Читать книгу La magia de tu poder - Madeleine Silva - Страница 9

Iniciando el camino

Оглавление

La vida de cada persona es un camino hacia sí mismo, el ensayo de un camino, el boceto de un sendero. Hermann Hesse

Cada una de nosotras guarda una historia en particular, cada una de nosotras guarda además vivencias de felicidad y de dolor que de alguna manera nos han permitido edificar el ser humano que somos. Todas estas vivencias nos han permitido construir además nuestro propio camino; camino en el cual podemos ver obstáculos, y hemos podido pasar victoriosas, aunque otras vías aún nos cuestan poder sobrepasarlas. En este camino de la vida, cada una de nosotras tenemos nuestras propias historias, algunas de ellas te podrán sonar familiares o conocidas…

Algunas veces queremos o inclusive intentamos ser omnipresentes, porque nos solicitan estar presentes en todas partes: En nuestros hogares, en el trabajo, en la actuación de nuestros hijos, con nuestras amigas o algún familiar importante para nosotras. Realmente si pudiéramos tener varias gemelas, podríamos tener la capacidad de ser omnipresentes, para poder cumplir con todas las personas que amamos o consideramos importantes en nuestras vidas. Pero ¿cuántas veces en el afán por cumplir, para estar presente para los demás, nos dejamos a un lado y dejamos de cumplirnos a nosotras mismas? ¿Cuántas veces no hemos preferido ir a algún lugar para satisfacer alguna petición de nuestros hijos, de nuestras parejas, de nuestros padres, o de nuestros amigos, y no tenemos la misma energía para cumplirnos a nosotras mismas?

También nos convertimos en detectives privados, porque vamos atrás de las huellas de nuestras parejas para confirmar que son fieles o de lo contrario que tienen una aventura con otra mujer. Y a pesar de que hemos confrontado aquella realidad que rompió nuestro corazón en pedacitos, preferimos mantener nuestra relación, alegando que lo hacemos por los hijos, por la estabilidad económica, porque pensamos que a la edad que tenemos, ¿quién nos va a amar? ¿Cómo podríamos iniciar todo de nuevo? ¿Qué oportunidades tendría?, porque quizá nos consideramos un poco mayores para poder enamorarnos nuevamente, y así aparecen diferentes pensamientos que dramatizan cada vez más el momento.

También, puede ser que te encuentres en el camino de la vida, donde has teniendo éxitos profesionales, terminas tu carrera, tu maestría, tienes el trabajo o tu propio negocio que te ha permitido avanzar por el mundo corporativo o empresarial, tienes el sueldo o los ingresos que siempre quisiste tener, pero a pesar de que realizaste aquello que siempre tus padres o la sociedad te dijeron que era lo correcto que deberías hacer, te encuentras en una etapa de tu vida donde sientes un profundo vacío del cual no te explicas el por qué, ¡cómo puede ser posible si “compraste” la historia de la joven mujer exitosa y toda poderosa, que ha avanzado con gran sacrifico y dedicación, y te portaste tan bien por la vida! Quizá entonces, al mirar hacia atrás te das cuentas de que has vivido para satisfacer a tus padres, que has dicho siempre sí a tus jefes por complacerlos, y que probablemente no has establecido tus límites y has permitido que el trabajo sea tu centro en la vida. Y quizás pueda ser que hayas descuido tu alimentación, tus relaciones interpersonales, tu relación con tu pareja y sobre todo, la relación más importante de todas: La relación contigo misma.

Puede ser que esto o más te haya pasado, que te sientas estresada o angustiada y para llenar los vacíos que surgieron te tientes a comer todo aquello que ves adelante tuyo. O cuando estás en la mesa y si ves que un sobrino o tus hijos dejan parte del pan, te comes las sobras, y te justificas diciendo que hay tantos niños en el mundo sin comer, que no podemos botar la comida, entonces te sacrificas y tomas el papel de ser la recolectora de sobras. O cuando estás en el camino de seguir la dieta perfecta, la rompes porque tratas de alimentar el vacío interno que tienes dentro, llenándolo con la comida, con bebidas energizantes, con el alcohol o con las drogas. Ojo, no solo las sustancias alucinógenas son drogas, también lo es todo aquello por lo cual sientes cierta dependencia al tomarlo, puede ser el café, las gaseosas o los dulces.

