Читать книгу La Corte de los Ángeles - M. Laura Brehm - Страница 8
La intrusa
ОглавлениеToc, toc, toc. La puerta crujía cada vez que la golpeaban con desesperación. Intenté llegar lo antes posible, temiendo que algo malo les hubiera ocurrido. Al abrirla encontré a una chica muy asustada y temblando de frío a pesar del calor de primavera. Estaba pálida, con ojeras bajo sus ojos. Sus brazos abrazaban su cuerpo tan fuerte que sus dedos estaban blancos.
—¡Pasa, entra! —sugerí, rodeándola con mi brazo. Ella se apoyó en mí y se dejó guiar hacia el agradable calor del interior de la casa—. ¿Te encuentras bien?
—¡No! —contestó tartamudeando. Estaba en estado de shock ¿y quién sabe hace cuánto?—. Creo que me estoy volviendo loca, veo cosas que no son reales. —Se encogió de hombros—. La mayoría de las veces —concluyó la última frase con desesperación y abatimiento—. Y siempre termino en esta casa —aclaró su garganta, su voz se estaba tornando áspera, era signo de una deshidratación—. No sé cómo llegué, pero sabía que tenía que llegar.
Sus palabras sonaban vacías, ella misma no era capaz de creer lo que me estaba diciendo. Su estado le provocaba hablar sin parar; muy en el fondo quería, necesitaba que alguien la entendiera, la consolara, era solo una niña que no sabía para dónde salir corriendo. Me recordaba mucho a Chloe cuando llegamos a esta casa, ella estaba tan perdida, cada día era una agonía. Consolarla era lo único que podía hacer. Al principio todo era nuevo y desconocido hasta que apareció Greta Valdez y su familia.
A esta chica que tenía delante de mí se la veía frágil, agobiada, sobre todo perdida. Había abandonado todo por no ser comprendida y ahora se encontraba sola en un mundo al cual creía conocer y a su vez este le daba la espalda.
—Soy Lisandra, acá vas a estar segura. ¿Cómo te llamas? —El sonido que hizo la puerta al cerrarse detrás de ella la volvió a sobresaltar.
—Li... Liz... Lizi... —Con mucho esfuerzo pudo decir su nombre.
—¡Bueno, Lizi!, tranquilízate, ponte cómoda que te voy a preparar una taza de té, ¿te parece? —Ella asintió y se dejó caer en un sillón del recibidor.
Se acomodó mejor en el viejo sillón verde con la cabeza entre sus piernas, tomando una bocanada de aire, preguntó antes de que pudiera llegar al umbral de la puerta.
—¿Hay una chica viviendo con usted? —Esa pregunta puso en alerta todos mis sentidos, no era solo una pregunta, se parecía mucho a una afirmación. Busqué mi celular y empecé a caminar hacia la cocina, quería llamar a Chloe, el teléfono pitaba por batería baja, rogaba que igual me pudiera comunicar con ella, hablé lo más rápido posible para que Lizi no se diera cuenta.
—Chloe, cariño, cuando llegues a casa, ten cuidado que llegó una chica. —Al terminar mi frase el teléfono se apagó y Lizi estaba caminando por el pasillo siguiendo mis pasos, tomé la tetera con la mayor naturalidad posible, y la puse en el fuego. Ella volvió a hacer la misma pregunta, aunque esta vez sus palabras salieron firmes, claras y con urgencia.
—¡Lisandra!, ¿hay una chica viviendo aquí?
—Sí. ¿Por qué te interesa tanto? —Mi alma de madre protectora salió a relucir.
—No sé qué son estas cosas que veo, pero si yo no estoy loca, y si las cosas que veo son reales, ella está... —No supo cómo terminar su frase, en ese momento tomó otra bocanada de aire y dijo—: Complicada.
—¿Complicada? —dije escéptica—. ¿A qué te refieres con “complicada”? —marqué con énfasis esta última palabra, estaba segura de que mi rostro no era amable, pero intentaba mirarla lo más controlada posible, ella se encogió de hombros y pareció arrepentida de su comentario; largó todo el aire que mantenía en sus pulmones.
—Las cosas no están en orden, no entiendo lo que veo, si te lo explico ahora puede ser que no sea como en verdad es. —Se encogió de hombros—. Es un caos mi cabeza. —Posó las dos manos en su sien, tratando tal vez, de aliviar su dolor.
—¡Bien! Te voy a preparar el té y vamos a ir a la biblioteca; tal vez ahí pueda aclarar algo de lo que te está pasando, pero por el momento no digas ni una palabra de tus visiones. No quiero preocupar a nadie.
