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3 Fundamentos teóricos de las investigaciones empíricas


Plan del procedimiento 3: fundamentos teóricos

Al establecer la pregunta de la investigación, si bien se ha decidido a qué respuestas se debe llegar por medio de la misma, lo que no se ha hecho es determinar qué datos deben ser recabados al efecto. En realidad, lo relevante –es decir, los objetos a estudiar, las variables y sus valores, así como la interpretación de todo ello– sólo se puede determinar en el marco de reflexiones teóricas. El presente capítulo trata el significado de todos los aspectos.

El objetivo del presente capítulo es explicar cómo un estudio empírico sin fundamentación teórica y sin una formulación precisa de los conceptos que se van a emplear resulta poco científico y está abocado a acabar rápidamente en un caos. A tal efecto 1) se comentará algo acerca de la elección de los objetos de la investigación; 2) se mostrará cómo se pueden establecer las variables «relevantes» y sus valores en una investigación descriptiva; 3) se aclarará lo que significa «explicar» científicamente. La búsqueda de una explicación comienza con una hipótesis. Por ello 4) se debe explicar lo que es una hipótesis y los tipos que cabe diferenciar. Además 5) se aclarará cómo se pueden obtener las hipótesis. Sobre esta base 6) se puede hacer inteligible la forma de elaborar pronósticos y estrategias de actuación.

3.1 La elección del objeto de la investigación

El objeto de la investigación empírica puede ser entre otros:

• Personas: deportistas, espectadores, miembros de un club, trabajadores voluntarios, políticos responsables, padres y madres, estudiantes, reporteros, investigadores deportivos, etc.

• Organizaciones: clubes y federaciones, empresas deportivas comerciales, universidades, escuelas, servicios de deportes municipales, etc.

• Acontecimientos: competiciones, eventos deportivos, encuentros, disturbios provocados por los hinchas, reuniones, etc.

• Areas sectoriales de una sociedad: economía, deporte, cultura, sistema de educación, etc.

• Espacios y equipamientos: lugares destinados a la práctica deportiva, locales sociales del club, infraestructuras, aparatos deportivos, vestimenta deportiva, etc.

• Sociedades: la sociedad alemana, española, inglesa, la de las tribus del Amazonas, la sociedad de la Edad Media, etc.

La elección del objeto de la investigación no deriva necesariamente de una decisión propia. Muchas veces ésta ya se ha adoptado al formular la pregunta de la investigación. Si lo que se debe llevar a cabo es una descripción, el objeto de ésta aparece por lo general ya establecido; las intervenciones se refieren la mayoría de las veces a determinados grupos de personas, etc. Sin embargo, éste no es siempre el caso. Si de lo que se trata es de comprobar una teoría o hipótesis, se debe además decidir sobre qué objetos se verificarán éstas. En la adopción de dicha decisión contribuyen las siguientes circunstancias: el ámbito de aplicación de la teoría o de la hipótesis; la pretendida aplicación de la teoría o de la hipótesis, es decir, dónde y sobre quién se deben proyectar las intervenciones y efectuar los pronósticos; la necesidad de someter las hipótesis a un test riguroso. Los objetos de la investigación son en este caso falseadores o verificadores (véase capítulo 3.7).

Como quiera que se llegue a dicha decisión, ésta debe ser adoptada a más tardar en esta etapa de la investigación, ya que sólo así podemos seguir planteando qué variables son relevantes en la misma. Para ello, se ha de establecer una estricta línea de separación entre lo que es el objeto y lo que son las variables. Si lo que se investiga son las organizaciones, sus miembros son las variables de estudio; si se investigan los espacios, las variables son las organizaciones en las que éstos se hallan; si se estudia el sistema deportivo, las variables son, por ejemplo, los deportistas, los clubes, las instalaciones. La determinación de lo que es objeto de la investigación y de lo que es variable debe hacerse con exactitud y cuidado, ya que las consecuencias de dicha decisión repercuten en el desarrollo sucesivo de la investigación y en el ámbito de aplicación de los resultados.

3.2 Fundamentos teóricos de las investigaciones descriptivas

Un objeto de investigación puede ser descrito a través de una incalculable diversidad de variables. Piénsese solamente en las variables con las que puede ser descrito un deportista (médicas, biomecánicas, psicológicas, sociológicas, biográficas). Sin embargo, comprobar todo empíricamente es imposible y además absurdo. Así, la siguiente decisión a adoptar en el transcurso de una investigación empírica, tras haber quedado determinados el planteamiento y el objeto de estudio, es decidir cuáles son las variables relevantes que se han de comprobar empíricamente.

Hay que justificar por qué ante la inmensa variedad de variables que se podrían establecer en relación con un objeto de estudio se decide que sólo algunas de ellas son las relevantes. En principio, la elección de las variables relevantes puede efectuarse principalmente por medio de conceptos teóricos. Si no se ha fundamentado teóricamente el porqué, la forma en que y la finalidad para la que son relevantes las variables, el estudio, o sea, la recopilación de datos y su interpretación, desembocará con seguridad en un caos. Las variables sólo adquieren fuerza declarativa y valor al justificar su relevancia en el marco de conceptos teóricos.

