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48 SOBRE LA ASTROLOGÍA

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Aunque algunos consideran increíble esta defensa de la Astrología por parte de Luciano, Hall defiende su autenticidad en Lucian’s Satire , págs. 381-88. Se trata de un elogio fingido de la Astrología judicial, puesto en boca de un personaje antiguo y respetable que emplea el dialecto jónico, casi con seguridad Demócrito, comparable a Heródoto en el uso de la prosa jónica y autor, según Cicerón, de un tratado de adivinación por el examen de las entrañas (De divinatione I 42). Tan inteligentemente está hecho que ha engañado a mucha gente, que lo tomaron en serio y lo creyeron espurio. Sin embargo, su origen lucianesco está claro si se estudia atentamente. Orfeo, que en otros libros de Luciano desempeña un papel importante en la introducción de la Filosofía y de la danza, es aquí también el que instruyó en la Astrología, pero no de una manera abierta, ni a la luz pública, sino mediante un lenguaje críptico (cap. 10).

La nueva asunción de distintos pueblos de Egipto que veneraban diferentes signos del Zodíaco, sirve para explicar no sólo las figuras de animales en sus dioses (un tópico al que Luciano recurre con frecuencia maliciosamente) sino también el tabú de los peces, que se repite en La diosa siria . El mismo cariño en la racionalización de los mitos, con un guiño en la mirada, que en otros lugares convierte en bailarines de pantomima no sólo a Proteo sino a Empusa, aquí se impone con un abandono completo, en sentido astrológico, hasta el punto de incluir a Pasífae entre los adeptos. Y cuando el puro deseo de contar una historia le seduce hasta el punto de reiterar un cuento favorito, el de Faetón, su estilo le traiciona por completo.

Es únicamente un elogio inventado, pero a pesar de la diversión que encierra no está pensado como sátira o parodia. Es fundamentalmente un ejercicio literario sofístico de la misma naturaleza que Fálaris I y II , donde lo divertido es incidental (un pÁrergon lucianesco).

[1] Este escrito trata del cielo y de los astros, pero no de los propios astros ni del cielo mismo, sino de la auténtica adivinación que de ellos llega hasta la vida de los seres humanos. Pero mi relato no contiene consejos ni imparte enseñanzas sobre cómo debe manejarse esta adivinación, sino que mi objetivo es censurar a cuantos sabios ejercen las otras disciplinas y las exponen entre todos sus discípulos y únicamente dejan de cultivar y tomar en consideración [2] la Astrología. Y en realidad es una ciencia antigua, y no ha llegado a nosotros recientemente, sino que es una creación de reyes de la Antigüedad marcados por el favor divino, mientras que las generaciones actuales, por ignorancia, indolencia e incluso por odio al trabajo, mantienen opiniones contrarias a aquéllos y cada vez que se encuentran con personas que les hacen adivinaciones falsas, acusan a los astros y aborrecen la propia Astrología, que no consideran sana ni auténtica, sino una doctrina falsa y superficial, opinión que yo considero injusta, pues ni la impericia del artesano supone error de la artesanía ni la ineptitud del flautista es ignorancia de la propia música, sino que ellos son ignorantes de su arte, pero cada arte es sabio por sí mismo 1 .

Fueron los etíopes quienes por primera vez comunicaron [3] esta creencia a la humanidad. La causa de ello es por una parte la sabiduría de este pueblo —pues los etíopes son en general más sabios que otros— y en parte también por la bondad de su clima, pues siempre tienen buen tiempo y ausencia de viento, y no están sometidos a las vicisitudes del año, sino que viven en una sola estación. Por ello, al darse cuenta de que la luna no aparecía siempre con la misma forma entera, sino que tomaba distintos aspectos y se cambiaba en diversas figuras, pensaron que la cosa era digna de admiración y duda; investigaron en consecuencia y encontraron la causa de estos fenómenos, a saber que la luna no tenía luz propia, sino que le venía del sol. Descubrieron también el movimiento de las otras [4] estrellas, que nosotros llamamos planetas —pues únicamente éstos se mueven— su naturaleza y su potencia y las actividades que cada uno realiza. Además, les impusieron nombres a cada uno, pero no simplemente nombres según les parecía, sino marcas distintivas.

