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INTRODUCCIÓN

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El cuidado, la educación y la generación de ambientes de aprendizaje estimulantes y protectores en los primeros meses de vida son fundamentales para sentar las bases del desarrollo futuro de las personas.

En efecto, los procesos formativos básicos de los seres humanos están fuertemente influenciados por las experiencias tempranas de vida. Las crecientes evidencias en el campo de las neurociencias demuestran que estas etapas iniciales son altamente sensibles para estimular el crecimiento del cerebro. Estos periodos se caracterizan por la fascinante plasticidad cerebral y se reconocen como auténticas ventanas de oportunidades que se deben abrir para que se pueda almacenar y procesar la información, contribuyendo en esta trayectoria a potenciar y enriquecer el desarrollo de las personas en forma integral y armónica. El cerebro está diseñado para comunicarse y requiere, por tanto, de experiencias significativas.

En este contexto, en una búsqueda por favorecer esta compleja tarea de proporcionar adecuadas y creativas oportunidades de aprendizaje para los niños y niñas en los primeros años de vida, hemos creado, desde una perspectiva integral, un conjunto de sugerencias de estimulación y formación educativa, recopiladas de las prácticas pedagógicas y de la experiencia acumulada en el campo del desarrollo curricular. Estas, además, se nutren de un repertorio de bibliografía actualizada, especialmente aquella relacionada con los hallazgos de las investigaciones acerca del desarrollo del cerebro y también con los efectos cognitivos y socioemocionales que provoca la conexión permanente con los dispositivos tecnológicos.

Los avances y descubrimientos que se han derivado del ámbito de las neurociencias y de las ciencias cognitivas son cada día más sorprendentes. Al respecto, debemos tener presente que las bases científicas que respaldan estos rigurosos procesos de estudios contemplan evidencias y técnicas altamente sofisticadas que se pueden visualizar en secuencias de imágenes digitales que muestran la multiplicación de las conexiones neuronales y el crecimiento cerebral que surge en respuesta a la influencia de una estimulación ambiental adecuada.

Por otra parte, así como se incrementan los hallazgos respecto a la plasticidad cerebral, hoy se cuenta con más evidencia acerca de las consecuencias que tienen en el bienestar integral de las familias la diversidad de complejos fenómenos sociales contemporáneos, como el sedentarismo, la falta de actividad física y el incremento en la frecuencia de uso de aparatos tecnológicos, que están influyendo negativamente en el modo de actuar, en la comunicación y en los estilos de relación.

Los seres humanos somos diversos en nuestras bases genéticas y en nuestros talentos; en este sentido, para el planteamiento de este texto son fundamentales aquellos postulados que provienen del campo educativo que caracterizan al niño y a la niña como seres únicos con cualidades, capacidades y potencialidades propias, cuyo comportamiento se va determinando en etapas evolutivas, dentro de un marco referencial que respeta las diferencias individuales. Es válido tener presente que en estas trayectorias los niños y niñas van pasando por etapas comunes, pero de acuerdo con su propio ritmo. Los seres humanos somos diferentes y tenemos nuestro propio sello de identidad.

Sin embargo, más allá de estas distinciones, todos los niños y niñas requieren de oportunidades significativas que les permitan desarrollarse en estos momentos particularmente sensibles.

En efecto, los procesos de estimulación del aprendizaje van generando cambios en el cerebro, en la medida que sean significativos. Un ambiente adecuadamente estimulante, alegre y creativo es esencial para un crecimiento cerebral. Ello no significa inundarlos o recargarlos de actividades, ni menos provocar situaciones artificiales o experimentales para lograr mayores grados de eficiencia o para adelantarlos en estas trayectorias de aprendizaje; tanto la falta de estímulos como la hiperactividad no son apropiadas, y es necesario ajustarse a las potencialidades de cada uno de los niños y niñas. En otras palabras, los educadores estamos afirmando que es necesario considerar y respetar los estados de ánimo, los ritmos, los intereses, las capacidades de los niños y niñas para evitar efectos negativos en los procesos de aprendizaje.

En esta perspectiva, las oportunidades tienen que caracterizarse por ser pertinentes, diversas, esencialmente auténticas, cercanas, que rescaten la riqueza de la vida cotidiana, donde se logren interacciones sensibles que favorezcan la calidad de los vínculos emocionales. Para ello, se requiere desplegar todo nuestro potencial creativo, lo que implica disponer de los tiempos necesarios y concentrar la atención y la mirada en los intercambios, valorizando el juego como una herramienta fundamental para lograr nuestros propósitos educativos.

María Isabel Díaz

Educadora

PhD en Educación

De la cuna vamos a la luna

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