Dicha relevancia de las variables se puede fundamentar a través de las siguientes posibilidades:

1. Fundamento teórico: una variable puede ser significativa en el marco de una teoría que uno desea investigar empíricamente o de conceptos e intereses teóricos en los que uno basa su investigación. Una investigación empírica debe hallarse inmersa en conceptos teóricos a partir de los cuales se pueda justificar la relevancia de las variables y en los que se basen la evaluación e interpretación de los datos.

Ejemplo: ¿por qué en una investigación en la que se desean obtener informaciones «relevantes» acerca de los clubes deportivos se pregunta por la estructura presupuestaria y por el grado de participación democrática en vez de hacerlo por la estatura y edad de los miembros, la configuración de los símbolos del club o la manera de cuidar la tradición o el mobiliario de los locales sociales, aspectos estos últimos que «de algún modo» también podrían ser interesantes? La respuesta procede de una teoría de asociaciones voluntarias según la cual los rasgos distintivos del club –la independencia financiera frente a terceros y la posibilidad de participación democrática– se deben llevar a efecto si los miembros desean imponer sus intereses. Con estos rasgos distintivos el club se convierte en un equivalente funcional al mercado. En el marco de un concepto teorético de este estilo puede ser importante conocer el alcance que en los distintos clubes tiene el cumplimiento de dichas condiciones. La relevancia de las variables participación y estructura presupuestaria deriva sólo del contexto teórico en el que éstas se fundamentaron (Heinemann/Schubert 1994; Heinemann 1998). Por otro lado, si lo que se desea es elaborar una teoría acerca del desarrollo de las culturas organizativas en la que se trate de determinar si éstas pueden ser un elemento irracional de las organizaciones o instrumentos en el desarrollo racional de estas últimas (véase Heinemann 1998), entonces no será relevante la estructura presupuestaria, sino los símbolos del club, sus locales, el mantenimiento de la tradición e incluso la participación en el caso de que mediante la definición teórica la considere uno como parte de la cultura de la organización. Por otra parte, la estructura de los miembros sería relevante si se tratara de una teoría que se ocupara del distinto atractivo que presentan las culturas organizadoras para los diferentes grupos de personas.

En este ejemplo se ve cómo la relevancia de las variables elegidas a partir de la inagotable cantidad de posibilidades no se puede explicar sin una fundamentación teórica adecuada. Una investigación carente de dicha fundamentación no sirve de nada, puesto que no se puede saber el motivo por la que realmente se realiza.

Las otras posibilidades de explicar la relevancia son también teóricas, aunque no se basen necesariamente en teorías, en el sentido de que no se fundamentan empíricamente.

2. Perspectivas particulares de cada ciencia: la elección de las variables relevantes se hace desde aquellas perspectivas a partir de las cuales cada ciencia construye «su» mundo. De esta forma el sociólogo, respecto al mismo objeto de investigación, considerará importantes unas variables que el psicólogo o el investigador en rendimiento no tendrán en cuenta, y el pedagogo, otras diferentes a las elegidas por el historiador o el médico.

Ejemplo: ciertamente resulta difícil determinar con claridad la perspectiva de la que parten cada una de las ciencias del deporte. Sin embargo, a grosso modo se puede decir que los psicólogos preferentemente centran su atención en aquellos procesos que se producen en el interior de la persona. En ese caso, las variables abarcarán los aspectos cognitivos (formas de percepción, atención, memoria, anticipación, reflexión, etc.), aspectos motivacionales (causa del rendimiento y la agresión) y los aspectos del aprendizaje y la personalidad. En la ciencia del movimiento las variables se constituyen en torno a fenómenos como las capacidades condicionales y coordinadoras y las destrezas técnicas. El sociólogo construye sus variables justamente a partir de los hechos independientes del individuo tal y como éstos se pueden identificar en las normas y valores sociales, así como en las instituciones y sistemas sociales. Así, por muy evidentes que puedan resultar los efectos de los factores genéticos en la explicación de la participación deportiva, a ser posible el sociólogo mejor hará en no meterse en camisa de once varas ni entrar en terrenos que no son de su competencia.

En principio, una investigación se realiza siempre desde la perspectiva de una ciencia –como sociólogo, investigador en el área del entrenamiento, médico deportivo– y para ello se recurre a las teorías de esa ciencia en concreto. Este hecho lleva consigo una determinación de las variables relevantes. El intento de abarcar «la» realidad, queda convertido en una mera ilusión. Cada ciencia se va construyendo por medio de la abstracción. El complejo de las variables relevantes también se basa en un consenso científico interno. Las teorías de las respectivas ciencias, que son el punto de partida para la determinación de las variables, consideran solamente un complejo limitado de variables según la limitada perspectiva de cada una de ellas.

3. Intereses del cliente: por regla general los clientes tienen una idea acerca de las lagunas informativas de su ámbito de actuación y desean colmarlas por medio de la investigación empírica para hacer posible la toma de decisiones. En este caso, la elección de las variables que hay que investigar se realiza en función de los problemas y las necesidades del cliente.

