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AÑO 3

Año 133-09-09 de la nueva era

Año 2978 del calendario gregoriano

PRESENTACIÓN EN SOCIEDAD

Casa de Bono

Samia observa con curiosidad a su hijo jugando en la habitación, está concentrado y no se da cuenta de que su madre le observa. Erik se acerca y abraza a Samia.

Erik — ¿Ahora qué está construyendo?

Samia — Lleva una semana construyéndolo, no lo sé, he buscado referencias y nada de nada.

Erik — ¿Has consultado con el departamento de estructuras de la universidad?

Samia — Sí, no hay referencias.

Erik — ¿Qué medio has utilizado?

Samia — A través de Abdelaziz.

Erik — Lo mejor sería eliminar toda la información consultada.

Samia — Abdelaziz se ha encargado.

Erik — Mañana empieza la escuela, ¿qué le van a enseñar?

Samia — A relacionarse y tener amigos y amigas.

El niño ha finalizado su construcción, se da la vuelta y sale corriendo cuando tropieza con sus padres, les agarra de las manos con fuerza y los lleva al exterior de la casa.

Bono — Necesito un objeto que pese 25 kilos y a ser posible de este tamaño. —El niño indica el tamaño con las manos.

Erik — De unos 50 mm de diámetro, más o menos. Vamos a tener suerte, tengo una piedra que recogí hace 2 años en la galería 7, pero pesa mucho.

Los tres se dirigen al cobertizo situado a unos metros de la casa, Bono no puede contener su emoción y sale corriendo. Cuando llegan Erik y Samia, Bono tiene la piedra a unos centímetros de la palma de su mano izquierda, los dos se quedan paralizados mientras el niño sonríe. Samia con su habitual instinto se le acerca.

Samia — ¿Cuánto pesa?

Bono — 25,3 kilos. Me sirve.

Samia — Estoy impaciente por verlo.

Bono — Aita, ¿me ayudas?

Erik coge la piedra con las dos manos.

Bono — Aita, ten cuidado, pesa mucho.

Al llegar a la habitación del niño.

Bono — Pon la piedra aquí.

La estructura construida es un molino de viento compuesto por un pilar extremadamente fino y 3 hélices muy delgadas. Junto al molino, un puente con una estructura a simple vista muy endeble. Erik pone la piedra sobre una pequeña base lateral en la punta de una de las hélices y sorprendentemente el molino no se ve afectado por el peso de la piedra.

Bono — Aita, gira con la mano el molino.

Con un pequeño impulso las hélices empiezan a girar lentamente.

Bono — Aita, quita la corriente de toda la casa.

El molino empieza a ganar velocidad, la hélice que tiene la piedra se alarga y se encoge a cada giro. Tras unos segundos sin luz ni corriente la luz vuelve a la casa; todos los aparatos funcionan correctamente. Samia mira a Erik y se encoge de hombros.

Bono — ¿Os gusta?

Erik — Por supuesto.

Bono — Ahora queda el puente.

Samia — ¿Qué quieres hacer?

Bono — Quiero hacer rodar la piedra sobre el puente.

Samia — Parece muy débil.

Bono sonríe, se sitúa tras la torreta y pulsa un botón situado en la base de la mesa. Poco a poco, el molino se va parando hasta que la hélice que tiene la piedra se sitúa sobre el puente. Al caer la piedra sobre una pequeña plataforma con ruedas, esta suavemente se desplaza mientras la estructura tanto hacia arriba como hacia abajo balancea mientras pasa la piedra. La superficie del puente se mantiene horizontal.

Cuando la piedra pasa por el puente se para, Samia y Erik aplauden hasta que se dan cuenta de que la energía eléctrica no se ha cortado, todo sigue funcionando con normalidad. Samia se acerca y lo abraza orgullosa mientras mira a Erik.

Samia — ¿Cómo lo has hecho?

Bono — Mis amigas me lo han enseñado.

Samia — ¿Y la luz?

Bono — Disponemos de energía hasta la hora de cenar.

Samia — También tus amigas.

El niño lo confirma con una sonrisa. Durante la cena Bono mira a sus padres con extrañeza, los ve preocupados.

Bono — ¿Estáis tristes porque mañana empiezo la escuela?

Samia — Un poco, es la primera vez que sales de casa.

La cena transcurre con normalidad, pero es diferente a todas las demás. Saben que es la presentación oficial en sociedad de su hijo, algo que han querido evitar. Erik acaricia a su hijo dormido cuando Samia entra en la habitación.

Samia — El café está hecho.

Los dos toman el café con la mirada perdida hasta que Samia rompe el silencio.

Samia — Hay medios en la zona.

Erik — ¿De qué tipo?

Samia — Sensacionalistas y religiosos, principalmente.

