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2. PRESENTACIÓN PERSONAL

“No puedes conectar los puntos mirando hacia adelante; solo puedes hacerlo mirando hacia atrás. Así que tienes que confiar en que los puntos se conectarán de alguna forma en el futuro. Tienes que confiar en algo: tu instinto, el destino, la vida, el karma, lo que sea. Porque creer que los puntos se conectarán luego en el camino te dará la confianza de seguir tu corazón, incluso cuando te conduce fuera del camino trillado, y eso hará toda la diferencia”.

—Steve Jobs

Hay una historia detrás de cada persona, una sucesión de hechos que nos han llevado a ser quienes somos hoy. El acto de decidir el camino para seguir en cada instancia de la vida tiene cierta relación con la teoría de los puntos de Steve Jobs citada arriba, una de las grandes frases que han quedado para el recuerdo. Soy una convencida de que siempre debemos seguir nuestro corazón en cada decisión, en cada acción, y no solo basarnos en el acto razonado. Habrá muchas experiencias personales que a priori no tendrán sentido inmediato o explicación, pero si unimos los puntos hacia atrás, en el futuro nos daremos cuenta del motivo por el cual tuvimos que vivir aquellas experiencias, dice Steve Jobs. Son nuestras decisiones, no nuestra condición, las que determinan nuestro destino.

Para ejemplificar y a modo de presentación, les cuento un poco de mí. El interés por el orden y la organización han estado presentes en mi vida desde siempre. De niña, era uno de mis juegos o pasatiempos preferidos. Mi hermana hacía las compras y yo acomodaba la casa casi sin esfuerzos y rápidamente. Mientras compartía hermosas tardes de charla con amigas, les dejaba su cuarto súper ordenado. Ellas quedaban felices y muy agradecidas. En mi familia era muy común donar la ropa que ya no se usaba o compartirla en la familia, pasándola de los primos grandes a los más pequeños. Lo mismo hacíamos con los muebles. El lema era “usalo o donalo”, porque no veíamos bien guardar algo para otra vida que no fuera ésta.

De grande, he logrado convertir ese pasatiempo en un estilo de vida. Aun cuando en la Argentina ni se mencionaba el tema de la organización en el hogar, mi interés apuntaba a todo tipo de lectura al respecto lanzada en los Estados Unidos, en donde desde la década de los ochenta existen los organizadores profesionales, en Japón con la exitosa Marie Kondo, y en Europa con infinidad de asesores e influencers muy bien formados y cada uno con su filosofía y metodología, como María Gallay.

El hogar que habito pretende ser ese lugar del universo único y especial en donde sin necesidad de tener una casa estática e intocable como la de las revistas de decoración, ni lujos, ni tamaños descomunales de ambientes, nos da gusto estar y las cosas son como cada integrante de la familia decide que sean. Simplificando hemos ahorrado tiempo, espacio y dinero. Podemos visualizar fácilmente lo que hay en nuestros placares, entonces no compramos de más porque sabemos exactamente lo que tenemos. Si bien nos encanta el shopping y las compras de objetos nuevos, si entra algo a casa, tiene que salir algo también.

Soy traductora de inglés de formación académica, pero mis aptitudes y habilidades organizativas me llevaron a trabajar durante varios años en el ámbito privado, en los últimos años coordinando proyectos para la industria farmacéutica. La gestión empresarial motivó mi interés por extender mis conocimientos a los hogares y emprender en paralelo el camino de la organización de espacios interiores y de la vida personal de los que ocupan esos espacios, lo cual está directamente relacionado con lo empresarial, ya que la organización de un espacio forma parte de la optimización de cualquier proceso de trabajo, más aún si tenemos en cuenta que cada vez más personas trabajan desde su hogar. En ambos casos se trata de buscar día a día mejores maneras de autogestionarnos para lograr la mayor eficiencia y evitar malgastar uno de los recursos más preciados que tenemos tanto a nivel laboral como personal: el tiempo.

