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Conclusiones: características que favorecen la calidad urbana para la vivienda a partir de sus relaciones con la ciudad y su entorno inmediato

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Diferentes aptitudes y actitudes urbanas permiten evidenciar en el tiempo las características que favorecer la satisfacción de las necesidades y expectativas de los usuarios en la ciudad, estas a su vez se relacionan con las características que organizan el territorio e impactan el desarrollo social. Evitar la segregación socioespacial favorece la participación activa de todos los sectores poblacionales para la evolución democrática de la ciudad, pero este propósito se relaciona con la localización de los proyectos habitacionales, al ubicarse en áreas periféricas que provocan el crecimiento expansivo y aceleran el proceso de conurbación; se desconocen las potencialidades que se relacionan con la posibilidad de vivir en áreas urbanas centrales.

Favorecer proyectos habitacionales en áreas urbanas centrales que garanticen el acceso de los usuarios a los diferentes servicios de la centralidad genera beneficios económicos al disminuir las distancias de transportación. Acercar al individuo a las oportunidades le permite avanzar en su desarrollo social y colectivo para la construcción de redes que finalmente fortalecen el arraigo y pertenencia a su entorno urbano.

La ubicación de la vivienda en la ciudad debe a su vez considerar y reconocer las características tipológicas y de organización natural o construida para fortalecer procesos de identidad en el usuario con el lugar, identificando y continuando los trazados del contexto (viales, topográficos, naturales y de vegetación) que permitan establecer una relación coherente con los trazados, tipos edificatorios y una equilibrada proporción entre llenos y vacíos urbanos.

Esto exige a su vez, el compromiso de una clara delimitación jurídica y perceptiva de los dominios público, comunal y privado, que permita reconocer claramente estos espacios para evitar apropiaciones indebidas que afecten los intereses colectivos y la imagen urbana, lo que altera la percepción de seguridad de los usuarios y transeúntes.

Por otra parte, una sociedad eficiente y equitativa requiere una movilidad residencial que no afecte las costumbres, tradiciones y relaciones sociales, al favorecer la posibilidad de una familia para cambiar de domicilio o escoger el que más se adapte a sus necesidades actuales y futuras en el mismo sector urbano donde ha edificado sus redes sociales. Esto requiere áreas urbanas residenciales incluyentes, diversas, que garanticen diferentes estándares y permitan, a partir de la variedad, evitar la monotonía urbana.

Garantizar el derecho de transportación y circulación en la ci udad beneficia la satisfacción de las necesidades y expectativas de los usuarios urbanos, lo que permite una conexión más directa con las vías de la malla principal de la ciudad. En principio, garantizando en el barrio y su contexto (especialmente para los sectores de bajos ingresos económicos) una malla vial terciaria que se conecte a una secundaria y primaria de fácil acceso a la malla vial principal de la ciudad. Que favorezca la transportación en todas sus modalidades (vehículo particular, transporte público, ciclorrutas y peatonales) e integre a los espacios viarios alternativas seguras para los peatones y las bicicletas. También debe intensificarse la eliminación de barreras arquitectónicas para facilitar la movilidad y circulación de las personas con discapacidad o limitaciones físicas.

Lo anterior debe relacionarse con las alternativas, beneficios y usos que ofrece el entorno urbano, y que garanticen la ubicación de equipamientos y servicios comunitarios en distancias cortas. Para el intercambio y manifestación, equipamientos educativos, financieros, de culto, salud, de abastecimiento y comercio barrial. De recreación pasiva, entendida esta como cines, teatros, anfiteatros, zonas verdes para el descanso, entre otros, y servicios de recreación activa como canchas deportivas al aire libre, polideportivos, parques de diversiones y otros.

La accesibilidad a servicios básicos urbanos es esencial para asegurar la calidad de vida y la asociación de los ciudadanos, también favorece las apreciaciones de valor en la vivienda, condicionadas por su entorno y las facilidades que este le ofrece al usuario, las cuales a su vez se ven reflejadas en su percepción de calidad.

Para garantizar la calidad de las relaciones entre la solución habitacional y su contexto urbano, resulta conveniente la presencia de espacios verdes en cualquier escala, no solo para mejorar la calidad ambiental, sino también para producir alimentos, absorber el ruido y favorecer el ambiente térmico y visual en los espacios abiertos. Favorecer una adecuada relación con el verde urbano que permita su cuidado y conservación por los usuarios en el tiempo, beneficia la calidad de las relaciones vecinales, el clima social, la generación de redes de intercambio y ayuda mutua, favoreciendo los sentimientos de arraigo. Garantizar que el usuario observe espacios verdes desde el interior de su vivienda permite que abogue por su conservación.

Igualmente, deben conservarse en lo posible las condiciones naturales del terreno, evitando grandes y complejos movimientos de tierra, identificando los posibles riesgos naturales del lugar, tomando acciones para su mitigación y evitando los desarrollos habitacionales en lugares de riesgo, ya que al favorecer una adecuada relación con la naturaleza, se protege y garantiza la vida humana.

Por otra parte, y relacionado con el contexto más inmediato a la vivienda y con la propia vivienda, deben permitirse, en especial para las soluciones de bajos ingresos económicos, dentro de la vivienda y a su alrededor, áreas que puedan independizarse para asumir actividades económicas que favorezcan tanto a la familia como a la comunidad. Considerar la diversidad social facilitando la adaptabilidad del uso espacial doméstico a los diferentes requerimientos, incorporando en la vivienda una organización espacial o áreas que las familias puedan adaptar para realizar actividades que les permitan aumentar sus ingresos.

Proponer el uso de tecnologías apropiadas que articulen los diversos sistemas que confluyen en la vivienda (constructivos e instalaciones), favorezcan la sustentabilidad económica y ambiental y beneficien su evolución en función de los requerimientos cambiantes de los usuarios.

Y, finalmente, garantizar instalaciones y servicios urbanos que reconozcan en las nuevas tecnologías su impacto para el desarrollo social y humano en un contexto de comunicaciones y conexiones avanzadas y competitivas.

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