Erik — ¿Abdelaziz?

Samia — Está en ello.

09:00 horas

Es un día de fiesta en la escuela del valle de Daello, un momento que la mayoría de los niños recordaran toda su vida por la ansiedad de quedarse por primera vez solos y con la sensación de ser abandonados ante el mundo sin la protección de sus padres.

Más de 20 niñas y niños, junto a los padres, están en la entrada de la escuela cuando el director y las 2 profesoras se acercan y les invitan a entrar. Bono es el primero en dirigirse hacia la entrada. Como un imán, el resto de niñas y niños le siguen salvo 2 que están agarrados con fuerza a las piernas de sus padres.

Una profesora le ofrece la mano a Bono y se dirige hacia los 2 niños que lloran desconsolados. En ese instante el resto de niños corren para agarrarse a la profesora y a Bono. Finalmente, los 2 niños dan la mano al resto de compañeros y todos juntos entran en la escuela.

Abdelaziz observa desde la distancia mientras los padres comentan entre risas las anécdotas ocurridas.

De camino a casa Erik y Samia se juntan con Abdelaziz.

Samia — ¿Alguna novedad?

Abdelaziz —Será una constante, os tendréis que acostumbrar. Solo queda controlar el protocolo de intimidad escolar, fuera de ahí, será una lucha tenaz.

Erik — ¿No se cansarán?

Abdelaziz — Sin noticias, la prensa sensacionalista en pocos meses se cansará; por tanto, toca rutina.

Erik — ¿El resto?

Abdelaziz — No tengo respuesta.

Samia — ¿El profesorado?

Abdelaziz — Las profesoras son de mi confianza, la confidencialidad la tenemos garantizada.

El primer día de clase transcurre entre juegos, cantos y clases de pintura. La normalidad ha sido absoluta hasta que las profesoras recogen y ordenan el material didáctico utilizado.

Oba—Ashia, ¿puedes venir un momento?

Oba le enseña el material realizado por Bono, sus dibujos y notas de música.

Ashia — ¡Son todas las partituras que hemos cantado, con un pentagrama diferente!

Oba— Mira los dibujos.

Ashia — ¡Por Alá, esto es perspectiva!

Las dos miran el dibujo que Bono ha hecho de la clase con los niños y niñas jugando.

Ashia — Hagamos caso a Abdelaziz, los eliminaremos diariamente.

Oba — En el informe trimestral tendremos que informar a los padres.

Ashia — Nada nuevo para ellos. La cuestión es cuánto tiempo lo podrán ocultar.

Han pasado 3 meses y la actividad en la escuela sigue con normalidad. Las dos profesoras están ultimando los informes de cada niña y niño en la sala de profesores.

Oba — Qué voy a contar a sus padres que no sepan.

Ashia — Su carácter, cómo se relaciona… Sigue el formato.

Oba — Es bueno, ayuda a los demás, le adoran.

Ashia — Los míos siempre quieren estar con él.

Oba — ¿Qué planteamos a los padres para el próximo curso?

Ashia — Mínimamente está en bachillerato.

Oba — Su lógica no tiene parangón, me supera ampliamente. Me siento pequeña a su lado. ¡El año que viene cumplirá 4 años!

Ashia — Y no tenemos nada que enseñarle.

Oba — Lo consultaré con Abdelaziz.

133-12-20, 13:00 horas

Centro preescolar del valle Daallo

Samia entra en el despacho de la tutora de Bono, Oba. Las dos están nerviosas, más por la reacción que pudieran tener que por lo que saben.

Samia — Buenos días Oba, perdona la ausencia de Erik, pero el trabajo lo tiene atrapado.

Oba— Buenos días Samia, lo entiendo.

Oba saca el informe de una única hoja.

Oba — Qué te voy a decir que no sepas… se relaciona bien, le gusta todo, pone interés, ayuda a los demás, incluso a mí. ¡Lo tiene todo!

Samia — Le siento feliz en la escuela y con sus amigos.

Oba — Le gusta especialmente la música.

Samia — Le apasiona.

Las dos se ocultan información y no se atreven a dar el paso hasta que…

Oba — He hablado con Abdelaziz sobre tu hijo, espero que no te moleste.

Samia — Es de nuestra confianza.

Oba — Aquí no podemos enseñarle más, hay cosas que dibuja y hace que nosotras no entendemos, lo siento.

Samia — Finalicemos el curso, el año que viene otro año será.

Oba — Podríamos traer profesorado experto de nuestra confianza.

Samia — Mientras lo tengamos aquí me parece razonable, lo consultaré con Erik.

Oba — Disfrutad de las vacaciones.

Samia — Gracias por todo, Oba.

Samia sale de la escuela aliviada y feliz sintiendo que su hijo está en buenas manos.

Nacimiento

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