Ejemplo: cuando una empresa, que gasta mucho dinero en la promoción deportiva, desea saber el éxito –medido en función del aumento del grado de popularidad de una marca y del volumen de las ventas– que tiene esa forma de proceder y encomienda a un instituto de investigación la respuesta de dicha cuestión, las variables del estudio ya aparecen fijadas. Lo mismo ocurre cuando una federación de boxeo desea saber más acerca de los daños producidos por el boxeo a largo plazo o una federación de fútbol algo sobre la influencia de los cabezazos en el fútbol en el riesgo de sufrir lesiones.

4. Características deseadas como criterio de selección: dado que uno pretende saber si los objetos reúnen las características necesarias que se requieren o piden en un campo de acción, puede ser necesaria la determinación de las variables. La relevancia de las variables se deriva del perfil requerido en un campo de acción concreto. Así, los tests de rendimiento, fitness e inteligencia o los procedimientos diagnósticos sirven para establecer de forma controlada las cualidades de ciertas personas con el fin de comprobar si se acomodan a las exigencias que hay que satisfacer en un determinado campo de acción (universidad, deporte de competición). Es decir, la relevancia de las variables se fija fuera del sistema-ciencia.

5. Punto de partida para las explicaciones: el hecho que se debe explicar ha de ser cierto. Todo planteamiento cuyo objeto sea la explicación de un hecho debe ir precedido de una descripción. La selección de las variables se efectua en virtud de hipótesis que deben ser comprobadas. En el siguiente apartado se dan mayores explicaciones al respecto.

3.3 Explicar

Explicar científicamente quiere decir revelar las causas de un hecho conocido. Así, en una explicación se establecerá una relación de causa-efecto entre al menos dos variables.

Lo que pretende decir esta definición aparece ilustrado en el cuadro 1.


Cuadro 1: variables dependientes e independientes

Los hechos B, C, D y E son la causa de que A exista. Formulado de otra manera: Si B, C, D y E existen, originarán A.

El hecho que hay que explicar (A) se califica como variable dependiente, pues su origen es motivado por las variables independientes de A. Los hechos que originan A se califican como variables independientes. Cuando la relación causal entre la variable dependiente y la independiente se ha demostrado empíricamente, ello quiere decir que se ha encontrado una explicación.

Ejemplo: se trata de explicar la razón por la que los miembros de un club están dispuestos a trabajar en él como voluntarios (A). Como factores de influencia para realizar este tipo de trabajo se ha concretado el tamaño del club (B), el deporte practicado en cada caso (C), si el club está situado en una zona rural o urbana (D) y la antigüedad del club (E). Cuando los clubes sean pequeños, ofrezcan deportes de práctica individual, estén situados en una zona urbana y hayan sido fundados hace por lo menos 20 años, hay una mayor disposición a comprometerse que cuando no existen estas características. Si existen estas condiciones en un club, se entiende el porqué del elevado grado de voluntariado en el mismo.

Naturalmente, el hecho que se debe explicar, como ya se ha mencionado en el ejemplo, ha de ser cierto. La variable dependiente debe existir del modo en que ha de ser explicada. Ésta es una exigencia evidente pero con frecuencia de difícil cumplimiento. Por ello, antes de comenzar el intento de dar una explicación es necesario consultar otras investigaciones empíricas previas mediante las cuales se pueda asegurar que el hecho que se debe explicar también existe en la forma supuesta. Es imprescindible que una explicación vaya precedida de la descripción con el fin de no fracasar en el intento de explicar un fenómeno inexistente.

Ejemplo: utilicemos otra vez el ejemplo anterior para aclarar la gran disposición a realizar trabajo voluntario. A partir de una investigación previa sabemos que la disposición a comprometerse en los clubes pequeños con deportes de práctica individual, etc. es mucho mayor que en los clubes grandes. Pero bien podría ser que no fuese el grado de trabajo voluntario en los clubes lo que varíe dependiendo del tipo de deporte ofrecido, sino simplemente las características de aquél. Por ejemplo, si en una investigación empírica solamente se pregunta cuántos miembros toman posesión de un cargo (o están dispuestos a hacerlo) y se producen importantes diferencias entre los distintos clubes, puede ser que los miembros de los clubes en los que se ha registrado un menor grado de trabajo voluntario hagan éste con la misma intensidad, pero sin vincularse por ello a un cargo. En otro tipo de clubes, en cambio, la disposición a compromenterse con el trabajo voluntario se manifiesta a través de la vinculación a un cargo.

Ejemplo: si se desea explicar la razón por la que cada vez más jóvenes se vuelven violentos en los estadios, este hecho ha de ser cierto. Podría ser que sólo seamos nosotros quienes reaccionemos con más atención ante semejantes hechos violentos, que los medios de comunicación informen más extensamente acerca de semejantes sucesos, que se pongan más policías para controlar mejor los disturbios de ese tipo, de forma que se den con más frecuencia detenciones y procedimientos judiciales. No ha cambiado el hecho, sino solamente su percepción y forma de tratamiento.

El cuadro 2 ilustra los componentes y la estructura de una explicación:

Hechos explicativos (explanans)Ley de validez explicativa general:cuanto mayor sea el club, menor será la disposición al trabajo voluntario.
Condiciones de contexto:en la región X existen predominantemente clubes pequeños.
Hechos que hay que explicar explanandumHecho singular: (variable dependiente)en la región X la disposición al trabajo voluntario supera la media.