Esto es lo que los etíopes habían observado en el cielo; [5] a continuación, transmitieron su doctrina incompleta a sus vecinos los egipcios y éstos, que habían recibido de aquéllos el arte de la adivinación estructurado a medias, lo hicieron progresar, señalaron las medidas del movimiento de cada planeta y determinaron el número de los años, meses y horas. Midieron los meses por las revoluciones de la luna, los años por el sol y su recorrido. Hicieron también otros [6] descubrimientos, mucho más importantes que éstos: dividieron todo el cielo, con las otras estrellas que no andan errantes y están fijas y no con las que se mueven, en doce partes, y (les dieron) nombres propios 2 … de seres vivos a cada parte, que imitan formas distintas, unas de animales marinos, otras de seres humanos, otras de fieras, de aves, de bestias de carga.

[7] Por esta razón, todavía se representan los seres sagrados egipcios de muchas formas 3 . Porque no todos los egipcios ejercían la adivinación a partir de los doce signos completos, sino que unos usaban unos signos y otros uno diferente; así, veneran al carnero los que tienen su mirada puesta en el carnero, no comen peces los que se expresan con el signo de piscis, ni matan machos cabríos cuantos tienen conocimiento de capricornio, y así cada uno por separado rinden culto según sus ideas. Seguramente rinden culto al toro por respeto al tauro celestial, y Apis disfruta de especialísima veneración y pastorea sus campos, donde le han consagrado un oráculo, como señal de la adivinación del tauro celestial.

[8] Poco tiempo después, también los libios abordaron la doctrina, ya que el oráculo de Amón también se creó con vistas al cielo y su sabiduría, por lo que representan a Amón [9] con cabeza de carnero. También los babilonios tuvieron todos estos conocimientos, según ellos afirman, antes que los otros, pero yo creo que la ciencia llegó a ellos mucho después.

[10] En cuanto a los griegos, no aprendieron nada sobre la Astrología ni de los egipcios ni de los etíopes. Fue Orfeo, el hijo de Eagro y Calíope, el primero que les instruyó en estas enseñanzas, pero no de una manera abierta, ni sacó la ciencia a la luz pública, sino que recurrió al sortilegio y al lenguaje críptico, como correspondía a su mentalidad 4 . Para ello se construyó una lira, celebraba misterios y ritos con cánticos poéticos. La lira, que era de siete cuerdas, expresaba la armonía de las estrellas errantes. Con estas investigaciones y removiendo estos temas, Orfeo lo encantaba todo y sojuzgaba a todo el mundo, pues no tenía la mirada puesta en su lira ni le importaba su canto, sino que ésta era la poderosa lira de Orfeo 5 , y los griegos al rendirle culto la ponían aparte en el cielo y muchas estrellas se llaman la lira de Orfeo.

Si tú ves alguna vez a Orfeo representado en piedras o en pintura, aparece sentado en el centro semejando a un cantor, con la lira en sus manos, y a su alrededor hay innumerables animales, entre los que también está el hombre, el toro, el león, uno de cada clase. Cuando lo veas, recuerda por favor cómo es el canto, cómo es la lira y cómo escuchan a Orfeo el toro y el león. Y si quieres conocer las razones de lo que digo, fíjate en cada uno de ellos en el cielo.

Dicen, sin embargo, que Tiresias, un personaje beocio, [11] cuya fama profética se ha celebrado muchísimo, declaró entre los griegos que una parte de las estrellas errantes eran masculinas y otras femeninas y que no producían los mismos efectos; cuentan que por ello también Tiresias fue bisexual e híbrido, unas veces hembra y otras veces macho.

Cuando Atreo y Tiestes disputaban por el trono de su [12] padre, es evidente que los griegos ya se preocupaban muchísimo por la Astrología y la ciencia del universo. La comunidad de los argivos decidió que ocuparía el poder el que destacara sobre el otro en estos conocimientos. Entonces Tiestes les indicó y puso de manifiesto el carnero en los cielos y desde entonces decían que Tiestes tenía un cordero de oro. Pero Atreo les explicó el sistema del sol y sus salidas, que el sol y el firmamento no se mueven en la misma dirección, sino que giran en sentido opuesto y que lo que parecen ocasos, que son ocasos del firmamento, son salidas del Sol 6 . Al decir estas palabras, los argivos lo nombraron rey y fue grande la fama de su sabiduría.

[13] En relación con Belerofonte, yo tengo la siguiente opinión: no estoy muy convencido de que naciera alado como un caballo, pero creo que persiguió esta sabiduría, alcanzó los más grandes pensamientos, conversó con los astros y subió al cielo no con un caballo sino con la mente.

