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THE CIRCLE
ОглавлениеMuchas culturas tienen acercamientos diferentes a las palabras inclusión y exclusión, con orígenes únicos y significados precisos. Para el propósito de este libro, veamos más de cerca, concretamente, las palabras «incluir» y «excluir».
Ambas palabras se basan en la raíz latina claudere, que significa ‘cerrar o encerrar’. Representa literalmente un cerco, pero también representa un modelo mental de separación. La imagen más común que viene a la mente es la de un límite creado por un círculo cerrado.
Figura 2.1
Un modelo de exclusión shut-in-shut-out tiene siglos de antigüedad y conduce a una forma fija de pensar sobre la inclusión.
Muchas sociedades modernas usan «inclusión» y «exclusión» para describir aspectos cotidianos de la vida. También han heredado el modelo mental de shut-in-shut-out que estas palabras representan.
Con el tiempo, estos límites circulares se aplicaron en formas nuevas. Fueron usados para proteger formas de poder y separar a las personas por identidad de género, color de piel, capacidad, idioma, religión, y otras facetas de diferenciación humana. Por otra parte, en algunas culturas simplemente significa que tu cena inclusiva viene con postre.
Cuando inclusión significa tantas cosas diferentes para tantas personas diferentes, comprender cómo construirla está lejos de ser evidente. Cuando las empresas hablan de tener una «cultura inclusiva» es improbable que quieran encerrar a la gente dentro de sus muros.
Por lo general, la inclusión tiene por objeto expresar algo más estrechamente relacionado con equidad, empatía, acceso o un sentido de pertenencia. De alguna forma, esta pequeña palabra ha llegado a representar un vasto mundo de buenas intenciones, pero si no podemos describir exactamente lo que significa, ¿cómo podemos comenzar a construirla?
En el modelo shut-in-shut-out, ¿cuál es el objetivo de la inclusión? ¿Es, acaso, que las personas que están dentro del círculo permitan amablemente que las que están fuera se unan a ellas? ¿O hacer pequeños agujeros en el círculo para dejarlas entrar?
¿Las personas que están excluidas están tratando de entrar por la fuerza en el círculo? ¿El objetivo es borrar el círculo por completo y entremezclarse libremente en un estado de utopía? Los modelos que usamos para describir la naturaleza de la exclusión nos dan información sobre cómo pensamos con respecto a las soluciones.
Figura 2.2
Con un modelo de exclusión shut-in-shut-out, la inclusión se convierte en una lucha entre el que está dentro y el que está fuera.
El círculo encapsula cosas que queremos proteger, a menudo poder y posesiones. Las personas que consideramos amigas. Los recursos que creemos cruciales para nuestra supervivencia y éxito. De niños, protegemos estas cosas con frase como: «Ya tenemos suficiente gente para este juego». «El juego ya ha comenzado, no podemos detenernos por ti». «No tienes el juguete adecuado para unirte a nosotros».
Y, sin embargo, después de poner en práctica la regla, los alumnos de Paley adaptaron su juego con un mínimo de conflicto. El cambio fue más difícil para un pequeño número de niños que, constantemente, imponían los juegos, establecían las reglas y disfrutaban de ser el jefe.
Los niños que eran excluidos más sistemáticamente ya no eran aislados. La manera en que se veían a sí mismos y su contribución a la clase cambiaron en forma positiva. En el próximo capítulo exploraremos este beneficio y los efectos fisiológicos del rechazo social, tales como el dolor físico y la depresión.
Sin embargo, el beneficio más sutil y más amplio fue que cada niño del aula consiguió nuevas amistades y los juegos se volvieron mucho más interesantes.
Como ya no podían excluirse mutuamente, aprendieron a adaptar sus juegos. También adaptaron los papeles que estaban dispuestos a representar dentro de un juego. Probaron distintas identidades. El chico que siempre había sido el villano ahora podía ser el bebé recién nacido. Los héroes podían ser los villanos. El padre podía ser la madre. A pesar de todas las preocupaciones iniciales, los juegos seguían siendo divertidos.
Estos miedos de la infancia siguen siendo reales en nuestras vidas adultas. Nos encontramos con las mismas preocupaciones cuando mejoramos la inclusión en nuestros lugares de trabajo, productos y entornos públicos. El experimento del aula de Paley ilustra que la exclusión no se basa en un círculo fijo.
Es un ciclo de nuestra propia creación.