Muchas veces de manera inconsciente o consciente aparece nuestro miedo, miedo a quedarnos solas, a sentir que sin el amor de nuestra pareja no vamos a poder vivir, miedo a establecer nuestros límites con los demás porque quizás si lo hacemos no vamos a tener su aprobación, miedo al qué dirán los demás por la ropa que nos ponemos, por decir dónde crecimos de pequeñas, por decir quiénes fueron nuestros padres, por presentarnos genuina y sin máscaras pero, muchas veces al final del camino, todo esto es miedo a no poder vernos a nosotras mismas en la intimidad profunda, sin las máscaras y totalmente al natural, donde se encuentra nuestra niña interior dolida, con varias heridas del pasado. Donde se encuentran aquellos pensamientos autodestructivos que no podemos, que no nos merecemos, donde está la persona que queremos, la vida que queremos, donde se encuentra tu corazón dolido, y sin fe para confiar hacia los demás o sobre todo, hacia ti misma.

¿Quién no ha pasado por alguna de estas experiencias, sentimientos o pensamientos durante el camino llamado vida? Es muy probable que nos hayamos sentido un poco identificadas con alguna de las historias descritas arriba. Pero ahora permíteme contarte mi historia, quiero señalar que es desde mi observador, no quiero ser una víctima ante ustedes ni ante el mundo, se trata solo de compartir un espacio contigo que me estás leyendo.

Mis padres lo hicieron de la mejor manera posible, no los culpo y tampoco reclamo absolutamente nada, ellos me amaron y me criaron desde su amor infinito de padres y desde su niño interior herido, por lo que papás si me están leyendo por favor no lo tomen personal, los amo desde lo más profundo de mi corazón.

Comenzamos, mis padres se unieron cuando eran muy jóvenes, mi madre me tuvo cuando tenía 20 años, y para ese entonces ya tenía también a mi hermano mayor de dos años, desde que tengo uso de razón mi mamá era mi adoración, compartía cada espacio con ella, ella era mi amiga y mi mejor amiga. Jugábamos y la pasábamos muy bien juntas y en compañía de mi hermano mayor, para ese entonces mi papá no nos acompañaba mucho, trabajaba y muchas veces prefería estar con otras personas. Cuando tenía 11 años mis padres se separaron, mi mamá decidió irse de la casa porque no tenía muy buena relación con mi padre y conoció a otra persona, en ese momento me preguntaron con quién quería vivir, ¿con tu papá o con tu mamá? Y pregunté: “¿Con quién se va mi hermano?”, y me dijeron que con mi papá, así que ese momento me dije a mí misma: “Vamos Madeleine, cómo vas a dejar a tu hermano y papá solo, ¿quién se va hacer cargo de ellos?”, era increíble que a tan corta edad tuviera esa actitud, fue uno de los dolores más intensos que he vivido hasta el momento en mi vida, dado que mi mamá se alejaba de mi vida. Me acuerdo de que la primera noche que viví sin ella, en mi dormitorio ubicado en un segundo piso, lloré tanto que ya no podían salir más lágrimas de mi ser. Al día siguiente me dije a mí misma que no podía permitirme estar triste, porque mi hermano y mi papá me necesitaban, así que de allí en adelante no permitía habitar en mí a la tristeza.

Posterior a la separación de mis padres, asumí el papel de la mujer de la casa, me encargaba de las cuentas y la limpieza, los primeros años fueron muy complicados dado que mi hermano y yo teníamos que ayudar a mi papá a que saliera de una enorme depresión que vivía por la separación, y nosotros tratábamos de vivir la vida de la mejor manera posible y por otro lado, mi madre también pasó por un largo proceso de depresión por separarse de sus hijos. Gracias a Dios tenía ángeles a mi lado, que nos acompañaron en este proceso y de allí en adelante en nuestras vidas, me refiero a mi abuela y dos tías, que realmente nos acompañaron. Me acuerdo de que una de mis tías me decía: “Madeleine, puedes hablar conmigo, dime qué es lo que sientes”, y yo le respondía: “Tía, no siento nada…”, y a través de un silencio profundo, mis ojos se ponían cristalinos y me hacía la fuerte para no llorar, y así fui creciendo, pensando que me hacía la fuerte, tomando un rol que nadie me pidió que asumiera pero así lo hice.

