Читать книгу Lo que nos trajo el Covid-19 - Mª Gema González - Страница 13
ОглавлениеCapítulo 5
Una iniciativa solidaria
Acabo de salir de trabajar, las 22:30 de la noche ya nunca salimos a nuestra hora, estoy rendida, ha sido una tarde muy movida. Ceno y me tumbo un ratito en el sillón a ver la televisión. Me suena el teléfono, un mensajito. ¡Anda, una propuesta chula!
Una doctora de otro hospital nos anima a crear un correo, así la gente, desde sus casas, puede enviar cartas de animo a los pacientes.
Ni me lo pienso dos veces, me parece una buena idea, así los pobres se animarán un poquito y se distraerán un rato de todo. Manos a la obra, con la ayuda de las compañeras y de mis hijos creamos la carta de presentación del correo.
¡Nos ha quedado muy chula!
Solo hace falta subirla a la red, para que todo el mundo se entere y nos lleguen cartas. No estoy segura de cómo va a salir esto, ni de la respuesta de la gente, bueno ya veremos por lo menos lo hemos intentado.
Me está empezando a entrar el sueño, después de este día súper excitante en todos los sentidos, miro la hora y… las dos, ¡mierda! que tarde es y mañana trabajo.
Bueno la curiosidad me puede, tengo que mirar si nos han llegado cartas, ¡NO ME LO PUEDO CREER YA TENEMOS 50 CARTAS! GENIAL.
Estoy acelerada, eufórica, haber quien duerme ahora.
A la mañana siguiente el número de cartas fue en aumento, y a media mañana, tenía casi 300 cartas. Junto con mi hija nos pusimos a organizarlas e imprimirlas, ese día me lleve al hospital unas 116 cartas que distribuimos por todo el hospital.
Lo mejor la cara de los pacientes, fue una noche de las más emotivas que hemos pasado tanto yo como mis compañeras. Los pacientes se emocionaban leyendo las cartas y nosotros con ellos, a los que no podían leer por ellos mismos, por diversas razones se las leíamos nosotras, con mucha dificultad todo hay que decirlo, entre el empaño de las gafas y que estábamos tan emocionadas como ellos, para leer una carta estábamos tres.
Sería más de media noche, cuando nos damos cuenta de que una de mis compañeras no estaba, ¿dónde se habrá metido?, la llamamos para ver si necesitaba algo, nos responde que no.
Minutos más tarde aparece con las gafas súper empañadas, y nos dice: que estaba leyéndole cartas a una paciente que no se podía dormir, como si fuera los cuentos de los niños antes de dormir, pero a una abuelita, sin embargo, lo ha tenido que dejar, porque se había pillado la llantina del siglo, entre las gafas empañadas por la respiración y la llantina no veía nada.
Cuando tuvimos un ratito libre y todos estaban durmiendo y tranquilos aprovechamos para meternos en la página, y seguir clasificando respondiendo una por una todas esas cartas, e imprimiendo para el día siguiente. En seguida nos dimos cuenta que íbamos a necesitar ayuda para poder responder a tantas cartas, pero si este bicho a sacado algo bueno, es la solidaridad de la gente, al día siguiente ya tenía voluntarios para clasificarlas, responder e imprimir cartas.
La iniciativa ha sido todo un éxito, nos llegan cartas de todas partes, de personas de todas las edades, incluso de las prisiones, tanto los pacientes como nosotros estamos encantados, de haber vivido esta pequeña experiencia, que ha hecho tanto bien, no solo a nosotros o a los pacientes, yo creo que a todo el mundo en general, que ha encontrado una manera de hablar con alguien y contar lo que siente.
JUNTOS SOMOS EQUIPO
MUCHAS GRACIAS POR LAS CARTAS DE PARTE DE TODO EL EQUIPO DE ENFERMERÍA.
Cartasalhenares@yahoo.com.