A través de veinte directrices, agrupadas en seis categorías, se propone un proceso ordenado y global que considera todas las fases y cuestiones relevantes en la adaptación de test. Así, las nuevas directrices (Muñiz et al., 2013), se agrupan de la siguiente manera:

 Directrices previas. Resaltan el respeto a los derechos de propiedad intelectual y a los acuerdos sobre el uso de los test vigentes en los países implicados. Además, proponen el estudio de la influencia de las diferencias culturales o lingüísticas en la medición, y de la relevancia del constructo en la población de interés.

 Directrices sobre el desarrollo del test. Sugieren que el proceso de adaptación sea el más pertinente para las poblaciones de interés y que valore la utilización de juicios de expertos, para estimar si el proceso de adaptación considera las diferencias lingüísticas, psicológicas y culturales suficientes. Asimismo, se interesan por que las instrucciones, contenido, formato, escalas, formas de aplicación y demás aspectos relacionados con el test y los ítems, tengan el mismo significado y sean pertinentes en las poblaciones implicadas.

 Directrices de confirmación. Fijan su atención en ofrecer información empírica acerca de la equivalencia de constructo, de método y entre los ítems en todas las poblaciones implicadas. De la misma manera, señalan la necesidad de obtener evidencias sobre la confiabilidad y validez del test adaptado y de establecer el nivel de comparabilidad entre las puntuaciones obtenidas por el test en sus dos versiones.

 Directrices sobre la aplicación. Se enfocan en la disminución de las diferencias culturales y lingüísticas derivadas de los procedimientos de aplicación o de los formatos de respuesta; y en la especificación de las condiciones de aplicación de manera que no se vea amenazada la validez de las inferencias originadas de las puntuaciones del test.

 Directrices sobre puntuación e interpretación. Comunican la necesidad de considerar información demográfica pertinente al momento de realizar las interpretaciones de las diferencias de las puntuaciones entre los grupos bajo estudio. También, resaltan la importancia de utilizar el nivel de invarianza establecido para la escala de puntuación sobre la que se hacen las comparaciones.

 Directrices sobre documentación. Señalan la importancia de proporcionar toda la documentación técnica acerca de las modificaciones del test adaptado, donde además se incluyan las evidencias de la equivalencia con la versión original e información a los usuarios sobre el uso correcto del test en la población a la que va dirigido.

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