Читать книгу Rompamos el silencio - María Elena Mamarian - Страница 4
ОглавлениеAgradecimientos
A Ediciones Kairos, y a René Padilla en especial, por estimular y facilitar una tercera edición de este libro, además de ser una inspiración en la misión integral cristiana.
A mis colegas y amigos de Eirene Argentina. En particular al Mgter. Jorge Galli, compañero de ruta de muchos proyectos, quien permitió que incluyéramos como Anexo 1 de esta tercera edición su valioso trabajo “Familia, iglesia y violencia”, y a la Prof. Silvia Chaves, amiga experta en dar ánimo y consejos oportunos sobre libros y la vida.
A la psicóloga social Malena Manzato, amiga y compañera de aventuras para Dios, por estar escribir, desde su vasta experiencia personal al frente de la Asociación Pablo Besson, sobre el tratamiento de hombres que ejercen violencia. También por estar siempre dispuesta a responder a mis consultas y brindarme su asesoramiento con generosidad.
A la Mgter. Estela Somoza, otra gran mujer comprometida desde hace mucho tiempo por la salud integral de las familias, co-fundadora y Directora de Capacitación de Fortalecer, recursos para familias y comunidades, por facilitar la inclusión del capítulo “Familia, género y creencias religiosas” en el Anexo 2 de este libro. ¡Es imperdible!
A todas las personas que, a través del tiempo y en una gran diversidad de contextos, se atrevieron a romper el silencio y me confiaron sus historias de tragedia y de triunfo. Me motivaron a seguir profundizando sobre este tema que nos alarma y aflige, y también a redoblar esfuerzos en la lucha por relaciones más justas e igualitarias entre los seres humanos.
A las lectoras y lectores que han leído el libro en su primera y segunda edición y a los que se acercarán a la nueva, revisada y ampliada. Que haya una tercera edición de Rompamos el silencio me produce sentimientos encontrados. Por un lado, pesar porque el maltrato en la familia no ha cesado y entonces el abordaje de este tema continúa siendo necesario. Por otro lado, se renueva la esperanza al comprobar que muchas personas se empeñan en prevenir o superar este mal en sus propias familias y comunidades, y también se comprometen para ayudar a otros en el camino de salida. Nuevamente, que Dios supla todo lo que falta en este imperfecto escrito para que alcancemos sanidad y libertad.
A los hermanos y hermanas que a lo largo de los años, y quizás en forma silenciosa, acompañan con sus oraciones intercesoras y palabras de aliento.
A Rubén, esposo y compañero de ruta, por ser generoso e incondicional.
A Dios, fuente de salud integral a partir de la obra redentora de Jesucristo, en quien es posible superar las diferencias entre ricos y pobres, fuertes y débiles, adultos y niños, sabios y sencillos, hombres y mujeres. Al que, al llegar a nuestra vida, restaura nuestro perdido sentido de dignidad y valor: ¡A Él sea toda la gloria!
Buenos Aires, abril de 2017