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VOLVER AL PASADO

Hace años, llevé a mis hijos a ver una película de ciencia ficción. Espantosa para mí. No soy amante de ese género y todo me parece descabellado.

Hoy pienso que hay autores con una visión de futuro increíble.

El mundo, como lo conocíamos, ha dejado de existir, las calles desiertas, limpias, sin objetos que tapen alcantarillas. El cielo se ve de un azul intenso y las nubes parecen golosinas de blanco algodón. Los canales tienen las aguas cristalinas y las albuferas se han llenado de hermosas aves.

Hay silencio en las calles, la ciudad parece abandonada.

Pero ellas, inquietas y aventureras, se van apropiando de nuestros lugares.

Todo permanece cerrado, no hay restaurantes ni confiterías. Los contenedores están casi vacíos, las plazas cerradas. Entonces se animan. Vienen por todo.

Porque el hambre les da valor para salir y deambular. Y como en aquella película, ellas sobreviven a todo, porque son fuertes, atrevidas, maestras de la adaptación.

Acostumbrados al turismo que esparce desperdicios, a cantidades de comida de los locales, ahora no disponibles, los roedores cambian su forma de sustentarse el alimento.

Y pienso en aquella película e imagino un ejército de ratas sitiando la ciudad y provocando muchas más enfermedades.

El hombre, durante miles de años ha desarrollado vacunas para erradicar la viruela, la poliomielitis, el sarampión y muchas más enfermedades. Hay muchas personas contrarias a la vacunación y así es como han comenzado a aparecer nuevos focos de estas.

Hoy, no tenemos vacuna para prevenir el COVID-19 y los muertos se suman día a día.

Se abren fosas comunes, se cierran centros de recreación para albergar féretros. Los médicos y enfermeros dejan la vida, luchando para salvar la del prójimo.

Pero ellas, las ratas, siguen avanzando, invaden barrios y ciudades, cruzan las calles y se esconden en cualquier hueco.

Mieles de años desarrollando tecnología, hemos logrado llegar a la luna, pero hemos hecho oídos sordos a los problemas ambientales que producimos, que provocamos, con nuestra técnica.

Y el universo nos envió un aviso. El mundo permanece aislado, en cuarentena.

Pero las ratas siguen avanzando, cada vez en mayor número, cada vez más hambrientas.

Y yo me pregunto: ¿la evolución que hemos logrado significa involución?

Es como una puesta en escena de ciencia ficción, donde la obra que se desarrolla lleva por título: VOLVER AL PASADO.


Un mundo sin rostro

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