Cuadro 2: los componentes y la estructura de una explicación

Por medio del cuadro 2 queda clara la estructura lógica de una explicación. Se debe aclarar por qué sobreviene un acontecimiento –por ejemplo, la gran disposición al trabajo voluntario de los miembros en los clubes de la región X–. Disponemos de una ley de validez explicativa general. Dicha ley establece una relación causal general, es decir, no sólo para un acontecimiento singular, entre por lo menos una variable independiente y la dependiente. Esta ley es empíricamente sustanciosa y cierta. Además, sabemos que se cumplen las condiciones de contexto; es decir, la variable independiente en la región X (en nuestro ejemplo un tamaño específico [grande] de los clubes). Así, de estos dos hechos cabe deducir de forma lógica la variable que hay que explicar; es decir, se puede explicar.

Como resultado, es posible desarrollar una cadena de explicaciones: de la variable independiente deriva una dependiente. Así, cabría preguntarse: ¿por qué la localización territorial ejerce una influencia en la disposición a realizar trabajo voluntario? Se podría presumir que las variables independientes y explicativas son las diferencias existentes en la organización del tiempo y en los niveles de formación. Habría que volver a explicar la razón por la que surgen las diferencias en el nivel de formación. La explicación de los hechos que conducen a ello también se podría buscar... El momento de romper la cadena de explicaciones vuelve a quedar al «arbitrio» del investigador.

3.4 Hipótesis

Pues bien, ¿qué tienen que ver estas reflexiones con la investigación empírica? Muy sencillo: no sabemos si la relación que se estableció en la ley de validez general existe de esa forma en la realidad; es decir, si es cierta. Por de pronto se trata de una mera especulación. Todavía no existe ninguna prueba de que la relación causa-efecto entre las variables dependiente e independiente exista realmente. Esta presunción de relación se denomina hipótesis.

Lo que se pretende en una investigación empírica es comprobar si las presunciones de relación o hipótesis corresponden a la realidad tal y como se supone o si nosotros nos hemos equivocado en nuestra presuposición. Las investigaciones empíricas que persiguen el objetivo de explicar algo científicamente han de comprobar si una hipótesis es falsa o si, por lo menos, se mantiene en los objetos investigados.

Las hipótesis son presunciones sobre una relación causal entre una variable dependiente que hay que explicar y, por lo menos, una variable explicativa independiente. Se formulan en forma de declaraciones «si...entonces» (si los padres hacen deporte con regularidad, entonces también los hijos tienen una participación deportiva elevada) o de declaraciones «cuanto...tanto» (cuanto con más antelación al momento oportuno presionen los padres a los hijos para que practiquen deporte de competición, tanto mayor será el número de niños que abandonen antes de tiempo su carrera deportiva).

Para que una hipótesis sea considerada en una explicación científica y pueda ser punto de partida de una investigación empírica, debe reunir los siguientes requisitos:

1. Susceptibilidad de comprobación empírica: no se debe considerar ninguna variable que no pueda ser comprobada empíricamente. Por más que estemos convencidos de que la posición de los astros o las fuerzas divinas (o también diabólicas) determinan el éxito deportivo, no podemos considerar estos hechos como hipótesis dado que (en tanto que metafísicos) escapan al control empírico. En la mayoría de las ocasiones son los problemas de medición, la falta de indicadores válidos, los hechos remotos, la complejidad de los contextos y también los motivos prácticos –por ejemplo, la accesibilidad de materiales o de personas– los que impiden considerar determinadas variables independientes en una hipótesis.

2. Contenido de la información: al formular una hipótesis de lo que se trata es de establecer, si las circunstancias lo permiten, las consecuencias precisas para el mayor número de casos posibles. El contenido informativo de una hipótesis es tanto mayor cuanto más elevado sea el número de casos que están excluidos de aquélla; es decir, cuanto mayor sea el número de casos en los que una hipótesis pueda ser falseada. De modo más general: el contenido informativo de una hipótesis asciende con la precisión creciente del componente «entonces» y con el grado de generalidad creciente del componente «si».

Ejemplo: la hipótesis de que cuando alguien toma sustancias dopantes es probable que su rendimiento no se modifique o lo haga de forma positiva o negativa no se puede falsear. En todos los casos es cierta pero sin ningún tipo de contenido empírico. Se trata de una afirmación vacía de contenido. Su contenido informativo es nulo e inútil para cualquier finalidad. Casi es mejor presumir que con la toma de determinados estupefacientes el rendimiento aumenta; todavía mejor que la capacidad de rendimiento motor mejora y aún mejor que la habilidad motriz aumenta en un 10% su precisión. El componente «entonces» se hace cada vez más preciso y el contenido informativo de la hipótesis asciende. A la inversa: el contenido informativo vuelve a descender si no partimos de la mera suposición de que el nivel de rendimiento aumenta al tomar un estupefaciente, sino al tomar una cantidad de 3,5 mg de una determinada sustancia. Aún más si debemos suponer que para alcanzar dicho resultado la ingesta ha de verificarse después de una unidad de entrenamiento. El componente «si» pierde generalidad; el contenido informativo de la hipótesis desciende.

