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Capítulo 1
La Tierra es una escuela

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Recordar quiénes somos es lo único que salvará a nuestra especie.

Nos dijeron que Dios está afuera.

La religión nos ha dicho que somos malos y pecadores y que al cielo sólo se llega si te lo mereces.

Pero tú eres Dios. Nuestra alma es Dios.

No estamos separados de Dios.

Nuestra alma es parte de un gran espíritu.

Dios no es un hombre, ni una mujer.

Dios es conocimiento, Dios es todo.

Toda experiencia es una oportunidad de aprendizaje.

No hay errores, no hay pecados: vinimos aquí para aprender.

La vida, en la Tierra, es una escuela.

Kiesha Crowther

La Tierra es una escuela donde venimos a aprender, y el recorrido de la vida, nuestra historia, es el testimonio de ese aprendizaje.

Aprendemos a pasar del defecto a la virtud, del error al acierto, a transformar la ignorancia en sabiduría, el egoísmo en amor, la dependencia en libertad y la crueldad, que nos separa, en unidad.

Evolucionar es aprender. Se aprende si se vive, si se saborea la existencia sin dejar nada fuera. De modo que hay que vivirlo todo para aprenderlo todo.

Además, hay que vivir intensamente lo que la vida nos ofrece. Nos hemos acostumbrado a vivir las cosas a medias: media tristeza, medio enojo… y por ese camino nos hemos vuelto mediocres emocionales.

Pero para que los sucesos se hagan experiencia, es necesario aprehender con plenitud la vida, ya que lo que no se vive en su totalidad no se aprende y lo que no se aprende se repite.

El secreto consiste en zambullirse en la experiencia que la vida nos propone, sin temor alguno, sin discutir con ella y sin dudar de los caminos por los cuales nos lleva.

Se aprende tanteando, probando; no hay otra manera. Al mismo tiempo, incluso, sin permitir que las interferencias de los otros nos alejen del auténtico sendero de nuestra alma.

La Tierra es un espacio de posibilidades, y para aprender hay que habitarla, hacerla propia. Sentir que sus mares, ríos, montañas, bosques y desiertos están dentro de cada uno de nosotros, que somos la Tierra, que somos sus hijos.

Está poblada de vida, y para aprender hay que hacer del otro un prójimo. Sentir que cada ser vivo se halla ligado y forma parte de cada uno de nosotros.

Aprender es hacer de la Tierra un hogar, de la vida una sociedad, de la sociedad una comunidad y de la comunidad una hermandad.

Sin embargo, ningún aprendizaje es individual; cada vez que aprendo, todos y todo aprenden. El telar de la vida teje los múltiples hilos que la integran en una totalidad solidaria y plural. Esto hace que la evolución no se reduzca a una cuestión personal, sino que siempre sea coevolución.

DIVINIDAD, LIMPIA EN MÍ CUALQUIER OBSTÁCULO QUE ME IMPIDA VIVIR

EN LA TIERRA COMO UN HOGAR Y APRENDER LO QUE LA VIDA SE PROPONE ENSEÑARME.

LO SIENTO. PERDÓNAME. GRACIAS. TE AMO.


La Tierra es una escuela donde venimos aprender.

Hay que escuchar la voz de la Tierra y tejer una relación familiar con el mundo.

Ho'oponopono

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