Читать книгу Esta noche, el Gran Terremoto - Leonardo Teja - Страница 10

Papel moneda, réplica no negociable

Оглавление

En la escuela no era distinto. Desde el tercer grado nos enseñaban la importancia de la llegada de elGran Terremoto. Recuerdo especialmente a la señorita Susana, tras su regreso de unas largas vacaciones.

Se había ausentado durante todo segundo año para arreglar una dislalia: ceceaba al hablar. Todos lo hacíamos en esa clase, en mayor o menor grado, y por eso nos conocían como el grupo ceceante. Nadie podía escapar de la etiqueta, ni siquiera nuestra profesora: Susana Salmones. Cada vez que alguno de nosotros pronunciaba completo ese nombre, se podía ver la incomodidad en el rostro de la señorita Susana: endurecía la mirada, abría las fosas nasales y apretaba tanto la boca que sus labios palidecían como el ano de un gato. Se había ausentado para intentar corregir el problema y, de ese modo, poder enseñar a un grupo menos estigmatizado; sólo pudo hacerlo parcialmente, y por eso tuvo que regresar a su escritorio frente a nosotros. Eso sí, con el humor avinagrado.

Sin embargo, la gota que le derramó el vaso, como suele decirse, a la señorita Susana, fue la noticia de que, precisamente para el año de su regreso, el Órgano Rector de Educación Básica había decidido quitar los libros de Historia, sustituyéndolos con cajas y más cajas en las que sólo había fajos de billetes. O mejor dicho, réplicas no negociables de cada papel moneda que hubiera circulado desde la fundación de esta Ciudad. Bajo el nuevo sistema, la señorita Susana comenzaba cada clase con una queja sobre el asunto. Decía que así no era posible enseñar nada a nadie y que, encima de eso, no ganaba lo suficiente como para enmarcar y empotrar los billetes con dinero de su bolsa.

No recuerdo cuántos marcos colgaban en la pared del salón. Lo que no se me olvida son los cientos de retratos de próceres que estaban impresos en cada réplica; cada uno parecía mirar algo que sobrevolaba nuestras cabezas, pero sin tener una opinión fuerte al respecto.

Profa. SS: (Aburrida, en monólogo didáctico) A ese hombre del billete de un millón de centavos le debemos patria y soberanía… Al de cuatro con cincuenta y tres, la edificación del Acueducto… El del billete de ochenta y nueve inauguró el Acueducto… El de bigotes y casaca militar, de ¼, destruyó el Acueducto con una sola carga de dinamita y una mula… La mujer del billete de doce prohibió la concepción entre primos hermanos… La de setenta mil fue la primera en leer un decreto oficial con los ojos vendados… (sus ojos chispean de pronto) Este hijo de puta no debería estar en ningún billete…

Infante cualquiera: (Impertinente) ¿Por qué?

Profa. SS: (Controlándose para no alzar la voz) Proscribió la existencia de los impuntuales.

Yo: ¿Profesora, algún día, alguna cara de alguno de nosotros podría estar impresa en algún billete?

Profa. SS: (Sonriente, maliciosa) A lo mejor, pero la tuya no.

Yo: (Guardándome su sonrisa en la memoria por el resto de mis días) ¿Por qué?

Profa. SS: (Misma actitud) O quizá sí, si cuando crezcas dejas de abusar de la palabra “algún”.

Infante cualquiera: (Señalando uno de los billetes con marco individual) ¿Éste quién es, profesora?

Profa. SS: (Arqueando las cejas) Él fue uno de los más importantes.

Infante cualquiera: ¿Qué hizo?

Profa. SS: (Alejándose del pizarrón sin mirar a nadie) Tomen dictado; pregunta de examen. Él fue quien predijo la inminente llegada de elGran Terremoto a esta Ciudad.

Yo: (Desorientado) ¿Quién?

Profa. SS: elGran Terremoto.

Yo: (Familiarizado) Ah, sí. Él.

Infante cualquiera: Nunca he sabido cómo se escribe, profesora.

Profa. SS: (Hiriente) Ay, por favor, pues así: como se escucha.

Mismo infante cualquiera: (Casi arrepentido, temeroso) ¿Podría deletrearlo?

Profa. SS: (Como tarabilla) Sí: GE, ERRE, A, ENE espacio, TE, E, ERRE, ERRE, E, EME, O, TE, O punto.

Otro infante cualquiera: Más lento, por favor.

Profa. SS: (Acompañando cada sonido con un golpe en el escritorio)

GE

ERRE

A

ENE espacio

TE

E

ERRE

ERRE

E

EME

O

TE

O punto.

Infante cualquiera: ¿Puede escribirlo en el pizarrón?

Profa. SS: (Resignada) Tú misma pasa a anotarlo.

Infante cualquiera: Oiga, ¿qué rima con terremoto, profesora?

Profa. SS: (Autómata) Pues, zigoto.

Infante cualquiera: ¿Qué más?

Profa. SS: (Como repitiendo los metales inertes de la tabla periódica) Roto, reboto, copiloto, abarroto.

Infante cualquiera: ¿Qué más?

Profa. SS: (Como repitiendo las indicaciones para cobrar un cheque) Control remoto, voz y voto, Reino de Lesoto.

Yo: (Sin más espacio en la hoja) ¿Qué significa inminente?

Profa. SS: (Mirando su reloj pulsera) Eso sí es muy básico, no puedo regresarme tanto. Por hoy termina la lección de Historia, vayan a recreo.

Esta noche, el Gran Terremoto

Подняться наверх