3. Grado de generalidad: la explicación se basa en una relación causal entre, por lo menos, dos variables. Sin embargo, una relación causal tal se puede limitar a unos pocos sucesos singulares o a uno solo. No obstante, formular y comprobar una hipótesis para la que existan pocos casos a los que se pueda aplicar no resulta de mucha ayuda. Las hipótesis tienen que ser válidas sin limitaciones espaciales y temporales. Debemos recordar la particularidad ya mencionada en la introducción, a saber, que la investigación deportiva con frecuencia tiene que ver con hechos, sucesos y acontecimientos singulares que ponen trabas a la formulación de hipótesis universales.

De acuerdo con la observación anterior también se habla de hipótesis en los siguientes casos: a) cuando las presunciones se refieren únicamente a personas singulares (hipótesis singulares); b) cuando expresamente contienen limitaciones espaciales o temporales (hipótesis localizadas), o c) cuando las relaciones se limitan a determinados objetos o personas (hipótesis limitadas).

4. Complejidad: rara vez se podrá explicar un hecho por medio de una variable independiente. Antes bien, la mayor parte de las veces una variable independiente es tan sólo responsable de una pequeña parte del valor de la variable dependiente. Apuntar hacia una mayor complejidad de las hipótesis significa, a ser posible, incluir en nuestras hipótesis muchas variables independientes y cuyas relaciones parezcan probables para una explicación.

A continuación se exponen los tipos diferentes de hipótesis, los cuales aparecen ilustrados en el cuadro 3.


Cuadro 3: formas de posible relación entre las variables

1. Hipótesis deterministas frente a hipótesis probabilísticas: en los ejemplos anteriores se ha presupuesto que siempre que se da la variable independiente, ésta origina sin excepción la variable dependiente. Una hipóteisis tal se denomina determinista. La explicación se puede deducir de ella de forma lógica. Sin embargo, las hipótesis rara vez cumplen esta condición tan estricta y, en especial, no lo hacen las hipótesis de las ciencias de la conducta. Este hecho es debido a que para explicar un fenómeno son responsables un gran número de variables; es decir, que una variable solamente puede explicar una parte de las variaciones. Más bien, lo que sólo se puede presumir es que una relación de causa-efecto únicamente se dará con cierta probabilidad. Dichas hipótesis se denominan hipótesis probabilísticas.

Ejemplo: estructura y componentes de una explicación probabilística:

Explanandum:¿por qué la persona X hace deporte con regularidad?
Ley de validez
general probabilística:en el 70% de los casos se puede afirmar que, cuando las personas alcanzan unos ingresos mensuales de 2.000 euros, practican deporte con regularidad.
Condiciones de contexto:la persona X gana 3.000 euros.

Sin embargo, entre las 100 personas que ganan más de 2.000 euros, habrá 30 que no practiquen ningún deporte.

De una afirmación de validez general probabilística y de las condiciones de contexto no se puede deducir de forma lógica el hecho que se debe explicar sino sólo con una determinada probabilidad.

2. Hipótesis irreversibles e hipótesis reversibles: en el primer caso la variable independiente ejerce influjo sobre la dependiente (si B, entonces A). Sin embargo, no resulta válido si A, entonces B, como ocurre con las hipótesis reversibles. Es importante aclarar cúal es el tipo de hipótesis, ya que de no ser así el peligro de confundir la causa y el efecto es grande.

Ejemplo: ejemplo de hipótesis irreversible: las mujeres utilizan las ofertas deportivas comerciales con mayor frecuencia que los hombres. A esta hipótesis apenas se le puede dar la vuelta. No se puede suponer que el sexo mute por frecuentar instalaciones deportivas comerciales. En cambio, la siguiente hipótesis sí es reversible: si alguien hace mucho deporte, su estado de salud en comparación con el del no-deportista será mejor. En este caso, cabe también presumir que, cuando alguien está sano, es que hace más deporte que el menos sano. Muchas de las afirmaciones acerca de los efectos del deporte sobre la salud se basan posiblemente en la suposición de que una hipótesis reversible sea, en realidad, irreversible.

3. Hipótesis coexistentes e hipótesis consecutivas: en el primer tipo de hipótesis el efecto se produce directamente con ocasión de la aparición de la primera variable independiente. En el segundo, entre causa y efecto se da un (mayor o menor) lapso de tiempo.

Ejemplo: hipótesis consecutivas: cuando se celebran unos Juegos Olímpicos, en los años sucesivos aumenta el atractivo de la región para el turismo y, con ello, los ingresos derivados del mismo en un 10%.

Cabe contar con que, frecuentemente, se dé una combinación de hipótesis reversibles y consecutivas; es decir, la dependencia recíproca de dos variables se va produciendo a medida que transcurre el tiempo.

Ejemplo: si las oportunidades de empleo de los licenciados en ciencias de la actividad física y el deporte en la escuela son buenas, muchos estudiantes elegirán esta especialidad; si muchos estudiantes la hacen, las posibilidades de empleo en las escuelas descenderán como consecuencia del aumento de la oferta; si las oportunidades de empleo son peores, menos estudiantes harán esa especialidad; si son menos los estudiantes que concluyen con éxito la especialidad, las oportunidades de empleo serán buenas; si éstas son buenas... Esta interrelación de las variables reversibles y consecutivas se denomina también teorema-cobweb (véase Heinemann 1998, pág 188).

