Читать книгу Anatomía de lo real - Juan Diego Parra Valencia - Страница 6
PRÓLOGO
ОглавлениеEl libro que tiene en sus manos obedece a inquietudes estéticas sobre la condición actual de la semiótica con respecto a la imagen. Para resolverlas decidimos establecer una suerte de diálogo diacrónico, según una conversación cuasitelepática, evitando en lo posible la sincronía comunicativa. Como autores, hemos querido mantener la debida distancia argumental hasta en la escritura, sin que eso evitara encuentros permanentes en los que tratábamos de inferir (semióticamente, por qué no decirlo) las posibles perspectivas analíticas de cada uno. Planeamos, eso sí, crear un ambiente crítico que pudiera moverse siempre entre la objeción y la ratificación. Por ello, más que sustentos teóricos de respaldo (que los hay, cómo no), buscamos establecer un campo de tensión entre dos perspectivas, asumidas quizás como un espejo, para que el lector decida cuál podría ser el germen y cuál el reflejo.
Se trata no solo entonces de crear un escenario especular, sino también de trazar ciertas rutas especulativas acerca de los cruces y distancias entre la imagen y el signo, toda vez que se exige, por ello, emprender caminos tanto estéticos como filosóficos. La búsqueda, por lo tanto, ha de leerse como un experimento reflexivo, en el sentido más físico del término, es decir, como una onda que cambia de dirección y busca regresar a su punto de origen. Los textos incluidos en este volumen pretenden funcionar de tal manera que pueda saltarse entre capítulos, no con la esperanza de cimentación teórica, sino de desviación constante. Por ello tratamos de estructurarlo según fases simétricas, en dos partes (o universos-espejo): de un lado podría pensarse el signo-imagen (semioestética) y de otro la imagen-signo (postsemiótica). De un lado, la funcionalidad semiótica vehicularía el trasegar de la imagen dentro de los territorios perceptivos y comprensivos, y de otro, la resistencia de la imagen confrontaría al signo como un límite de sí misma. Dichas fases serán antecedidas por una introducción crítica sobre la función imagen y la función signo. Así, como debería ser en un contexto semiótico, apelamos al número 3.
Por supuesto, no buscamos establecer una ruta causal de los argumentos, sino constituir campos intensivos que permitan al lector, como si se tratara de platós cinematográficos, saltar entre escenarios para encontrar nuevas escenas, decidiendo si quiere retomar secuencias narrativas anteriores o mejor emprender nuevos argumentos. A veces, eso sí, habrá resonancias que quizás generen sensaciones de déjà-vu, y que, de ser suficientemente atento en la lectura, el lector podrá reconocer la superposición teórica. Pero más allá de eso, la búsqueda dentro del estado físico reflexivo, como si de un espejo se tratase, apunta a combinar la percepción no-perspectivista con las distorsiones ópticas que impidan un reflejo directo. Es decir, este libro, que pretende relacionar separando (o separar relacionando) la imagen con el signo, más que ubicarse dentro del plano del reflejo directo (la reflexión), se decanta por anamorfismos permanentes. De aquí que el experimento de escritura debía tener dos fases: concertar los temas y escribirlos, luego, cruzarlos para la lectura y después, contaminarlos con las ideas «ajenas», tanto para refutarlas como para apoyarlas. Con ello, el resultado pareciera anular el germen para consumarse en el reflejo.
Por esto, más que ideas (eidos) lo que tenemos son simulacros (eidolon o imago) de ideas que fingen ser ideas. Cada capítulo del libro responderá, pues, a un vínculo de doble articulación, que permite ampliar el espectro semiótico más allá de la interpretación, del intérprete y del autor. Si podemos plantearlo en términos más caros a los temas tratados, diríamos que se trata de un ejercicio indexical que propende a contaminar lo simbólico y lo icónico de cada autor. Esto querría decir que el valor de cada texto radica en aquello a lo que apunta o se dirige. Como el encuentro fortuito entre una máquina de coser y un paraguas en una mesa de disección, los textos pueden participar de dos universos paralelos que eventualmente se cruzan para generar alguna boda contra natura teórica. A favor (o en contra) tenemos lecturas mutuas de los autores (más de un lado que del otro, como debe ser) y bien escogidas conversaciones, las cuales fueron se sostuvieron en sutiles juegos detectivescos para descifrar gustos e inclinaciones estéticas y filosóficas. En contra (o a favor) la inevitable distancia geográfica, tanto paisajística como idiosincrásica, salvada solo por la posibilidad contemporánea de sincronizarnos a través de películas, series de televisión y libros recomendados mutuamente.
Así pues, sin saber aún cuál estado cerebral puede identificarse con la máquina de coser y cuál con el paraguas, este libro se presenta como la adecuada mesa de disección.