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Capítulo 2
El océano nos une
ОглавлениеLo que sabemos es una gota de agua,
lo que ignoramos, el océano.
Isaac Newton
Qué inapropiado llamar Tierra a este planeta, cuando es evidente que debería llamarse Océano.
Arthur C. Clarke
Los continentales observamos el océano como un mundo que nos separa de otros espacios continentales. En cambio, para las culturas oceánicas este coloso es un puente que une isla con isla, tierra con tierra, culturas con culturas, hombres con hombres.
Aquí tenemos un ejemplo de cómo las creencias conforman percepciones y una misma cosa es para algunos obstáculo y para otros, un facilitador.
El paso del alma de la unidad del espíritu a la dualidad de la encarnación nos enfrenta ante el hecho de la separatividad. Pero este dato duro es un dato de la personalidad, una necesidad de afirmación del Yo. Para el alma la separatividad no existe.
Imaginemos ahora que el alma es un gran océano. Si abrimos la vida para dejar fluir los sentires del alma, el resultado sería la unidad, la supresión de las fronteras. De manera que es la resistencia de la personalidad a dejarse guiar por el alma lo que genera que el océano sea visto como una barrera, en lugar de la formidable conexión que representa.
Esto no supone que no encierre huracanes, grandes olas o peligros al cruzar sus aguas. Pero si se entrega el timón de nuestro barco al alma, seguramente se arribará al puerto donde deseamos anclar, que no siempre es en el cual el ego anhela varar. Hay que tener presente que los intereses del Alma y de la Personalidad son contrapuestos. El alma quiere aprender, la personalidad se resiste a los cambios que esta tarea implica.
Debemos, entonces, aprender a navegar, y sólo se aprende navegando. Todos somos navegantes en el mismo océano. Todos compartimos el mismo destino y entre todos timoneamos la nave de la evolución. Las gotas de agua del océano son las que en su unión hacen el todo, pero ese todo es algo superior a cada una de sus partes.
De modo que no me es indiferente que a ti te vaya bien o te vaya mal. Necesito que seas dichoso, que la vida te colme de dones. Si a ti te va bien, a mí, tu espejo, también me va bien. Si tú te retrasas, yo me retraso. Si tú sufres, yo sufro. Si tú te enfermas, yo estoy enfermo. Si tú sanas, yo sano.
Todos somos uno, todos somos uno, todos somos uno.
Uno somos todos, uno somos todos, uno somos todos.
DIVINIDAD, LIMPIA EN MÍ CUALQUIER OBSTÁCULO QUE ME IMPIDA SER UNO CON TODOS.
LO SIENTO. PERDÓNAME. GRACIAS. TE AMO.
El océano es lo que nos une.
Es lo que cobija los mil hilos del telar de la vida.