Ella permaneció apoyada en la mesa de la cocina hasta que terminara su té. Luego me siguió sin decir nada hasta la biblioteca, ella siguió mis pasos hasta que encontró el sofá que estaba al lado de una mesa ratona. Ahora se la notaba más calmada, pero no dejaba de contemplar su taza de té y de dar grandes tragos. El té estaba preparado con agua de flores de azahar y valeriana que ya había empezado a surtir efecto. Tranquilizarla y aclarar su mente. Busqué un libro de la parte más alta de la estantería, estaba empolvado. Pero eso no significaba que no le serviría para despejar algunas de sus dudas.
Ella posó su atención en mí, creí conveniente empezar a instruirla en este mundo. Uno nace bruja, no se convierte, y ella tenía un largo camino por delante; sin una enseñanza temprana sobre brujería, sería mucho más difícil controlar sus dones.
—Es un libro que no leía hacía mucho tiempo. Aunque es el primer libro que toda bruja lee cuando aprende a leer. El libro se llamaba La primera bruja blanca, sus tapas están hecha de piel de animal y sus hojas con el árbol más antiguo y sagrado, cuenta la historia que sus tapas simbolizan a Abel, el segundo hijo de Eva, ya que este se dedicaba al pastoreo antes de que su hermano Caín lo matara y sus hojas están hechas del árbol sagrado, el árbol de la sabiduría, así ninguna oscura podría leer el libro de Eva.
***
Recorrí la planta baja de la casa buscándola, el único lugar que me faltaba era la biblioteca, a medida que me acercaba se podía distinguir la voz de Lisa y de alguien más, Lisa estaba parada al lado de una chica que parecía tener mi misma edad, era de estatura media, rostro redondo y rizos, muchos rulos. Sus pantalones estaban manchados, producto de un par de caídas y su blusa algo descuidada. La chica estaba sentada en el sofá con una taza del famoso té de Lisa, detrás de ella estaba mi cuidadora con un libro muy antiguo en sus manos, las dos dejaron de hablar cuando entramos a la biblioteca.
—Hola —dije sorprendida—. ¿Qué sucede? —pregunté al ver la mirada de Lisa con recelo.
—Chloe, ella es Lizi. —Hizo un gesto señalándola—. Llegó hace un momento.
Las dos nos quedamos mirándonos, estudiándonos, para ser más precisa, había algo familiar en su rostro, no podía saber si era la forma de sus ojos o la boca, ella rompió el silencio diciendo.
—No sabía a dónde ir, y de alguna manera mis sueños me traían a este lugar —terminó la frase concentrada en el fondo de su taza de té.
—¿Tus sueños? —me apresuré a preguntar desconfiada, la miré a Lisa para que me explicara.
—¡Sí!, Lisandra estaba a punto de contarme sobre lo que me está pasando —se apresuró a contestar la intrusa.
Miré a Lisa de nuevo esperando su respuesta, ahora tenía más preguntas que no podía poner en palabras, lo primero que cruzó por mi mente fue que Lizi tal vez era una bruja, aunque el libro en las manos de Lisa me lo confirmaba y otra remota idea era que Lizi tenía el don de la premonición o clarividencia. Las brujas blancas compartíamos muchas cosas en común, como el hecho de hacer conjuros y magia, aunque algunas eran mejores que otras en cuanto a la realización de brebajes o pociones, por lo general nos consideraban inofensivas contra las brujas oscuras, ya que no teníamos hechizos de base malignos o de sangre, no podíamos matar a los seres humanos con magia, usábamos el poder del cielo como base de nuestros encantamientos. Por otro lado, cada una tenía dones que los diferenciaban. Y Lisa al no ser una bruja de nacimiento no tenía ningún don en especial, y eso la convirtió en la mejor en pociones.
—De hecho, aquí tienes un libro... —dijo Lisa entregándoselo.
No dejé terminar a Lisa con su frase.
—A estas alturas uno no necesitaba un libro para explicar nuestros orígenes. Te puedo contar mejor que un libro lo que somos y contra quiénes peleamos, pero después va a ser tu elección de seguirnos o de alejarte. —Mi comentario fue receloso.
—Antes de llegar a este lugar, pensé que me estaba volviendo loca, ahora ustedes me dicen que soy una especie de bruja y que tengo que elegir si voy a pelear o no ¿pero... qué les hace pensar que soy una bruja, o que en realidad ya no estoy cuerda? O a lo mejor... ¿ustedes enloquecieron? —Sus palabras salieron a toda velocidad y sin un respiro, estaba convirtiéndose en un manojo de nervios.
