Читать книгу Un mundo sin rostro - Liliana Silvia Ebner - Страница 9
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EXTRAÑAR
Un sonido me sobresalta. Estamos ya tan acostumbrados al atroz silencio de las calles, de los edificios, de las propias casas, que hasta el volar de una mosca nos inquieta.
¿Cuánto tiempo hace que estoy allí sentada? No lo sé. Vivo sin percepción de tiempo y espacio.
Mis manos mustias sobre el regazo y decenas de fotos a mi alrededor. Mis mejillas húmedas de haber llorado y mis ojos turbios con lágrimas que no dejan de caer.
Allí están ellos, mis hijos, mis nietos, tan cerca y tan lejos.
¡Cuánta falta me hacen los abrazos y los besos pegajosos de los más pequeños!
¡Cuánto extraño ese jugar con los trenes y contar cuentos!
Un año perdido en la vida de muchos, de todos, del mundo. Un año de miedos, de sinsabores, de incertidumbres.
Los niños se ven más grandes en los videos, los padres parece que han envejecido algo en este tiempo. Están cansados, demacrados, inseguros.
Y los abuelos, con los brazos caídos, los chocolates escondidos y todo el amor desbordando en lágrimas de tristeza por no poder abrazarlos.
COVID-19 se llevará un año de nuestra vida, un año donde nada ni nadie reparará la falta del afecto, del disfrutar de risas, de charlas, de paseos, de pequeñas manitas sujetadas a las nuestras, de preguntas que solo contestamos los abuelos.