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IV
ОглавлениеDocumentos impresos antes de 1507—Primera carta sobre el tercer viaje de Vespucci—Diezinueve ediciones todas con el nombre propio Albericus—Segunda carta sobre los cuatro viajes de Vespucci; edición italiana de 1506, con el nombre propio Amerigo—Otras ediciones italianas que llegan hasta 1519, con el nombre propio Alberico.
Llegamos ya al examen de documentos impresos. Veamos desde luego los que aparecieron en 1507, fecha de la famosa Cosmographiæ Introductio, del Gimnasio Vosgense. Aquí sabemos á qué atenernos, al menos en lo tocante al título de las publicaciones, y al nombre propio dado á Vespucci, pues hasta aquella fecha no hay razón alguna que induzca á suponer la existencia de alteraciones, voluntarias ó inconscientes, de ese nombre. A lo sumo podrán invocarse errores tipográficos ó de lectura defectuosa de los manuscritos, para la creación de un nombre propio renco y estropeado.
A este propósito dice Varnhagen:—“Desde el momento que se examina á Vespucci en sus propias obras, comienza el caos, y la duda surge por todos lados.” Ensayemos á separar lo verdadero de lo falso, comparando las obras publicadas por aquella misma época.
El señor Henry Harrise, en su excelente y bella obra Bibliotheca Americana vetustissima, en dos volúmenes, publicados el primero en Nueva York (1866), y el segundo con el nombre de Additions, en Paris (1872) nos da con gran cuidado y loable exactitud, el título de diezinueve publicaciones, del tercer viaje ó primera carta de Vespucci, hechas antes de 1507. Ahora bien, en todas se encuentra como nombre propio de Vespucci, el bien conocido nombre Albericus, sin ninguna variación. El nombre de Vespucci varía de la manera siguiente: Vespucius, Vesputius, Vespucci, Vespuctius y Vespotius.
Dice el señor Harrise, que del tercer viaje de Vespucci, hecho bajo bandera portuguesa, existen once ediciones en latín, sin lugar ni fecha (pero todas publicadas probablemente en el mismo año de 1504 á 1505.) En este viaje Vespucci por vez primera declara, que las tierras nuevamente descubiertas deben llamarse Nuevo Mundo, “más habitado de pueblos y animales que nuestra Europa, que el Asia ó el Africa.”[9]
La relación de este viaje, dirigida en idioma que no era el latín sino probablemente el italiano, á Laurent Pier Francesco de Médicis, residente entonces en Paris, fué traducida al latín por un arquitecto italiano, monge de Verona, dominicano que se hallaba empleado en la construcción del puente Notre Dame, y del Petit Pont, en Paris. Ciertamente, estos dos compatriotas italianos de Vespucci, sobre todo su amigo y conciudadano florentino Médicis, deben de haber conocido con exactitud su nombre propio, y al emplear el de Albericus ó Alberico, debe juzgárseles muy autorizados.
Después de esta carta de 1503, ó quizás de fines de 1502, carta suficientemente auténtica e indiscutible, en cuanto á su publicación repetida muchas veces con anterioridad á 1507, tenemos, con referencia al nombre propio Albericus, la segunda carta de 4 de Setiembre de 1504, no menos auténtica, pero sobre la cual es dudosa la fecha de la primera publicación—Está escrita en italiano bárbaro, españolizado, y dirigida al gonfaloniero de Florencia, Piero Saderini, amigo de juventud y de estudios de Vespucci.
Siguiendo á Varnhagen, la edición princeps es italiana, hecha en Pescia, cerca de Florencia, en 1506—La edición latina de Abril de 1507,[10] es de Saint Dié, por el Gimnasio Vosgense, traducción del Canónigo Jean Basin, de un texto francés, que hoy es desconocido, y que fué sacado del original italiano. El título italiano es así: Lettere di Amerigo Vespucci delle isole nuovamente trovate in quattro suoi viaggi—Sin fecha.
Esa fué la primera vez que un documento impreso en aquella época, dió á Vespucci el nombre propio de Amerigo. Digamos desde luego, que las publicaciones italianas posteriores á 1506, y que llegan hasta 1519, en número de cuatro, todas le dan el nombre de Alberico; que la de 1521 le da el de Albertutio, y que no es sino á partir de 1745, cuando se publicó el panegírico de Bandini, es decir, más de dos siglos después, que las publicaciones italianas, al ocuparse particularmente de Vespucci, le dan por nombre propio el de Amerigo.
Estas dos cartas de Vespucci es cuanto nos queda verdaderamente auténtico, con todo y ser claro que los originales han sido perdidos, ó han dejado de existir.