—Buena pregunta —intervino Lisa—. Yo sé que eres una bruja, puedo sentirte y verte, se siente un calor que emana de tu cuerpo, pero también ese calor lo hace en forma de un resplandor, en forma de luz; Chloe y Greta todavía son inexpertas en este tema, ellas necesitarán mucha práctica, para llegar a verte tal cual eres, y no ayuda que en el pueblo no haya más brujas; no creo que nosotras estemos fuera de nuestros cabales. Con el tiempo te acostumbrarás.
Volvió la mirada a nosotras, su postura había cambiado, por lo menos ahora ya no estaba tensa aferrándose con todas sus fuerzas a una taza de té, como si ahí encontrara las respuestas del universo.
—¡Aún tienen muchas cosas que aprender!, justamente quería que mañana empezáramos el entrenamiento, ahora que terminaron las clases del mundo mundano.
—¡Calculo que sí! —dije encogiéndome de hombros.
—¿Tus padres qué dicen que faltas de tu casa? —preguntó Greta que aún permanecía callada y observando la situación desde lejos.
—Ellos... piensan que tengo alucinaciones o que me drogo, querían llevarme a un centro de rehabilitación, entonces escapé hace una semana; tomé todos mis ahorros y una mochila con lo necesario.
—¿No te han llamo o intentado comunicarse?, ¿la policía no te busca? —Mi amiga al parecer tenía tantas preguntas para ella—. ¿Cómo una chica así...? —Greta dejó la frase en el aire, y entendíamos lo que quería decir, más allá de su ropa sucia y su pelo enredado, parecía venir de buena familia—. ¿Cómo podrías desaparecer para la policía, para tus padres o amigos? ¿Tal vez alguien sí te está buscando?
—Puede ser, pero dejé mi celular sobre la cama antes de irme y una nota con él. Así la policía no tendría muchos motivos para buscarme, ya que no es un secuestro —comentó más calmada y reflexiva.
—Más adelante vas a tener que hablar con ellos. ¡Tienen que saber que estás bien! —comentó Lisa.
El pensamiento de Lisa en voz alta se vio interrumpido por el grito ahogado o casi estrangulado de Lizi.
—¡Nooo! —Su expresión era de horror—. Ellos están mejor así, y esperemos que no me encuentren.
—Pero ¡¿por qué?! —No la podía entender, por qué quería ocasionarles ese dolor a sus padres.
Su mirada iba de un lado para el otro, primero a Lisa y después a mí, lo había tomado en forma de tic. Se sentía atacada por dos flancos diferente, al parecer le molestaban tantas preguntas. Se estaba convirtiendo en un bicho bolita sentada en ese sillón, sus brazos abrazaron sus piernas y escondió la cabeza en ellas.
—Porque no son muy buenos padres, no es que los quiera castigar... —dijo resentida—, pero viendo lo que me están diciendo, que me tengo que unir a una guerra que no sabía que existía, es mejor que ellos no sepan nada —afirmó aun escondida entre sus piernas.
—Entiendo tu punto, por el momento lo vamos a dejar así y está demás decir que nuestra existencia es un secreto para el mundo exterior —comentó Lisa.
—Le voy a mostrar la casa y después la voy a llevar al cuarto de baño para que se limpie. Si quieren, espérenme en la cocina. —Mirando a Greta, le señalé su bolso, ella comprendió enseguida lo que quería decir.
Empecé con mi recorrido, la casa no era muy grande, pero contaba con todo lo necesario.
—Esta es la biblioteca —comenté algo obvio—. Saliendo de la biblioteca, a la izquierda está el pasillo que te lleva al recibidor y la entrada principal, casi en frente de nosotras está la cocina, como ya sabes y si seguimos el pasillo hacia la derecha está el salón en donde realizamos nuestras pociones, brebajes y todo lo relacionado con la hechicería, al lado de esa habitación hay un baño y también la escalera que nos lleva a la parte superior, ahí encontrarás los dormitorios y otro baño.
Todo el trayecto del recorrido de la planta baja me la pasé en medio de un monólogo, y al subir las escaleras, la historia era exactamente igual.
—Esta primera habitación es de Lisa, la que le sigue es la mía, la que está frente a la de Lisa es de Greta. Y la que está enfrente a la mía puede ser la tuya, ¿quieres? Y finalizando el pasillo está el baño.
—¿Greta vive acá? —Parecía sorprendida.
—Ella es como mi hermana, y cuando sus padres están fuera de la ciudad se queda con nosotras.
Entré a mi habitación para buscar ropa limpia, por más que no sea de su talla iba a ser mejor de lo que llevaba puesto.