Fue cuando llegué a los catorce años que me di cuenta de que yo no me preocupaba por mí misma, es verdad, realmente vivía para los demás, no me preocupaba por mi imagen o por el estado de mi cabello, en esos momentos yo no me gustaba para nada, me decía que era muy llenita, que el color de cabello y de ojos no era el ideal. Sentía bastante inseguridad y empecé a tratar de buscar la aprobación de mis familiares, maestros y de todos, siendo la mejor en todo. Era aquella persona que se esforzaba al máximo por ser la mejor hija, la mejor hermana, la mejor alumna, porque inconscientemente al no tener amor por mí misma, me esforzaba por tener el amor de los demás para que llenará mi vacío, pero como se darán cuenta nada fue suficiente y en tan corta edad empecé a crear capas sobre mi corazón para buscar las respuestas en otros, al menos deposité mi atención en ellos para no ponerme atención a mí misma.

Así que fui creciendo de esa manera, sintiendo tener (porque no lo tenía) el rol de madre para todos, madre de mi hermano, de mis papás y mis amigos de colegio y de universidad, siendo la niña buena y la mejor en casi todo. Mientras que maduraba me sentía cansada, cansada de tener siempre esa postura, de ir de meta, tras meta, porque si yo me creía que debía ser la mejor hija, entonces tenía desde mi punto de vista que ser una de las mejores estudiantes en el colegio, en la universidad y en la maestría.

Y desde ese estado de conciencia, atraje parejas super complicadas, personas de las que yo pensaba que debía hacerme cargo, que podría cambiarlos y resolver sus vidas, todo desde el papel controlador y de madre, por lo que atraje a mi vida hombres mujeriegos y de todo un poco, hasta que llegó un punto en el que me dije a mí misma: “Es momento de hacerme cargo de mi propia persona, quizás me dará miedo pero no importa…, es momento de iniciar este camino”, eso porque me di cuenta de que a pesar de todo lo que había logrado, las metas, los títulos y los triunfos profesionales, no me amaba a mí misma, no me hacía cargo de mí misma, era claro que había cedido el poder a otros. Estaba presente para el resto, llenaba el placer de los demás, menos el mío, no me valoraba completamente, no aceptaba mis curvas de latina, no aceptaba mis senos perfectamente pequeños, no aceptaba mi cabello negro ensortijado, y la larga lista de no aceptación continuaba.

Luego de varios avisos que la vida me daba, a través de situaciones que se me presentaban (puedo decir que el camino fue largo pero fue maravilloso), empecé a trabajar en mí misma, tomando varios cursos, entrenamientos, soy del tipo de personas a la que le encanta saber de todo y poder experimentar diferentes vivencias. Por tal motivo, así como en mi vida invertí tiempo y dinero en mi educación, en ese momento empecé a hacerlo para mí misma. Poco a poco empecé a amarme, aceptarme, engreírme, hablar con “mi niñita”, preguntarle qué es lo que necesita. También me tocó desaprender lo vivido y volver a aprender aquello que necesitaba, desafié mis creencias limitantes, o aquellas que me fueron inculcadas desde muy pequeña. Y como por arte de magia, al cambiar mi mundo interior pude encontrar mi propio poder interior, y gracias a ello, mi mundo exterior fue cambiando poco a poco, mis relaciones interpersonales eran de calidad, mi relación con mi pareja mejoró notablemente. Lo maravilloso de este proceso personal, fue encontrarme a mí misma, aceptándome y amándome tal como soy, porque desde ese espacio puedo ser más feliz y puedo evolucionar como ser humano.

Aunque haya dado varios pasos en este camino, desde mi punto de vista esta vía del desarrollo personal nunca termina, y eso es lo realmente maravilloso, es maravilloso porque en el proceso de amarnos, aceptarnos y valorarnos podemos descubrir más posibilidades de nosotras mismas. Por tal motivo, tomé la decisión de poder compartir mi camino hacia las demás mujeres (hermanas) y compartir mi experiencia de vida a través del presente libro, mis aprendizajes, aquellas herramientas que sí funcionaron en mí para que también al menos pueda aperturar una luz en tu corazón y en tu camino de vida, para que inicies esta vía o que sigas construyendo este templo de amor propio para ti misma, y así puedas encontrar la magia de tu poder.