4. Hipótesis suficientes e hipótesis condicionadas: en el primero de los casos el efecto se produce siempre, o con una probabilidad presumible, cuando se da la variable independiente. En el segundo esta relación sólo se puede producir bajo determinadas condiciones.

Ejemplo: cuanto menor sea el club, mayor será el trabajo voluntario. Sin embargo, esta relación sólo se da en las regiones rurales. Si se consumen semanalmente más de 2.000 calorías a través del deporte, el riesgo de infarto de miocardio desciende un 50%. Esta relación sólo es aplicable a los hombres.

5. Hipótesis sustituibles e hipótesis no sustituibles: en el primero de los casos, por lo menos dos hipótesis distintas pueden, con independencia una de la otra, explicar un hecho. A puede haber sido causada tanto por A como por B. B y C son –como causa– sustituibles. En el caso de hipótesis no sustituibles siempre ha de existir una variable independiente concreta para que se dé A.

Ejemplo: si alguien hace deporte con regularidad, sus expectativas de vida aumentarán en un año y medio. Sin embargo, este efecto también se puede alcanzar por medio de una alimentación saludable. Si un país incrementa sus gastos para el deporte de competición en un 10%, ganará 3 medallas de oro más en los Juegos Olímpicos. Este aumento de las probabilidades de ganar también se puede conseguir a través de una organización distinta del deporte de competición (Gärtner 1989; Escorsa/Maspons 1996).

6. Hipótesis directas y encadenadas: en una relación causal encadenada la variable independiente no produce directamente sus efectos sobre la dependiente, sino a través de otra variable intercalada.

Ejemplo: semejante encadenamiento de variables explicativas fue propuesta por Bös/Mechling (1983) en su modelo estructural para la explicación del rendimiento deportivo: las condiciones ambientales generales despliegan sus efectos sobre las condiciones ambientales específicamente deportivas; éstas se transmiten al sistema de tratamiento de la información; éste surte efecto sobre el sistema de regulación del flujo de energía y de esta serie encadenada surge un rendimiento motor específico.

7. Hipótesis individuales y colectivas: en el caso de las hipótesis individuales las variables dependientes e independientes se refieren a los rasgos característicos de personas concretas. En cambio, las hipótesis colectivas se refieren a relaciones entre colectivos.

Ejemplo: cuanto mayor sea el grado de formación de una persona, tanto mayor será su práctica deportiva. Éste es un ejemplo de hipótesis individual. Frente a ésta, la siguiente constituiría una hipótesis colectiva: cuanto mayor sea el número de protestantes en un país, mayor será el número de medallas que éste consiga en los Juegos Olímpicos (Seppanen 1981).

Cada tipo de hipótesis tiene consecuencias de gran alcance, especialmente para la evaluación de los datos, en el curso ulterior de la investigación. Si se trata de una hipótesis reversible, no se puede deducir una relación de causa-efecto de una relación obtenida estadísticamente. Si se trata de una hipótesis consecutiva, la elección incorrecta del período de tiempo para el control de la causa y el efecto puede llevar a conclusiones erróneas. Si se trata de hipótesis encadenadas, hay que decidir el momento de interrumpir la cadena de relaciones. Por ello, es imprescindible la determinación cuidadosa de la hipótesis antes de proseguir con el resto de la investigación.

3.5 Cómo generar hipótesis

El modo en que se puede generar una hipótesis es muy diferente al de cómo se puede determinar la pregunta de la investigación. En ésta se pueden reflejar los intereses, preferencias o condiciones del cliente o de la entidad financiera; también, a la hora de formularla, se puede votar de forma democrática, decidir autoritariamente o dejar la decisión en manos de los gestores de una fundación o de los funcionarios. Todo esto no es válido para generar las hipótesis que deben ser comprobadas empíricamente. Las hipótesis constituyen presunciones sobre relaciones de causa-efecto en la realidad. Al respecto, como bien cabe suponer, no se puede votar; tampoco se pueden hacer valer preferencias o intereses ni decidir autoritariamente, a no ser que se hayan formulado hipótesis que, aún siendo igualmente plausibles y relevantes, no puedan ser comprobadas en una sola investigación y se decida del modo que sea (autoritariamente, democráticamente) por una de ellas. Al construir hipótesis lo que se pretende es determinar si la realidad podría ser como se presume. Por ello la generación de hipótesis se realiza de la siguiente forma:

1. Experiencias primarias: con frecuencia el investigador conoce el campo de investigación por su propia experiencia en la vida. En el deporte, el campo de investigación resulta familiar ya sea por causa de la actividad profesional o por la forma de emplear el tiempo de ocio. Las relaciones que se han experimentado como consecuencia de una experiencia vital (con seguridad muy limitada) pueden constituir la base de la construcción de las hipótesis. Las hipótesis son, pues, presunciones acerca de la validez general de experiencias vitales.

