Читать книгу Ho'oponopono - Lili Bosnic - Страница 11
Capítulo 3
Lo real y la realidad
Оглавление¿La ilusión? Eso cuesta caro. A mí me costó vivir más de lo debido.
Juan Rulfo
El horizonte está en los ojos y no en la realidad.
Ángel Ganivet
Lo que se considera ceguera del destino es, en realidad, miopía propia.
William Faulkner
Muchas concepciones, espirituales y filosóficas, consideran que el mundo que percibimos es una ilusión de nuestra mente. Pero, ¿es realmente así?
En verdad, hay que diferenciar dos términos: real y realidad. Lo real es aquello que no puede ponerse en palabras y la realidad lo manifiesta de modo simbólico o imaginario.
Tal como desde el Tao se viene afirmando, lo real no es del orden del ser o del no ser, sino de lo no realizado. Si pudiera manifestarse como tal, dejaría de ser real.
De modo que la conciencia y el inconsciente intentan llenar la laguna de lo no capturable de forma directa por la percepción, con creencias, cosmovisiones y dogmas que el Yo toma como la auténtica verdad.
Pero lo cierto es que mi percepción del mundo, de mí y de los otros, es el producto de un proceso inconsciente de proyección. Veo al mundo, a mí y a los otros, no tal como son sino de acuerdo con el cristal de mi pasado. Así, mi memoria condiciona mi percepción de las cosas y la realidad es, en suma, la realidad de mi memoria.
Esta memoria no sólo es el fruto de mi pasado personal, de los sucesos de mi historia, sino de lo que en ella confluye del ayer familiar, ancestral, arquetípico y de vidas pasadas. Todo aquello que no se ha trasmutado en experiencia —personal y no personal, individual y colectiva— que queda pendiente sin digerir, creencias y emociones, constituye la memoria. Estoy atado a esa memoria que ansía vivir lo que no ha podido terminar de vivir en su momento.
Por ende, es desde mi pasado inconsciente que creo el mundo donde habito. Lleno la realidad de mi subjetividad, y la realidad se convierte en el espejo de mí mismo, un espejo que, en general, no reconozco como propio.
El mundo, los otros y mi Yo, no son lo que son en sí mismos, sino que son una realidad “para mí”, creada de acuerdo con el cincel de mi pasado. Entonces, la realidad es siempre una realidad de mi memoria.
Pero estas memorias no son casuales, sino que forman parte del plan de vida para que mi alma aprenda lo que le corresponde aprender. Así, la realidad no es una construcción aleatoria, responde a las necesidades evolutivas del alma.
Transformar el mundo que percibo —de límite en punto de apoyo para mi evolución, de cárcel en puente— supone, entonces, hacer algo con mi memoria.
Se presentan aquí dos alternativas a seguir. La primera propone recordar para dejar de repetir. La segunda, borrar las memorias que nos impiden estar presentes en el presente. Este último es el sendero que vamos a explorar.
DIVINIDAD, LIMPIA EN MÍ CUALQUIER OBSTÁCULO QUE ME IMPIDA BORRAR
LAS MEMORIAS QUE ME ATAN AL AYER.
LO SIENTO. PERDÓNAME. GRACIAS. TE AMO.
Lo real no es lo que veo, porque sólo veo la realidad que mi Yo construye desde el pasado.