Читать книгу Progeniem - María Cuesta - Страница 4
ОглавлениеPrólogo
Las frías calles del barrio de Emma lucían un aspecto más sombrío que nunca. El año escolar empezaba en unas cuantas horas y, como no podía ser de otra forma, los niños dormían acurrucados en sus camas, ansiosos por ver a sus compañeros, por empezar de nuevo con las clases.
Estaba todo tan desierto que si a alguien se le hubiera ocurrido asomar la cabeza por la ventana, habría podido observar a la mujer que se apoyaba sobre la farola de la esquina que conectaba con la calle principal. Sin embargo, nadie lo hizo. La mujer lucía una expresión cansada, con varias arrugas surcándole el rostro, en especial en los ojos; unos ojos muy negros, casi inhumanos, que observaban todo con un controlado interés, mirando cada dos minutos el reloj. Si no hubiera sido porque eran las tres de la mañana, cualquiera hubiera encontrado normal que estuviera esperando allí a alguien, aunque viendo la hora, se podrían levantar sospechas.
Sin embargo, la mujer tenía muy claro lo que esperaba: lo que parecía un reloj era, en realidad, un rastreador, y de lo más avanzado. Caminó con paso firme por la carretera, sin molestarse en mirar si venía algún coche. Solo le importaba notar alguna variación, por mínima que fuera, pero nada, y por primera vez se permitió lucir una expresión desdeñosa y desesperada. Llevaba dos semanas buscando a la chica sin ningún éxito; se había esperanzado con la idea de que estuviese de vacaciones y que, con solo esperar a que llegara el año escolar, la encontraría como quien se encuentra con un viejo amigo o tropieza con cinco euros de pura suerte.
—No la detectará el rastreador.
Ni siquiera se sobresaltó al oír aquella voz tan grave y gutural. Una voz capaz de asustar a cualquiera, pero no a ella, que sabía de sobra de quién provenía:
—¿Qué quieres, Gan?
—Hay una presencia en su casa, la tendremos que encontrar.
—¿Tendremos? Ella no es asunto tuyo, Esther me la encargó a mí.
Llevaba años planeándolo todo, él no se entrometería ahora.