Como buena virginiana, la habilidad personal de gestionar espacios, tiempos y recursos está presente en mí de forma natural, no como obsesión, sino simplemente porque me “sale fácil” ser organizada, disciplinada, observadora, detallista y servicial. Soy súper activa y mi cabeza trabaja a mil, por eso me autogenero muchos momentos para el relax tan merecido luego de una intensa labor. Me gusta sentirme útil y hacer que cada día cuente. A su vez soy bastante independiente. Amo tener tiempo libre y mis múltiples intereses van más allá de mi profesión o actividad laboral. Me encanta la vida social, el campo, practicar yoga y viajar, siempre, a donde sea.

Les cuento un poco de mi pasado y presente familiar. Mi papá Héctor fue una gran persona, generoso y querido por todos. Además de ejercer como médico ginecólogo y obstetra en el hospital Álvarez y en su consultorio particular en Castelar, era el médico clínico ad honorem del barrio y ayudaba a quien lo necesitara. También fue concertista de piano y excelente jugador de ajedrez. Lamentablemente falleció muy joven debido a una cardiopatía cuando yo tenía ocho años y mi hermana once. Mi mamá Rita fue una madraza que se dedicó de lleno a criarnos y a darnos todas las herramientas que tuvo a su alcance para que nos formáramos como seres de bien. Cuando falleció mi papá, nos mudamos a Ramos Mejía de donde ella era oriunda y en donde se encontraba residiendo toda su familia sanguínea. Luego del doloroso momento que le tocó vivir al enviudar con tan solo treinta y ocho años y dos hijas chiquitas, mi madre logró sobreponerse a todo lo que el universo la enfrentó y encauzar su vida sin la compañía de mi padre, pero con todo el apoyo afectivo y la contención de nuestra familia, principalmente sus cuatro hermanos, sus cuñados, sus sobrinos y su madre, mi abuela Lala, una gran mujer, bastante visionaria y transgresora para la época, capaz de opinar abiertamente sobre cualquier tema tabú. Mis tíos han sido y son grandes referentes y mentores para mí, y mis primos como hermanos o amigos. Hace un año mamá partió de este mundo tras atravesar el rápido proceso de una enfermedad terminal, pero pudo disfrutar a pleno y hasta sus últimos días de la vida en familia, especialmente de sus nietos Michelle, Nicole Camila y Matías, a quienes adoraba con locura y quienes la amarán por siempre y nunca la olvidarán. Es muy difícil perder a una madre como ella, que estuvo tan presente en nuestras vidas, siempre pendiente de todo y de todos. La llevaré en mi corazón por siempre. Honro a mis padres por haberme dado la vida y por haber hecho por mí todo lo que estuvo a su alcance con los recursos que tuvieron.

A los diecisiete conocí a Carlos, el amor de mi vida, en Bariloche, en nuestro viaje de egresados. Me enamoró que fuera lo opuesto a la mayoría de los chicos que conocía: era maduro, cariñoso, familiero, antihéroe y auténtico. Estuvimos varios años de novios, viajando y proyectando nuestro futuro. Nos casamos, tuvimos nuestra fiesta y luna de miel inolvidables y pasamos un par de años de vida en pareja hasta que llegaron nuestros dos hermosos hijos, Camila y Matías, que hoy tienen dieciséis y diecinueve años. Estamos orgullosos de ellos. Son todo lo que está bien en el mundo. Los cuatro conformamos un gran equipo con una energía muy particular. Disfrutamos mucho estar en familia, proyectar, planificar viajes y concretarlos, escucharnos y compartir conversaciones profundas e interminables. Está en nuestra esencia conectar, reírnos, divertirnos mucho y pasarla bien a diario. Somos una familia de fierro; muy unida en todas las circunstancias. La clave de nuestro bienestar y felicidad es la comunicación afectiva, por sobre todas las cosas. También estoy muy agradecida por tener la amorosa familia política que tengo, que siento como propia, y por seguir compartiendo momentos inolvidables con mis amigas de toda la vida, que son mis hermanas por elección. Mi gratitud hacia todos ellos.

Definitivamente tuve y tengo una vida muy rica, en el sentido más amplio de la palabra, llena de vivencias que han dejado huellas de amor, resiliencia y superación. Acepto celebro y agradezco todo lo vivido hasta aquí, lo que me valió ser hoy la persona que soy.

A los lectores, gracias por entrar a mi vida.

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