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Juan Ignacio Sapia
Las convicciones
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Las oportunidades
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LAS CONVICCIONES Juan Ignacio Sapia
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Las oportunidades
1 En tres semanas y dos días perdí mi trabajo, corté una relación de seis años con mi novia y me peleé más o menos definitivamente con mi papá, así que me tuve que ir de mi casa. Agarré lo poco que había podido ahorrar y me mudé a lo de un amigo que vivía bastante apretado con su novia en un ph que era unos metros más chico que un monoambiente. Los primeros días me recibieron contentos, pero de a poco la cordialidad empezó a desaparecer. A medida que el tiempo pasaba empecé a sentirme como esos prisioneros de guerra a los que se los tatúa, pero en vez del número de prisionero, yo me imaginaba que a mí me escribían la palabra lumpen en la frente. Con una tinta espesa y fosforescente. 2 Sin embargo, me aferraba a la idea de un trabajo redentor. Tuve una entrevista en un local de comida por peso atendido por coreanos. Era un lugar sucio y con un olor muy fuerte a carne cruda. Uno de ellos me recibió y me hizo pasar. Faltaba poco para el mediodía y había mucho trabajo, y el coreano me pidió que me quedase junto a la caja, como un cliente más que esperaba un pedido. Cuarenta minutos después, en un castellano básico, carente de artículos y de adjetivos, me preguntó cuántos años tenía y dónde vivía. Le respondí y me explicó que no sabían hablar muy bien el idioma y que necesitaban a alguien que atendiera los pedidos. Me dijo que la idea era pagarme con comida. Lo pensé un poco y sentí como el olor a carne cruda invadía mis fosas nasales y acepté. Nos dimos las manos y quedó en llamarme.
3 Tenía algunos consuelos, cosas que me recordaban que no estaba tan al margen de la sociedad como imaginaba. Hombres que acuchillaban a su familia, banqueros y políticos corruptos, pibes que hacían malabares en los semáforos: todos ellos me acercaban al núcleo cálido de las instituciones sociales y me convertían en un ciudadano modelo, en sintonía con las obligaciones y derechos cívicos. Pero seguía sin trabajo, viviendo con otras dos personas en un lugar donde se suponía que podía vivir solo una, y con un estándar higiénico que una persona normal habría calificado de dudoso. 4 Recordaba a Gonzalo Marías por un viejo mito escolar que decía que había llevado a una chica a ver Monsters Inc. al cine y le había colado los dedos durante la hora y media que duraba la película. Todo lo referido a Gonzalo era así: desafiante, desmesurado, heroico. En una escuela pública del conurbano bonaerense este tipo de personajes generalmente termina en la cárcel o con dos hijos antes de los dieciocho años. En el peor de los casos, las dos cosas juntas. Por eso me sorprendió tanto verlo bien vestido, con un reloj gigante y anteojos. Yo estaba en una de mis recorridas diarias, dejando currículums en locales de venta al público.
5 Suplemento dietario: en una época de sedentarismo y alimentos bajos en nutrientes, la dieta diaria se convierte en un campo de batalla. La mayoría de las veces nuestro cuerpo no recibe los nutrientes básicos que se corresponden con el gasto diario de energía. Si esto se sostiene en el tiempo, produce daños que pueden llegar a ser irreversibles. Es necesario entonces complementar la dieta con vitaminas y minerales, preferentemente en forma de batidos o de pastillas, para acelerar el metabolismo y acelerar los resultados.
6 Mi primera reunión HierbActivePower fue un evento caótico, donde las sensaciones se encadenaban sin que tuviera tiempo para procesarlas: de la desolación por mi sombrío panorama profesional pasé a la curiosidad por este sistema donde cada uno era su propio jefe, a la admiración por las personas que habían triunfado, y a la esperanza de que esta fuera, por fin, la posibilidad de superar la vida que estaba teniendo. Mientras un pelado contaba su vida de millonario construida exclusivamente a través de la venta de suplementos dietarios basados en el aloe vera, tuve ganas de ir a cada uno de los negocios donde había dejado mi currículum, pero en lugar de dejar la hojita que delataba mi prácticamente nula vida profesional, la prendería fuego mientras les gritaba a los empleados que mi tiempo era demasiado precioso para malgastarlo en un local de mierda del conurbano.