2. Recurso a investigaciones precedentes: con frecuencia ocurre que, con respecto a preguntas similares, ya se han hecho investigaciones similares y se han comprobado las hipótesis con o sin éxito. Dichas hipótesis se pueden utilizar para ser de nuevo sometidas a revisión con otros métodos de investigación, en otros objetos, en otro período de tiempo o en otro país. Esto es especialmente interesante cuando se desea saber algo sobre el alcance espacial, temporal y cultural de validez de las hipótesis.

3. Evaluación de la bibliografía: aún en el caso de que sobre un tema no existieran investigaciones empíricas, otros investigadores ya habrán trabajado y publicado sobre el problema de la investigación que se ha iniciado. Estas publicaciones son, en la mayoría de los casos, filones inagotables de hipótesis. Sin embargo, deben analizarse con cautela, ya que con frecuencia las hipótesis no se han presentado como tales, sino como hechos ciertos e irrefutables; lo que no es más que una mera especulación se presenta como una observación segura. Muchas veces ni siquiera aparecen formuladas como hipótesis (es decir, como oraciones «si...entonces» o «cuanto...tanto»).

4. Consulta a expertos: a menudo merece la pena mantener conversaciones con científicos que trabajan en áreas similares y, según las circunstancias, con aquellos que no están familiarizados con el deporte. En investigaciones acerca de los clubes deportivos puede ser de gran ayuda una conversación con expertos en teoría de las organizaciones y, al preparar una investigación sobre emociones en el deporte, será útil buscar la competencia de expertos en psicología de las percepciones. También las discusiones de grupo con expertos (véase 6.3.5.3) sirven para generar hipótesis.

5. Estudios exploratorios: una función esencial de los estudios exploratorios reside en obtener hipótesis. En dichos estudios, los entrevistados pueden formular presunciones acerca de relaciones causales que pueden ser el punto de partida para la formulación de hipótesis.

6. Deducción a partir de teorías: las teorías representan proposiciones de hipótesis vinculadas lógicamente y libres de contradicciones. Así, siempre que la pregunta de la investigación se asocie a conceptos teóricos, se dispone de una proposición de hipótesis plausibles que pueden servir de base a nuestra investigación empírica.

7. Fantasía científica: menciono al final este hecho algo difuso y de difícil aprehensión. No se puede pasar por alto que las intuiciones, ideas luminosas o analogías que se desarrollan cuando uno lleva trabajando mucho tiempo y de forma intensiva en un área de investigación y ha acumulado experiencias, pueden conducir a hipótesis brillantes. La creatividad científica puede ser una importante consejera en la construcción de hipótesis. Sin embargo, no se debe confiar sólo en ella. Antes de emprender la comprobación empírica de las hipótesis, éstas deben ser valoradas de acuerdo con los criterios que se han tratado en los párrafos anteriores.

Con la formulación de las hipótesis se encauzan todos los demás pasos de la investigación empírica en el caso de que en la misma se desee explicar un hecho. Si las hipótesis no se formulan con cuidado, si las elegidas son poco plausibles o irrelevantes desde el punto de vista de su conceptualización teórica o de su significado práctico –por ejemplo: para los pronósticos o el desarrollo de técnicas de intervención–, la investigación tomará malos derroteros y conducirá a resultados poco útiles.

3.6 Pronósticos, tecnologías y evaluación

Este apartado pretende ilustrar la finalidad de una investigación empírica al elaborar pronósticos, desarrollar técnicas para la resolución de problemas y evaluar el éxito de un programa (véase tipos de problemas de 4 a 6 en el capítulo 2.1). El siguiente cuadro sinóptico sirve para ello.


Cuadro 4: explicación, pronóstico, evaluación y técnicas de resolución de problemas

Mientras que en la explicación la ley de validez explicativa general y las condiciones de contexto se comprueban empíricamente, en un pronóstico éstas deben ser conocidas. Es decir, si una hipótesis no ha sido falseada, se puede hacer con ella un pronóstico. Las condiciones de contexto se dan. El pronóstico se deriva de la contestación a la pregunta: ¿qué es lo que resulta de ello?

Ejemplo: si se ha confirmado que el trabajo voluntario viene determinado por el tamaño del club y que los clubes en el futuro cada vez serán más pequeños, sobre la base de dicha afirmación se puede pronosticar que el trabajo voluntario aumentará siempre que las circunstancias no varíen.

En una estrategia de actuación la ley explicativa general se buscará por medio de una comprobación empírica de las hipótesis. Igualmente se da (como en la explicación) el explanandum. De éste se puede deducir la técnica aplicada; es decir, las condiciones de contexto que han de ser concebidas de tal forma para que se produzca el resultado deseado.

Ejemplo: el trabajo voluntario es bajo (explanandum). Lo deseamos aumentar. Presumimos y comprobamos empíricamente que el trabajo voluntario depende de las condiciones de contexto (vinculado al acceso a un cargo o, por el contrario, de tipo más informal). Si esa hipótesis se confirma en la investigación empírica, podríamos alcanzar nuestro objetivo modificando el tipo de opciones de trabajo voluntario (mayores posibilidades de acceso a cargos o mayores oportunidades de trabajo informal según los casos).