[14] Lo mismo puede decirse de Frixo, el hijo de Atamante, que dicen que cabalgó por el aire montado en un cordero de oro. Y, sin duda, también de Dédalo el ateniense; aunque su historia es extraña, sin embargo, no creo que deje de tener relación con la Astrología, sino que él la practicó muchísimo e instruyó a su propio hijo.

[15] Pero Ícaro, abusando de su audacia juvenil, no se propuso objetivos alcanzables sino que se dejó arrastrar por la imaginación hasta el mismo cielo, se apartó de la realidad, se desvió de toda razón y fue precipitado a un mar profundo de realidades insondables. Los griegos lo han convertido inútilmente en un mito y al azar han dado el nombre de Icario a un golfo en su mar.

Tal vez también Pasífae, que había oído hablar a Dédalo [16] del toro y de su aparición entre los astros y de la misma Astrología, se enamoró del relato y de ahí deriva la creencia de que Dédalo la casó con el toro.

Hay también algunos que dividen la ciencia en distintas [17] partes y cada uno de ellos hace descubrimientos diferentes; unos reúnen las peculiaridades de la Luna, otros las de Zeus, otros las del Sol, relacionadas con su recorrido, sus movimientos y su potencia, y así Endimión ordenó lo relativo a la luna, Faetón dedujo el recorrido del sol, aunque [18] no estrictamente, sino que dejó el estudio incompleto a [19] su muerte. Los que ignoran estos detalles, sin embargo, creen que Faetón era hijo del Sol y cuentan de él una historia increíble, según la cual se dirigió a su padre el Sol y le pidió que le dejara conducir el carro de la luz, que él se lo permitió y le dio consejos para guiar los caballos. Pero cuando Faetón montó en el carro, por la inexperiencia de su juventud unas veces lo llevaba pegado a la tierra y otras suspendido muy lejos de ella en el espacio, con lo que aniquiló a la humanidad con un frío y un calor insoportables. Ante ello, decían que Zeus había fulminado lleno de indignación a Faetón con un terrible rayo. Al caer, sus hermanas le rodearon y celebraron un gran duelo, hasta que se metamorfosearon y ahora son álamos negros y destilan por él lágrimas de ámbar. No ocurrieron así las cosas ni se les puede dar crédito, ni el Sol engendró un hijo, ni su hijo se le murió.

Los griegos cuentan también otras muchas fábulas, en [20] las que no creo en absoluto. Porque ¿cómo se puede creer que Eneas fue hijo de Afrodita y Minos de Zeus y Ascálafo de Ares, o Autólico de Hermes? Lo que ocurre es que cada uno de ellos fueron protegidos por los dioses y al nacer miró por uno Afrodita, por otro Zeus, por otro Ares. Efectivamente, los signos que mandan en el momento del nacimiento de los hombres, actúan como padres para ellos en todos los sentidos, en el color, en la forma, en las obras y en el pensamiento. Así, Minos fue rey porque estaba Zeus en su ascendencia, Eneas fue bello por la voluntad de Afrodita y Autólico ladrón porque el ladronicio le vino de Hermes.

[21] Más aún, tampoco es verdad que Zeus encadenara a Crono ni lo arrojara al Tártaro ni imaginara las otras maldades que suponen los hombres, sino que, debido a que Crono sigue una trayectoria muy alejada de nosotros y su movimiento es lento y difícil de percibir por la vista humana, dicen que está fijo como si estuviera encadenado, y el vasto abismo del aire se llama Tártaro.

[22] Especialmente a partir del poeta Homero y de las poesías de Hesíodo podrían conocerse los puntos en los que antiguamente estaban de acuerdo los astrólogos. Pues cuando Homero describe la cadena de Zeus 7 y las vacas del Sol (que yo supongo que son días 8 ), y las ciudades que Hefesto forjó en el escudo de Aquiles, y la danza, y la viña de oro 9 , así como cuanto ha dejado dicho sobre el adulterio de Afrodita y Ares, también ello está compuesto evidentemente sin inspirarse en otras fuentes que en esta ciencia. Está claro que la conjunción de Afrodita y Ares ha creado el canto de Homero. Y en otros versos distingue las actividades de cada uno de ellos, cuando le dice a Afrodita:

tú dedícate a los dulces trabajos del himeneo

y aludiendo a las actividades de la guerra:

el impetuoso Ares y Atenea cuidarán de ellas 10 .

