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l. El rescate de la figura de san José

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En las últimas décadas ha habido, sin embargo, un retorno vigo­roso a los estudios josefinos, solamente comparable al que hubo en el siglo XVII, cuando en toda la cristiandad irrumpió de manera signi­ ficativa la reflexión sobre san José. Pero prácticamente todos los teólogos lo hacen un subtema de la cristología o de la mariología. Con respecto a Jesús y a María, ocupa un papel secundario o complemen­tario. Su misión es dar seguridad a la madre y cuidar al niño Jesús. Una vez realizadas estas funciones, puede desaparecer. Y efectiva­mente lo hicieron desaparecer.

Otras veces su tratamiento es desarticulado, orgánicamente des­conectado de los demás temas de la revelación y de la teología. Se aprovecha la figura de san José para abordar la importancia de la familia en general y de la paternidad en particular. Prevalece, sin em­bargo, el género devocional y piadoso, sin diálogo con las aportacio­nes de las ciencias sobre estos temas siempre candentes.

Pero no queremos ser injustos. Existe una pléyade de notables in­vestigadores y teólogos, como T. Stramare en Italia, B. Llamera en España, R. Gauthier y P. Robert en Canadá, F.L. Filas y L. Bourrassa Perrota en Estados Unidos, H. Rondet y A. Doze en Francia, J. Stohr y Brandle en Alemania, entre otros1. Se han creado también algunos centros de documentación e investigación de notable seriedad, con sus respectivas revistas, que se dedican al estudio de san José (josefo­logía) y han reunido todos los datos disponibles a lo largo de los siglos sobre el tema. Existen catalogados casi veinte mil títulos de todo tipo de literatura2. Se encuentran allí materiales riquísimos, la mayoría de carácter histórico, para profundizar y sistematizar el pensamiento acerca del padre de Jesús y esposo de María.

Nosotros, en cuanto nos sea posible, los utilizaremos. Queremos agradecer aquí al Centre de Recherche et de Documentation del Orato­rio San José, en Montreal, especialmente a su director, Pierre Robert, y a la secretaria, Karine, por haber puesto la inmensa biblioteca -de las más grandes sobre el tema- a mi disposición para reunir la bibliografía y tener acceso a libros raros y a revistas de josefología. Sin la amabilidad de estas personas este libro no habría sido escrito, dadas las condiciones de periferia en que vivimos, lejos de los centros me­tropolitanos de reflexión y de publicación.

San José, la personificación del Padre

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