Читать книгу Lo que nos trajo el Covid-19 - Mª Gema González - Страница 14
ОглавлениеCapítulo 6
El alta
Ya llevamos varios días a tope, el cansancio va haciendo mella en nosotros, no dormimos mucho, la ansiedad, la situación nos hace que estemos más tensos que de costumbre, y sobre todo muy sensibles, cualquier cosa aunque parezca insignificante nos hace saltar las lágrimas.
Hoy es un día como otro cualquiera, salgo de casa y me dirijo al hospital, por el camino notas la soledad de las calles, ese silencio que se palpa en el ambiente, alguna persona a lo lejos paseando a su mascota, un coche de policía haciendo ronda para que nadie se salte el confinamiento, y tú con la música puesta en el coche continuas hasta llegar al trabajo.
Te cambias y te diriges a la planta, allí están tus compañeros, raro el que no tiene marcada toda la cara por las gafas, la mascarilla y las orejas doloridas y enrojecidas, averiguas que parte de la planta vas a llevar y coges el parte.
Bueno vamos a ver qué tal se nos da la tarde, lo primero que hago después de recoger el parte es preparar lo que voy a necesitar y preparar las cartas para los pacientes, hoy me han llegado un montón, las reparto por las plantas y me quedo las suficientes para mi planta.
Estoy sorprendida de la cantidad de cartas con mensajes de ánimo que recibimos, jamás pensé que íbamos a recibir tantas, y es que el llamamiento ha volado y recibimos cartas de otras comunidades e incluso de fuera de España.
Serán las cuatro de la tarde aproximadamente cuando aparece por el pasillo la doctora, llamándonos. Chicas, chicas, que voy a dar de alta al matrimonio de la 81, viene ilusionada y todo, será porque, aunque siempre es agradable darle el alta a un paciente, en estos momentos la alegría es máxima.
Todas dejamos lo que estamos haciendo en ese momento y nos colocamos en fila junto a la doctora para despedir a ese matrimonio con aplausos, porqué han luchado como jabatos. Es un momento muy emotivo para todos, los pelos se te ponen de punta, ver cómo se van los pacientes a su casa, ver sus ojos y saber que desde hoy ven la vida de otra manera no hay palabras para describirlo.
Pero no todas las veces tenemos tanta suerte, en este caso resulta que nos fallece un paciente, pero a pesar de ello, te quedas con que, aunque no tiene a sus familiares al lado, se marchó escuchando las palabras de sus familiares, de la voz de una compañera que un rato antes le ha leído una carta destinada a él en concreto, como si estuviera esperando ese momento para poder marcharse tranquilo.
De alguna manera el poder leerles las cartas ya sean para ellos en concreto o de gente anónima te reconforta, y te hace vivir esto de otra manera, tanto a ellos como a nosotros, sacar cinco minutitos para darles un poco de charleta, porque los pobres están muy aburridos, y te lo dicen, muchas gracias por este ratito.
Entre el miedo al virus, el que no respiran bien, la fiebre, el malestar general, que parece que les han metido una paliza, un ratito de charla, una carta y sobre todo el haber ganado la batalla al virus, cuando se van de alta. Por todo esto se han ganado un aplauso en toda regla y así se lo hacemos saber
Todo esto hace que te sientas bien y ahora en este momento eso es el impulso que necesitas para seguir y que no te cueste venir a trabajar. Cada alta de un paciente es un logro para ellos y para nosotros
PORQUE TODOS SOMOS UN EQUIPO