En una evaluación quienes ponen en práctica una medida tienen (esperemos) una hipótesis causal. La evaluación debe comprobar si dicha hipótesis ha sido correcta, lo cual será así si se producen los resultados esperados.

3.7 La comprobación empírica de las hipótesis

Aun en el caso de que una hipótesis/ley de validez explicativa general posea un gran contenido informativo, es decir, cuando el componente «si» se halle formulado con precisión y el componente «entonces» lo esté de forma general, aquélla puede ser válida en principio para un número interminable de casos particulares: vale para el pasado, para el presente y en particular para todo lo que pueda acontecer en el futuro. Sin embargo, la comprobación empírica sólo es aplicable a un número limitado de casos. Sobre todo está limitada a aquello que es, o sea, que no abarca lo que será. En este último caso, aun pudiendo confirmar la hipótesis en una investigación empírica, siempre puede ocurrir que sea desvirtuada en otras investigaciones al ser aplicada a otros objetos o a sucesos que acontezcan en el futuro. Es decir, una hipótesis nunca se puede dar por confirmada (verificada) definitivamente. Ésta es la inseguridad con la que permanentemente se ven obligados a vivir los investigadores. Las nuevas comprobaciones de las hipótesis pueden acarrear que las teorías deban ser revisadas y que muchos artículos y libros se conviertan en papel de desecho. En realidad, una hipótesis sólo puede ser falsada. Así, en la investigación empírica de lo que siempre se trata es de erradicar lo malo. De ello se derivan dos desafíos básicos en la comprobación empírica de las hipótesis:

1. Pluralidad de pruebas: a ser posible, las hipótesis deben ser comprobadas en muchas y diferentes situaciones y aplicadas a objetos de distinto tipo. Así, será mayor la seguridad de que con la hipótesis no se esté totalmente desencaminado.

2. Elección de verificadores y falsadores: las situaciones u objetos que pueden confirmar una hipótesis (verificadores) y las situaciones u objetos con los que puede ser desvirtuada una hipótesis (falsadores) deben estar presentes en la misma medida en una investigación empírica.

Ejemplo: si la tesis a comprobar es si el abandono del deporte de alta competición es consecuencia de la gran carga que supone dedicar tiempo, además de al deporte, a los estudios y a las relaciones de pareja, para comprobar la hipótesis nos fijaremos primero en los que abandonan su carrera deportiva y en las exigencias temporales a las que se ven expuestos (verificadores). Sin embargo, al mismo tiempo, se preguntará a un grupo de control de deportistas en activo si se mantienen en el deporte de competición a pesar del tiempo que emplean en actividades extradeportivas (falseadores).

Con seguridad lo que ante todo se pretende en la investigación científica es indagar cómo son realmente los hechos, o sea, describir. Esto es imprescindible para indagar en nuevos campos sobre los que o no se dispone de información o ésta es insuficiente. Sin embargo, la tarea más distinguida de la investigación es hallar explicaciones; es decir, las causas de los hechos observables. Esto solamente se puede realizar por medio de hipótesis empíricamente aseveradas. De este modo, la formulación atenta de las hipótesis desempeña una función clave en el trabajo científico. Éstas son igualmente la base para investigaciones de pronóstico y de desarrollo de técnicas de resolución de problemas. La dificultad en la formulación de hipótesis es que las presunciones sobre las relaciones de causa-efecto deben ser plausibles, esto es, correctas con la mayor probabilidad posible, sin que jamás podamos estar seguros de ello. Sólo si esas hipótesis son sometidas a pruebas rígidas, es decir, si se puede mostrar que se confirman en las situaciones previstas y que allí donde no se prevé no lo hacen, podemos seguir trabajando con tales hipótesis.

Lista de comprobación 2: fundamentación teórica y construcción de hipótesis

1. ¿No hay ninguna duda de que se desea responder a la pregunta de la investigación mediante una investigación empírica?

2. ¿Se ha establecido cuál va a ser el objeto de la investigación?

3. ¿Se han determinado las variables y se ha fundamentado su relevancia teórica o de otro tipo?

4. ¿Se refieren las hipótesis a un número suficiente de objetos?

5. ¿Se han asegurado las hipótesis hasta el punto de que sea buena la probabilidad de que se revelen duraderas?

6. ¿Se han agotado todas las posibilidades para la formulación de hipótesis plausibles?

7. ¿Se han escrito las hipótesis que hay que comprobar empíricamente?

8. ¿Se ha descrito, a su vez, de qué tipo son dichas hipótesis?

9. ¿Cumplen las hipótesis todos los requisitos necesarios? Es decir, ¿son comprobables empíricamente, generales, complejas y con alto contenido informativo?

10. En el desarrollo de las técnicas de resolución de problemas: ¿se ha formulado el objetivo, o sea, la variable independiente, claramente y de forma que no se preste a dudas?

11. En una evaluación: ¿se ha asegurado cuál era el objetivo del programa aplicado y en qué hipótesis se basa éste?

12. ¿Se han documentado y razonado por escrito todas las decisiones –elecciones de las variables, construcción de hipótesis, etc.?

Introducción a la metodología de la investigación empírica en las ciencias del deporte

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