Porque recordemos, si nosotras mismas no nos hacemos cargo, ¿quién lo va a hacer por nosotras?, absolutamente nadie. Nuestras parejas, nuestros hijos, nuestros amigos también tienen temas con ellos mismos. Es por ello que te hago la invitación a que a partir de este momento, tengas una gran apertura de mente, corazón y espíritu, para aquello que te voy a compartir en los siguientes capítulos de este libro, puede que sea nuevo para ti, en ese caso te invito a que puedas desafiar tus creencias, tus juicios y paradigmas, porque sí, realmente la vida ha querido que en este preciso momento te des este espacio para que leas este libro. Recuerda, en nuestro camino de vida nada es casualidad, sino causalidad, es decir: Por alguna causa aquella situación llega a nuestras vidas.

Nunca es tarde para desaprender, ¿Madeleine te has equivocado? ¿Has querido decir aprender?, has leído correctamente, lo que quise decir es desaprender (olvidar lo aprendido y volver a educarnos). Hoy te invito a que desafíes aquello que has aprendido o conoces, reflexiona si aún aquello aporta en tu vida, te da felicidad o te ayuda a tener una vida más armoniosa. Si deseas puedes darte el gusto y la valentía de desaprender, es parte de la vida, soltar y desafiar aquellas creencias que ya no van más en tu camino, mantener aquellas que aún necesitas y que puedas incorporar a tu camino, aquellos aprendizajes que en este momento podrías necesitar para que puedas activar.

Por otro lado, si es que parte del contenido del presente libro te parece conocido, pues bien, te pido que lo puedas apreciar con ojos de asombro, porque es posible que el día de hoy aquel observador (la interpretación que realizamos en base a nuestras creencias y experiencias) que eres, te permita ver algo diferente o único que en su momento cuando lo escuchaste, no lo pudiste ver. ¿Acaso no te ha pasado que cuando ves una película por una segunda vez, te das cuenta de algunos otros detalles o mensajes de la misma? O que aprecias otras cosas de la película. Lo mismo podría pasar cuando leas esta obra.

Y por último, te invito a que observes cómo se siente tu cuerpo, cómo te acompaña tu emocionalidad cada vez que leas las siguientes páginas, porque al poner atención a lo que te dice tu cuerpo o tu emoción con algún mensaje citado entre líneas, puede que sea una invitación de tu interior para que logres buscar más información por ese camino, o puede ser una llamada de atención sobre cómo te encuentras viviendo o interpretando tu realidad.

El propósito de este libro es que podamos encender la llama de nuestro corazón para activar nuestro poder interior, aquel poder que se conecta principalmente con la fuerza más potente, poderosa e importante: “El AMOR”, el amor a nosotras mismas, el amor hacia lo que hacemos, el amor hacia los demás, el amor hacia nuestro planeta, etc. Nuestro poder es una conexión directa con el amor, porque mientras más conectadas podamos estar de él, seremos más felices, el éxito nos acompañará y sucesos maravillosos aparecerán en nuestras vidas. Por tal motivo, al conectar con el amor, en toda su complejidad, estamos encendiendo aquella llama, aquel poder interior.

Pero este es un proceso personal, en el camino de nuestra vida se nos presentarán diferentes retos y oportunidades que simplemente serán una prueba para que podamos desarrollar con mucha más fuerza aquel poder que habita en nosotras mismas. Recuerda, es un proceso personal, no podemos hacer este trabajo para otros, hay que cambiar nosotras para que nuestro mundo cambie.

Para facilitar el proceso, te presento los ocho elementos que hemos desarrollado para trabajar en nosotras mismas, esto para que podamos estar más conectadas con el amor. Estos elementos los he ido trabajando bajo mi propia experiencia y vivencias, vamos a ahondar en cada punto durante todo el libro. A continuación, los menciono:

La magia de tu poder

Подняться наверх