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Los inicios

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Desde que comenzó el actual siglo se trabaja por un esfuerzo colaborativo de múltiples disciplinas, trabajando local, nacional y globalmente para alcanzar una óptima salud de humanos, animales domésticos y silvestres y su ambiente, siendo una aproximación holística para la prevención de enfermedades epidémicas-epizoóticas y el mantenimiento de la integridad de los ecosistemas.

Como una coincidencia, desde los inicios de los saberes médicos, las relaciones entre los estudiosos de diferentes profesiones y las responsabilidades frente a la salud comunitaria se establecieron en forma natural; existía un solo saber médico y un terreno común entre la medicina humana y la animal, mediante el reconocimiento de enfermedades que comparten el hombre y los animales y viceversa (zoonosis), campo común de quienes se ocupan de la sanidad y la salud de la comunidad (Schwabe, 1968).

Tal vez de allí vendría una reflexión sobre la conceptualización y los alcances de la veterinaria y no como a veces se entiende médico veterinario, con un enfoque clínico individual que, siendo valioso, nos ha distanciado tanto de lo colectivo y comunitario que clama desde su origen y presente a la veterinaria.

La aproximación al estudio de la salud de los humanos y los animales comenzó como un solo tema, es decir, la salud como un solo concepto. Curiosamente, es este concepto inicial al que en el presente se clama en el contexto de Un mundo, Una Salud, aunque ya en el escenario mitológico griego aparece la relación entre la salud humana y animal, no solo evidenciando el carácter plural y abierto y el origen común desde la salud para la medicina y la veterinaria, sino señalando la confluencia de intereses de la misma: el conocimiento de la salud y la enfermedad y la protección de la salud comunitaria.

En este sentido, Schwabe (1968) —para señalar la existencia del concepto de Una Salud y la participación de la veterinaria en este— utilizó la figura mitológica del centauro Quirón, mitad hombre y mitad animal, ser justo y hospitalario, educador de héroes, médicos y cirujanos y que contribuyó con la formación de los dioses del ministerio divino de la salubridad pública establecido en el Epidauro y consagrado a Esculapio.{2} Siendo inmortal, Quirón, en un acto de solidaridad con los humanos, decidió morir en lugar de Prometeo (a su vez, amigo y protector de los humanos), quien solo podía ser liberado de su castigo (permanecer encadenado para que los buitres devoraran sus entrañas) si un inmortal moría por él. En Quirón se refleja, entonces, el saber médico, el saber veterinario, la salud comunitaria, pero también la vocación docente, la generosidad, la humanidad, la piedad por el enfermo crónico, que quiere morir y no muere.

Con este aparte de la mitología griega, los historiadores de la veterinaria —como Schwabe, profesor emérito de la Universidad de California, en Davis, y denominado el padre de la epidemiología veterinaria— representan el origen mítico de la profesión con Quirón como fundador legendario, desde dos ángulos: el clínico individual con Esculapio y el poblacional o colectivo con Higía. Asimismo, en este escenario mitológico sobresalen dos elementos importantes: la enseñanza del arte de curar y la transmisión del conocimiento con una proyección hacia la salud comunitaria. No es coincidencia que también desde la mitología, la veterinaria se identifique con los aportes a la clínica individual y a la salud colectiva (Reyes et ál., 2004). El caduceo de Esculapio es el emblema mundial de la profesión médica y la veterinaria.

La práctica veterinaria y la Salud Pública (SP) la tienen como base idénticos conceptos respecto de las poblaciones; el rebaño, el hato y el plantel avícola constituyen una prioridad, frente a los problemas individuales; en lo referente a la SP, la comunidad constituye el centro de atención. Para el veterinario ubicar la especie humana en la cadena epidemiológica de una enfermedad determinada es un proceso lógico desde la epidemiología y las relaciones agentes bióticos, ambiente, poblaciones y salud (Thrusfield, 2007).

Desde 1761 en Francia, cuando se fundaron los primeros estudios de veterinaria (Lyon), hasta la actualidad, la formación de profesionales en ciencias veterinarias ha obedecido a las necesidades científicas y tecnológicas de los diferentes países (Camacho, 2007), teniendo en cuenta las particularidades geográficas, ambientales, sociales, económicas, entre otras. Además, existen nexos entre las ciencias veterinarias y las ciencias biológicas, médicas y ambientales, donde las primeras tienen elementos transversales de las segundas, por lo que hay una profunda orientación científica en el desarrollo del conocimiento veterinario, sin desconocer la importancia de las perspectivas sociales y económicas, por su inherente espacio en la producción y sostenibilidad de sectores como el agropecuario.

En los inicios de la educación veterinaria tuvo gran influencia el pensamiento ilustrado del siglo XVIII, por el ya nombrado arraigo científico y por las bases fundamentales producto de la experiencia acumulada de quienes siglos atrás se dedicaron al cuidado de los animales (Camacho,2007), para posteriormente involucrarse en actividades económicas, producto de los desarrollos e innovaciones que para entonces impactaron el modo de vivir y producir de los pobladores rurales del viejo continente.

Salud pública veterinaria

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