7 Vivo en un país que, por ese entonces, gracias a la sustitución de importaciones y a los créditos blandos para empresas, había alcanzado una relativa estabilidad económica. Después de varios años de convivir con el ajuste, la gente quería salir a comprar cualquier cosa que le pusieran adelante. Además de eso, los suplementos dietarios eran una franquicia novedosa, una solución futurista y milagrosa para adelgazar y vivir mejor. El primer mes vendí cuarenta y siete packs HierbActivePower, que incluían pastillas, polvo proteínico, y licuados de aloe vera. Como dijo Gonzalo Marías mientras brindábamos con licuados proteicos, una verdadera bestialidad. 8 HierbActivePower fue fundada en 1990 por Chang Williams, un asiático de Michigan que inventó la idea de suplemento dietario natural, éxito rotundo en plena época de New Age y de terapias y dietas alternativas. Seis años después, la compañía era una de las diez empresas más lucrativas de los Estados Unidos. La empresa tardó bastante en desembarcar en la Argentina, lo hizo recién en 2005, pero cuando llegó prácticamente creó el segmento de nutrición suplementaria y multinivel, con un sistema de comercialización en el que cada vendedor actúa por su cuenta. Gonzalo Marías había armado un grupo de venta muy bueno, muy motivado. No tengo manera de demostrarlo ahora, pero es muy probable que durante el segundo semestre de 2006 la zona sur del conurbano bonaerense haya sido la zona con el nivel más alto de consumo de productos HierbActivePower en todo el mundo, por encima incluso de Portugal y Hungría. Dos meses después de empezar a trabajar, pude mudarme a un departamento en el centro de Banfield. 9 El núcleo de la imagen corporativa de HierbActivePower era la actitud positiva. Gonzalo Marías nos insistía mucho a todos para que sostuviéramos esa actitud, que se manifestaba en detalles físicos como mantener la columna vertebral lo más recta posible, apretar fuerte la mano del cliente potencial, mostrar los dientes al sonreír o usar un reloj más o menos grande, preferentemente deportivo. Yo cumplía con todo lo que me decía Gonzalo Marías, y lo admiraba: de ser un repetidor de una escuela pública del conurbano había pasado a coordinar un grupo de ventas muy exitoso. Soñaba con tener, algún día, mi propio grupo de juniors y enseñarles, con la paciencia y la sabiduría del buen maestro, los secretos de la venta de productos HierbActivePower 10 El grupo de venta de Gonzalo Marías estaba integrado por siete personas. Yo los dividía en dos grupos. El primer grupo estaba conformado por Miriam, Silvio y Manuel, tres jubilados que se repartían el mercado geriátrico de HierbActivePower de Zona Sur. Los tres eran viejos, sanos y vitales, como si hubiesen salido de una publicidad de pañales para adultos. HierbActivePower tenía una línea de productos especialmente dirigida a la tercera edad. Manuel y Silvio habían estado vinculados con la ejecución de los fondos de la obra social del municipio de La Matanza y, según me fui enterando de a poco, los habían echado por manejos turbios y sobresueldos. Creo que entendían su trabajo en HierbActivePower como una forma de expiación por su pasado de corrupción en el sector público. El segundo grupo lo conformábamos los desesperados.