Al darse cuenta de ello, los antiguos utilizaron muchísimo [23] la adivinación y no la consideraron algo accesorio, sino que ni fundaban ciudades, ni las rodeaban con murallas, ni entablaban combates, ni celebraban matrimonios sin oír previamente a los adivinos sobre cada uno de estos temas. Y sus oráculos no estaban apartados de la Astrología, sino que en Delfos una doncella tenía el cargo de profetisa como símbolo de la virgen celestial, y una serpiente hablaba bajo el trípode porque también entre las estrellas resplandece una serpiente, y en Dídimo hay un oráculo de Apolo que se llama Dídimo en mi opinión tomando el nombre de los «Gemelos» celestiales.

Tan sagrada les parecía a ellos la adivinación que [24] cuando Ulises, ya harto de andar de un sitio para otro, tomó la decisión de oír la verdad sobre su situación, se dirigió al Hades, pero no

para ver a los muertos y un lugar desapacible 11

sino dispuesto a tener una conversación con Tiresias. Y, cuando llegó al lugar que Circe le había indicado y cavó, hizo un hoyo y degolló las ovejas, al presentarse numerosos muertos, incluida su propia madre, porque estaban ansiosos de beber la sangre, no se lo permitió a nadie, ni a su madre, hasta que Tiresias la degustara y le obligara a decirle su oráculo, mientras soportaba la visión de su madre sedienta.

[25] En cuanto a los lacedemonios, Licurgo organizó toda su constitución a partir del cielo y promulgó una ley para que de ningún modo 12 … ni salieran del país a hacer la guerra antes de que hubiera luna llena, pues no creía que hubiera el mismo poder con luna creciente y con luna menguante, [26] y que todo estaba sometido a su influencia. Únicamente los arcadios no aceptaron estas ideas ni honraron la Astrología y en su insensatez e ignorancia llegan a afirmar que ellos son más antiguos que la luna.

[27] Pues bien, mientras nuestros antepasados fueron hasta tal punto entusiastas de la adivinación, los contemporáneos nuestros creen en parte que los hombres son incapaces de encontrarle un fin a la Astrología, porque no es creíble, según afirman, ni verdadera; ni Ares o Zeus se mueven en el cielo por nuestra causa, ni se preocupan de nuestros problemas, puesto que no tienen nada en común con ellos, sino que realizan sus revoluciones independientemente, por necesidad de rotación.

[28] Otros en cambio afirman que la Astrología, aunque no miente, es inútil, pues no cambian por la adivinación cuantas cosas sobrevienen decididas por los hados.

[29] Por mi parte, frente a ambas opiniones, puedo decir que las estrellas cumplen en el cielo su propia evolución, pero accesoriamente a su propio movimiento, ocurre cada uno de los sucesos que nos afectan. ¿O es que pretendes que cuando un caballo corre y las aves y los humanos se mueven, saltan las piedrecitas y se agitan las briznas con el viento que levanta la carrera, y que no ocurra nada en cambio con el torbellino de los astros? Y si de un pequeño fuego nos llega la emanación y el fuego no quema por nuestra culpa ni le importa que nos calentemos, ¿cómo no vamos a recibir ninguna emanación de los astros? Ciertamente, la Astrología es incapaz de convertir lo malo en bueno o de cambiar algo en el curso de los acontecimientos, pero es útil a quienes la consultan, pues deleita con muchísima anticipación a los que saben que les va a llegar algún motivo de felicidad, mientras acogen con más facilidad las desgracias, pues no les sobrevienen sin esperarlas, sino que las sobrellevan con más suavidad y naturalidad por su expectativa. Esta es mi opinión sobre la Astrología.


1 Véase este mismo tema en Sobre la danza 80.

2 Laguna. Hemos aceptado la conjetura de HARMON .

3 Es cosa de Luciano esta idea de derivar las formas de animales de los dioses egipcios de los signos del Zodíaco, mientras que en la adjudicación a los egipcios de la invención de los signos coincide con sus contemporáneos.

4 Según CICERÓN (Tusc. Disp. V 3, 8) y VIRGILIO (En. I 740), fue Atlas el primer astrónomo, aunque Orfeo fue muy activo en algunos aspectos, como su conexión con la Filosofía (Fugitivos 8) y como danzante (Sobre la danza 15).

5 La idea es que los planetas forman el único instrumento musical y expresan la única música en la que Orfeo tiene realmente interés.

6 Esta idea no es de Atreo, sino que ya la conocen Sófocles y Eurípides. Cf. POLIBIO , XXXIV princ.

7 HOM ., Il. VIII 18-26.

8 Od. XI 104 ss., y XII 260 ss.

9 Il. XVIII 490 (ciudades), 561 (viña de oro), 590 (danza).

10 Il. V 429-430.

11 Od. XI 94.

12 Laguna.

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