Читать книгу Las convicciones - Juan Ignacio Sapia - Страница 9

7 Vivo en un país que, por ese entonces, gracias a la sustitución de importaciones y a los créditos blandos para empresas, había alcanzado una relativa estabilidad económica. Después de varios años de convivir con el ajuste, la gente quería salir a comprar cualquier cosa que le pusieran adelante. Además de eso, los suplementos dietarios eran una franquicia novedosa, una solución futurista y milagrosa para adelgazar y vivir mejor. El primer mes vendí cuarenta y siete packs HierbActivePower, que incluían pastillas, polvo proteínico, y licuados de aloe vera. Como dijo Gonzalo Marías mientras brindábamos con licuados proteicos, una verdadera bestialidad. 8 HierbActivePower fue fundada en 1990 por Chang Williams, un asiático de Michigan que inventó la idea de suplemento dietario natural, éxito rotundo en plena época de New Age y de terapias y dietas alternativas. Seis años después, la compañía era una de las diez empresas más lucrativas de los Estados Unidos. La empresa tardó bastante en desembarcar en la Argentina, lo hizo recién en 2005, pero cuando llegó prácticamente creó el segmento de nutrición suplementaria y multinivel, con un sistema de comercialización en el que cada vendedor actúa por su cuenta. Gonzalo Marías había armado un grupo de venta muy bueno, muy motivado. No tengo manera de demostrarlo ahora, pero es muy probable que durante el segundo semestre de 2006 la zona sur del conurbano bonaerense haya sido la zona con el nivel más alto de consumo de productos HierbActivePower en todo el mundo, por encima incluso de Portugal y Hungría. Dos meses después de empezar a trabajar, pude mudarme a un departamento en el centro de Banfield. 9 El núcleo de la imagen corporativa de HierbActivePower era la actitud positiva. Gonzalo Marías nos insistía mucho a todos para que sostuviéramos esa actitud, que se manifestaba en detalles físicos como mantener la columna vertebral lo más recta posible, apretar fuerte la mano del cliente potencial, mostrar los dientes al sonreír o usar un reloj más o menos grande, preferentemente deportivo. Yo cumplía con todo lo que me decía Gonzalo Marías, y lo admiraba: de ser un repetidor de una escuela pública del conurbano había pasado a coordinar un grupo de ventas muy exitoso. Soñaba con tener, algún día, mi propio grupo de juniors y enseñarles, con la paciencia y la sabiduría del buen maestro, los secretos de la venta de productos HierbActivePower 10 El grupo de venta de Gonzalo Marías estaba integrado por siete personas. Yo los dividía en dos grupos. El primer grupo estaba conformado por Miriam, Silvio y Manuel, tres jubilados que se repartían el mercado geriátrico de HierbActivePower de Zona Sur. Los tres eran viejos, sanos y vitales, como si hubiesen salido de una publicidad de pañales para adultos. HierbActivePower tenía una línea de productos especialmente dirigida a la tercera edad. Manuel y Silvio habían estado vinculados con la ejecución de los fondos de la obra social del municipio de La Matanza y, según me fui enterando de a poco, los habían echado por manejos turbios y sobresueldos. Creo que entendían su trabajo en HierbActivePower como una forma de expiación por su pasado de corrupción en el sector público. El segundo grupo lo conformábamos los desesperados.

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La primera era Laura Derno, una chica de Dock Sud que mantenía tres o cuatro hijos y que, aunque estaba embarazada la mayor parte del tiempo, era una buena vendedora. Después estaba Marcos Sánchez, un pibe que apenas había superado la pubertad, hiperquinético y bizco. Marcos era, después de mí, el mejor vendedor del equipo. Era atento pero insistente con los clientes, y representaba muy bien los valores que queríamos difundir desde HierbActivePower. Finalmente estaba Romina Scaglia, que creo que era una ex novia de Gonzalo a la que no le iba muy bien hasta que se sumó al equipo. Salvo por eso, no sabíamos nada más de ella. Su relación con el grupo era nula: muy pocas veces hablaba con nosotros, y nunca asistió a ninguno de los eventos de la empresa. Creo que seguía ahí porque Gonzalo le tenía algún afecto; vendía más bien poco o directamente nada. Cuando tenga mi propio equipo de venta, pensaba, no voy a aceptar a nadie por lástima. Cada uno de los integrantes va a ganarse su lugar en base al esfuerzo y la autosuperación.

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