11 Un miércoles terminé temprano el recorrido por la casa de los clientes, y fui caminando hasta el ph de mi amigo. Los encontré, tanto a él como a su novia como a la casa, más sucios de lo que recordaba. Les empecé a contar de HierbActivePower, de qué manera me había ayudado no sólo monetariamente, sino en todas las dimensiones de mi vida. Les conté de la enorme admiración que me causaba Gonzalo Marías, y sobre cómo ayudábamos a la gente a mejorar su calidad de vida. Vi que no me escuchaban y para interesarlos les expliqué que HierbActivePower buscaba gente permanentemente, y que se podían unir y salir cuando quisieran. Les ofrecí pasarles algunos de mis clientes para que empezaran. La novia de mi amigo se rio y me dijo que estaba bien, que no les interesaba participar. Le contesté que había mucha gente que se hubiera matado por tener una oportunidad de entrar en un negocio tan lucrativo como el que les proponía, además de tener clientes ya asegurados. La única que respuesta que obtuve fue que se miraron entre ellos con fastidio. Entonces, inundado por una ira que me resultó un poco ajena, les dije que eran unos inútiles de mierda, que siguieran viviendo en ese departamento con olor a culo, que se iban a pudrir ahí. Me fui sin escuchar su respuesta. 12 Seis meses después de empezar a trabajar en HierbActivePower estaba en el mejor momento profesional de mi vida. Era la mano derecha de Gonzalo Marías, y ese mes había vendido más productos que nunca. Para esa época murió Chang Williams. Lo grave no fue su muerte -que lo podía haber dejado como un mártir del American Dream- sino las condiciones en las que su muerte había ocurrido: practicándose asfixia erótica mientras sodomizaba a una niña vietnamita llamada Duan. Chang Williams era, además del fundador, la cara visible de la compañía. En la oficina de Gonzalo Marías había tres posters de él, en diferentes situaciones: en el primero caminaba en la playa, en otro posaba en la puerta del edificio central de HierbActivePower, en Michigan, y el tercero lo mostraba en la puerta de su mansión en Miami, donde, según se supo después, organizaba orgías sexuales sadomasoquistas con asiáticas menores de edad. 13 Los sistemas de difusión de la información no estaban tan desarrollados en aquel entonces: la muerte de Chang Williams, y en especial su pedofilia, pudieron haber pasado más o menos desapercibidas. De hecho, durante algunas semanas, todo siguió como estaba. Gonzalo Marías despegó los posters de su oficina. Se habló de poner etiquetas en los tarros de suplemento dietario para ocultar la cara sonriente y, en vista de los acontecimientos, perversa de Chang Williams, pero se decidió dejarlo y directamente hacer de cuenta que era un modelo genérico, un asiático anónimo.
14 Además de su actitud poco motivadora, y una capacidad nula tanto de socialización como de comercio, Romina Scaglia había tenido algunos episodios violentos en la oficina de HierbActivePower. Había sido una escalada de dos o tres días, que terminó con ella agarrando un tarro extra grande de Polvo Proteico de Aloe Vera y tirándoselo a Marcos Sánchez por la cabeza. La extraña razón que dio Romina Scaglia después, llorando y completamente cubierta de polvo, era que le molestaba la manera en que Marcos Sánchez hablaba, el tono de voz y las palabras que usaba. Después de eso, Gonzalo tuvo una charla con ella y la obligó a pedirnos perdón a todos. Romina Scaglia empezó a hablar más, a vender más productos, y hasta vino a un evento de la empresa, en el que se emborrachó y nos contó que salía con Rubén, un tipo casado y con dos hijos que se dedicaba a la compraventa de autos. La información nos pasó desapercibida hasta un par de días después del incidente de Chang Williams, cuando la Policía Bonaerense vino a buscarnos con el motivo de la muerte de Rubén Casares, un vecino de Lanús. En el momento en que su cuerpo fue hallado, Casares llevaba tres días muerto por envenenamiento. En su casa encontraron dos tarros del Tonificador Energizante de Cítricos, nuestro producto estrella. 15 El día que vinieron los policías estábamos todos menos Romina Scaglia, que no había ido a la oficina. Eran dos oficiales gordos y morochos que nos miraban con perplejidad y pena. Silvio, pensando que los habían venido a buscar a él y a Manuel por el antiguo episodio de fraude municipal, tuvo un ataque de pánico. Se desmayó y por un rato pensamos que había muerto. Laura Derno gritaba que respetaran a una embarazada. Marcos Sánchez estaba catatónico, cuando los policías le preguntaron el nombre empezó a tartamudear, y se largó a llorar. Gonzalo fue el único que actuó como un profesional. Acompañó a los uniformados por el departamento que funcionaba como oficina de HierbActivePower. Abrió un tarro de Batido Multiproteico y les explicó como si fueran niños de jardín de infantes los componentes y los beneficios de ese batido. También narró la trayectoria de cada uno de nosotros, remarcando nuestra profesionalidad y la calidad de los productos que vendíamos.
