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Prólogo

El libro que ahora se pone a nuestra disposición, Bioética recobrada. Un regreso a los límites, viene a llenar un espacio importante en la bibliografía de la bioética mexicana y latinoamericana, como es el de los fundamentos contextualizados de una bioética orientada al estudio y análisis de la agencia moral de los profesionales de la salud, investigadores y tecnólogos, con sus actuales retos.

Por 2 500 años se ha hablado y reflexionado acerca de la ética médica; hoy la bioética, luego de 50 años de vigencia, pone de relieve su importancia para la atención de los pacientes, tanto en el sentido de su ser biológico como de su dimensión humana y existencial.

En la actualidad no es posible concebir el ejercicio de las ciencias médicas sin recurrir a los acelerados avances en biotecnologías, los cuales han alcanzado un desarrollo mayor en diez años que los logrados el último siglo.

Así como de las potencialidades de las profesiones en salud, en el desarrollo de las herramientas nanotecnológicas, genéticas y digitales, por nombrar algunas, no sólo para curar sino dar un paso más, mejorando considerablemente las funciones y características físico-biológicas del ser humano (enhacement); con la intención, como se menciona en el título, de recobrar los límites en la atención de la salud, en lo que respecta a la antropología y la ética, lo mismo que del derecho, sin frenar el desarrollo de una ciencia legítima en favor de la humanidad.

La preocupación de las coordinadoras de la presente obra, las doctoras Luz María Guadalupe Pichardo García y Hortensia Cuéllar Pérez, por llenar este espacio es encomiable, tanto por hacer un llamado de conciencia acerca del papel fundamental que desempeñan actualmente los nuevos descubrimientos en la atención a la salud como en resaltar las profundas implicaciones bioéticas que su actuar profesional conlleva.

En efecto, con el aumento cotidiano de las posibilidades del actuar médico y la también creciente disponibilidad de recursos tecnológicos por demás sofisticados y la consecuente complejidad de lo que se debe de cuidar, de los parámetros a vigilar, el papel del profesional de salud —médicos y enfermeras—, así como en el campo de la investigación científica, cobra una dimensión más relevante, sencillamente por ser quienes están más próximos al enfermo.

La proximidad con el paciente obliga éticamente, como bien expresa y analiza Hortensia Cuéllar en el texto, a tratarlo como una persona y no como simple sujeto, como alguien y no como un objeto, como un ser humano viviendo una experiencia de anormalidad, de sufrimiento, que le es única y propia.

Bioética recobrada. Un regreso a los límites reúne un grupo interdisciplinario de profesionales que aborda temas relevantes para una práctica de la ciencia y la tecnología que responda con plenitud a las exigencias esenciales de la bioética en sus orígenes: al respeto a la vida, al cuidado del ser sufriente, a la protección del vulnerable, a la garantía de que la práctica y avances sean siempre acordes con el respeto de la dignidad de todo ser humano. Médicos, biólogos, enfermeras, filósofos, juristas, sociólogos, bioeticistas, participan aportando miradas de diversa índole y ofreciendo reflexiones pertinentes y esclarecedoras, basados en el respeto a la dignidad de las personas.

Para ello, un primer paso es conocer qué es la bioética y cuáles son sus alcances, sus diferencias con las éticas tradicionales del pensamiento occidental y su enfoque hacia lo que significan las tensiones entre naturaleza y deterioro ambiental, entre civilización urbana e industrial y ecosistemas, entre consumismo y mesura. Los capítulos elaborados por Hortensia Cuéllar Pérez contienen los elementos básicos de la antropología filosófica: los conceptos definitorios de persona, de naturaleza y condición humana, de dignidad, de humanismo, entendido en el siglo y xxi con prospectiva de futuro. Se trata de un enfoque clásico.

Ante la pluralidad de problemas y la variedad de aproximaciones posibles para ofrecer soluciones ha surgido la necesidad de proteger poblaciones y aún ecosistemas en riesgo, de allí las declaraciones de principios, como las de Ginebra y Helsinki, los códigos deontológicos profesionales, nacionales y de vinculación internacional, la legislación y la jurisprudencia conducentes a dar cuerpo a un bioderecho. Y se impone agregar una tercera, que es la protección y promoción de sus valores.

La doctora Pichardo presenta un capítulo dedicado a exponer los métodos de análisis encaminados a la solución de dilemas bioéticos, enriqueciendo el libro con esta dotación de herramientas decisorias. No se olvide que la atención y cuidado de los pacientes implica siempre acción, y que incluso la puesta en práctica del principio de no maleficencia, de no dañar, obliga a hacer algo, aunque sólo sea reflexionar qué no se debe hacer, pero buscar siempre lo posible y benéfico.

Los demás textos incluidos en el libro abarcan aproximaciones a temas concretos de bioética aplicados a la solución de dilemas relativos a la procreación, la eugenesia y las técnicas de reproducción asistida, al aborto, las terapias génicas y el empleo de células madre, a los cuidados paliativos y los trasplantes.

Cuidadosamente elaborados, los textos ofrecen al lector los conceptos básicos para entender qué significan estas acciones de atención médica y cuáles son sus implicaciones bioéticas. No faltan la objeción de conciencia y las voluntades anticipadas para traer a consideración y discusión los derechos de los profesionales de la salud para no practicar actos que rebasen los límites que les impone su moralidad individual y, en su caso, social, y aquellos de los pacientes, que son orientados a salvaguardar su libertad de decisión de acuerdo con sus creencias y convicciones morales y, en su caso, al razonamiento ético que desarrollen.

Enhorabuena a todas las autoras y los autores de este libro, y felicitemos a sus lectores por disponer de un material tan rico en datos, como en conceptos y herramientas para llevar a cabo un trabajo con mayor contenido moral y ético, y dotado de una dimensión humana más integral y plena. En especial en un aniversario redondo como lo son los 50 años de esta ciencia, que tiene todavía que atravesar por desconocidas experiencias continuas y le significan retos y desafíos permanentes. Que la bioética con visión humanista sea la que marque los límites, y no intereses de otro estilo.

Carlos Viesca Treviño1

1 Carlos Viesca Treviño es médico cirujano; se ha desempeñado como director del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina de la Facultad de Medicina de la unam. Fue por 20 años responsable y profesor de los programas de maestría y doctorado en Bioética, del posgrado en Ciencias Médicas, Deontológicas y de la Salud de la Facultad de Medicina de la unam.

Bioética recobrada

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