—¡Esto te va a servir! —Se lo entregué y señalé el baño.
—Gracias por dejar que me quede, mañana estaremos más relajadas. —Tomó mi mano y la soltó rápidamente, como si el contacto le molestara.
—¡Sí, claro! —Mi afirmación quedó suspendida en el aire, quería muchas respuestas, pero no era el momento, ahora teníamos que averiguar qué contenía el frasquito de Greta.
***
La chica nueva no me daba buena vibra. Y aunque yo también fui nueva una vez para Chloe y Lisandra, ellas me aceptaron de la misma manera, pero mi amiga era mucho más sensible que yo, ella siempre daba el beneficio a la duda, en cambio Lisandra veía en el fondo de los corazones y sabía casi con exactitud qué tanto mentían.
—¿Quién es ella? —Tenía que hacer la pregunta obvia—. ¿Dijo algo acerca de sus visiones?
—Sé lo mismo que tú sabes, pero dijo que vio algo malo con respecto a Chloe. ¡Y por favor no le vas a decir nada hasta que no sepamos más! No parece ser una mala chica, pero está muy perturbada.
Acepté con la cabeza, de alguna manera yo también tenía la misma responsabilidad que Lisandra en cuidar de Chloe.
—Cambiando de tema, cuando estuvimos en el bar unos chicos nos mandaron unos tragos, parecía que estaban contaminados con alguna poción. —Busqué en mi bolso el frasquito, pero la coloración azul que tenía cuando tomé la muestra ya no era la misma, estaba pasando a ser un tono más claro y tirando a verdoso—. Cuando guardé el líquido era un azul intenso y ahora está cambiando de color.
Ella lo tomó y lo abrió, no hacía falta acercar el frasco muy cerca de la nariz para poder sentir el olor. En ese momento entró Chloe a la cocina y se acomodó del otro lado de la barra, Lisa nos contempló pensativa.
—¿Qué aspecto tenía el que les dio esto? —Después de unos segundos al ver que Chloe no pensaba contestar, respondí—: Era grande, muy alto y musculoso, ojos oscuros casi sin vida, pero había algo en su voz, era cálida, cuando lo escuché hablar, pensé que iba a tener una voz más gruesa y grave, pero no fue así—. Pude sentir la vacilación en su expresión, se levantó de su butaca y buscó algo en un cajón.
—Ya no es seguro este pueblo, no entiendo cómo pudo haber pasado esto. Rafael dijo que estaría protegido. —Hablaba mientras seguía revolviendo el cajón de la mesada—. Voy a tener que buscar a Ian. —En ese momento sus pensamientos se habían convertido en palabras.
—¡A mí me pasó lo mismo! —apuntó Chloe—. Me corrió un escalofrío por la espalda cuando se sentó al lado de Gre—. Ahora miraba a Lisandra que la observaba con recelo.
—Todo lo que está pasando esta noche no es bueno. Y no creo en las coincidencias. Las brujas oscuras nunca han podido entrar a Rosario, pero encontraron la forma de hacerlo, me temo. — Al momento de terminar la frase también encontró lo que estaba buscando, se acercó a la barra—. Lo que vieron es una posesión, por lo general las oscuras lo utilizan con demonios y no con humanos. Es cuando una bruja oscura encuentra un portador “adecuado”, pero este sigue conservando su voz y los rasgos más predominantes. Dependiendo del poder de la bruja, el cuerpo del portador cambia. Ya que el poder de una oscura es más fuerte que el cuerpo humano, y este no está preparado para soportarlo. La oscura tiene que usar toda su fuerza para canalizar su poder, por eso utilizan a demonios, así la bruja acrecienta su poder y no al contrario; lo más probable es que ese chico no haya sido así como lo vieron y tal vez tampoco tan siniestro. La posesión no dura mucho, el chico no va a recordar nada de lo que pasó y la bruja va a quedar debilitada por unas horas.
—Así que ese chico funciona como una vasija, si no entendí mal —concluyó Chloe.
—¡Correcto! Su afirmación quedó en suspenso mientras ponía sobre la barra un objeto parecido a un decantador.
—¿Para qué es eso? —objetó Chloe.
—Esto me sirve para separar los componentes de este líquido, esta noche voy a saber qué produce en el cuerpo esta poción. Ahora quiero que vayan a descansar, mañana vamos a empezar no bien salga el sol —ordenó Lisandra.
Terminó de dar su orden, y salió de la cocina para irse al salón de hechicería. Por lo general solía pasar horas y horas en ese lugar.
—¿Quién será Ian? —preguntó Chloe esperando que tuviera una respuesta a un nombre que jamás en la vida había escuchado.