16 Pese a lo inconsistente del testimonio de Romina Scaglia, y a lo fácil que resultó probar que ella había envenenado a Rubén porque se negaba a abandonar a su familia, la Bonaerense se llevó todos los productos que teníamos en la oficina. Gonzalo Marías se desesperó y golpeó a uno de los policías, por lo que terminó unos días preso. Mientras veía como la fuerza policial incautaba uno a uno nuestros productos, yo intentaba hacer un cálculo más o menos minucioso de cuánta plata se iba a perder. Cuando llegué a los cien mil pesos, me deprimí, pedí permiso y abandoné la oficina. 17 Viví un tiempo más en mi departamento en Banfield. En la televisión gigante que había comprado vendiendo suplementos dietarios alertaban a la gente para que no consumiera esos suplementos dietarios. Hubo un par de casos de intoxicación, supongo que por sugestión mediática, porque nunca me citaron a declarar, ni tuve más inconvenientes con la Bonaerense. HierbActivePower pasó de ser un modelo de negocios exitoso, que otorgaba autonomía financiera a sus vendedores y un estilo de vida saludable a sus compradores, a ser una estafa internacional, que ofrecía productos peligrosos y lavaba dinero, y que había sido orquestada por un oriental pedófilo. Pero yo tenía mis propios problemas. Para evitar el desalojo, intentaba existir de la manera más reducida posible: no hacía ruidos, casi no salía del departamento, no hablaba con nadie. Tenía la certeza de que mientras más etérea fuera mi presencia en el departamento, más tiempo podría vivir sin pagar. Pero exactamente dos meses y siete días después del episodio de Romina Scaglia, me desalojaron. El tipo que me alquilaba me había comprado un par de tarros de Proteína Personalizada en Polvo (PPP), y ahora pensaba que lo había intentado envenenar. Le vendí lo único caro que tenía en mi casa, el televisor, y me fui caminando al monoambiente de mi amigo y su novia. 18 Desde que les había gritado no había vuelto a comunicarme con ellos, no tenía idea si me iba a animar a golpearles la puerta cuando llegara. De hecho, ni siquiera sabía si seguían viviendo ahí. Por las dudas, imaginé un discurso para usar en caso de que las cosas se pusieran complicadas: la gente de HierbActivePower me había extorsionado para que participara en el negocio y ahora, por suerte, la verdad había salido a la luz y yo me había liberado. La presión de participar en un negocio semi legal, con todo el riesgo que eso implicaba, me había llevado a un cuadro de histeria, que me había hecho perder el eje y tratar mal a mis verdaderos y únicos amigos. Ellos siempre habían tenido razón. Les iba a pedir perdón, haciendo énfasis en lo peligroso que había sido formar parte de una organización fraudulenta, y les iba a suplicar que me dejaran vivir ahí hasta que encontrara otro trabajo. Mi discurso terminaba ofreciéndoles dramáticamente toda la plata que me quedaba, exactamente cuarenta y cinco pesos. Estaba por llegar, caminaba lento, decidiendo si al final del discurso convenía que llorara o no, cuando un Peugeot 206 blanco y brillante me tocó bocina. 19 Gonzalo Marías me contó que había pasado unos días en la cárcel y que después había tratado de recuperar todos los productos que se había llevado la policía.
20 Medicina tradicional china: en una época de medicina híper especializada, al borde de la deshumanización, la tradición china ofrece un acercamiento medicinal integral, que concibe al cuerpo como una totalidad y que tiene en cuenta los factores afectivos, emocionales y psíquicos. Esta sabiduría milenaria es fundamental para lograr un sanación completa, un cuerpo verdaderamente balanceado, un organismo luminoso.
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