Читать книгу Cóndor - María Casiraghi - Страница 10

V

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Tanta inquietud

tantos suspiros desmesurados

de los hombres hacia el misterio

retumba

cada mañana

en el fondo del cañadón.

Pero hay un eco que no es nuestro

más allá del río, en la piel de las piedras.

Su sonido se nutre

de la templanza del cóndor

y al resonar en las rocas

parece que estuviera vacío.

El cóndor, que no se acobarda,

que no se agota en su silencio,

le dio cuerda

en el pasado

era una época sin música

cuando el hombre todavía no besaba

cuando el hambre era aún inapetente.

Cóndor

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