Читать книгу Ho'oponopono - Lili Bosnic - Страница 14
Capítulo 6
Responsabilidad: lo que de ti hay en mí
ОглавлениеLa libertad supone responsabilidad.Por eso la mayor parte de los hombres le temen tanto.
Bernard Shaw
Nuestra libertad es una libertad situada. Por una parte nos debemos al alma, y por otra, algunas facticidades de la existencia muestran la insuficiencia de nuestra personalidad para traspasar ciertos bordes de la encarnadura. Por más que imagine que no volar es una ilusión creada por la mente, no puedo volar.
Cuando la personalidad se aleja del Alma o el Alma de Dios, nos precipitamos en una noche oscura, y aunque creamos que somos libres nos hemos hecho esclavos de la soberbia.
No se trata de hacer cualquier cosa en la vida, sino de hacer lo que corresponde. Y hacerlo no como mandato o imposición moral, sino como responsabilidad. Ser libres nos hace responsables. Pero, ¿responsables de qué?
En principio de nosotros mismos, de ser libres y ejercitar esa libertad. Pero, a la vez, de dar libertad a los demás. Sin embargo, únicamente se puede dar libertad si uno ya es libre. En caso contrario, sólo dará dependencia.
La responsabilidad es también un servicio, y como tal supone solidaridad. Ser solidario no consiste en llevar la carga de otros, pero sí ayudarlos a levantarse.
Todos somos otros. Todos somos Irak, Afganistán o cualquier otro lugar donde la gente muere y mata. Todos somos ese psiquiátrico donde las personas vegetan su dolor. Todos somos esos pacientes oncológicos cuyos cuerpos carcome el cáncer; todos somos esa fiesta, ese espacio de alegría, ese matrimonio o esa ceremonia religiosa. En lengua maya hay una bella expresión: In Lak’Ech (yo soy otro tú) Hala Ken (tú eres otro yo) Desde el Alma estamos unidos en un sólida red de mutuas resonancias, pero desde la personalidad cada quien es responsable por sí mismo de su historia y de lo que construye en su vida, su salud y su enfermedad.
Cuando en un acto de amor intento sanar en mí lo que de ti hay en mí, es desde mi alma que me abro a esa experiencia. Puedo alegar que es fácil buscar culpables, causas creadoras del malestar de una persona para no hacerme responsable totalmente del padecer del otro, pero lo cierto es que sí soy responsable de hacer algo con ello, por el hecho de que el otro haya llegado hasta mí, pero no soy responsable de la causa de su mal.
Ser cien por ciento responsable significa hacerme cargo en plenitud de ser libre y solidario con los demás, que es un acto de amor, un acto del alma. Es el alma la que posee la capacidad de responsabilidad, en el sentido que aquí le damos, no la personalidad. Sólo cuando el ego queda atrás puede expresarse esta fuerza del alma.
DIVINIDAD, LIMPIA EN MI CUALQUIER OBSTÁCULO QUE ME IMPIDA SER CIEN POR CIENTO RESPONSABLE.
LO SIENTO. PERDÓNAME. GRACIAS. TE AMO
Soy plenamente responsable de cada parte de la vida que llega hasta mí.