Читать книгу La guerra cristera - Lourdes Celina Vázquez Parada - Страница 45
El peso de la palabra, de Luis Sandoval Godoy
ОглавлениеLuis Sandoval Godoy (El Teúl, Zacatecas, 1931) nos narra cómo un cristero lleva a su compañero muerto a su tierra natal para enterrarlo allí: “no me hacía el ánimo a dejarte en tierra extraña y menos en este rancho compuesto de pura gente enemiga”.
El cuento es un monólogo interior que inicia de la siguiente manera: “Vi cuando te tumbaron y dije: Me lleva la rechintola, te desgraciaron, hermano, pero eso no se queda así. Voy a vengarte. No sé cómo ni dónde. Ora, mañana o al rato, pero este asunto se va a arreglar”.
Estas palabras expresan una rabia impotente. Es imposible localizar al soldado que mató al compañero. El enemigo había ganado esta batalla, pero el narrador está convencido de que los cristeros van a triunfar: “Dónde iban a acabar con los que luchábamos por Cristo Rey…”
Luis Sandoval simpatiza con la causa cristera y no la cuestiona. La describe como una lucha heroica del pueblo creyente. Gudiño duda en algunos puntos de la moralidad de los cristeros, y Antonio Leal nos hace ver con nitidez el ambiente desagradable de desconfianza provocado por la lucha clandestina de los cristeros urbanos. Para Sandoval, no hay problemas morales o ideológicos de ningún tipo. Su protagonista es un campesino que cree firmemente en la causa de Cristo Rey; es un hombre que prometió a su compañero enterrarlo en su tierra natal, y a pesar de muchas dificultades trata de cumplir con su palabra, pero no logra completamente su propósito: “Ya está bueno de tanto andarte zangoloteando por todos lados. Ya es justo que descanses”.
El cristero no continúa su viaje y termina su narración con las siguientes palabras: “A los muertos les dicen que descansen en paz y tú podrás descansar en paz, muy tranquilo y quitado de la pena cuando te lleve a ese rincón, tierra de gente buena como es la de Huejuquilla”.
El peso de la palabra es un cuento costumbrista donde se refleja, sobre todo, la forma de pensar y actuar del campesino mexicano. Reproduce el habla del pueblo, menciona las fiestas y describe las mercancías que se venden en las ferias. El narrador las visita porque es vendedor ambulante: “Ellos venden fruta de Bolaños, ropa que traen de Aguascalientes, loza de aquí de la región. Yo ya tengo muchos años arriando esto de la mercería y tanto nos vemos, y tanto nos encontramos en las fiestas de los pueblos de acá, que hemos acabado por ser casi amigos”.
Los valores que Sandoval destaca en este relato son la amistad y la lealtad de los hombres sencillos e ingenuos de estos pueblos, y no su religiosidad ni las causas de la guerra. El autor nos ofrece un cuadro colorido del occidente de México, sólo ensombrecido por el muerto que lleva a cuestas: “Ahora en esta fiesta; después en Las Moras; la semana pasada en El Encanto. Ahora por San Antonio, otro día por San Isidro, después por Señora Santa Ana. Puras fiestas y puro alboroto en esta letanía de pueblos, pero ni ésta ni otras, ni ninguna, me hacen que me olvide de ti. No puedes quejarte, hermano, de tu hermano”.
Luis Sandoval se presenta en este cuento como un maestro del cuadro costumbrista. El narrador ficticio es un vendedor ambulante involucrado en la Cristiada, que viaja de feria en feria y de fiesta en fiesta. Con cariño, el autor nos describe el carácter de la gente del pueblo mexicano, pero no profundiza en los problemas de la guerra cristera. Para el narrador ficticio de este cuento, la rabia por la muerte de su amigo no es algo específicamente cristero. Un episodio de este tipo puede darse en cualquier guerra civil. En el cuento, El peso de la palabra, no está la reflexión sobre la Cristiada, sino el elogio de la amistad y la lealtad.
Mucho más importante que este relato —para la comprensión de la problemática de la guerra cristera— es la novela testimonial La sangre llegó hasta el río, de Luis Sandoval, en la cual nos cuenta la vida de la generala de cristeros Jovita Valdovinos y del soldado cristero Eugenio, obra que analizamos en el siguiente apartado.